Boletín – Volumen 126

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Boletín – Volumen 126

Sinopsis

Por: Dr. Jorge Bracho

     Como se hizo habitual en el Boletín, la edición inicia con “Situación Mercantil”. Para esta ocasión se reiteró que el entorno de los negocios se mantenía tal como venía sucediendo en ese año de 1924. Para lugares como Falcón y Barlovento el contexto era otro, uno por las sequías persistentes y el otro debido a la depreciación del cacao y la escasez de cosechas. De igual manera, se informó que había un retraso en los envíos de algodón por la falta de transporte y dificultades con el desmote ((Pp. 2377-2381).

     En la carilla 2381 “Observaciones al artículo *El puerto natural de exportación del cacao de Barlovento*”. El mismo fue redactado por “un comerciante de La Guaira” en respuesta al redactado por M. M. Galavís respecto a la exportación de cacao por Higuerote. El autor calificó esta propuesta de ilusoria (P. 2381).

     En “Medidas del gobierno francés en relación con la baja del franco” se expone la estrategia que debió extender el gobierno de Francia para evitar que las compras del extranjero, debido a la baja de su moneda, disminuyeran las materias primas que eran indispensables para la producción nacional (Pp. 2381-2382).

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     Desde la página 2382 hasta la 2383 ocupa un breve espacio “La desocupación de Santo Domingo” escrito en el que se informa del retiro de las tropas estadounidenses de esta porción insular, las cuales la habían ocupado en abril de 1916, para sofocar una insurrección contraria a los intereses de los Estados Unidos.

     Le continúa “Frigorífico y depósitos distribuidores de carne en la Argentina” donde se dio a conocer que el congreso del país sureño había aprobado una ley para la inversión de un frigorífico y depósito en Buenos Aires (P. 2383). Le siguen cuatro breves notas: “Mercado argentino”, “Certamen de la Editorial Reus”, “Petróleo en Monagas” e “Intensificación del intercambio entre Francia y Venezuela” (P. 2384).

     Entre las páginas 2385 y 2390 rubricado por F. Álvarez Feo se lee “Bosquejo histórico de los impuestos venezolanos sobre el tabaco” en el que su autor propuso que una historia de estos gravámenes se podía dividir en nueve períodos, a saber: antes de 1742, de este año a 1779, de éste a 1833, de aquí a 1856, de este año a 1858, de éste hasta 1880, a partir de éste hasta 1904, de este año a 1909 y de 1909 hasta 1924.

     De la carilla 2390 a la 2392 en “La Cámara de Comercio Internacional” se presenta una valiosa información sobre esta agrupación, cómo está organizada, la comisión de administración, el corte de arbitraje, cuotas y publicaciones.

     En un escrito firmado por Gino Baglioni cuyo título es como sigue “El crédito agrario en diversos países” presenta el ejemplo de distintos gobiernos para fortalecer y generalizar la pequeña propiedad agrícola y el incremento de la producción (Pp. 2392-2396).

     De seguidas, entre las carillas 2396 y 2399 aparece un informe delineado por Toribio Muñoz titulado “Las minas de Guayana”. En el mismo se hace referencia a las compañías mineras que explotaban recursos minerales en esta localidad, entre las que menciona la New Callao, Goldfileds, La Experiencia, La Paz, Quebrada de Oro, Botanamo, entre otras.

     Desde la carilla 2399 hasta la 2401 se puede leer, de Jorge Ancízar, jefe de exportación del Banco de Colombia, “Café” en el que expuso la necesidad de fabricar un tipo de café suave durante las deliberaciones del Congreso de Cafeteros de Cartagena. En este mismo orden de ideas se dio a conocer “Estadística del café” (Pp. 2401-2402) presentado por este productor colombiano junto con Cayetano Camacho.

     En páginas posteriores se incluyó “La sequía de Caracas en el año de 1924” (Pp. 2402-2406). Falta de agua que se atribuyó a la insuficiencia de acueductos y tuberías para su equitativa distribución, así como que los afluentes lucían desmejorados por la falta de lluvias.

     A partir de la carilla 2406 hasta la 2411 continúa “Los bucaneros de la Indias Occidentales en el siglo XVII” preparado por C. H. Haring y un fragmento del capítulo dedicado a los filibusteros del siglo XVI.

     Aparte, de la carilla 2411 a la 2412 en “El alza del franco” se puede leer acerca de las posibilidades que tenía el gobierno francés para mantener estable su moneda durante un largo período.

     En “Los Gobiernos y sus acreedores” (P. 2412) se comentó un informe emanado de un organismo internacional en que se destacó el caso de las finanzas de los países hispano americanos, Venezuela en especial.

     Para el cierre de esta edición se ordenó su contenido del siguiente modo: “Noticias de Colombia”, “Noticias del Ecuador”, “Sección de correspondencia”, junto a cuadros estadísticos del “Comercio de café en Maracaibo en marzo de 1924”, “Café y cacao exportados por La Guaira en marzo de 1924”, “Valores de las bolsas de Caracas y Maracaibo en abril de 1924”, “Nota complementaria del artículo La sequía de Caracas en el año 1924”, “Tipos de cambio en Caracas en abril de 1924” y “Precios de productos en diversos lugares de Venezuela en marzo de 1924”.

Más boletines

Boletín – Volumen 103

Este número con fecha 1 de junio de 1922 presenta en su carilla 1569 “La elección presidencial” en la que felicitan a Juan Vicente Gómez por haber sido electo para un nuevo período presidencial.

Boletín – Volumen 86

Revista acerca de la situación mercantil actual

Boletín – Volumen 125

Boletín – Volumen 125

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Boletín – Volumen 125

Sinopsis

Por: Dr. Jorge Bracho

     En esta edición del 1 de abril de 1924 se publicó, en primer lugar, “Situación mercantil”. En ésta se encuentra la información de acuerdo con la cual tanto el algodón como el café mostraban una recuperación en los precios. De igual modo, se reseñó que ganaderos de Apure se encontraban esperanzados por la reanudación de las actividades de la Congeladora y que en tierra de Falcón la sequía había mermado los cultivos y las cosechas (Pp. 2337-2340).

     En la página 2340 se incluyó “El Crédito en Venezuela” donde se desmiente que en Venezuela muchos habían excedido el crédito para sus transacciones y negocios. Para tal demostración ponen a la vista del lector los créditos concedidos por entidades financieras del momento.

     De la página 2341 a la 2343 se lee “Intensificación del intercambio entre Francia y Venezuela”. Van incluidos los discursos de Marceau Dupont, Vicente Lecuna y A. Granier.
Entre las carillas 2343 y 2344 se presenta una exposición de motivos preparada por la Sociedad de Agricultores de Trinidad y Tobago para un congreso del cacao a celebrarse próximamente. 

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     En la página 2344 se incluye “La exposición del Imperio Británico” donde se hace referencia al lugar donde se desarrollaría el Congreso del cacao.

     “Intensificación de las relaciones ibero – americanas” refleja la preocupación por elaborar textos de historia de América para la enseñanza de la historia. Opinión emitida a partir de lo esbozado por el Encargado de Negocios del Brasil (Pp. 2345-2346).

     De seguidas, “Consideraciones sobre la situación actual de Maracaibo” (Pp. 2346-2347). En el mismo se hace referencia a la prosperidad comercial y económica de esta región del país, así como la necesidad de instrumentar métodos para erradicar el analfabetismo y la “rutina” predominante en los campos y el papel de las Cámaras de Comercio en la solución de problemas como estos. Fue redactada por Ricardo José Castillo.

     En “Del informe del Banco de Venezuela” (Pp. 2347-2350), expuesto en la Asamblea del 14 de marzo de 1924, se presentan números relacionados con las utilidades líquidas, fondos de reserva y garantías, circulación y emisión de billetes, tipos de cambio por mes y créditos concedidos, entre otros.

     En esta edición se presenta la segunda parte de “El gusano de monte”, estudio realizado por los doctores A. Neiva y J. Florencio Gómez en el que exponen lo relacionado con las larvas que dan origen a esta afectación (Pp. 2350-2353).

     De igual manera, se presenta lo correspondiente al cierre del “Discurso del honorable Charles E. Hughes” que había sido presentado en un evento desarrollado en Filadelfia, a propósito del Centenario de la Doctrina Monroe, en 1923 (Pp. 2353-2357).

     Más adelante se incluyó “El verdadero papel de un banco de emisión” en el que se presenta, traducido del francés, un capítulo de un libro en que se destacan la importancia del crédito hipotecario y agrícola (Pp. 2358-2360).

     De la carilla 2360 a la 2363 continúa “Los bucaneros de la Indias Occidentales en el siglo XVII” estudio realizado por el historiador estadounidense C. H. Haring.

     A partir de la página 2363 hasta la 2366 se expuso un análisis donde se abordó el problema de la sequía en Caracas, la disminución de las corrientes de agua y la tala en los bosques para la instalación de conucos. Lleva por título “Aguas y bosques” y fue realizado por Felipe S. Toledo.

     En la carilla 2366 se puede leer “El puerto natural de exportación del cacao de Barlovento”, en el que se plantea la necesidad de activar las exportaciones de este fruto desde Higuerote y no continuar haciéndolo desde La Guaira. Para reafirmar esta disposición se anotó que a los hacendados de la región les costaba, cada año, un millón de bolívares esta situación.

     Se informó de la recepción de un folleto de la Cámara de Comercio Belgo – Latino – Americana, cuyo asiento se encontraba en Bruselas. En la nota se hace alusión de la necesidad de profundizar las relaciones comerciales entre Bélgica y Latinoamérica. (P. 2367).

     Le sigue, “El consumo de café de Norte América alcanza a 1.000.000$ diarios”, lo que significa que consumía la mitad de lo producido a escala planetaria (Pp. 2367-2368). Luego se insertó “Petróleo” en que se anunció que el precio del petróleo y de la gasolina aumentaría respecto a la baja del año anterior debido a la sobreproducción.

     En “Noticias de Colombia” se da a conocer la información sobre el crédito hipotecario, la situación fiscal colombiana y otros asuntos relacionados con la banca. A continuación “Noticias del Ecuador” en que se informa acerca de una nueva carga impositiva para las ventas comerciales, la instalación de una estación experimental para el estudio de enfermedades del ganado y la reforma a la ley de fomento agrícola.

En las carillas finales se presentan “Crédito hipotecario en la Argentina”, “Sección de Correspondencia”, “Participaciones”, “Comercio de café en Maracaibo en febrero de 1924”, “Café y cacao exportados por la Guaira en febrero de 1924”, “Tipos de cambio en Caracas en marzo de 1924”, “Valores de las bolsas de Caracas y Maracaibo en marzo de 1924” y “Precios de productos en diversos lugares de Venezuela en febrero de 1924” (Pp. 2371-2374).

Más boletines

Boletín – Volumen 83

Progreso del Zulia. El petróleo. Exploraciones y explotaciones. Su influencia en el porvenir de la nación

Boletín – Volumen 117

Esta edición de agosto de 1923 presenta al comienzo “Situación mercantil”.

Boletín – Volumen 95

Situación mercantil

Una mirada a la Caracas de 1910

Una mirada a la Caracas de 1910

Casas en Caracas, tanto en las de mayor antigüedad como en las de más reciente construcción, contaban con un patio donde se podían encontrar palmas, árboles y flores

Casas en Caracas, tanto en las de mayor antigüedad como en las de más reciente construcción, contaban con un patio donde se podían encontrar palmas, árboles y flores

     El geólogo Leonard V. Dalton (1887-1914) fue un autor inglés que escribió un libro titulado “Venezuela”, luego de una corta estadía en este país, en 1910. Esta obra fue publicada por primera vez en el Reino Unido por T. Fisher Unwin, en 1912. “Venezuela” es un libro que se centra en la descripción de la historia, la geografía, la economía y la política de Venezuela en tiempos de la dictadura del general Juan Vicente Gómez (1908-1935).

     En referencia a las ciudades de Venezuela, Caracas, entre ellas, indicó Dalton que era muy parecida a todas las ciudades edificadas por los españoles en América. De acuerdo con su percepción, estaban bien trazadas, y las mismas contaban con una plaza en el centro de cada localidad. Desde cada una de las plazas partían los trazados según los puntos cardinales. Por lo general, a su alrededor se habían levantado los edificios correspondientes a las actividades gubernamentales, los dedicados a la adoración propia del catolicismo, además de otros inmuebles de personas importantes. Las plazas, por lo general exhibían jardines con gramas, flores y árboles.

     Respecto a las casas, puso en evidencia que cada una de sus puertas daba directamente a la calzada, si las había, tal como sucedía con algunas calles caraqueñas. Desde el exterior se podía observar una pared con algunas ventanas, o ninguna. La descripción que expuso fue de casas que estaban en la cercanía del casco central. Del interior de ellas destacó que, tanto en las de mayor antigüedad como en las de más reciente construcción, contaban con un patio donde se podían encontrar palmas, árboles y flores, con una fuente en el centro.

     Advirtió que no todos los patios de las casas mostraban ser tratados con delicadeza por parte de sus dueños, porque los había con terreno yermo y, a lo sumo, dos árboles. En líneas generales, en el fondo de cada casa estaba la cocina y, casi siempre, un segundo patio sin arbustos o árboles, mientras las habitaciones se hallaban a los lados del interior de las viviendas. A uno de sus puntos estaba un lugar para la estadía de caballos y mulas. En este segundo patio existían animales como cerdos o aves de corral.

     En lo que respecta a los bártulos y muebles que alcanzó a observar en algunas de las casas indicó que eran muy sencillos, con pocas sillas, por lo general, elaboradas con técnicas caseras, cuyos asientos y respaldos de cuero reposaban sobre una estructura de madera de formas diversas. También estaban presentes mesas, con una o dos repisas para el reposo de los vasos y otros artículos de uso corriente. En lo que respecta a la colocación de cuadros en las paredes consideró que no era muy frecuente, por lo menos en las casas que visitó, aunque si vio en todas ellas almanaques colgados en las paredes.

     Dejó escrito que a los extranjeros no se les permitía intimar de inmediato con las familias, pero si se les podía admitir, gracias a la presentación de un amigo o conocido recíproco. De ser así, “encontrará que la tradición de la hospitalidad española se mantiene en pleno auge, y que toda la casa se pone prácticamente a su disposición”. Recordó que existía otra característica similar a las de otros pueblos españoles: “son los complicados encajes que orillan la ropa de cama, especialmente las fundas de las almohadas”.

La Caracas de la primera década de 1910, según el inglés Dalton, era muy similar a todas las ciudades edificadas por los españoles en América. Estaba bien trazada y contaba con una plaza en el centro de la ciudad

La Caracas de la primera década de 1910, según el inglés Dalton, era muy similar a todas las ciudades edificadas por los españoles en América. Estaba bien trazada y contaba con una plaza en el centro de la ciudad

     Al igual que otras localidades y regiones del país, comprobó que en Caracas el grano, aunque de mayor consumo en el Oriente del país, que se consumía con frecuencia era el maíz. Comparó este hábito con el consumo de la yuca, que en algunas ocasiones reemplazaba casi en su totalidad al del maíz. Verificó que con la “harina de maíz mezclada con agua se hacían unas tortas llamadas arepas de 4 pulgadas de diámetro, aproximadamente, que se tuestan un poco y se sirven calientes en la mesa”. Puso a la vista de sus potenciales lectores que existía una “variación de la arepa”, y que se consideraba un tipo de pan “más exclusivo, conocido como bollo, el cual tiene forma de salchicha y se hacía con harina de maíz fino”.

Dalton oberservó que era costumbre en la Caracas de comienzos del siglo XX comer unas tortas llamadas arepas, elaboradas con harina de maíz mezclada con agua, que tenían 4 pulgadas de diámetro, aproximadamente, que se doraban un poco y se servían calientes en la mesa

Dalton oberservó que era costumbre en la Caracas de comienzos del siglo XX comer unas tortas llamadas arepas, elaboradas con harina de maíz mezclada con agua, que tenían 4 pulgadas de diámetro, aproximadamente, que se doraban un poco y se servían calientes en la mesa

     En este orden de ideas, presentó una comparación con un tipo de pan que se elaboraba en Los Andes. Al cual describió como de un color más oscuro que las arepas y los bollos, denominado pan de trigo. El mismo era “fabricado con harina local, y en todas las ciudades importantes se puede obtener pan blanco a base de harina importada”, tal cual sucedía en Caracas. En esta ciudad, así como en otras regiones de Venezuela, Dalton observó que la raíz de la yuca tenía un líquido venenoso que se extraía con el empleo de un tubo largo de “paja cuyo diámetro va disminuyendo en proporción con su longitud, a fin de obtener la necesaria presión”. El producto obtenido con esta técnica se ponía a secar. Luego se molía hasta que adquiriera consistencia de avena, “y con él se hacen grandes tortas achatadas (el casabe) que, luego de tostarse, alcanzan frecuentemente unos dos pies de diámetro y son de gran dureza”. Contó que se servía en la mesa, picado en trozos, y que debían ser remojados para aliviar su dureza. “Tanto el casabe como la arepa pueden ser de calidad muy diferente, de acuerdo con el mayor o menor proceso de trituración a que sea sometido el cereal”.

     Destacó que en los lugares lindantes con el litoral la denominada “carne seca” formaba parte de un renglón de importancia en lo atinente a su consumo y la dieta de los venezolanos, aunque en Coro la carne preferida para el consumo diario de las personas era la de chivo.

     Escribió que el sancocho de gallina era muy popular en distintos lugares de Venezuela y, por supuesto, en Caracas. Dalton lo describió como una especie de cocido exquisito a base de carne blanca, hierbas y aceite, “es delicioso si se le adereza como es debido”.

     En cuanto a los vegetales que observó, entre los alimentos de consumo frecuente, se encontraba el ñame y los frijoles. El consumo de papa no era tan frecuente como en Los Andes. Destacó que el queso de los llanos y de las sierras bajas, como el queso de mano, era el de “mejor sabor”, “así como el ubicuo papelón (azúcar morena sin refinar), que constituye un elemento muy popular de la alimentación venezolana”.

     No dejó de mostrar una actitud favorable hacia una “bebida refrescante y tónica (guarapo), que se hace con agua y papelón”. Evidenció que el guarapo y el aguardiente, “que se destila del jugo fermentado de la caña”, así como el café se consumían con fruición entre todos los pobladores. Del cacao destacó que se consumía en menos proporción frente al guarapo, al café y el aguardiente, aunque era corriente consumirlo en las localidades donde se ubicaban las plantaciones cacaoteras, en especial, Caracas y sus zonas aledañas. Agregó que en Caracas y Maracaibo se fabricaba una cerveza “ligera y, en general, abundan los refrescos no alcohólicos, a base de frutas”.

El se servía en la mesa picado en trozos, pero antes era remojado para aliviar su dureza

El se servía en la mesa picado en trozos, pero antes era remojado para aliviar su dureza

     Expuso que las comidas consistían o tenían como base el café, el que podía estar acompañado de un alimento sólido o no, especialmente en las primeras horas del día. Luego venía el almuerzo en horas del mediodía, al estilo europeo, y la “comida” al anochecer. “En lo que se refiere al orden y número de las comidas, en Caracas se sigue igual práctica que en el resto del país; pero conviene advertir que las observaciones que acaban de consignarse acerca de la alimentación sólo son aplicables en su mayor parte a las provincias”.

     Dalton puso de relieve que la indumentaria y el vestido, tal como ocurría con el caso de los alimentos, en Caracas y en las principales ciudades la tela utilizada para su confección era importada, de origen europeo o estadounidense. En cambio, en el seno de las poblaciones rurales dependían, casi de manera exclusiva, para la elaboración de la ropa de productos y mano de obra local. En términos generales, las personas de escasos recursos económicos usaban una indumentaria de color blanco o azul. 

     Era frecuente el uso de sombreros de paja de ala ancha y la mayoría de los pobladores iban descalzos o con unas sandalias “llamadas alpargatas”, las que Dalton creyó se fabricaban a base de cuero. “no obstante, y en todas las regiones del país, tanto los hombres como las mujeres suelen lucir sus mejores galas en los días de fiesta”.

     Agregó al final que, en el país se publicaban un total de 237 periódicos y cuyas ediciones, además de las gacetas del gobierno de las capitales de los estados, en su mayoría eran de interés general, y algunas que otras dedicadas a temas científicos, literarios, masónicos, entre otros. De acuerdo con una consulta que Dalton hizo en el Anuario Venezolano, para el año de 1908 la mayoría de las publicaciones periódicas del país se encontraban en el estado Lara.

     Para finalizar, la obra de Dalton reviste un gran interés. Esto es así porque muestra un estilo llano, directo y con poco uso epítetos y repetición de estereotipos. Su escrito exhibe un estilo con el cual buscó la imparcialidad, la objetividad y la claridad gracias al uso de fuentes locales con las cuales nutrió sus argumentaciones.

El papá de Sofía y Lya Imber

El papá de Sofía y Lya Imber

Por Pedro Moreno Garzón

Naum Imber en compañía de su hija Sofía y su yerno Guillermo Meneses

Naum Imber en compañía de su hija Sofía y su yerno Guillermo Meneses

     “Mantener joven el espíritu es una de las condiciones indispensables para no dejarse envejecer físicamente, y tal vez sea la receta que pueda darnos el ruso-venezolano Naum Imber, a quien hace poco le ha venido un hijo ya grandecito en el Guillermo “Guillo” Meneses. Si hay quien pretenda hallar en esto algún jeroglífico, es preciso salirle al paso para explicarle muy despacito que el “Guillo” es, desde hace pocos meses, hijo político del ex ciudadano soviético Naum Imber, porque una de las hijas del mencionado caballero le robó el corazón, de la misma manera que otra de las descendientes de Imber le había hecho aflorar el tornillo sentimental al doctor Coronil para hacerlo caer en las encantadoras redes en complicidad con Cupido.

     Si ha quedado un poco rebuscado el parrafito es culpa de la dificultad de explicar monda y lirondamente un fenómeno tan claro como la luz del día, pero el cual, según me ha dicho el propio Imber, constituye uno de sus grandes orgullos.

     –Yo me siento cada día más venezolano, –me dice en ese pintoresco español que usa, y en el cual se advierte el acento eslavo que parece como si cortara las palabras, igual que ocurre cuando se sintoniza una estación provista del aparato inversor para guardar el secreto de las comunicaciones.

     En cambio, sus dos hijas, hablan un venezolano tan perfecto, que cualquiera diría que nacieron en un pueblecito de Aragua. Sin embargo, la costilla del “Guillo”, con una ingenuidad que encanta, me ha confesado rotundamente que las primeras lecciones de español que tuvo y en la cuales fue de las más deslumbrantes y aprovechadas discípulas, fueron las groserías que decían en la placita de La Victoria los muchachos que por allí vagaban. Los ajos y demás condimentos formaron la base de tan criollo idioma, que un espíritu de eslava frialdad se convirtió en algo que sabe a venezolano hasta la médula. Los morenos hijos de La Victoria sentían que se les agrandaban los ojos al ver una muchachita tan blanca bajo estos soles que hasta a las piedras dan el color arrosquetado que se fijó en la raza venezolana desde hace mucho como una de las características más especiales. Y los negritos de la costa se quedaban con la bocaza abierta, dejando ver sus dientes blanquísimos como el único homenaje inconsciente a esos copos de algodón que saltaban como pajarillos locos, de aquí para allá, con una risa que era como una música y con una alegría sana que ellos no habían conocido jamás.

     Naum Imber está muy contento de que Rusia haya demostrado su fuerza en esta guerra, en la cual se trata de salvar los principios de la democracia. Él no ha sido político, y más bien fue una de las víctimas de la revolución bolchevique, pues ella le despojó de sus propiedades, que alcanzaban a una suma respetable. Sin embargo, él no tiene reproches de ninguna clase, ni odios, porque considera que las revoluciones no pueden detenerse, y más bien recuerda con gran cariño a sus campesinos, que fueron los que le salvaron la vida, cuando las hordas de forajidos se apoderaron de todo.

Las hermanas Sofia y Lya Imber, periodista la primera y médica la segunda

Las hermanas Sofia y Lya Imber, periodista la primera y médica la segunda

     –Yo siempre he sido agricultor y los agricultores no miramos sino al campo, sin que la política llegue en forma alguna a interesarnos. Yo confieso que, durante la época zarista, los campesinos llevaban una vida precaria, sin instrucción, sin que se les abriese el horizonte de espíritu. Había malos patronos que los explotaban miserablemente, pero también había muchos que les tenían cariño paternal. Yo nunca tuve problemas con mis agricultores porque siempre estaba trabajando con ellos, acompañándolos en las faenas que ellos hacían y trabajando más que ellos, si era posible, de manera que se acostumbraron a verme, no como a un patrono, sino como a un compañero. Jamás tuve revueltas en mi hacienda, porque inmediatamente que notaba síntomas de cualquier descontento, acudía presuroso a remediar el mal en favor de los humildes. Por ese motivo, cuando vino la revolución, ellos fueron los que salvaron la vida tanto a mi como a mi familia.

     –¿Recuerda usted algún incidente con sus agricultores?

     –Ellos estaban orgullosos de que yo personalmente llevase su misma vida sencilla y comiese sus mismas viandas y les acompañase en las faenas sin desmayo. Pero es que yo siempre he sido un agricultor por vocación, por amor a la tierra, sentimiento que heredé de mis mayores. Lo que despierta el descontento en las masas campesinas es ver que el dueño de la tierra se aleja de ella por grandes temporadas y no va a ella sino a recoger el dinero para gastarlo después en lujos, borracheras y bailes en las ciudades.

     –Muy interesante. ¿Qué otra observación hizo usted en ese sentido?

     –En los países de tradición los agricultores constituyen la espina dorsal de la nación. Los trabajos del campo forman hombres fuertes, los cuales ven con cierto desprecio a los ciudadanos que no son capaces de cruzar a nado un río ni de cortar un árbol a golpes de hacha. Cuando los fundos agrícolas caen en manos de personas que viven en las ciudades, los agricultores no los ven como a sus iguales sino como a seres inferiores físicamente, que no pueden montar a caballo sin ampollarse las piernas, ni manejar un tractor, ni hacer una gavilla, ni comerse un lechón, ni beberse una bota de vino a chorro continuo.

     Naum Imber nació en Ucrania, Rusia, en 1872. Fue militar en la época zarista con el grado de subteniente, pero como los agricultores estaban exentos de ir a la guerra, no participó en la campaña contra Japón.

     La mayoría de sus trabajos agrícolas los hizo en compañía de nobles rusos poseedores de grandes latifundios, como el general Kimrod, pariente del Zar, y con el conde Knyas Kovaliensky. En esa época, en un pueblo de ocho o diez mil habitantes, tan solo había una escuela.

     Imber se hizo experto en trigo y en fabricación de azúcar de remolacha. Más tarde adelantó estudios especiales en lechería y otros ramos de granjas. En su hacienda siempre hubo prosperidad, y la cuenta del banco iba creciendo rápidamente hasta el día que llegó la revolución y acabó con todo.

Lya Imber de Coronil fue la primera mujer que obtuvo un título médico en Venezuela

Lya Imber de Coronil fue la primera mujer que obtuvo un título médico en Venezuela

     Sus agricultores se presentaron para facilitarle la fuga, y Naum Imber tuvo que despedirse de su tierra querida, la misma que había regado con el sudor de su frente durante tantos años. Lía, su hija mayor, hoy doctora en Medicina de la Universidad de Caracas, estaba pequeñita, de modo que le fue preciso al papá sobornar a los soldados en el Dniester para que les permitieran pasar, metidos en un tonel, y llegar a Besarabia.

     Pero en Rumania se habían presentado continuas revoluciones que no daban estabilidad al agricultor, por lo cual pensó Imber en América, hasta que, finalmente, se cumplió su deseo de conocer a Venezuela, a donde llegó en el año 29, con sus dos hijas, Lía, que había estado estudiando en Besarabia, y terminó su bachillerato, y la pequeña, que había nacido en Rumania. Encontró aquí gran semejanza de carácter con las buenas gentes de su patria, y poco a poco fue reconstruyendo su nido más o menos como el que había dejado allá, en las fértiles tierras ucranianas.

     Como era natural, se presentó en Maracay con el objeto de ver si obtenía trabajo, porque el general Gómez era el único que se lo podía dar, pero los áulicos del expresidente le preguntaban si quería hablar con “el viejo” para que le diera unos centavos. Imber no quería limosnas, sino trabajo, y cansado de esperar, decidió abrirse camino por su cuenta. Muerto el general Gómez, fue Imber durante cuatro años jefe de la Región Norte de Coticita.

     Cuando se habla con este hombre sencillo y magnífico, se le ve que su gran deseo es poderse expresar bien en castellano, cosa que no ha logrado, aunque tiene buena voluntad, porque el aprendizaje de un idioma a una edad avanzada no es fácil generalmente. Pero en un castellano-soviético me hace la afirmación de su cariño enorme por Venezuela y de su deseo de entrar aquí en el definitivo descanso, porque tiene sus hijas casadas con venezolanos, y comienzan a florecerle nietos, que son nuevas prolongaciones de la propia vida.

     Cuando llegó a Venezuela encontró que era un país nuevo y maravilloso para explotarlo agrícolamente. Sobre los comunistas dice que no les conoce durante su gobierno, pero por cartas que ha recibido de sus parientes en Rusia, sabe que, aunque al principio hubo mala situación debido a la dificultad en implantar los sistemas nuevos, después hubo prosperidad y todo el mundo tenía un máximo de comodidades, por lo cual sus parientes rehusaron recibir de él algún socorro, diciendo que no lo necesitaban.

     Ha perdido ya la esperanza en aprender correctamente el español. Pero cree que dentro de poco habrá enseñado el ruso a Guillo, para que lea a Dostoiewsky en su idioma nativo. Yo creo que Meneses ha hecho ya grandes progresos en el idioma de los eslavos, porque le pasa lo mismo que a la lechuza del inglés, que, aunque no habla, se fija muchísimo. A mí me consta, porque mientras su esposa platicaba con su padre en ese suavísimo idioma, el Guillo la miraba y sonreía inteligentemente mientras yo trataba de iniciar una conversación para que no me notasen que tenía abierta la boca.

Sofía Imber reconocida promotora del arte y fundadora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas

Sofía Imber reconocida promotora del arte y fundadora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas

     Yo creo que el viejo Imber ha cumplido ya lo que le faltaba. Tener un nieto. El primer ya está en el hogar de la doctora Imber de Coronil. Ahora le tiene prometido otro el Guillo, que, como hombre formal, está echando sus cálculos, porque dentro de poco se va como huésped de El Silencio. Cualquier día de éstos vamos a formar el gran escándalo sus amigos, encabezados por “el viejo Avilán”, y lo vamos a sacar en hombros por la puerta grande de El Silencio el día en que aparezca en una ventana un guantecito diminuto orgullosamente enarbolado, en señal de que el Jefe Civil tiene que estar “ojo pelao” para inscribir un nuevo ciudadano en la lista de los Imber de Caracas que, Dios mediante, será muy grande, como lo va siendo ya la lista de los Coronil emparentados con ellos, y quienes según el papá Marco Aurelio Rodríguez es la gente de mejor apetito que ha conocido en Venezuela, porque los Rodríguez Coronil son algo especial en la mesa, en el gasto de los zapatos y ahora en sus aficiones a la equitación.

     El viejo Imber, contestando la pregunta final sobre las diferencias raciales en Rusia, afirma que los judíos en su país son muy queridos, y que jamás se les ha mirado como extraños. Rusia no ha tenido prejuicios de raza, con lo cual se ha hecho amar de todas las numerosas razas que pueblan su territorio, cuya extensión no puede parangonarse con ningún otro país en el mundo.

     Naum Imber es naturalizado venezolano, Mañana cuando sus nietos ocupen lugar prominente en este país, podrán señalar con orgullo que tuvieron como genitor a un hombre sano. Gran trabajador, jovial y que, de haber podido dominar el idioma venezolano, hubiera sido uno de los más notables mamadores de gallo de Caracas, que es mucho decir.

     Él mismo afirma, en serio y conmovido, que no le pesa haber perdido su fortuna porque ha encontrado una patria nueva y una familia para la cual no tiene sino corazón.

     En su cartera lleva permanentemente una colección de retratos de sus hijas, hijos políticos y nietos, que se va abultando a medida que pasa el tiempo. ¿Quién sabe si los Imber, pasado el tiempo, van a llegar a ser tan numerosos que podrían ellos solo fundar un pueblecito?”

 

Nota:

Lya Imber (1914-1981)

Médica pediatra rumana-venezolana. Primera mujer en obtener un título médico en Venezuela. Vicepresidenta de la UNICEF y fundadora de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría

Sofía Imber (1924-2017)

Periodista rumana-venezolana, promotora del arte y fundadora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas

FUENTE CONSULTADA

  • Élite. Caracas, 5 de agosto de 1944

Boletín – Volumen 124

Boletín – Volumen 124

BOLETINES

Boletín – Volumen 124

Sinopsis

Por: Dr. Jorge Bracho

     Con fecha de 1 de marzo de 1924 se presenta, en primer lugar, “Situación mercantil” adonde se expresó que la situación no había variado con respecto a enero de 1924, en especial, en el ramo del ganado, pero se esperaba un ápice de solución con la congeladora que comenzaría a funcionar en Puerto Cabello. Además, se presenta una información según la cual en Inglaterra había escasez de carne y cueros a causa de una epizootia que se había extendido por el país europeo. También se hace referencia al cultivo del algodón y los bajos precios en el mercado internacional, aunque en Venezuela las cosechas estaban en franca recuperación, así como que otros actores económicos habían entrado en el mercado. (Pp. 2229-2303).

     En la página 2303 en “Reanudación de trabajos de la Congeladora” se informó que la empresa de Carnes Congeladas tenía previsto reanudar sus funciones exportadoras entre agosto y septiembre de este año. De seguidas, se presenta “Viaje del señor Cecil Elmy”, “Instituto Histórico y Geográfico brasilero” en que se informa acerca de un proyecto que debían preparar las Academias o Sociedades de Historia de cada país, “Carretera de Boconó a Trujillo” donde se hace del conocimiento de los lectores la necesidad de una vía expedita y moderna entre estos lugares de la región andina (Pp. 2303-2304).

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     En “Secretaría del Banco de Venezuela” se dio a conocer la sustitución del secretario de esta entidad bancaria, Ramiro Rendiles, por el señor Rafael Travieso. Le sigue “Intercambio entre Venezuela y Argentina” donde se informa las gestiones que venían realizando para establecer lazos comerciales entre estos dos países (P. 2304).

     Respecto a la crisis del cacao en los mercados internacionales se incluyó un artículo tomado de una revista estadounidense (Pp. 2304-2306). En la carilla 2306 se incluyó “Producción mundial del algodón” que presenta cifras estadísticas relacionadas con los principales países productores.

     A continuación (Pp. 2307-2310) en “La colonización en Venezuela” se hace referencia al establecimiento de colonias de inmigrantes en este país y la inclinación positiva del gobierno por traer inmigrantes blancos de algunos países europeos.

     En lo referente al tema del cacao se insertó “Costa de Oro. El país que produce más cacao en el mundo” (Pp. 2310-2313). Luego, entre las carillas 2313 y 2317, se hace referencia a “El gusano de monte” que resultó ser un avance de investigación realizado por dos médicos, Florencio Gómez y Arturo Neiva, a partir de las larvas del gusano.

     De un texto traducido del francés titulado “La Conferencia Internacional sobre Formalidades Aduaneras” (Pp. 2317-2319) se presentó una información emanada por la Cámara de Comercio Internacional en que, entre otros asuntos, se trató sobre las disparidades aduaneras existentes en la vida comercial del mundo.

     Entre las carillas 2319 y la 2322 se puede leer “Discurso del honorable Charles E. Hughes” quien ocupaba el cargo de Secretario de los Estados Unidos, en un encuentro celebrado bajo los auspicios de la Academia Americana de Ciencias Políticas y Sociales, a propósito de la conmemoración por cumplir cien años la Doctrina Monroe.

     En esta edición continúa “Los bucaneros de las Indias Occidentales en el siglo XVII” del historiador estadounidense C. H. Haring, en un capítulo referido al sistema colonial español (Pp. 2322-2327).

     Le sigue “Noticias de Colombia” en la que se ofrece información en torno al sistema ferroviario en territorio colombiano (Pp. 2327-2329). En la página 2329 en “Noticias del Ecuador” adonde se presenta información sobre la asesoría al ministerio de hacienda por parte de un especialista estadounidense, el trabajo que se había realizado en Guayaquil a favor de la campaña por hervir el agua, la campaña por extirpar la peste bubónica y la experimentación con semillas de algodón en la región de Bahía.

     Una corta nota, “Congreso Internacional del Automóvil” (Pp. 2329-2330) da cuenta de un encuentro que se celebraría en Detroit, en el mes de mayo, en el que se discutirían asuntos propios del transporte automovilístico.

     Cierran la edición: “Comercio de café en Maracaibo en enero de 1924”, “Café y cacao exportados por la Guaira en enero de 1924”, “Petróleo” una nota relacionada con la visita al pozo de la Rosa, “Estadística de cacao comparativa de los últimos seis años”, “Precios de productos en diversos lugares de Venezuela en enero de 1924”, “Valores de las bolsas de Caracas y Maracaibo en febrero de 1924” y “Tipos de cambio en Caracas en febrero de 1924”.

Más boletines

Boletín – Volumen 95

Situación mercantil

Boletín – Volumen 101

Número correspondiente al primer día de abril de 1922 que proporciona información relacionada con “Situación mercantil”.

Boletín – Volumen 125

En esta edición del 1 de abril de 1924 se publicó, en primer lugar, “Situación mercantil”.

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