La imprenta caraqueña en tiempos de emancipación

La imprenta caraqueña en tiempos de emancipación

El lunes 24 de octubre de 1808, circuló la Gazeta de Caracas, primer periódico que se imprimió en Venezuela.

El lunes 24 de octubre de 1808, circuló la Gazeta de Caracas, primer periódico que se imprimió en Venezuela.

     De acuerdo con la información proporcionada por el Diccionario de Historia de Venezuela, publicado por la Fundación Polar, una de las últimas porciones territoriales del imperio español que recibió, en 1808, los beneficios de la imprenta fue la Capitanía General de Venezuela. De igual manera se debe descartar que la obra de José Luís Cisneros, Descripción exacta de la Provincia de Venezuela, con pie de imprenta de Valencia, 1764, se hubiese impreso en Venezuela.

     Sin embargo, en tiempos de Independencia, entre 1820 y 1821, se produjeron en Caracas polémicas entre constitucionalistas y monarquistas. Las mismas se ventilaron en impresos caraqueños, gracias a imprentas instaladas en la capital, como los periódicos La Araña, La Aurora de Venezuela, El Celador de la Constitución, El Fanal de Venezuela, La Mariposa Negra, De Todo y Algo Más, La Mosca Libre, La Segunda Aurora y La Lotería Tipográfica, entre otros.

     Fue a propósito de la ocupación francesa en la península ibérica y el conflicto bélico que se derivaría desde 1808, entre España y Francia, que el capitán general Juan de Casas solicitó el envío de una imprenta al gobierno de Trinidad en agosto de este año. El equipo llegó a la provincia de Caracas en septiembre de 1808 junto con los impresores británicos Mateo Gallagher y James Lamb. Ella sirvió para la publicación de la Gazeta de Caracas, primer periódico de Venezuela, cuyo primer número vio la luz el 24 de octubre de aquel año. Su redactor principal fue Andrés Bello (1781-1865) hasta el año de 1810, cuando emprendió su viaje para Inglaterra como miembro de la secretaría de relaciones exteriores de la provincia.

     Es necesario indicar que, la Gazeta de Caracas surgió bajo circunstancias críticas en el seno del imperio español. En mayo de 1808 había estallado la disputa alrededor del trono entre Carlos IV y su hijo Fernando de Borbón, conocido luego como Fernando VII. En mayo de 1808 Napoleón obligó a este último devolver la corona a su padre. Con estas abdicaciones constriñó a Carlos IV que le cediera el trono a él, quien luego lo entregaría a su hermano José Bonaparte. Las primeras informaciones de estos acontecimientos se conocieron en los iniciales días de julio de 1808, gracias a dos ejemplares del Times de Londres. Éstos fueron enviados por funcionarios gubernamentales de Cumaná al capitán general Juan de Casas, que los puso a la orden de Bello para que los tradujera. Bello hizo lo propio y extrajo noticias que con premura comunicó a Casas, quien incrédulo no dio crédito a la información. Sin embargo, Casas llamó a consulta a personas influyentes de la provincia, pero excluyó a los españoles americanos. Allí se discutió la gravedad del asunto y se tomó la decisión de no divulgar la información sobre los eventos en la provincia.

     Como indicamos, fue el 24 de octubre de 1808 que apareció el primer número de la Gazeta de Caracas, en el que se ponderó la importancia y la excelencia del nuevo arte y su valor para la provincia. En la Capitanía General de Venezuela se instaló otra imprenta en la ciudad de Cumaná. El licenciado Miguel José Sanz recomendó que se instalara otra imprenta en Caracas. Para octubre de 1810 inició sus actividades de impresión la de Baillío y Delpech. Esta sociedad sólo duró un año y prosiguió sólo con Juan Baillío. Simón Bolívar y José Tovar habían traído una imprenta que se instaló en Caracas. Para febrero de 1812 se colocó un taller de impresión en Valencia, a cargo de Juan Gutiérrez Díaz.

Entre 1808 y 1810, el redactor principal de la Gazeta de Caracas fue Andrés Bello (1781-1865).

Entre 1808 y 1810, el redactor principal de la Gazeta de Caracas fue Andrés Bello (1781-1865).

     No obstante, fueron muy pocos los talleres de impresión que se instalaron en territorio venezolano. La mayoría de impresos fueron de talante político. De estos talleres salieron periódicos, semanarios, hojas sueltas, folletos y libros de interés para la historia política de Venezuela. Los temas variaron en la puja por el control de la provincia de Caracas entre patriotas y realistas. También en ellos se encuentran las argumentaciones y reflexiones alrededor de la Independencia frente a las pretensiones de la corona española.

     Para la edición del 6 de agosto de 1811, la Gazeta de Caracas incluyó el texto de la Ley de Imprenta, sancionada por la Sección Legislativa de Caracas, en la que se subrayó que la imprenta era el instrumento más fiable para comunicar las luces del conocimiento, y la facultad individual de los ciudadanos para hacer públicas sus ideas políticas y reflexiones.

     Con esta aseveración se refrendaba uno de los propósitos del liberalismo político como lo era la libertad de opinión, y con la que se podría hacer frente a todo tipo de arbitrariedad de los gobernantes. Se agregó, además, que el producto de la imprenta era imprescindible para ilustrar a los pueblos en sus derechos y el único camino para alcanzar el conocimiento de la verdadera opinión pública.

     Entre los que dirigieron los asuntos relacionados con la Primera República participaron de modo entusiasta en todo lo que se produjo en los talleres de Caracas, Cumaná y Valencia. Fueron varias las publicaciones en forma de libro o folleto, una iniciativa propiciada por ellos. Quizá, fueron los periódicos donde aparecieron la mayor cantidad de argumentaciones políticas que sirvieron de base para las realizaciones políticas. La hoja suelta sirvió para dar a conocer información que debía circular de manera presurosa y superar demoras que con equipos de técnica deficiente retrasaban la impresión de los periódicos.

     El único medio impreso que existía en el mes de abril de 1810 en la Capitanía era la Gazeta de Caracas, en cuya página principal aparecía un lema escrito en latín y que rezaba: “la salud del pueblo es la suprema ley”. La edición del 25 de abril corrió a cargo de quienes desconocieron la regencia como gestora de la política en Venezuela. Un fragmento de los razonamientos esgrimidos fue que la Gazeta de Caracas había estado destinada a propósitos que ya no estaban de acuerdo con el espíritu público de los habitantes de Caracas. Ello sirvió para indicar que el espíritu que se iba a restituir era el carácter de franqueza y sinceridad que debía tener, para que el pueblo y el gobierno lograra con ella los benéficos designios que han “producido nuestra pacífica transformación”.

     En combinación con este escrito apareció el primer artículo de talante doctrinal cuyo título fue: “Sin virtud no hay felicidad pública, ni individual”. En un número anterior Vicente Emparan y Orbe publicó un “Manifiesto”, con fecha 7 de abril, donde intentó calmar los ánimos de los habitantes de la comarca, en virtud de los fracasos de las tropas españolas contra los franceses, y con la exhortación de continuar bajo los auspicios de la legislación colonial. Ya en números precedentes se incluyeron los donativos que, a instancias del marqués Casa – León, debían recabarse para ayudar a la península en su lucha contra el “usurpador universal”, tal como se calificó a Napoleón por estas tierras.

De la imprenta de Juan Baillío saldrán periódicos fundamentales para el país como: El Publicista de Venezuela, que circuló en 1811 y donde se publicó ese año el Acta de la Independencia.

De la imprenta de Juan Baillío saldrán periódicos fundamentales para el país como: El Publicista de Venezuela, que circuló en 1811 y donde se publicó ese año el Acta de la Independencia.

     De igual manera, aparecieron las “Instrucciones para elegir diputados a las cortes de España”. También se mezclaban noticias de triunfos de españoles en batallas contra las huestes napoleónicas. Sin embargo, se intercalaban con escritos de ingleses que veían con preocupación el escaso avance de los españoles contra las iniciativas de Napoleón y los suyos. También, aparecían noticias locales relacionadas con el nombramiento de autoridades, resúmenes de gacetas inglesas, avisos mercantiles, ventas de artículos, huidas de esclavos y proyectos para la edición de otros impresos. El tono de la Gazeta de Caracas cambiaría con la edición número noventa y cinco y en la que anunció un tiempo otro a raíz de la declaración del 19 de abril del diez.

     En consecuencia, un conjunto de argumentaciones se tramó respecto al consejo de regencia y sus implicancias. Así, se puede leer una proclama, firmada por José de las Llamozas y Martín Tovar Ponte, en que se informaba acerca de la penosa situación de España en los primeros meses de 1810, luego de dos años de enfrentamiento con los franceses. En ella se indicó que la guerra, iniciada en 1808, la venían desarrollando los españoles en defensa de su libertad e independencia para escapar del “yugo tiránico de sus conquistadores”.

     Con el arrollador avance de las tropas de Napoleón por el territorio español, “los honrados y valerosos Patriotas Españoles” libraban batallas para preservar la “soberanía nacional”, pero se vieron obligados a buscar refugio en Cádiz. Al lado de esta acción, la Junta Central Gubernativa del Reino, en la que se había depositado la soberanía en disputa, debió disolverse. Junto con esta disolución se difuminó una soberanía constituida legalmente para la conservación general del Estado.

     Por esta razón, indicaron los redactores, hubo la necesidad de constituir un nuevo sistema de gobierno con el título de regencia que, no podía tener otro propósito que el de preservar la vida de los pocos españoles que habían escapado del yugo francés. La regencia no representaba los intereses de la nación porque no se constituyó con el voto general de quienes tenían la potestad de justificarla. A lo largo de 1810 en las páginas de la Gazeta de Caracas aparecieron un compuesto de argumentaciones alrededor de la ilegitimidad de la regencia, la reclusión de Fernando VII y en manos de quienes estaba la representación de la soberanía.

     La cantidad de razonamientos vertidos en sus páginas, después de la edición 95, fueron afinando la necesidad de romper el nexo colonial. Unos catorce meses después, en la edición del 9 de julio de 1811, apareció en la primera página el titular: “Independencia de Venezuela”. Si se observa con atención los distintos escritos que se dieron a conocer luego del 19 de abril, se puede constatar que lo asumido en 1810 ya anunciaba la ruptura con la sociedad progenitora. Otros impresos, de corte doctrinario, en especial, conformaron argumentos a favor de la emancipación. El Semanario de Caracas, El Patriota de Venezuela, El Mercurio Venezolano y El Publicista de Venezuela confirman la actitud que se fraguó desde 1810 entre algunos caraqueños. En sus páginas, al igual que en la Gazeta de Caracas, se publicaban textos del irlandés William Burke que defendía airadamente el derecho de la América española a independizarse.

     Si la intención de las autoridades coloniales fue la de establecer una imprenta en la Capitanía General de Venezuela, para contrarrestar la información de sus enemigos, como efecto no deseado ella sirvió de espacio para el convencimiento de un grupo de venezolanos a favor de la Independencia. En el mundo moderno la imprenta se convirtió en un agente de cambio y no un cambio por sí misma. Aunque se debe tomar en cuenta que no todos los individuos de este período sabían leer. La lectura colectiva fue una opción, además en tabernas, posadas, plazas, iglesias se transmitían informaciones por vía oral. Uno de los aspectos de gran relevancia en el mundo y que ayudó a la generalización de impresos fue gracias al uso del papel y la paulatina sustitución del pergamino, más bien de uso para ediciones lujosas. Es necesario dejar claro que las iniciativas de emancipación surgieron entre habitantes de la provincia de Caracas, a las que se agregarían otras provincias y que la Gazeta… se tiene como pionera en la divulgación de las informaciones a su alrededor. Lo que la convierte un testimonio fundamental para aproximarnos a los razonamientos y acciones que se desplegaron para lograr la Emancipación.

Boletín – Volumen 118

Boletín – Volumen 118

BOLETINES

Boletín – Volumen 118

Sinopsis

Por: Dr. Jorge Bracho

     Comienza esta edición con “Asambleas de la Cámara de Comercio de Caracas” (P. 2091).

     Sigue con “Situación mercantil”. En sus primeras líneas se lee: “Durante el mes de agosto la paralización en todo el comercio fue grande, y las causas son tan conocidas que enumerarlas aquí sería repetirnos y aun decir que está al alcance y en el conocimiento de todos” (Pp. 2091-2094).

     Acerca de una peligrosa enfermedad en Puerto Rico y su extensión en Suramérica, “La Hemileia Vastatrix” (P. 2094).

     Relacionado con la oportunidad de trasladar mano de obra italiana para Venezuela en “Inmigración italiana” (P. 2094).

     En un artículo breve se expuso cómo en Ciudad Bolívar una especie perteneciente a la de los gusanos estaba deteriorando los cueros almacenados, en “La quema de las sabanas de cría y potreros para la extinción del gusano de monte” (Pp. 2094-2096).

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     Respecto a la explotación petrolera en Venezuela se proponía establecer una legislación que protegiera a las concesionarias independientes y más pequeñas, frente a las que ya monopolizaban los oleoductos, tal era el caso de la Standard Oil y la Royal Dutch – Shell, “Los oleoductos deben considerarse como vía pública” (Pp. 2096-2097).

     Le sigue “La actual Ley de Arancel” (Pp. 2097-2098). “Apuntes sobre el Bajo Orinoco y Guayana” en que se trata el asunto referido al potencial agrícola y pecuario de esta localidad (Pp. 2099-2102).

     “Homenaje a Laveran” un escrito laudatorio acerca de quien había descubierto el hematozoario del paludismo (Pp. 2102-2104).
“Sobre la peste del ganado” fue un artículo centrado en la parasitología en algunas localidades apartadas de las ciudades y que afectaba a los seres humanos y algunos animales (Pp. 2104-2105).

     En lo atinente a Chile y cómo logró sortear una crisis económica que sufrió a principios de la era republicana, “Crédito territorial” (Pp. 2105-2107). “Las Landschaften y sus operaciones de crédito en Alemania (1770-1920)” donde se explica su conformación y las bases económicas que le dan vigor para su funcionamiento (Pp. 2107-2109).

     En “Los que manejan dinero siempre son calumniados”, un artículo de Cristóbal Mendoza y relacionado con las finanzas públicas en 1827 (P. 2110). En otras carillas breves informaciones: “Puente sobre el río Tuy”, “Exploración y explotación de los campos petroleros de Maracaibo”, “Cesión de un campo oleífero”, “Estudios Técnicos respecto a Petróleo. La refinación del petróleo”, “Noticias sobre petróleo”, “La crisis italiana y su causa esencial”, “Telares de algodón en Barquisimeto”, “Noticias de Colombia”, “Noticias del Ecuador” y “Sección de correspondencia” (Pp. 2110-2122).

     Cierran los cuadros “Precios de productos en diversos lugares de Venezuela en julio de 1923”, “Comercio de café en Maracaibo en julio de 1923”, “Café y cacao exportado por La Guaira en julio de 1923”, “Valores de las bolsas de Caracas y Maracaibo en agosto de 1923” y “Tipos de cambio en Caracas en agosto de 1923” (Pp. 2122-2124).

Más boletines

Boletín – Volumen 71

A partir de este número 71 se comenzó a presentar un ilustrativo artículo acerca de la minería, explotación y sus proyecciones en Venezuela, el cual seguiría apareciendo en ediciones posteriores.

Boletín – Volumen 68

Publicación de gran interés para el examen de algunas de las actividades económicas que se venían practicando para este año de 1919.

Boletín – Volumen 111

En los primeros días del mes de enero, por causas quizás de las fiestas, hubo extremada paralización en los negocios.

San Pablo y la sanpablera

San Pablo y la sanpablera

La iglesia de San Pablo surgió en la recién fundada Santiago de León como un voto a raíz de la tremenda epidemia de viruela de 1580.

La iglesia de San Pablo surgió en la recién fundada Santiago de León como un voto a raíz de la tremenda epidemia de viruela de 1580.

     “La iglesia de San Pablo surge en la recién fundada Santiago de León como un voto a raíz de la tremenda epidemia de viruela de 1580. La calle que lleva al templo aún no tiene nombre. Arranca de “la esquina de María Zavala y Francisco Infante” y es una de las tres calles largas que corren de norte a sur. Se mandó empedrarla en 1603. Junto a la iglesia fue establecido un hospital.

     Al frente se extendía una plaza en cuyo centro había una fuente. De la iglesia de San Pablo era sacada en procesión Nuestra Señora de la Copacabana – en muy ricas andas de plata a fines del siglo XVIII – para impetrar lluvias al cielo. Por haberse deteriorado la fuente, en 1771 se ordenó suplantarla por otra que había estado en la Plaza Mayor. Cuando el viajero Francisco Depons visitó la ciudad a comienzos del siglo XIX, la plaza no le causó buena impresión: “su única regularidad consiste en su forma cuadrada, y su único adorno es la fuente colocada en el centro. No está embaldosada ni allanada”. Más tarde tendrá pavimento de lajas.

     Cuando en 1844 se instaló en la plaza una fuente de mármol, donación de Juan Pérez, la vieja fuente de la Plaza Mayor fue trasladada a San Jacinto, luego a Antímano y finalmente a La Vega. Hoy se cree que sus restos están en una casa particular. La nueva fuente de Juan Pérez representaba una india, armada de arco y de carcaj. De entre el adorno de plumas que tenía en la cabeza surtía el agua. Esta india había de pasar a una gruta artificial sembrada de animales de metal, de figurillas humanas, de casas, molinos y cascadas, todo a manera de enorme nacimiento que atrajo a varias generaciones de niños a la Plaza de la Misericordia.

     Años después de ser remodelada aquella plaza, un entusiasta por nuestras cosas del pasado rescató de una pedrera en El Calvario trozos de la estatua. La cabeza con su penacho había desaparecido.

     San Pablo tuvo árboles un tiempo. Cierta mañana amanecieron cortados por manos criminales. En el lugar de la fuente se erigió una estatua al general José Tadeo Monagas. También el militar y expresidente hubo de ser removido.

     La plazuela –a ella daban las casas de los Salías y de los Monagas– fue en 1814 lugar de ejecución de los patriotas condenados por Boves. Luego volverá a ensangrentarse en las rudas contiendas civiles. Tabernas, garitos y casas de lenocinio se multiplicarán por las cercanías, lo que habrá de provocar otra clase de turbulencias. Así nace, entre batallas y trifulcas, y se fija para siempre la caraqueñísima palabra sanpablera, sinónimo de zipizape. San Pablo Ermitaño, en cuyo honor fue creado el templo, seguramente esperaba mejor recordación.

     El presidente Guzmán Blanco, por si fueran pocos los encontronazos que había provocado con la Iglesia, ordenó el derribo del templo de San Pablo para levantar un teatro en su lugar. A pesar de que el caudillo ironizaba, asegurando que no era profanación, “pues el arte dramático estuvo exclusivamente, y por mucho tiempo, en poder de los clérigos”, en desagravio hizo construir la basílica de Santa Teresa. Allá fue la venerada imagen del Nazareno de San Pablo a la cual atribuye la devoción popular, entre otros prodigios, el de haber hablado al artífice que la esculpió.

El presidente Antonio Guzmán Blanco ordenó el derribo del templo de San Pablo para levantar un teatro en su lugar, el cual se conoció inicialmente como Teatro Guzmán Blanco, luego denominada Teatro Municipal.

El presidente Antonio Guzmán Blanco ordenó el derribo del templo de San Pablo para levantar un teatro en su lugar, el cual se conoció inicialmente como Teatro Guzmán Blanco, luego denominada Teatro Municipal.

     Los trabajos para el teatro, conforme al proyecto de Esteban Ricard, se iniciaron en 1876 y en medio de contratiempos, abandono y modificaciones hubo de prolongarse hasta fines de 1880. El Teatro Guzmán Blanco, “que con su magnificencia está a la altura de los mejores que existen en América”, y cuyo costó se elevó casi al millón de bolívares, fue entregado oficialmente el 1° de enero de 1881.

     Para el estreno había sido contratada una compañía lírica italiana que, en realidad, no resultó muy brillante. La obra elegida para la solemne ocasión era tal vez Hernani, y la fecha, el 3 de enero. Pero San Pablo fue siempre lugar de tropiezos. Hubo retardo “por indisposición de la nonna”, y al fin, según dice el anuncio del Diario de Avisos, “el inmortal Trovador del maestro Verdi es la partitura con que se abrirá la presente temporada”, el día 4 por la noche.

     Desde aquel momento, el Teatro Municipal, llamado así cuando Guzmán pasó a la historia, había de ser el mayor centro musical, dramático y coreográfico de Caracas. Por no citar sino lo que también pasó a la historia después de un brillo deslumbrante, allí deleitaron a la concurrencia el piano de Teresita Carreño, las danzas de Ana Pavlova, el patetismo de María Guerrero, la voz de Tita Rufo.

En 1859, durante la Guerra Federal, hubo en la plaza San Pablo un enfrentamiento militar entre liberales y conservadores. Ese hecho sería denominado luego como La Sampablera.

En 1859, durante la Guerra Federal, hubo en la plaza San Pablo un enfrentamiento militar entre liberales y conservadores. Ese hecho sería denominado luego como La Sampablera.

     San Pablo, reducto caraqueño al fin, unía y mezclaba en forma despreocupada lo selecto y lo popular. Frente al ilustre coliseo, en la plazuela, se apiñaba la multitud cada año en alegres danzas de carnaval. A espaldas del teatro, en la actual Plaza Miranda, hubo un mercado. Su edificio de metal cobijaría más tarde a El Molino Rojo, lugar de bailes y de sanpableras. Frente a esa misma plaza se instaló la primera planta eléctrica de Caracas, que el 24 de julio de 1883, centenario del natalicio de Simón Bolívar, había de iluminar con arcos voltaicos el teatro guzmancista y los alrededores del Capitolio.

     En 1897, bajo el gobierno de Crespo, se colocaron varios hermosos relojes en la ciudad. Uno de ellos fue instalado en la esquina de San Pablo. Entre esa esquina y la de Mercaderes, casi a la sombra del Municipal, funcionó el Salón Apolo donde eran ofrecidas las primicias del cinematógrafo y se exhibieron figuras de cera. Una muy impresionante representaba al Libertador en la agonía. 

     Frente al teatro fue construido mucho más tarde el Hotel Majestic, de fea arquitectura. No duró mucho. Contra él y otros edificios cercanos se estrenó una moderna versión del ariete, la enorme y pesada bola para demoliciones. La muerte del Majestic a fuerza de porrazos fue un espectáculo. Nacía la Caracas moderna.

     Cuando progresan las obras del centro Simón Bolívar, desaparece la Plaza de San Pablo. El reloj de Crespo se trasladará a El Peaje, en El Valle. La fachada del Municipal es mutilada. El teatro, remendado anacronismo sumido entre nuevas construcciones y ya insuficiente, abre sus puertas de tarde en tarde. Lo único que parece recobrar verdadera vida el Miércoles Santo es la devoción por El Nazareno, pero desde hace mucho tiempo se le llama el Nazareno de Santa Teresa.

     San Pablo y todo lo que allí surgió o por allí ha pasado son apenas sombras, prontas a desvanecerse”.

 

 

FUENTES CONSULTADAS

Revista Líneas. Caracas, Núm. 113, septiembre de 1966

Revista Comercio, Julio – Septiembre de 1984

Revista Comercio, Julio – Septiembre de 1984

REVISTA COMERCIO

Revista Comercio, Julio – Septiembre de 1984

Sinopsis

Por: Esther Mobilia

     La edición está dedicada a la presentación del informe final de la Comisión para el Estudio de la Reforma Fiscal, publicado en 1983. Vladimir Cheminski, director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Caracas explica la pertinencia de la reforma tributaria venezolana y la s particularidades de la tributación en otros países del mundo. Ricardo Sillery Contralor General de la República, analiza cómo la inflación venezolana ha afecta el proceso de tributación en el país. En un artículo escrito por Enrique Sánchez en El Nacional, el autor explica las distorsiones de la reforma tributaria, especialmente en lo relacionado con los planes para la construcción de viviendas en el país.

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     Se reproduce el discurso de orden de Carlos Rangel en el IESA de fecha 7 de agosto de 1984, en donde se hace un balance de las condiciones de Venezuela para ese momento. Oscar Schnell director de la Cámara de Comercio de Caracas, explica el valor de la libre iniciativa y las medidas tomadas en Europa para garantizar la transición hacia una mayor libertad económica en la posguerra. Enrique Sánchez, consejero permanente de la Cámara de Comercio de Caracas, reflexiona sobre la importancia de la ética en el mundo empresarial. Adalberto Cassani, director de la Cámara de Comercio de Caracas, explica cómo la gestión del Ince permite comprender las bases de la independencia económica venezolana, a 25 años de la creación del instituto. Se reproduce un artículo de la Cámara de Comercio de Puerto Cabello para Consecomercio en el que se explica un caso puntual de la en donde se pone en entredicho la justicia tributaria ejercida por parte de la Corte Suprema de Justicia. Ricardo Sillery escribe en El Universal un artículo sobre los altos impuestos municipales fijados por el gobierno nacional. En la sección “El Pensamiento empresarial” se presenta una serie de citas extraídas de diversas obras de empresarios venezolanos publicadas en otras ediciones de la Revista Comercio. Se reproducen unas imágenes de la reunión de la Asamblea General Interanual de la Sociedad Mont Pelerin en el Queen’s College de Cambridge.

Más revistas

Revista Comercio, Abril 1981

La edición está dedicada al Metro de Caracas y a la importancia de la explotación petrolera en la Faja del Orinoco.

Revista Comercio, Octubre 1984 – Marzo 1985

La edición plantea en su portada que la intervención estatal puede llevar al fracaso económico.

Revista Comercio, Julio de 1981

Estudio del gasto público como una alternativa ante la doble indemnización en Venezuela.

Boletín – Volumen 117

Boletín – Volumen 117

BOLETINES

Boletín – Volumen 117

Sinopsis

Por: Dr. Jorge Bracho

     Esta edición de agosto de 1923 presenta al comienzo “Situación mercantil”. En uno de sus párrafos se lee: “Múltiples causas produjeron que en julio los negocios fueran escasos: lo nervioso del cambio de las monedas, la falta de venta de frutos de exportación por la baja de sus precios en los mercados extranjeros, y la natural paralización del comercio en estos meses del año han sido factores adversos y de decaimiento” (Pp. 2053-2057).

     Le siguen unas breves notas informativas: “Banco de la República” referida a la creación de una entidad financiera en Colombia, “Preparación de cueros” provenientes de venado y chivos en la capital del estado Monagas, “La nueva Ley de Estampillas”, “Fallecimiento de Corredor la Torre”, “El ganado y nuestros Llanos” en el que se destacan las diferencias del ganado apureño con los de otros lugares del llano venezolano y “Cultivo del algodón en Venezuela” que es resultado de un examen a partir de la época colonial (Pp. 2057-2063).

     De quien falleciera este año, Corredor la Torre, se publicó un artículo titulado “El nacionalismo económico” donde su autor hizo un balance de las políticas económicas nacionalistas predominantes luego de la Primera Guerra (Pp. 2063-2068).

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     Más adelante, un artículo dedicado al crédito territorial que desde la época de la República de Colombia ha sido objeto de discusión en “Crédito Territorial” (P. 2068).

     De seguida “Las Landschapten y sus operaciones de crédito en Alemania” en donde se hace referencia a su origen, su uso por parte de la nobleza territorial prusiana, su papel en préstamos al campesino y su papel en los distintos estados que componían el imperio de Prusia (Pp. 2069-2074).

     En “Bibliografía del Ministerio de Hacienda” M. S. Sánchez presentó un balance histórico de esta dependencia desde tiempos de inicios republicanos, en 1830, a partir de las Memorias publicadas (Pp. 2075-2078).

     En las páginas que siguen se incluyó “Posibilidad de hacer grandes plantaciones de caucho en Venezuela”, “Academia comercial para estudiantes extranjeros”, organizada por la Cámara de Comercio de París, “Petróleo”, relacionado con la producción petrolera en Maracaibo, “Noticias del Ecuador”, “Noticias de Colombia” y “Sección de correspondencia” (Pp. 2078-2084).

     Para cerrar, “Representación relativa a la prohibición de construir aleros hacia la vía pública” y “Alcance al artículo “Situación mercantil” Informe del estado Monagas”, así como los cuadros “Comercio de café en Maracaibo en junio de 1923”, “Café y cacao exportados por La Guaira en junio de 1923”, “Valores de las bolsas de Caracas y Maracaibo en julio de 1923”, “Precios de productos en diversos lugares de Venezuela en julio de 1923” y “Tipos de cambio en Caracas en julio de 1923” (Pp. 2084-2090).

Más boletines

Boletín – Volumen 74

Apuntes sobre la riqueza mineralógica de Venezuela

Boletín – Volumen 92

Contribución al centenario de la batalla de Carabobo

Boletín – Volumen 70

En este nuevo número toda la edición se dedicó a tratar y dar a conocer un asunto relacionado con la Corporación del Puerto de La Guaira.

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