Las mujeres desarrollan competencias gerenciales

Las mujeres desarrollan competencias gerenciales

Las mujeres desarrollan competencias gerenciales

     El liderazgo femenino en los gremios fue el tema que se abordó en la última sesión de nuestro Comité de Gestión del Talento y Relaciones Laborales. En esta oportunidad nos acompañaron María Alejandra Trujillo, socia de Kingsley Gate Partners, profesional con dos décadas de experiencia en la búsqueda de ejecutivos C-Level y asesoría de talentos, experta integral en las industrias de consumo masivo y retail, tecnología y teleco, industrial y servicios financieros. Y Adriana Borrego, Directora Ejecutiva de La Cámara de Caracas, socióloga de la Universidad Católica Andrés Bello.

     “Women in business, líderes ejecutivas en iberoamérica” fue la ponencia de Trujillo, quien presentó un estudio realizado por Kingsley Gate Partners durante la pandemia, que recabó datos de mujeres ejecutivas en Iberoamérica para ayudar a las organizaciones a tener equidad de género en los cargos gerenciales.

     La experta señaló que la habilidad gerencial más predominante tanto en Venezuela como Iberoamérica es el liderazgo en equipo, seguido por la organización y estructuración, y en tercer lugar el networking interno en la organización. Destacó que para nuestro país, incluso por encima de la región, la principal habilidad que desarrollan las mujeres es el manejo de crisis.

     Trujillo aseguró que evaluar a fondo “motivadores” o “drivers”, los que describió como la relación entre los ejecutivos y sus entornos, es la tendencia global de las empresas. Una práctica que mide los factores claves para que en el caso de las mujeres en cargos altos se sientan cómodas y así estar en su máximo desempeño. En Venezuela, entre los motivadores resaltaron el pragmatismo, la resolución y la adaptación/flexibilidad.

     Existen compañías que sí tienen como meta tener balance de contratación, incluso llegan a tener más mujeres en la directiva que hombres. Sin embargo, no ocurre en todos los sectores. El estudio confirmó que hay que promover culturas de políticas y prácticas de inclusión, y ello se convierta en factor primordial para generar equidad en las oportunidades y sobre todo para generar retención de este target.

     Las habilidades gerenciales se van a transformar en el futuro, la planificación será a corto plazo, muchas se van extender al entorno, habrá necesidad de liderazgo transversal y la empresa tendrá que entender que es parte del entorno. La experticia profesional cobrará fuerza.

     Finalmente María Alejandra Trujillo, reflexionó sobre el camino a recorrer por las mujeres y los valores que tienen que estar presente para alcanzar el éxito profesional, entre ellos: la empatía, la colaboración, la valentía y la confianza en sí mismas.

     Aconsejó a las empresas que aspiren y fomenten la igualdad de género, adelantarse para tener un ambiente diverso a futuro. Identificar mujeres ejecutivas que estén en gerencia media que puedan ocupar posiciones superiores. Desarrollar entornos que tengan motivadores para atraer talento femenino.

     “Retos en la gestión gremial de la mujer venezolana” fue la ponencia de Adriana Borrego, quien señaló que Venezuela es un país mayoritariamente femenino, con 59,9% mujeres jefas de hogar y 42% económicamente activas (ENCOVI-UCAB)

     Comentó sobre los retos que afrontan las mujeres estando en los cargos, siendo el elemento cultural un punto álgido, pues tienen que lidiar con estigmas populares dentro de los ambientes de trabajo. Así como el “techo de cristal”, los “boys clubs” y el equilibro entre la vida profesional y personal.

     Borrego reflexionó sobre el papel de las mujeres, pues en ocasiones son más duras entre ellas. Invitó a pensar cómo superar la brecha a través de la formación, capacitación y desarrollo de competencias. “Ocupar espacios con responsabilidad y conscientes de la influencia que se puede ejercer. Proyectar un futuro profesional, construir instituciones, ser buenas ciudadanas y hacer país” así dijo la directora ejecutiva de La Cámara de Caracas.

     Honró la trayectoria de las mujeres con las que ha compartido en múltiples espacios gremiales y quienes le brindaron oportunidades para aprender, crecer y escalar.

Caracas y la dictadura de Juan Vicente Gómez (1908-1935) – Parte II

Caracas y la dictadura de Juan Vicente Gómez (1908-1935) – Parte II

CRÓNICAS DE LA CIUDAD

Caracas y la dictadura de Juan Vicente Gómez (1908-1935) – Parte II

     En la época de Gómez se logró la paz, pero con la cárcel y el destierro. Se ha dicho que unos 38.000 venezolanos sufrieron vejaciones y prisiones en las cárceles del castillo Libertador de Puerto Cabello, en el castillo de San Carlos de Maracaibo, en las Tres Torres de Barquisimeto y en la Rotunda de Caracas.

     Durante su gobierno concluyó el caudillismo de años anteriores, pero en cambio se fue formando un movimiento clandestino que tenía como meta la libertad política. Gómez se apoyó en su ejército el cual estaba formado en su mayoría, por hombres de su confianza que había traído de su tierra natal, el Táchira. No hay que olvidar que en sus orígenes Juan Vicente Gómez fue un campesino andino, que tenía familiares y amigos absolutamente fieles a su jefe y a su régimen. En este sentido es reveladora la frase del escritor José Rafael Pocaterra, refiriéndose a la época de Gómez y a los grupos reunidos en torno a su persona:

     “Estos últimos, en el caso de Gómez, incluyen el clan que vino con Castro y Gómez, suplementado por la demás parentela de Gómez; otros andinos; nuevos amigos que se logran asociar al general gracias a su habilidad o lealtad y la corte de alcahuetes, los pequeños aduladores, escritores y poetas”.

     Durante su largo mandato hubo varios intentos militares y civiles para derrocarlo, pero todo fue en vano. Después de cada asonada, la represión gubernamental se intensificaba.

     En cuanto a ciertos aspectos culturales, tenemos que entre 1909 y 1935 hubo 1.075 medios impresos en todo el país. Entre esas numerosas publicaciones se destacan las siguientes: El Día (1908), Atenas (1908), La Vanguardia (1909), La Nación (1910), Vida Nueva (1912), Multicolor (1915). 

      Merecen citarse especialmente las revistas Alborada (1909), Cultura(1912) y Revista Técnica del Ministerio de Obras Públicas (1912). Asimismo los diarios El Universal (1909) que existe aún y el Nuevo Diario (1913-1935).

     Con el inicio de la época gomecista aparece una nueva generación de intelectuales como José Tadeo Arreaza Calatrava (1885-1970), Teresa de la Parra (1890-1936), José Rafael Pocaterra (1888-1954), Alfredo Arvelo Larriva (1888-1934), Salustio González Rincones (1886-1933), Luis Correa (1884-1940), Rómulo Gallegos (1884-1969), Julio Planchart (1885-1948), Julio Horacio Rosales (1885-1970) y Henrique Soublette (1886-1912).

     A pesar de todo, Gómez logró estabilizar algunas instituciones de naturaleza política. Las Constituciones gomecistas responden a la voluntad personalista del dictador. Por capricho, El Benemérito, como le decían a Juan Vicente Gómez, extendió el territorio del Distrito Federal hasta la isla de Margarita lo cual era ilógico. Además, consideró el pueblo de Macuto como integrante del Departamento Libertador.

     Dentro del régimen gubernamental, el presidente era la primera autoridad en lo civil y en lo político en el Distrito Federal, pero sí se presentaba una guerra lo sería también en lo administrativo y económico. En esa época el Distrito Federal estaba integrado por los siguientes departamentos: Libertador, Vargas, Guaicaipuro, Sucre y la isla de Margarita.

     El 21 de agosto de 1909 el general Gómez, actuando en su condición de presidente provisional de la Nación, en virtud del artículo 156 de la Constitución, dictó el Decreto Orgánico del Distrito Federal. Este quedó dividido en el Departamento Libertador y Departamento Vargas. El Departamento Libertador lo comprendían las siguientes parroquias: Ciudad de Caracas: Catedral, Santa Teresa, Santa Rosalía, Candelaria, San José, La Pastora y Altagracia. Parroquias foráneas: El Recreo, El Valle, La Vega, Antímano y Macarao. El departamento Vargas comprendía las siguientes parroquias: La Guaira, Maiquetía, Caraballeda, Naiguatá, Caruao, Carayaca y Macuto (el 20 de noviembre de 1909 Macuto pasó a formar parte del departamento Libertador).

     En 1910 se incorporó una nueva disposición al gobernador del Distrito Federal: examinar y aprobar o improbar los reglamentos de los casinos, clubes, sociedades de recreo, etc. También controlaría los juegos de envite y azar como rifas y loterías. En 1914 se le permitió al gobernador asistir al Consejo de Ministros, con voz y voto.

     A pesar de este centralismo del régimen y aun cuando en un principio los jefes militares pertenecían al ejército, no era otra cosa que una coalición del grupo íntimo de Gómez y los soldados que llegaban por medio de la recluta eran muchas veces utilizados en las haciendas del gobernante. Poco a poco, esa situación se va modificando. Con la organización de la Escuela Militar en 1911 comienza el proceso de reforma de la institución armada y el ejército, gradualmente, se va profesionalizando: “Así, la profesionalización trae varias consecuencias parcialmente contradictorias en lo que respecta a las relaciones del cuerpo militar con el sistema político. Tiende a condenar el intervencionismo en la política, pero al mismo tiempo da lugar a grupos revolucionarios modernizantes”.

     La iglesia, como institución, durante el gomecismo pierde gran parte de su poder, ya que sus obispos y arzobispos son nombrados por el gobierno.

     La iglesia otorga honores papales a Gómez, nombrándolo miembro de la Orden Piana. Algunos sacerdotes se oponen a esta posición acomodaticia y son castigados con prisión o destierro.

     Poco a poco se va constituyendo un movimiento estudiantil opositor al régimen. La Federación de Estudiantes de Venezuela, FEV, actúa en una Venezuela que se encuentra en proceso de cambio. En 1928 reúne a jóvenes oficiales del ejército, cadetes, empleados e hijos de comerciantes de Caracas y aunque su intención original no era la de ser un partido político, a la larga actúa como tal.

     El crecimiento de la pequeña industria y del petróleo producen ciertos cambios en los patrones de socialización política. Hay, obviamente, una debilidad en la incipiente clase obrera, pero aun así ésta comienza a hacerse sentir a través de gremios y asociaciones.

     Continúa el crecimiento de los sectores bancarios y comerciales. El desarrollo industrial, tanto en la pequeña industria como en la industria petrolera evoluciona en forma desigual, pues la actividad manufacturera está bajo el control directo de los Gómez quienes incluso compiten con ella. En cambio, el crecimiento de la industria petrolera convierte en poderosos grupos a las compañías extranjeras, tomando posiciones predominantes en la economía nacional.

     En cuanto a la información, todo el período es de censura. El Cuerpo Diplomático acreditado en el extranjero, vigila a los exilados políticos e informa a Gómez de sus actuaciones.

     El régimen de explotación petrolera se rigió al comienzo por la Ley de Minas de 1910; luego, en 1920 se establece la primera Ley de Hidrocarburos. Para entonces se habían denunciado doce yacimientos petrolíferos. Se utilizó el sistema de concesiones mediante el cual se vieron favorecidos personalmente los más cercanos colaboradores de Gómez.

     En 1910 la Bermúdez Company logra una concesión para la exploración y explotación de la península de Paria (estado Sucre). En 1912 The Caribbean Petroleum Company obtuvo concesiones en los estados Mérida, Trujillo, Zulia, Lara, Falcón, Carabobo, Yaracuy, Sucre, Monagas, Anzoátegui y Nueva Esparta. Desde 1912 comenzó a actuar la Royal Dutch Shell con capital britanico. Luego la British Controlled Oilfield. Entre 1920 y 1930 llegan las compañías norteamericanas Standard Oil, Creole Petroleum Corporation, Standard Oil of Venezuela, Vacuum Oil Company, Richmond Petroleum Company y otras.

     En 1914 se hizo la primera obtención de petróleo en el pozo Zumaque 1 del campo petrolero de Mene Grande (estado Zulia). En 1922 salta el pozo Los Barrosos número 2 y en nueve días sacan un millón de barriles de petróleo: comienza así el auge petrolero en Venezuela.

     Entre 1913 y 1934 no se alcanzó una producción extraordinaria, pero sí lo suficiente para dar un vuelco a la economía nacional, lo cual fue aprovechado por Gómez. Durante los 27 años de gobierno de Gómez el Estado percibió una entrada de 3.187.000.000 de bolívares, siendo el petróleo el gran abastecedor del presupuesto nacional. A partir del petróleo se acaba la agricultura y el país dispone de una gran fuente de ingresos. El cambio de país agrario a petrolero es violento.

 

Tomado de: Troconis, Ermila. Caracas. Caracas: Editorial Grijalbo, 1993; Páginas 208-218 Nota biográfica: Ermila Troconis de Veracoechea (1929-2018), ensayista, profesora universitaria e historiadora venezolana, segunda mujer en ser nombrada individuo de número de la Academia Nacional de Historia de Venezuela (1978). Su valiosa contribución historiográfica recogida en libros y artículos es de consulta obligatoria de estudiosos de diversos aspectos de los procesos históricos venezolanos.

El derrocamiento de Vargas visto por sus contemporáneos

El derrocamiento de Vargas visto por sus contemporáneos

POR AQUÍ PASARON

El derrocamiento de Vargas visto por sus contemporáneos

     Para el año de 1835, cuando fue derrocado el presidente de la República, doctor José María Vargas, se encontraba en Caracas, como encargado de Negocios del Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, el señor John G. A. Williamson, a quien se ha adjudicado el ser amante de la chismografía y hombre portador de mal carácter. 

     Este estadounidense redactó un voluminoso diario que fue traducido al español bajo el título de Las comadres de Caracas. En éste se encargó de caricaturizar personajes y el ambiente social y político en el cual se desenvolvían los caraqueños. Igualmente, se encargó de relatar los sufrimientos que padecía por los fuertes dolores que experimentaba en la región hepática.

     En su escrito narró que para el día 8 de julio de 1835 se levantó de la cama a las ocho y treinta de la mañana. Media hora después, cuando corrió las cortinas del balcón, oyó un “extraño redoble de tambor” que provenía de la esquina La Palma. Escribió que, descubrió que se trataba de un bando, es decir, un grupo de veinte soldados que se apostaba en cada esquina para leer un decreto u orden del gobierno. Según contó, las puertas de las casas aledañas se encontraban cerradas, “circunstancia extraordinaria que no me podía explicar”. 

El médico Jose Maria Vargas, primer mandatario civil en la naciente República de Venezuela, 1834

     Una persona con la que había entablado amistad se encargó de contarle, de manera detallada y en pocos minutos, acerca de la explosión de una nueva revolución. Contó que, era un evento que no esperaba porque en su imaginación no cabía algún conocimiento de desacuerdo entre la clase política del momento. La misma persona le había informado que un grupo de hombres estaba en la casa del presidente, que nadie podía visitarlo y que, de hecho, estaba bajo prisión en su propio hogar, custodiado por veinte soldados y el coronel Pedro Carujo.

     En su narración escribió que al parecer, los conspiradores se habían reunido en la casa del marqués del Toro con la excusa de disfrutar de su espléndida hospitalidad. En la noche del 7 de julio se habían encontrado en la casa del general Diego Ibarra, en la calle Carabobo, a una cuadra de la Casa de Gobierno. A las dos de la madrugada, en grupos de trece, salieron a ocupar los puestos asignados. Anotó que, con seguridad, los soldados, al menos los de mayor confianza, estaban informados de la acción que se llevaría a cabo. A las pocas horas, continúa Williamson en su narración, los soldados ejecutaron la batida, tomaron posesión de la Casa de Gobierno e hicieron prisioneros al presidente y al vicepresidente en sus respectivos domicilios. De acuerdo con su relato, los artífices y adalides de esta asonada fueron el general Diego Ibarra y Pedro Briceño Méndez, “sobrinos del general Bolívar”. Otros de los que participaron en esta acción con “menores pretensiones” fueron Justo Briceño, Andrés Ibarra, Pedro Carujo, J. M. Melo, general Silva, Pelgrón, Manuel Quintero, Rendón Sarmiento, Manuel Landa, coronel Figueroa y “muchos otros de poca o ninguna importancia y cuya contribución fue solamente numérica”.

     Sin embargo, Williamson agregó a esta descripción el de contar con una información que no le fue proporcionada por su interlocutor, pero “sin duda verídica”. Prosiguió así: cuando Carujo le entregó un papel al presidente, señor Juan Nepomuceno Chávez, socio del señor Pérez, se lo arrebató, lo rompió en pedazos y exclamó: Viva la constitución. Viva el presidente. “Esto intimidó momentáneamente al asesino Carujo”. Sin embargo, éste se repuso de la inesperada respuesta. De inmediato dio la orden a sus soldados que dispararan contra él y a los que estaban presentes en el salón a menos que depusieran se actitud de oposición contra Carujo. Los amigos de Chávez lo llevaron fuera de la Casa Presidencial. Según Williamson, si Chávez hubiera liquidado a Carujo, el asunto habría terminado como un incidente sin trascendencia y el levantamiento militar no hubiera pasado de un día. Según sus palabras, faltó un hombre que frenará el primer asalto del ejército que en la mañana del ocho se componía de 250 hombres armados, habría decidido el destino de Caracas, sus habitantes, sorprendidos, “hablaban y discutían mientras sus vidas y haciendas caían bajo el yugo de un grupo despreciable de jefes militares”.

     Para Williamson, los perpetradores de la acción contra el gobierno establecido no merecían mejor suerte de haber procedido, a quien correspondía, en la eliminación física de Pedro Carujo. Para él con las piedras de las calles y las tejas de las casas hubieran podido repeler, atacar y derrotar a las fuerzas representativas de la usurpación. Pero, la “gran virtud de la obediencia pasiva característica de los caraqueños es tan constitucional, que ignoran que la resistencia a la presión es una virtud y una obligación moral”. Agregó a sus líneas que, si no se pudo encontrar un hombre que ofreciera su vida, menos se podía contar con cincuenta que, en ese día, a las ocho de la mañana, hubieran terminado en un instante con esa “farsa de hacer y deshacer gobiernos”.

     En este orden, no dejó de expresar que la gente de Venezuela tenía un concepto “muy extraño” del gobierno y de sus sagrados derechos. Por tal razón, jugaban con los asuntos gubernamentales como lo hacían los niños con un trompo o las piezas del juego de ajedrez.

     Según su percepción, lo que resultaba ser lo más sagrado entre otros pueblos, en Venezuela no era sino un pasatiempo de los jefes. Por eso en esa época de revoluciones se imaginaban que nada se podía ganar y nada se podía mantener sino por medio de revueltas, asonadas y la habitual revolución. En consecuencia, si se requerían enmiendas constitucionales, de la cual dependían la felicidad o la miseria de muchos, sólo se recurría a las revoluciones y sólo un hombre, caudillo o persona era la garantía de justicia y felicidad de los pueblos. Williamson agregó que, todos los hombres que habían sido “criados por Bolívar” se asumían como herederos de su mando y legado.

     Además, para legitimarse esos mismos individuos justificaban sus ilegales acciones al hacer creer, a los venezolanos que, si sus planes y propósitos no se llevaban a cabo, el país no florecería y menos alcanzaría el progreso. “Todo el secreto reside en creer que nadie debe gobernar si no es pariente, hermano de leche o hijo natural de Bolívar”.

     En su relato se encargó de recordar que los militares creían y asumían que sólo ellos lucharon y pelearon a favor de la patria, sin tener alguna consideración para con los individuos que también habían luchado y habían arriesgado vida y bienes por la misma causa, por tal razón tenían el mismo derecho de gobernar el país. “Y no es fuera de lo común oírles decir que es una desgracia tener que vivir gobernados por un presidente que es doctor, cuando uno de ellos debería ser el jefe”.

     Como se sabe, Vargas fue restituido gracias a la intervención de Páez. De inmediato, se lanzó un decreto donde se contemplaban penas diferentes contra los “reformistas”. Sin embargo, el decreto fue calificado de injusto e inconstitucional por personalidades públicas del momento, tal como fue el caso del publicista y periodista Tomás Lander quien, en una misiva dirigida a Vargas, con fecha 30 de marzo de 1836, le exigió lo revocara y que declarara la amnistía a favor de los sediciosos. Del golpe contra José María Vargas el nombre de la persona que ha sobresalido en la historiografía es el de Pedro Carujo como su ejecutor fundamental. Aunque, para ese año se mencionó como su artífice al general Santiago Mariño. Los sediciosos llamaron a su movimiento “Revolución de las Reformas”, porque su aspiración era la reforma de la constitución de 1830. En primera instancia, la asonada logró que tanto Vargas como su vicepresidente, Narvarte, fuesen desterrados. Sin embargo, antes de embarcar Vargas designó como jefe del ejército constitucional al general Páez. Este sometió a los golpistas y restituyó a Vargas en el cargo de presidente de la república. Varios de los participantes de la revuelta, entre ellos Mariño, fueron expulsados a las Antillas.

     Un publicista de la época, Francisco Javier Yanes, escribió en una de sus célebres Epístolas Catilinarias, publicadas en 1835 en la imprenta de Antonio Damirón, su versión acerca de los personajes principales de la revuelta. En la tercera de ellas describió el carácter y actitud de los ejecutores del golpe. De Mariño expresó que a éste había que reconocerle algunas “buenas prendas”. Aunque era un personaje dominado desde los inicios de su carrera militar por una “innoble y tenaz ambición”, porque jamás había dejado de lado medios ni sacrificios para saciarlas. Agregó acerca del mismo personaje que, ni el feo reato del crimen, ni el mal éxito de sus reiterados conatos, ni el interés sagrado de su fama habían bastado para frenarlo. No era por lo que había intentado en 1835 que su nombre evocara malas intenciones. Según Yanes, Bolívar lo había calificado como disidente en una antigua proclama y que al recordar las distintas disidencias en el país el nombre de Mariño estaba presente.

     Otro de los participantes del golpe al que hizo referencia Yanes fue el general Pedro Briceño Méndez, de quien anotó el de ser un hipócrita y ambicioso en grado superlativo. Se había ganado una reputación que no se merecía. Como sobrino de Bolívar, su secretario por varios años y su albacea, el pueblo había visto indignado su acompañamiento a Carujo. De Diego Ibarra expresó: ni Colombia ni Venezuela recordaban de él ningún hecho glorioso de “este hombre inepto”. Acerca de Justo Briceño destacó su actitud díscola y de insubordinación y que por ello Bolívar lo había separado del ejército. Aunque volvió a las filas castrenses gracias a los favores y súplicas, ante el Libertador, del general Rafael Urdaneta.

     En lo que respecta a Rufino González escribió que, había sido encontrado entre los españoles que habían atacado Puerto Cabello en 1823. De él resaltó que para ese momento era godo, luego, “por haber sido demagogo”, se auto calificaba como patriota “viejo”. Para Yanes no era más que un adulante de Bolívar a quien decía no saber en qué “especie de genio ubicarle”. Pero había sido el primero y el último en llamarle ladrón y pirata. El mismo Rufino González, de acuerdo con las líneas redactadas por Yanes, se había rebelado contra una constitución que había comparado con el arca de Noé. A Pelgrón lo calificó como hombre hogareño y dedicado a su familia, además de ser una persona de hábitos sobrios. Pero, se había acostumbrado a vivir de los empleos estatales y que por ello no se detenía a valerse de medios poco éticos para alcanzarlos.

     “Su genial turbulencia no se serena sino con la posesión de un destino”.

     A Miguel Quintero le recordó el lugar ocupado en la República de Colombia como escribano secretario de una corte de justicia. Al separarse Venezuela comenzó a darse a conocer y “salir de la oscuridad en la que vivía”. Agregó que para asombro de los patriotas “de capacidad” lo vieron convertido en presidente del Senado, a  pesar de su ineptitud y que sólo su engreimiento lo había estimulado a aspirar a grandes destinos sin merecerlos.

     A propósito del fallecimiento de Vargas el 13 de julio de 1854, en Nueva York, la Universidad Central de Caracas le encargaría, un año después, a Fermín Toro una biografía del expresidente. Toro declinaría a tal distinción, aunque en la carta de respuesta en la que expuso sus razones dejó escrito, entre otros asuntos, que Vargas había ocupado un lugar relevante en la política de Venezuela. Este había sido un mártir de la política, depuesto por causas aún ocultas y que una biografía de él requería de un juicio libre, imparcial y severo de los hombres y de los acontecimientos de la época.

     Toro eludió así un posible nuevo encontronazo con los detentadores del poder en ese momento y quienes lo habían obligado a refugiarse en las actividades agrícolas en su tierra natal.

Orígenes de la rivalidad Caracas-Magallanes – Parte II

Orígenes de la rivalidad Caracas-Magallanes – Parte II

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Orígenes de la rivalidad Caracas-Magallanes – Parte II

Royal en la cúspide

 

     Ante la posibilidad de que se reanudara la serie de primera división, con la dura experiencia de haber sucumbido frente a los muchachos del Royal, la directiva del equipo Magallanes decidió emprender la búsqueda de refuerzos provenientes de equipos de la provincia. Fue así como consiguieron que el equipo Latinos de la ciudad de Valencia les cediera al lanzador Balbino Inojosa, al receptor Manuel Malpica y al antesalista Gustavo Coronel.

     En octubre de 1929, Magallanes retó al Royal a jugar una serie de cinco encuentros, pero Corao les respondió que “primero debían alargarse los pantalones”. El conjunto de Sarria elevaba cada día más la popularidad gracias a sus frecuentes éxitos con jugadores venezolanos. Por esos días se disponían a estrenar nuevos uniformes, encargados a una tienda en Estados Unidos y en los que por primera vez exhibía el nombre Royal Criollos en la camiseta. Magallanes entonces no tuvo más remedio que buscarse otro rival. Fue así como retaron al Santa Marta de La Guaira, otro equipo de buenas credenciales en la época, que se preparaba con algunos refuerzos extranjeros. Los litoralenses aceptaron jugar dos encuentros en el Stand Nacional los días 15 y 28 de noviembre. Magallanes ganó los dos partidos, con sobresaliente desempeño monticular de Inojosa en ambas oportunidades. “El Indio” de Puerto Cabello ponchó a 10 y conectó de 4-3 con dos remolcadas en el primer choque y en el segundo juego lanzó blanqueada de dos hits, fusiló a 14 enemigos y bateó de 4-2. Eso le dio elementos a Lord para destacar, a ocho columnas, en la sección deportiva de El Nuevo Diario, el siguiente titular: “INOJOSA BBC”.

     Desde luego que esta actuación animó a jugadores y directivos magallaneros a lanzarle un nuevo reto al Royal Criollos.

     El cual fue aceptado por Corao en los siguientes términos: “En virtud de haber arrendado el antiguo Stand Nacional, que en lo adelante se denominará Stand Royal, no tenemos ningún inconveniente en aceptar el reto que nos lanzó el Magallanes. El Royal tan solo exige que los cinco partidos se efectúen en su feudo”.

Magallanes sobrado

 

      El equipo de Catia necesitó cuatro juegos para despachar al Royal Criollos en la serie y llevarse a su vitrina el hermoso trofeo donado por los señores Felipe Landáez y Andrés Hasen, dueños de la Sastrería Londres.

     El domingo 12 de enero de 1930 se jugó el único partido en el Stand Royal. El hermético pitcheo de Inojosa y un jonrón del puertorriqueño Benito Torrens “Juey”, fueron suficientes para que el Magallanes se impusiera con marcador de 2 carreras por 0.

     El segundo encuentro se fijó para el domingo 2 de febrero, pero desde varios días antes se dio a conocer que, debido al alto interés despertado en la fanaticada capitalina, la serie se trasladaba al Stadium San Agustín y que los organizadores se veían obligados a cobrar entrada para controlar la cantidad de público. Nuevamente Inojosa sobresalió desde el montículo y con el madero para llevar al Magallanes a imponerse por tremenda paliza de 10 carreras a 2. AVJota en tono sarcástico, deslizaba en su crónica que el agua de la laguna de Catia había “sacado la mabita” (pava) del cuerpo de los peloteros del Magallanes, mientras que, a propósito del segundo revés, Lord atribuía al mal estado del campo de San Agustín la segunda derrota de los de Sarria.

Aviso juego Royal Criollos vs. Magallanes, 1932

     El domingo 9 de febrero Royal Criollos ganó por primera vez en la serie, gracias a la excelente labor del pitcher Francisco Hernández y al bate del camarero Manuel Arratia, quien sonó par de dobles, anotó dos veces, remolcó dos carreras y se robó dos bases para conducir a los del equipo de Sarria a victoria de 6 por 4. Balbino Inojosa perdió por primera vez con la camisa del Magallanes.

     El domingo 16 de febrero los de Catia le pusieron fin a la serie. Unas 12 mil personas se dieron cita en los grounds de San Agustín para ver a Inojosa nuevamente sobrado en la lomita. En esta ocasión el carabobeño aceptó apenas dos hits y se apuntó su segundo blanqueo de la serie para alzar orgullosamente la Copa Londres y alargar los pantalones de un Magallanes que se ganaba el corazón de muchos aficionados y con este resultado daba gran empuje a la naciente rivalidad con el Royal Criollos de Sarria.

Reseña del primer juego entre Royal y Magallanes, publicada en El Nuevo Diario, 22 de julio de 1929

     La serie sirvió también de preparación a ambos elencos para la que sería su primera competencia de envergadura, ya que por primera vez, entre abril y septiembre de 1930, se verían las caras en el campeonato de Primera División. La única diferencia estaría en que, gracias a la audacia de Jesús Corao, Inojosa pasaría a las filas del Royal Criollos, atraído por un contrato de 300 bolívares mensuales.

     El sábado 19 de abril de 1930, Magallanes se impuso 5 carreras por 1 al Royal en el primer encuentro entre ambos equipos en la Serie Nacional de Primera División. El puertorriqueño Francisco “Pancho” Coimbre superó a Inojosa en gran duelo monticular. Los de Catia consiguieron el primero de los dos títulos que obtuvieron en ocho incursiones de la categoría y dividieron 2-2 en los cuatro compromisos que sostuvieron ante los de Sarria.

Debut como “eternos rivales”

     La atracción por los encuentros entre Royal Criollos y Magallanes continuó creciendo. Al punto que la Asociación Venezolana de Base Ball (AVB) decidió abrir el calendario de la temporada de 1931 con un derbi entre estos equipos.

     El 26 de abril de 1931, Magallanes triunfó 2-1 en tremendo duelo en el que “Nestico” Sánchez doblegó a Balbino Inojosa. Este juego tuvo la particularidad de ser el primero en transmitirse a través de la radio en el país. Correspondió al narrador cubano Esteban Ballesté perifonear las incidencias a través de la emisora Broadcasting Caracas YV1BC, en tanto que Tommy Bitter, cronista de la revista Stadium, acuñó por primera vez el calificativo de “eternos rivales” a esos dos elencos. La serie de ese año 1931 finalizó 2-1 a favor del Royal, conjunto que ganó el primero de sus tres gallardetes en los campeonatos de primera categoría.

     Para 1932, las fanaticadas de Sarria y Catia se llenaron de apasionada expectativa por la oportunidad que tenían sus divisas de llevarse la corona para probar la superioridad del uno sobre el otro. Pero inesperadamente el Royal se retiró del torneo por problemas económicos debido a que perdió el respaldo del coronel Gonzalo Gómez, quien acababa de fundar su propio equipo, Águilas del Concordia.

     Para sorpresa de muchos, ni Royal, ni Magallanes, ni Concordia consiguieron titularse. Entre los diez clubes participantes ̶ cifra récord ̶ sobresalió el equipo Caribes, en el que destacaron los cubanos Manuel “Cocaína” García y Pelayo Chacón.

     En la serie de 1933 reapareció el Royal. Los de Sarria ganaron sus dos encuentros ante Magallanes, y este conjunto de Catia, agobiado por las deudas, se retiró.

     En enero de 1936, un mes después del fallecimiento del general Juan Vicente Gómez, Magallanes y Royal trataron de reanimar el ambiente deportivo capitalino con una serie amistosa. Balbino Inojosa retornó a las huestes de la divisa de Catia, en tanto que con los del equipo de Sarria debutaba la joven promesa barloventeña Vidal López, pitcher que condujo al Royal Criollos a ganar 4-0. Ese día aceptó apenas un hit que se lo conectó Inojosa. La serie de cuatro juegos quedó pareja 2-2.

     En 1940 intentaron reanimar la rivalidad Magallanes-Royal una vez más con un encuentro destinado a recaudar fondos para la selección nacional que se disponía a asistir por primera vez al Campeonato Mundial Amateur, en La Habana, Cuba. El domingo 25 de agosto, el club de Sarria se impuso 5-1 en lo que fue el último choque en la historia de estos dos equipos.

Rivalidad reanimada

 

     El 31 de octubre de 1942 ̶̶ por iniciativa de Jesús Corao, animado por rescatar la pugna de los años 30 entre Royal y Magallanes y como parte de la preparación para el torneo 1942- 43 de Primera División ̶, en el Stadium San Agustín se produjo el primer encuentro entre el Magallanes y el equipo Cervecería Caracas, recién fundado por Martín Tovar Lange, y en cuyo plantel estaba buena parte de la selección nacional que ganó la Serie Mundial Amateur de 1941 en Cuba.

     Ese sábado Magallanes ganó 4 a 0, gracias a la labor monticular de Vidal López, quien facturó lechada de cinco hits. En la lomita contraria, Alejandro “Patón” Carrasquel fue castigado con 10 imparables y regaló cuatro pasaportes.

     Casi dos meses más tarde, en el marco de la eliminatoria del torneo de máxima clasificación, se produjo la primera confrontación entre ambos elencos.

Fanáticos en un juego Royal Criollos vs. Magallanes, en el estadio San Agustín, 1930

    Ya Corao había convencido a López para que se incorporara a las filas lupulosas. Desde donde logró blanqueada de 3-0 ante sus ex compañeros del Magallanes. Y, de paso, como cuarto bate, ligó de 4-3 y pisó la goma en par de oportunidades.

     En total, entre 1942 y 1945, Magallanes y cervecería se midieron en 14 ocasiones en encuentros de la primera división con balance de 8-6 a favor del conjunto de Catia.

     La historia continuó a partir del 24 de enero de 1946. En el primero de más de 800 juegos que han disputado estos clubes en las últimas ocho décadas, el Cervecería Caracas se impuso 8-6.

     El balance entre enero de 1946 y enero de 2021 arroja que en temporada regular los eternos rivales han jugado bien parejo en las eliminatorias de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP). De 809 juegos Magallanes ha ganado 402 y Caracas se ha impuesto en 393, mientras que 14 choques han terminado empatados. De 67 series, Magallanes se ha impuesto en 33 y Caracas en 29. Y Magallanes se ha coronado en dos de las tres finales que han protagonizado los eternos rivales.

 

Orígenes de la rivalidad Caracas-Magallanes – Parte I

Orígenes de la rivalidad Caracas-Magallanes – Parte I

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Orígenes de la rivalidad Caracas-Magallanes – Parte I

     Los clubes Royal Criollos y Magallanes iniciaron en 1928, a través de las páginas deportivas de dos diarios capitalinos, lo que se considera como la máxima expresión de la pasión por la pelota en Venezuela. Ahí está el embrión de la pugna que hoy día sostienen Leones y Navegantes. Rivalidad deportiva que mayor pasión y entusiasmo produce en Venezuela, vale decir, el entusiasmo y locura que se genera en el país cada vez que se enfrentan los equipos Caracas y Magallanes en la pelota profesional, está muy cerca de llegar a un siglo.

     Mucha gente se pregunta por el origen de las hostilidades entre estos dos clubes, es decir, ¿cómo se dieron los primeros enfrentamientos que generaron tanto ánimo y locura en la fanaticada?

     Para conocer la leyenda de la bien llamada eterna rivalidad es necesario revisar muchos diarios y revistas, hay que ir un poco más atrás del nacimiento del club Cervecería Caracas, surgido en el año 1942, al calor de la victoria que consiguió la selección nacional en la Serie Mundial Amateur de La Habana, en octubre de 1941.

     El punto de partida de la investigación está en el año 1928, cuando abrió sus puertas el legendario Stadium San Agustín. Con la inauguración de esa primera gran catedral de la pelota caraqueña, los amantes del béisbol de máxima categoría aseguraron que el interés por esta disciplina deportiva se desbordaría por completo, más del que se generaba unas cuantas cuadras hacia el norte, en el Nuevo Circo de Caracas, cada vez que se presentaba una atractiva corrida de toros.

     Pero el elemento político se atravesó para afectar los planes, ya que por los días previos a la apertura del nuevo estadio se produjo una manifestación, encabezada por jóvenes líderes del movimiento estudiantil universitario, como Rómulo Betancourt, Jóvito Villalba, Raúl Leoni y Guillermo Prince Lara, entre otros, quienes reclamaban cambios a la dictadura del general Juan Vicente Gómez, quien ordenó una cruel ola de represión que condujo a varios de estos muchachos a la cárcel.

     Esta manifestación, cuyos convocantes fueron conocidos como la Generación del 28, obligó a paralizar por varios meses las actividades deportivas, culturales, de entretenimiento y las reuniones públicas en las principales ciudades del país.

     No fue hasta el mes de mayo de 1928 que comenzó a moverse nuevamente la actividad de la pelota en San Agustín, pero sin la presencia del club Royal, divisa que había nacido en el año 1918 por iniciativa de Fernando Pacheco, un año después del nacimiento del Magallanes. Ambos equipos desaparecieron casi inmediatamente y volvieron a surgir en la década de 1920: Royal en 1922 y Magallanes en 1927.

Bolas y strikes en los periódicos

     Con la revuelta del año 28 fueron a parar a los fríos y lúgubres calabozos de la cárcel caraqueña de La Rotunda varios peloteros del Royal. Entre ellos Jesús Corao, mientras que otros se vieron obligados a huir del país, por lo que el equipo quedó completamente desmantelado.

     De igual manera, el Magallanes trataba de reclutar talento con la intención de volver a retar al Miranda, que entonces se ufanaba de ser el mejor equipo del oeste de la ciudad, al cual logró vencer por primera vez, por paliza de 31 a 2, el 29 de julio, con extraordinario pitcheo de Carlos Alvarado. De esta manera Magallanes comenzó a ganar prestigio. La victoria ante el Miranda de Pagüita alborotó a otros buenos equipos de la zona de Catia, como el Sucre de Caño Amarillo, para alzar la copa Las Tres Lunas y ganarse el principal titular de la página deportiva del diario La Esfera ̶ periódico caraqueño de intereses generales ̶ , en su edición del 11 de septiembre de 1928.

     El cronista Juan Antillano Valarino (AVJota) llamó entonces al Magallanes, club por el que  comenzaba a mostrar cierta inclinación, como “Ídolo de Tres Parroquias”: Caño Amarillo, Pagüita y Camino Nuevo. De inmediato, el 12 de septiembre de 1928, los lectores fueron testigos de la respuesta de Luis Manuel Hernández (Lord), jefe de la sección deportiva de El Nuevo Diario, el rotativo de más alta circulación del país e identificado hasta los tuétanos con el régimen gomecista, quien señaló lo siguiente: “hay que ser bien neófito en el béisbol para afirmar que ese esperpento de equipo llamado Magallanes, es ídolo de no sé qué cosa. De nada, ese club no es ídolo de nada. Aquí el único equipo que se ha ganado el amor de los venezolanos es el Royal, novena que hoy, desafortunadamente, duerme la siesta, pero que pronto despertará para darnos nuevamente grandes satisfacciones en los campos de pelota. Así me lo informaron recientemente algunos antiguos integrantes de esa novena. Amanecerá y veremos”.

     Tres días después, en la edición de La Esfera del 15 de septiembre de 1928, AVJota le respondió a su colega Lord: “Eso de alabar muertos es pavoso. Magallanes es un ídolo que viene en ascenso. Comenzó siendo el amuleto de tres esquinas: Camino Nuevo, Solís y Marcos Parra, para convertirse en el ídolo de tres parroquias: Agua Salud, Caño Amarillo y  Pagüita. Esa es la verdad, duélale a quien le duela. Lo demás es pamplina de aficionado embriagado”.

Reseña del primer juego entre Royal y Magallanes, publicada en El Nuevo Diario, 22 de julio de 1929

     Tres días después, en la edición de La Esfera del 15 de septiembre de 1928, AVJota le respondió a su colega Lord: “Eso de alabar muertos es pavoso. Magallanes es un ídolo que viene en ascenso. Comenzó siendo el amuleto de tres esquinas: Camino Nuevo, Solís y Marcos Parra, para convertirse en el ídolo de tres parroquias: Agua Salud, Caño Amarillo y  Pagüita. Esa es la verdad, duélale a quien le duela. Lo demás es pamplina de aficionado embriagado”.

     El contrapunteo entre los dos cronistas de los más importantes periódicos caraqueños de finales de los años veinte, se hizo cada vez más frecuente y ácido. Lord llegó a calificar al Magallanes como un “equipo de medio pelo”, mientras que AVJota respondía llamándolo “hablador de pamplinas y defensor de un club que estaba muerto”.

La gran popularidad del Magallanes se debe, en gran medida, al estelar lanzador carabobeño Balbino Inojosa

Primer juego Royal-Magallanes

 

     En medio de esta polémica ventilada en las páginas deportivas de los diarios caraqueños, reapareció el Royal con el apoyo de Jesús Corao, quien al abandonar la prisión de La Rotunda se propuso reorganizar el equipo y convertirlo en una maquinaria conformada de jugadores venezolanos.

     En los primeros meses de 1929 se dedicó Corao a reclutar el mejor talento criollo disponible. Convenció a muchachos de varios clubes para que se incorporaran a las filas del Royal y fue probando a los aspirantes en juegos amistosos o de fogueo. Uno de esos choques preliminares fue contra el Magallanes, el domingo 29 de julio de 1929, en el Stand Nacional de Sarría, sede del club royón. En esa oportunidad consiguieron contundente victoria de 11 carreras por 6 ante la novena de Catia.

     Este primer desafío entre el Royal y el Magallanes renovó la polémica entre los cronistas en las páginas de El Nuevo Diario y La Esfera. Lord hizo chanza en su comentario al decir que Magallanes había perdido con la sombra del Royal, debido a que el conjunto de Corao presentó puros novatos en su nómina y los jugadores magallaneros eran muy experimentados. Incluso le recomendó a los magallaneros que se fueran a descansar al parque de El Calvario, tras pasar todo el encuentro corriendo detrás de la bola y que luego se dieran un baño en la laguna de Catia para ver si se sacudían la pava.

     El 1° de agosto AVJota respondió en La Esfera: “Un traspié lo da cualquiera. Magallanes tiene una gran virtud, sabe perder y lo que es más grande aún, sabe respetar”.

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