Boletín – Volumen 115

Boletín – Volumen 115

BOLETINES

Boletín – Volumen 115

Sinopsis

Por: Dr. Jorge Bracho

     Al inicio de esta edición se lee “La crisis ganadera y la circular del General J. V. Gómez” en la que se comentó una misiva enviada a los presidentes de los estados para liberar de tasas impositivas al transporte y cría de ganado en Venezuela (Pp. 1981-1982).

     En “Situación mercantil” se lee, en su primer párrafo: “El mercado se resintió en mayo de la baja del café y sin embargo hubo compradores en la plaza, el movimiento mercantil fue de algún valor y hubo regularidad en los precios” (Pp. 1982-1987).

     Más adelante, “Despedida al señor Gustavo Knoop” en la que se anuncia la partida de este alemán hacia su país de origen (P. 1987).

     En “El caucho y el banano en Venezuela” en el que se informó sobre la visita de un estadounidense para explorar la posibilidad de cultivar caucho en este país suramericano, así como la extensión del cultivo del banano (Pp. 1987-1988). En “Primer Congreso Nacional del Comercio español en ultramar” en el que se dio a conocer un balance presentado en la Asociación General de Expansión Económica (P. 1988).

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     A continuación, “La industria pecuaria en Venezuela” en que se pone a la vista del lector las posibilidades de esta actividad a lo largo y ancho del país, así como algunas dificultades que pudieran entorpecerlo (Pp. 1989-1999).

     En lo atinente a las posibilidades de créditos para la producción desde la banca nacional se expuso “Crédito hipotecario” (Pp. 1999-2000).

     En otro artículo se dio a conocer algunos hallazgos en ruinas de los Mayas en el interior de la selva: “El Egipto de la antigüedad americana” (Pp. 2000-2001).

     Acerca de la Barra en Maracaibo y la posibilidad de ser abierta por consorcios estadounidenses “El petróleo y la Barra” que contiene cortos textos sobre este tema (Pp. 2001-2003).

     Algunas consideraciones sobre la potencialidad de las aguas en el país en “Caídas de agua en Venezuela” (Pp. 2003-2004). El Zulia como uno de los estados con mayor potencialidad y producción de maderas en: “Industrias de maderas en el Estado Zulia” (P. 2005).
En “El Callao” se hizo alusión a algunas características de esta población (Pp. 2005-2006).

     Más adelante, “Reseña sobre productos agrícolas naturales y minerales de la Península de Paria” donde se puso de relieve los aspectos positivos de esta localidad oriental (Pp. 2006-2007). Cuadros y cifras en “Exportación del Reino Unido antes y después de la Guerra” (P. 2007).

     Le siguen unas cortas notas: “Noticias de Colombia”, “Noticias del Ecuador”, “El puerto de Amberes”, “Un nuevo artículo del señor René Chayet, y erratas del titulado “Industria automovilera de 1913ª 1923”, “Alcance a los artículos “La crisis ganadera y la circular del General J. V. Gómez y Situación mercantil” y “Sección de correspondencia” (Pp. 2007-2011).

     Cierran la edición los cuadros “Comercio de café en Maracaibo en abril de 1923”, “Café y cacao exportados por La Guaira en abril de 1923”, “Valores de las bolsas de Caracas y Maracaibo en mayo de 1923”, “Precios de productos en diversos lugares de Venezuela en abril de 1923” y “Tipos de cambio en Caracas en mayo de 1923” (Pp. 2011-2016).

Más boletines

Boletín – Volumen 134

Esta edición de enero de 1925 abre con “1925” en que se presentó una salutación al presidente, Juan Vicente Gómez Chacón y su tren ministerial y ejecutivo.

Boletín – Volumen 123

Para esta edición con fecha 1 de febrero de 1924 se inicia con “Situación mercantil”

Boletín – Volumen 115

Al inicio de esta edición se lee “La crisis ganadera y la circular del General J. V. Gómez”.

La fidelidad de los caraqueños a Fernando VII, en 1808

La fidelidad de los caraqueños a Fernando VII, en 1808

Fernando VII (1784-1833) fue rey de España entre 1808 y 1833.

Fernando VII (1784-1833) fue rey de España entre 1808 y 1833.

     A propósito de los sucesos que se suscitaron en el seno de la monarquía española, durante 1808, con las denominadas abdicaciones de Bayona, se rompió con una tradición en lo que se refiere a la investidura de un nuevo monarca. Varios de los habitantes de Caracas recibieron, en el curso de este año, la información según la cual se llevó a cabo la proclamación de un nuevo rey, el hasta entonces Príncipe de Asturias, quien fue proclamado como Fernando VII. Durante el mismo año no cesarían de llegar noticias alrededor de los acontecimientos políticos de los que la península ibérica era el escenario. A partir del 18 de marzo de este año, se presentaron una serie de manifestaciones políticas, propiciadas por el conde de Montijo, contra el “Favorito”, Manuel Godoy y acusaciones contra los que encabezaban la monarquía frente a las acciones de este último durante el reinado de Carlos IV.

     Desde 1807, un grupo de aristócratas españoles comenzaron a fraguar un movimiento político para desbancar a Godoy y su protector, el rey Carlos, para lo que utilizaron a su hijo en aras de una sustitución. Lo que se conoce como el Motín de Aranjuez fue el episodio que derivó en la abdicación de Carlos IV a favor de su hijo Fernando, en marzo de 1808. Quienes idearon el golpe contra Godoy lo hicieron también para apartar de la corona al rey de turno. Hacía un tiempo que alrededor de la persona de “El Deseado”, Fernando de Asturias, se habían tejido toda una red de reales seguidores para lograr la regeneración del poder político español. Luego del motín El Deseado logró la cesión de la corona de manos de su padre. No obstante, mientras esto sucedía Napoleón Bonaparte había obtenido, por la firma del tratado de Fontainebleau, autorización para cruzar España con rumbo a Portugal, el motivo: obligar a la corte portuguesa a cumplir con el bloqueo comercial contra Inglaterra.

     Las Abdicaciones de Bayona, por otro lado, tuvieron lugar entre el 5 y 6 de mayo de 1808 en la ciudad francesa de Bayona. Es el nombre por el que se conocen las sucesivas renuncias al trono por parte de Fernando VII, que devuelve a su padre la corona obtenida con el motín de Aranjuez, y de Carlos IV, que en la víspera había cedido estos derechos en favor del emperador francés Napoleón Bonaparte. Un mes más tarde, Napoleón designó como rey de España e Indias a su hermano, que reinó con el nombre de José Napoleón I.

     Las renuncias han sido consideradas forzadas por algunos historiadores, pero otros han señalado que ni Carlos IV ni Fernando VII estuvieron a la altura para hacer frente a las presiones y a las amenazas de Napoleón. Las abdicaciones no fueron reconocidas ni en España ni en la América española por los españoles americanos y la explosión de rechazo al nuevo rey José I y de lealtad al cautivo Fernando VII fueron “generales en todos los lugares de la monarquía”, según François-Xavier Guerra. Los españoles “patriotas” llamaron a José I “el rey intruso”.

     El 15 de julio de 1808 los caraqueños conocieron la información de la abdicación de Carlos IV a favor de su hijo. Los fieles vasallos y las autoridades reales de Caracas se encontraban a la espera de la Real Cédula, que ordenara el desarrollo de las pertinentes conmemoraciones ante tan importante evento: la proclamación de un nuevo monarca.

El pueblo caraqueño salió a las calles para exigir a las autoridades competentes la rápida proclamación de Fernando VII.

El pueblo caraqueño salió a las calles para exigir a las autoridades competentes la rápida proclamación de Fernando VII.

     En medio de la espera oficial para llevar a cabo una nueva proclamación, en menos de veinte años de la anterior correspondiente a la de Carlos IV, tocaron evidenciar otras noticias provenientes del Viejo Continente. Esta vez llegó una comitiva francesa, el 14 de julio, al Puerto de La Guaira en el bergantín Serpent, cuyo propósito era reunirse con el gobernador y capitán general, Juan de Casas, y entregarle unos pliegos procedentes de la metrópoli. Al ser recibidas las buenas nuevas, el 15 de julio, la algarada en la ciudad capital se generalizó

     Esta situación obligó a las autoridades a sostener una serie de encuentros para tomar las decisiones que consideraron de mayor pertinencia, en el marco legal y jurídico, dentro del Reino. Por supuesto, la inquietud fue uno de los aspectos de mayor presencia ante el temor de un nuevo sometimiento colonial o, por otra parte, enfrentar a quienes venían coqueteando con ideas afrancesadas y republicanas.

     Tanto la información de los emisarios franceses como la propia de la proclamación y jura del nuevo monarca se mezclaron con las ceremonias respectivas. Estas debieron regirse tal cual lo ordenaba la Real Cédula del 10 de abril de 1808. Estas noticias se generalizaron por toda la Provincia. Ante tal situación un grupo de avecindados, de modo espontáneo, salieron a las calles para exigir a las autoridades competentes la rápida proclamación de Fernando VII. Fue por esto que quienes representaban el Ayuntamiento debieron responder de manera presurosa a las peticiones de los integrantes del pueblo.

     La intempestiva medida que los miembros del Ayuntamiento se vieron en la obligación de cumplir, de manera inmediata, no lograron apaciguar los ánimos de aquellos que pedían medidas rápidas y presurosas. Después de sostener dos reuniones, el Ayuntamiento decidió colocar un retrato de Fernando VII en la sala capitular. Con esta maniobra sus miembros intentaban mostrar su adhesión al proclamado monarca. Sin embargo, la decisión respecto al destino de la Provincia no se había discutido aún. El 16 de julio se realizó otra reunión en la que las autoridades decidieron esperar los distintos pliegos en los que se comunicaban las preocupantes noticias que informaban de la renuncia de Fernando VII a favor de su padre, Carlos IV, y la dimisión de este último a favor de su Majestad Imperial y Real, el Emperador de los franceses, Napoleón Bonaparte.

     En otro pliego, refrendado por el secretario del Consejo y Cámara de Indias, Silvestre Collar, se ofreció la información acerca de la formación de una Junta de Gobierno en Sevilla. Collar, como representante de la Junta de Sevilla, la que se reconocía como Suprema de España y de las Indias, reafirmó la noticia sobre el Real Despacho con el que se llevó a cabo la renuncia de Carlos IV a la corona de España. Como se puede apreciar fueron cuatro informaciones que debieron ser asimiladas por las autoridades de la Provincia. La dimisión a través de la cual Fernando fue nombrado Rey de España y las Indias, la Real Cédula que establecía su proclamación, la cesión del trono a Napoleón Bonaparte y la ordenanza que exigía reconocer a su hermano como rey, así como el mandato de conformar una Junta de Gobierno protectora de los derechos del monarca despojado de la corona. Estas cuatro noticias, que se mezclaron durante el año de 1808 en la Provincia de Caracas, derivaron en decisiones apresuradas, así como que se combinaron con la suspicacia provocada por la injerencia de los franceses en los asuntos políticos del Reino.

Los eventos de 1808 despertaron una serie de respuestas entre los habitantes caraqueños en la que la jura y fidelidad a Fernando VII pareció marcar el rumbo.

Los eventos de 1808 despertaron una serie de respuestas entre los habitantes caraqueños en la que la jura y fidelidad a Fernando VII pareció marcar el rumbo.

     Entre los días correspondientes al 17 y 18 de julio se efectuaron sendas reuniones, en que se deliberó y consideró lo concerniente a la acefalía del poder monárquico. En la primera se aprobó las represalias contra los franceses y sus haberes en la Provincia de Caracas. En la segunda se alcanzó el acuerdo según el cual debían darse a conocer, por bando y pregón, los acuerdos a que se llegarán a presentar desde el Ayuntamiento. De igual forma, se presentó una sinopsis de lo establecido en la Real Cédula del 10 de abril en cuyo contenido se hizo público el ascenso al trono de Fernando VII y el requerimiento de una nueva proclamación en tan inusuales circunstancias. Se dio a conocer, por la misma vía, el modo cómo las noticias acerca de las abdicaciones habían llegado hasta la Provincia. Ante la presentación de la comitiva francesa, portadora de las inéditas noticias, los habitantes de la Provincia se negaron a plegarse a un “nuevo amo”, así como que Carlos IV no tenía derecho al trono y menos a cederlo a un representante de una potencia extranjera.

     Sin duda, es dable pensar en decisiones tomadas de manera emotiva y enmarcadas en el temor a un nuevo sometimiento colonial. La jura a favor de Fernando VII estuvo cargada de expresiones cuya sensibilidad fue evidente ante el poderío francés y las pretensiones del emperador de los franceses. Días después, el 27 de julio, a continuación de largas y repetidas sesiones el Ayuntamiento dio a conocer una resolución final. En ésta se desconoció la propuesta de Cuellar, acerca de la adhesión a una Junta Suprema, porque según la legislación vigente ello contradecía la justa y debida obediencia a su “Augusto Soberano Don Fernando VII”. De este modo, solo se intentaba demostrar la soberanía representada en su figura regia y de los legítimos sucesores de la Casa de Borbón.

     Sin embargo, en los órganos competentes se establecieron los lineamientos que debían regir la conformación de Juntas para garantizar la “paz y seguridad general”. En medio de tanta confusión los representantes del mantuanaje caraqueño prepararon un documento que hicieron llegar al gobernador el 29 de julio. En él cerca de 45 personas abogaban por la necesidad de establecer una Junta Suprema en la ciudad de Caracas. Entre otras propuestas estaba la conformación de una Junta que tratara directamente con el gobernador y capitán general, cuya justificación se hizo al apelar a la soberanía del pueblo. Según la propuesta ella debía estar compuesta por letrados, militares, eclesiásticos, comerciantes y vecinos particulares. No obstante, esta propuesta provocó el procesamiento de los firmantes como desleales. El proceso judicial se extendería hasta el mes de abril de 1809, cuando los fiscales encargados del caso decidieron que no existían elementos de juicio para castigar delito alguno.

     En términos generales, los eventos de 1808 despertaron una serie de respuestas entre los habitantes caraqueños en la que la jura y fidelidad a Fernando VII pareció marcar el rumbo. Las respuestas expresadas en otros lugares de ultramar permiten pensar en un tipo de unidad alrededor de actos relacionados con el ejercicio del poder regio. Esa unidad se reafirmaba, como se puso de relieve en este año, en lo que tradicionalmente la hacía posible: la jura y proclamación del monarca. Los razonamientos que se conocen de este período no son una expresión de disquisiciones filosóficas o teorizaciones acerca de principios políticos. La emotividad se impuso a partir de las acciones napoleónicas que llevaron al encierro de las autoridades españolas en Bayona. La sustitución de Fernando VII por José Bonaparte condujo a pensar en el derrumbe de la monarquía que, en trescientos años, no había experimentado un trance como el vivido este año.

     La idea acerca de un imperio imperecedero, divino y eterno se resquebrajó y con ellos los temores de pérdida de privilegios y prerrogativas obtenidas con el tiempo. Se debe tener presente que uno de los elementos fundamentales de adhesión a la autoridad establecida se demostraba con actos, conmemoraciones, celebraciones, proclamaciones que, a su vez, representaban la idea de comunidad de los integrantes del Reino. Esto quedó demostrado con la celebración del cumpleaños del “desdichado”, así como las misas, Te Deum, salvas de cañones que, de manera espontánea, se llevaron a cabo alrededor de la figura de Fernando VII y su proclamación. Como conclusión se pudiera argüir que aún no se había definido claramente lo que sucedería posteriormente. Lo cierto del caso, es que entre 1808 y 1809 la América española comenzó a transitar por otros derroteros a la luz de los conflictos entre los imperios trasatlánticos. Además, parece estar claro las debilidades que España ya venía arrastrando desde los tiempos de Utrecht y la Guerra de Sucesión. Quienes empujaron la conformación de una nueva realidad política y administrativa se vieron impelidos por pugnas entre potencias del momento, lo que no desdice los anhelos de experimentar lo que la idea de soberanía y la de representación comenzó a significar desde el lapso del 1700.

Revista Comercio, Enero – Marzo de 1982

Revista Comercio, Enero – Marzo de 1982

REVISTA COMERCIO

Revista Comercio, Enero – Marzo de 1982

Sinopsis

Por: Esther Mobilia

     La edición está dedicada a la gestión y capacitación del cuerpo de Policía Metropolitana y al proyecto de la Ley Reglamentaria de la Libertad Económica y de la Protección al Consumidor. En el editorial se reflexiona acerca de la crisis venezolana, especialmente por las consecuencias que ha tenido el aumento del gasto público y la falta de controles para su regulación, condiciones que se han mantenido desde la década anterior. Con respecto al proyecto de Ley Reglamentaria de la Libertad Económica y de la Protección al Consumidor, la Cámara de Comercio expresa su opinión al respecto, destacando la importancia de la libertad económica y la democracia como los pilares en los que debe sostenerse el Estado.

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     Luego de ello, Ricardo Sillery, consultor de la Cámara de Comercio de Caracas, expresa su parecer, aduciendo que el proyecto en cuestión no se apoya en los principios de la libertad económica y aquellos preceptos expresados no tienen el respaldo teórico suficiente. Con respecto a la Policía Metropolitana, Rómulo Castro explica en un artículo la evolución del cuerpo a lo largo de la historia, deteniéndose en la importancia de la formación de sus miembros para el logro de los objetivos. Frank de Armas hace un balance de los aspectos más significativos discutidos en el Primer Congreso de Productividad, promovido por la Comisión Venezolana de Productividad (COVEP). En el artículo se analizan tanto los factores internos como externos que afectan la productividad y se hace una exhortación sobre la importancia de la libertad para el incremento de la productividad. Adalberto Cassani analiza la introducción por parte de Consecomercio de la demanda de nulidad de la Resolución 3303 del Ministerio de Fomento ante la Corte Suprema de Justicia. Desde el punto de vista del ámbito de la administración de empresas, Fred C. Hoebel y Aldo Lubrano se preguntan sobre la viabilidad de apoyarse en la psicología para resolver problemas en las empresas: por un lado, se explican cuáles son los problemas más comunes presentes en las empresas, mientras que posteriormente se plantea la posibilidad de incorporar a estos profesionales y se evalúan las etapas de intervención. A propósito del homenaje realizado al Dr. Carlos Lander en el IESA, los editores reproducen el discurso de orden pronunciado por el Dr. Enrique Sánchez. Se reproducen algunas fotos de la Asamblea General Ordinaria de la Cámara de Comercio y de la elección de la Cámara Activa. Culmina la edición con una sátira fabulada sobre las condiciones de la sociedad venezolana y las limitaciones a la libertad económica.

Más revistas

Revista Comercio, Mayo de 1981

El Estado, los empresarios y la importancia del desarrollo económico.

Revista Comercio, Enero – Marzo de 1984

La edición plantea la idea de la gran disyuntiva que enfrentan los Estados en materia económica

Revista Comercio, Abril – Junio de 1982

La edición está dedicada al informe al congreso presentado por la Contraloría General de la República en 1981.

Primeros pasos de Armando Reverón

Primeros pasos de Armando Reverón

Foto de Armando Reverón dedicada a su mamá. Caracas, 1912.

Foto de Armando Reverón dedicada a su mamá. Caracas, 1912.

     Armando Reverón, uno de los artistas de más amplia trayectoria en todas las épocas de las artes plásticas en Venezuela, complementó muy joven su pasión por la pintura con estudios en Europa, becado por la Municipalidad de Caracas, a principios de la segunda década del siglo XX.

     Tras seguir cursos en academias españolas de Madrid y Barcelona y visitar estudios de artistas en la capital francesa, el pintor que se especializó en el impacto de la luz tropical, comenzó a figurar en los medios de comunicación de la época como una promesa de la pintura

     El jueves 16 de diciembre de 1915, en la sección APUNTES DEL MOMENTO, publicada en la primera página de El Nuevo Diario, le dedican amplio espacio y anticipan que el muchacho que entonces contaba 26 años de edad, será gran figura, en reportaje-entrevista que firma AMADIS, seudónimo con el que entonces firmaba sus trabajos Eduardo Carreño (1881-1954), destacado poeta, biógrafo y critico. A continuación, transcribimos el texto titulado: UN PINTOR VENEZOLANO

     “Caracas, 10 de diciembre de 1915. Noche de retreta. La muchedumbre gregaria recorre las extensas avenidas, a los compases de la música jacarandosa, que pone alas en los pies y fuego en los espíritus. Bajo el dosel purpúreo de una acacia, no lejos del bronce que perpetúa al Libertador, hay un corrillo en el cual charlan personas que me interesan. Me acerco. Leoncio Martínez tiene la palabra. Con desbordante entusiasmo elogia las aptitudes de sus compañeros del Círculo de Bellas Artes. Cobra vivacidad el palique; y de pronto detiénese en un nombre: el de Armando Julio Reverón, cuyos talentos pondera.

–No le pierdas de vista–díceme el buen Leo; –es un joven pintor que promete mucho. Tiene un solo defecto: que está tocado de extrañas manías.

–Ese no es un defecto propiamente dicho–le arguyó; –porque, para que un individuo se vuelva lunático, ha menester la materia prima, o sea el cerebro en este caso.

–Déjate de paradojas.

     Creí al principio que se trataba de uno de esos muchachos sin relieve que se la dan de locos, por dárselas de algo; y que cometen toda clase de desatinos, amparándose del misterioso don, cuya excelencia proclamó hace siglos el ilustre Erasmo de Rotterdam.

     A tal propósito recordé la gran suma de tiempo y de tinta empleados para desvirtuar la supuesta divina locura de Simón Bolívar y la frase de un amigo: ¡Un hombre normal! ¡Dios nos libre de semejante monstruo!

     Impertinentes disgresiones aparte, es lo cierto que Reverón no era para mí un desconocido, pues había admirado sus lienzos en el salón exhibitorio del Círculo de Bellas Artes.

Muy joven, Reverón empuñó la brocha gorda; y pintó fachadas y paredes interiores con el propósito de reunir dinero para viajar a Europa.

Muy joven, Reverón empuñó la brocha gorda; y pintó fachadas y paredes interiores con el propósito de reunir dinero para viajar a Europa.

Después supe de algunos episodios de su vida aventurera; de su torturadora inconformidad y de que andaba por lueñes [lejanas] tierras. En su retorno al terrazgo nativo, quise conocerle; y a fe que hemos hecho muy buenas migas.

Reverón nació en Caracas; y a los trece años aficiónose a la pintura. Ingresó como alumno en la Academia Nacional de Bellas Artes, bajo la dirección del inolvidable maestro Herrera Toro. Allí estuvo hasta que frisó con los dieciocho; y fue entonces cuando emprendió el éxodo hacia Barcelona de España.

La Ciudad Condal «archivo de la cortesía» llamábale con voz de sirena; lió sus bártulos y llegó a la floreciente urbe catalana. En la Academia de Bellas Artes tuvo como Director de colorido a Climent y Borrás, previos los estudios preliminares. A los pocos meses trasladóse a Madrid, donde logró inscribirse en la célebre Academia de San Fernando. Y fue como sigue: llegó a la puerta del local y allí topóse con un pintor estudiante, cojo por añadidura. Preguntóle:

–Tenga la bondad de informarme, ¿quién es el director de esta Academia?

–El señor Muñoz Degrain, a quien es difícil ver, porque se necesita audiencia.

     Reverón, un tanto desalentado por la respuesta del paticojo, despidióse y al punto se dirigió al domicilio de Muñoz Degrain, cuyas señas conocía de antemano. Llegó, tocó y salióle una criada:

–Me hace el favor, ¿don Antonio Muñoz Degrain está en casa?

–Espere.

     De súbito contestó una voz de adentro:

–¿Quién es? ¡Que pase adelante!

–¿Es usted don Antonio?

–Servidor

–Pues bien, yo soy americano, y habiendo visitado el Museo de Arte Moderno, vi sus paisajes de Granada. . . ¡Y me encantaron!

–¡Ah, esos tiempos de Granada la bella! Pero, en fin, venga usted conmigo para que vea. Y le enseñó entre otras cosas unos tomates, cuya perfección pictórica era tal, que provocaba comérselos.

     Reverón, sin más preámbulos, tomó lápiz y papel y le hizo un croquis.

–Mire este apunte–le dijo a Muñoz cierta persona que hallábase en el estudio.

Armando Reverón es considerado uno de los más importantes del siglo XX en América Latina. Sus restos están sepultados en el Panteón Nacional.

Armando Reverón es considerado uno de los más importantes del siglo XX en América Latina. Sus restos están sepultados en el Panteón Nacional.

     Entonces giró la conversación sobre el prodigioso Ignacio Zuloaga, de quien no se mostró nada afecto Muñoz Degrain, dizque porque honraba poco a España con cuadros de cenceños picadores y caballos canijos, de toreros y majas cursis. Cuando terminó la contumelia, Reverón le manifestó sus deseos y designios.

–Sí, pase mañana por la Academia a las once. Al siguiente día acudió con toda puntualidad; le presentó a varios pintores; autorizóle para que sacase matrículas y llegaron a estimarse de tal modo que, más que maestro y discípulo, fueron dos inseparables camaradas.

     Reverón se captó asimismo el afecto del profesor de anatomía en la Academia, don José Parada y Santín, quien se fijó en el claro-oscuro de las «manchas» del aprendiz, insinuándole:

–Usted le agradaría mucho a Zuloaga. Y le aconsejó que fuese a Segovia en esa primavera. Hacia allí enderezó los pasos, no sin antes recibir algunas admoniciones para presentarse ante el pintor egregio.

–Procure no hablarle y haga una de sus tantas locuras.

     Llegó a Segovia. Encaminóse a la residencia de Zuloaga, al tiempo en que éste salía con la capa a medio rebozo, No quiso importunarle; y fue después de algunos días, en el campo, cuándo y dónde le conoció. Corolario de la charla que hubo allí, fue el llevarle Zuloaga a su taller.

     Mostróle el maestro varias de las obras que estaba ejecutando; luego pidióle opinión. El muchacho no supo qué contestar, pues ante tanta maravilla la palabra hubiese sido irreverente.

     Zuloaga marchóse a París; Reverón a Madrid, donde vendió unos lienzos y pudo trasladarse a Lutecia. Se le agotaron los pocos recursos con que contaba; Lorenzo González ingenióse para allegarle una exigua suma; y Tito Salas concluyó una tela que Reverón había empezado, con el mismo objeto. Partió de nuevo a Barcelona y luego restituyóse a Caracas. Aquí, todo un dilecto artista como él, empuñó la brocha gorda; y pintó fachadas y paredes interiores con el propósito de reunir unos cuartos para tornar a Europa. Así lo hizo; y a no ser por la pícara neurastenia, allá estuviese. Gallardo testimonio de que invirtió bien el tiempo, son los paisajes que se trajo de un victorioso colorido.

     A puro esfuerzo propio ha hecho como Colón tres viajes para descubrir la Belleza. Una de las perennes obcecaciones suyas es El Greco. En él está todo–me dice: –mientras en la comisura de los labios dibújase la flor de una sonrisa. . .”

Boletín – Volumen 114

Boletín – Volumen 114

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Boletín – Volumen 114

Sinopsis

Por: Dr. Jorge Bracho

     Inicialmente, “Situación mercantil”. En sus primeras líneas se lee: “En abril los negocios en general estuvieron más animados. Para los de mercancías secas (los de víveres tienen su proceso regular y conocido) hubo en ese mes algunos compradores, los cuales confían en que en la ya entrada estación de las lluvias haya negocios de ganado” (Pp. 1949-1951).

     Le siguen las siguientes notas.

     “Nuestra deuda en el exterior” en que se informa el aumento del valor de la deuda fuera del país. (P. 1951).
“Precio medio del café desde 1784 a 1923” en el que se muestran las variaciones de precios de este rubro (Pp. 1951-1952).

     “La región zuliana y la cordillera” en la que se expuso las potencialidades de las localidades del occidente del país y redactadas por un visitante estadounidense (Pp. 1952-1954).

     “El artículo 454 del Código de Comercio” producto de una reforma en este orden (Pp. 1954-1957).

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“El artículo 454 del Código de Comercio” producto de una reforma en este orden (Pp. 1954-1957).
“La política financiera del día”. Artículo redactado por Henrique Pérez Dupuy (P. 1957).
“La industria automovilera de 1913 a 1923” en el que se expuso la situación de esta industria bajo la mirada de un francés (Pp. 1957-1958).
“Progreso de la democracia en el continente americano”, discurso dictado por el director general de la Unión Panamericana (Pp. 1958-1962).
“Emigración de trabajadores” en que se expone la falta de braceros debido al traslado de trabajadores a los campos petroleros (P. 1962).
“Necesidad de aprender inglés” en el que se indicó que la lengua anglosajona dominaba en distintos campos de la vida social mundial, por tanto, era imperioso su dominio para los vinculados con la órbita mercantil y comercial (Pp. 1962-1963).
“El Turbio” que es una nota acerca de este fenómeno natural marítimo (P. 1963).
“Instituto de Crédito Hipotecario” donde se vuelve a este tema y las ventajas que ofrece para la vida mercantil (Pp. 1964-1966).
“La pesca en los mares del Oriente de Venezuela” en el que se aborda el potencial pesquero de la región oriental (Pp. 1966-1967).
“Salubridad pública” donde se trató el tema sobre el tratamiento del paludismo (Pp. 1967-1968).

     En las páginas finales, “Noticias de Ecuador y de Colombia”, “Noticias del exterior”, “Noticias editoriales”, “Sección de correspondencia”, así como los cuadros “Café y cacao exportados por La Guaira en marzo de 1923”, “Comercio de café en Maracaibo en marzo de 1923”, “Exportación de café y cacao por La Guaira en 1922”, “Precios de productos en diversos lugares de Venezuela en marzo de 1923”, “Valores de las bolsas de Caracas y Maracaibo en abril de 1923” y “Tipos de cambio en Caracas en abril de 1923” (Pp. 1968-1977).

Más boletines

Boletín – Volumen 134

Esta edición de enero de 1925 abre con “1925” en que se presentó una salutación al presidente, Juan Vicente Gómez Chacón y su tren ministerial y ejecutivo.

Boletín – Volumen 74

Apuntes sobre la riqueza mineralógica de Venezuela

Boletín – Volumen 120

Situación mercantil

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