Boletín – Volumen 99

Boletín – Volumen 99

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Boletín – Volumen 99

Sinopsis

Por: Dr. Jorge Bracho

     Este número 99, correspondiente a febrero de 1922, abre la edición con “Situación mercantil” (Pp. 1423-1424) adonde se expresó: “Repetimos hoy como siempre después que se inició la crisis mercantil, que si hay esperanzas de mejora en la situación comercial, ella no se presenta todavía franca y alentadora”.  En “Acuñación de plata” se puede leer que, por la escasez de numerario, en algunas partes del país, el gobierno había decidido “hacer una nueva acuñación de plata, para lo cual está ya procurando el metal necesario, y exportando la cantidad de oro indispensable para evitar el alza consiguiente del cambio” (P. 1424).

     En la página 1425 se incluyó “Resolución de una consulta relativa a inutilización de estampillas por líquidos productos de las cuentas ventas”. Entre las páginas 1425 y 1426 un artículo de R. Lomónaco, subdirector de la Escuela Nacional de Artes y Oficios de Caracas para varones, titulado “La preparación artificial del caucho”, en donde explica el proceso químico de su fabricación, aunque advirtió que su producción industrial estaba aún por hacerse realidad, “pero podemos afirmar que no se estará muy lejos de ellas”.

Boletín 92

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     En “Estudio relativo al río Apure” se hace referencia al encauzamiento de este río a instancias del general Pérez Soto, el cual se llevó a cabo con el sistema combinado de “estacadas” llevadas a cabo bajo la supervisión de Rafael Ruíz, propietario de tierras en este estado llanero (Pp.1426-1428). Le sigue, “Estudio relativo al comercio e industrias del estado Mérida”, suscrito por Julio Sánchez – Vegas, inspector del Banco de Venezuela, en que muestra potencialidades y recursos propios de zonas frías y cálidas (Pp. 1429-1431).

“Concesiones otorgadas por el gobierno de Venezuela en favor de algunas obras de interés nacional” en que se hace referencia a la buena pro para la instalación de ferrocarriles y muelles en el país (Pp.1431-1438). Continúan los apartes de C. H. Haring, en esta edición “Comercio. Los metales preciosos” (Pp. 1438-1448). En página 1449 se incluyó una información de un folleto enviado a la Cámara por parte de comerciantes de Nueva Orleans con una oferta de intercambio comercial.

De seguida, se presentan varios cuadros: “Arribos de cacao a Nueva York de enero 1 a diciembre 31 de 1921”, “Exportación de café por La Guaira en 1921”, café recibido y exportado de Maracaibo en 1921, café y cacao exportado de La Guaira en diciembre de 1921, “Tipos de cambio en Caracas en enero de 1922. En la página 1451 “Crónica azucarera” en la que se informa la producción de azúcar de remolacha en Francia, España, Italia y Alemania. En la 1452: “Precios de productos en diversos lugares de Venezuela en enero de 1922”. Luego, en la carilla 1454, “Movimiento de valores públicos en la Bolsa de Caracas y en la de Maracaibo en enero de 1922”. 

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Boletín – Volumen 95

Situación mercantil

Boletín – Volumen 90

Las fiestas de la inauguración de la estatua del Libertador

Boletín – Volumen 137

Durante el mes de marzo se sostuvo un movimiento de ventas apreciable.

Costumbres caraqueñas de 1830

Costumbres caraqueñas de 1830

En su obraReminiscencias de Sudamérica”, el ingeniero inglés, John Hawkshaw, relata interesantes testimonios de la ciudad en la que vivió durante los primeros años de la década de 1830.

El ingeniero inglés, John Hawkshaw, relata interesantes testimonios de la ciudad en la que vivió durante los primeros años de la década de 1830.

El ingeniero inglés, John Hawkshaw, relata interesantes testimonios de la ciudad en la que vivió durante los primeros años de la década de 1830.

     Resulta interesante traer a colación lo que el inglés John Hawkshaw expresó de su visita a la ciudad de Valencia por las comparaciones que planteó respecto a la ciudad de Caracas. De ambas localidades observó que eran muy parecidas y que gran cantidad de la población había perecido con la “revolución”. A propósito de los lugares que servían de posada indicó que era usual encontrar los constantes “cuarticos en Sudamérica”. El pequeño espacio que le sirvió de morada lo describió como un lugar con pocos artículos de mobiliario, una cama o un catre, acompañados por un trozo de lona clavado a un bastidor de caballete. Sobre éste estaban ubicadas una sábana y una almohada junto con otra sábana plegada sobre la primera. Indicó que, en el lugar, que ocupó al inicio, no había mosquitos por lo que durmió placenteramente. Luego de una expedición por Valencia, Maracay, San Mateo, La Victoria y San Pedro regresó a Caracas. Al cruzar las montañas, camino a la ciudad capital, puso a la vista de los lectores una amarilidácea de nombre cocuiza de la que señaló que la había en abundancia y de ella se producían sacos para transportar café y cacao; “y de los jugos de esta planta se hace un licor espirituoso, que es consumido por los nativos. Lo he probado, y me pareció igual a otros licores ordinarios, antes de ser refinados por la destilación”.

     En su transito pasó por las Adjuntas de la que dijo que era una pequeña aldea. Contó que al regresar a Caracas la ciudad lucía más activa que de costumbre. “Varios oficiales que habían luchado por la independencia en la guerra revolucionaria, algunos americanos, y algunos ingleses, estaban en la ciudad, empeñados en obtener del gobierno dinero, a cambio de una especie de papel que habían recibido durante la guerra en vez de pago”. 

     Puso en evidencia que los que participaban en esta acción hacían referencia a una “conmoción”. Según su apreciación eran veteranos de guerra, nacionales y extranjeros, “viejos generales sin trabajo, quienes habían hallado la guerra más provechosa que la paz, o que habían adquirido hábitos ociosos y disolutos”. En este marco José Antonio Páez había preparado una cena de acuerdo con las costumbres llaneras, para Hawkshaw la misma formaba parte de razones políticas supuestamente, y en la que se ofrecerían uno o más novillos asados enteros, ágape en que “cada hombre iba a cortar la cantidad de carne que quisiera”. Adujo que por razones laborales debió abandonar la ciudad y no llegó a ver el desarrollo de tal acto.

     Entre las distintas reflexiones que plasmó en su libro, John Hawkshaw, las relacionadas con la religión fueron de gran proporción frente a otras consideraciones acerca de los caraqueños y los venezolanos que conoció en otros lugares que alcanzó a visitar. Dijo que, en la ciudad de Caracas, el catolicismo mostraba aún algunos rasgos de exposición como el de la imagen de la Virgen que era paseada en largas procesiones. “Pero es evidente, dondequiera, que el papado ha perdido el afecto del pueblo. Independientemente de la cuestión de dogmas, ¿qué otro efecto podría resultar de siglos de impiedad en sus ministros? ¿Qué respeto durable podría imbuirse en el corazón de un pueblo, por una religión, cuyo significado fundamental sus maestros abiertamente menospreciaban? ¿Quién iba a creer en sus doctrinas, cuando los que debían ponerlos en vigor, invitaban, con su propio ejemplo, a hacer todo lo contrario? ¿Cómo enseñar la santidad si los maestros no la conocían; ¿y en qué forma o manera podía inspirarse reverencia por aquello, que en las manos de estos falsos profesores se había vuelto hueco y carente de significación?”.

     Para dar fuerza a estas interrogantes asentó que el celibato era practicado por hombres que tenían amantes y numerosas familias. Además observó que se daba absolución o indulgencia a otros, por parte de sacerdotes “que estaban más necesitados de un proceso de limpieza”. De esta situación expresó que las ideas y dogmas de la Iglesia de Roma tenían poco atractivo para los pobladores del país. Quienes debían profesar su credo exhibían el escaso valor que daban a sus propias creencias, así como el rechazo de los habitantes de la comarca ante tales blasfemos actos.

     Generalizó que en Venezuela el catolicismo era tenido en baja estima, no porque hubiese sido sustituido por otras creencias religiosas que, para Hawkshaw, hubiese significado un alivio. “Están cansados de lo que era su religión nacional, simplemente porque sus corazones nunca han sido alcanzados por sus principios, o más bien por los que deberían haber sido sus principios”. Más adelante agregó que cuando fueron descubiertos, los para este momento venezolanos, “eran un pueblo salvaje; y el precio que tuvieron que pagar porque se les enseñara a hacer la señal de la cruz, fue exorbitante: tuvieron que entregar su patria”. Para él la ignorancia y la falta de “cultura” formaron parte de un aprendizaje de las Sagradas Escrituras ejercitado de memoria y que esto formaba parte del poco valor que profesaban por el catolicismo.

Según apreciación de Hawkshaw, para los años 30, nacionales y extranjeros que habían participado en la lucha independentista, estaban empeñados en obtener del gobierno dinero, a cambio de una especie de papel que habían recibido durante la guerra en vez de pago.

Según apreciación de Hawkshaw, para los años 30, nacionales y extranjeros que habían participado en la lucha independentista, estaban empeñados en obtener del gobierno dinero, a cambio de una especie de papel que habían recibido durante la guerra en vez de pago.

     Agregó otra queja, la falta de formalidad en las fiestas de guardar en las aldeas donde los pueblos estaban diseminados. Aún en las ciudades las cosas no parecían ser mejores en este sentido de acuerdo con sus argumentaciones, pero entre algunas personas observó el cumplimiento de algunas formalidades. Puso a la vista del lector que en Caracas se llevaban a cabo dos misas antes del mediodía, “una temprano en la mañana: los principales asistentes son mujeres y ancianos”. Escribió que las mujeres se trasladaban en pequeños grupos de dos o tres de, por lo general junto con ellas iban sus criadas que llevaban tapetes bordados para arrodillarse. Las iglesias no contaban con particiones para arrodillarse ni muebles para sentarse. Dijo que las ceremonias observadas en Venezuela eran parecidas a las que había visto en Europa, pero sin mayor brillantez ni esplendor. “Había señales evidentes de disminución de rentas en todo cuanto se hacía”.

    Indicó que por las tardes los habitantes de la ciudad iban a la corrida de toros y por las noches visitaban el teatro. Respecto a las corridas agregó que era muy apreciada por los ocupantes del país.

     “La principal hazaña en esta clase de exhibiciones es acercarse al enfurecido animal, y cuando está preparándose a atacar a la persona que lo está molestando, echarle un trozo de tela sobre la cabeza, lo cual da tiempo a su atormentador para escapar”. Sin duda, para Hawkshaw, estas prácticas eran nuevas para él, así como otra introducida desde los llanos: los toros coleados de la que destacó la maestría de José Antonio Páez en ella.

     De este último agregó que era una persona con sentido común. Además estaba aún muy “apegado” a sus costumbres llaneras, como la de ofrecer grandes comilonas y la de ser muy buen jinete. Informó haber escuchado que en algún momento Simón Bolívar había tenido la disposición de instaurar un sistema de corte monárquico. “Si así fue, en cuanto a Bolívar concierne, sólo puedo pensar que él contemplaba semejante acto por el consciente convencimiento de que tal forma de gobierno podría ser el más adecuado para un pueblo ignorante y desorganizado como eran entonces los venezolanos”. También rememoró que Páez, al saber de esta inclinación de Bolívar, habría expresado que si tal cosa sucediera el clavaría su puñal en el corazón de un nuevo rey.

     Alabó la gestión de gobierno de Páez y recordó que los soldados le guardaban aprecio porque en los combates y el trajinar diario compartía infortunios y alegrías con ellos. Como presidente había valorado la paz y haber hecho todo lo posible por mantenerla. Durante el año de 1836, anotó, se había presentado una pequeña revolución. Aunque no era el presidente actuó para sofocar la acción de quienes intentaron desarrollar otro conflicto armado. “Para mí, debo confesarlo, hay mucho que admirar en el carácter de este hombre; una admiración que debería rendirse a todos aquellos que, poseyendo grandes poderes, ejercen dichos poderes para mantener la tranquilidad de su patria”.

     Hawkshaw redactó que uno de los habitantes del país le había proporcionado una pereza, a la que mantuvo viva por un tiempo para estudiarla, luego la sacrificó para utilizar su esqueleto. “La posesión de éste me dio una oportunidad de hacer algunas observaciones sobre sus características, que pueden servir para ilustrar el inigualable designio del gran Creador de todas las cosas, y asignar a este animal su propio rango y posición entre los seres vivos”. Lejos de considerar sus apreciaciones acerca de este cuadrúpedo, resulta de gran interés una aproximación a una mentalidad encerrada en creencias propias de la cristiandad. Esta disposición llama la atención del estudioso del pasado porque permite visualizar la mentalidad dominante, aún en científicos y naturalistas, respecto a la creación de la vida animal y humana por parte de un ser supra terrenal. Además, ofrece la posibilidad de constatar una combinación de la práctica científica y un convencimiento arraigado en la práctica cultural durante el siglo XIX.

En la Caracas de comienzos de la década de 1830, el catolicismo mostraba aún algunos rasgos de exposición como el de la imagen de la Virgen que era paseada en largas procesiones.

En la Caracas de comienzos de la década de 1830, el catolicismo mostraba aún algunos rasgos de exposición como el de la imagen de la Virgen que era paseada en largas procesiones.

     Para culminar vale la pena traer a colación algunas consideraciones que estampó Hawkshaw en su escrito acerca de los trabajadores de las minas que conoció y le acompañaron en su trabajo. De éste redactó que rara vez permanecía por mucho tiempo en un solo lugar. Así pudo observar algunas características del trabajador venezolano que llamaron su atención. Ellos se sentían atraídos por los buenos salarios de las minas, pero otros se instalaban cerca de ellas y experimentaban con distintos oficios. Si no encontraban los ingresos deseados desaparecían y volvían a sus lugares de origen. Otros lograban acumular dinero y se dedicaban a los trabajos del campo, negociaban con animales o se hacían arrieros. De este modo fundaban localidades donde vivían con sus familias. Del venezolano en general dijo que eran más apáticos que perezosos, y “más descuidados que incapaces”. En labores a las que estaban habituados no mostraban cansancio con facilidad, “y en ocasiones extraordinarias podían soportar la fatiga, lo cual era notable, si se toma en cuenta su modo de vida”. 

     El alimento de mayor consumo era el plátano al igual que la papa para un irlandés, “aunque creo que es más nutritivo que ésta”. Respecto al consumo de bebidas alcohólicas señaló que los nativos eran sobrios, “y he conocido trescientos o cuatrocientos de ellos que han trabajado por dos o tres meses sin parar, viviendo de pan y carne, sin tomar otro líquido que agua”. No tuvo la misma impresión de aquellos trabajadores empleados en los puertos marítimos o con marineros porque se corrompían con facilidad, “pero la embriaguez no es un vicio característico”. Culminó señalando, en este orden, que los trabajadores no eran difíciles de “manejar” y que se adaptaban con facilidad al oficio que practicaban.

     Hizo una comparación de las casas donde habitaban los “salvajes y selváticos” con las edificadas en las ciudades como Caracas y otras localidades que conoció. De ellas expresó que mostraban un mejor aspecto exterior, por su forma más regular, mejor enyesadas o pintadas, pero en su interior no lucían de la mejor forma. Sus ocupantes utilizaban utensilios de barro no procesado y de muy mala calidad, de acuerdo con su experiencia de vida.

     En cuanto a las casas de familias con mayores ingresos económicos, eran más grandes y tenían un mobiliario proveniente de los Estados Unidos, “dorados y pintados de una variedad de colores”. De las familias que las habitaban señaló que comían temprano, “como necesaria consecuencia de su frugalidad; y sus principales lujos son dulces, cuyo sabor se pierde del todo por el exceso de azúcar”. De sus mujeres indicó que la principal diversión era tocar el arpa española o la guitarra, “pues sus mentes no han sido cultivadas, y quizás menos aún ahora que antes de la revolución”.

Abril de 1968

Abril de 1968

REVISTA PRODUCCIÓN

Abril de 1968

Sinopsis

Por: Esther Mobilia

     La edición está dedicada al estudio de las condiciones de la industria química y farmacéutica. Inicia con la presentación de las Gacetas Oficiales de carácter económico publicadas en la legislación venezolana. La edición dedica un espacio para honrar la figura del empresario venezolano Santiago Alfonzo Rivas luego de su reciente fallecimiento. La Cámara de Industriales publica un artículo sobre la zonificación industrial que fue previamente presentado en el II congreso de Ingeniería Sanitaria. Nuevamente, la Cámara ratifica que el sector industrial teme efectos adversos de una desgravación acelerada en el marco de la negociación del pacto subregional.

     Oscar Pérez Mijares, expresidente de la Cámara Farmacéutica Venezolana plantea algunos interrogantes en relación con el pacto subregional que se vinculan con las condiciones de la industria farmacéutica. El director de Cordiplán, Héctor Hurtado, plantea algunos puntos iniciales sobre el proyecto de acuerdo subregional. Se recopilan algunas declaraciones sobre el XX período de sesiones del Instituto Latinoamericano del Fierro y del Acero (ILAFA), resaltando la importancia de la industria siderúrgica. Se presenta un balance del segundo semestre de la empresa Electricidad de Caracas en el marco de la asamblea de accionistas de marzo de 1968. José Antonio Mayobre expresa la estabilidad económica de Venezuela y su idoneidad para el desarrollo de negocios.

     En el Congreso Latinoamericano de Industriales celebrado en México en 1968, se publica la posición presentada por los países de la región, delimitando su estrategia para el desarrollo económico. Se registran fotografías de los actos de inauguración de la recolección de fondos de la Cruz Roja, del acto en honor al excanciller de Alemania, Ludwig Ehrard, entre otros. El presidente de la Asociación de Fabricantes de Productos Químicos (ASOQUIM), Pedro Pick, realiza un balance de la industria química venezolana y de sus vínculos con la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC)

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     Se presenta un artículo acerca de la responsabilidad social del empresario y su relación con el desarrollo económico latinoamericano. Se informa acerca de la VII convención de Barquisimeto, específicamente en relación con la preocupación de los industriales farmacéuticos y el acuerdo subregional. John Phelps explica las principales características del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICYP). Marcelo Barquin analiza el rol de Venezuela en el mercado de Centroamérica y el Caribe. El Secretario General de Fedecámaras, Vicencio Báez Finol, presenta algunas dudas de carácter jurídico en el marco del acuerdo subregional. Leonardo Montiel, miembro de la industria farmacéutica explica por qué el sector es uno de los pilares más importantes de la política industrial del país. En la sección de noticias breves se presentan informaciones sobre adelantos tecnológicos en diversos procesos productivos. Posteriormente se publica un artículo que explica por qué la coyuntura actual resulta favorable para Venezuela. El periodista J. Sanjuán escribe un artículo de opinión en el que hace un balance de la economía venezolana a lo largo del mes transcurrido. La Corporación Venezolana de Fomento informa sobre el monto total de créditos que fueron aprobados en 1967 para el desarrollo del sector manufacturero. La Asociación de Industriales Metalúrgicos, en una Asamblea General Ordinaria se pronunció acerca de la necesidad que tiene el país de revisar su política minera, en especial la relacionada con el hierro. En temas de carácter demográfico se explica el papel del crecimiento de la población y la fecundidad diferencial en América Latina. En la sección Misceláneas se publican noticias variadas sobre en mundo empresarial. Culmina la edición con las direcciones y los contactos de los asociados a la Cámara de Industriales de Caracas.

Más revistas

Agosto de 1968

Esta edición está dedicada a los sectores transporte y turismo.

Julio de 1968

Esta edición está dedicada al tema de la integración del desarrollo.

Noviembre – Diciembre de 1992

El número inicia con el editorial, en donde se precisan las actividades de formación realizadas por la Cámara de Industriales de Caracas.

Boletín – Volumen 98

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BOLETINES

Boletín – Volumen 98

Sinopsis

Por: Dr. Jorge Bracho

     Para este número con fecha enero 1 de 1922, la página 1381 abre con “1922” en que desean un buen año y reiteran el compromiso de la Cámara para seguir editando el Boletín, con los cambios que se le hicieron desde el año 1921. En “Situación comercial” hacen referencia a la difícil situación del intercambio comercial en Venezuela (Pp. 1381-1382). En “Éxodo de oro de Venezuela” se presenta el valor en moneda extranjera del oro que va a Nueva York. A pedido de V. Lecuna. R. S. García envió un artículo titulado “Fomento” donde aborda asuntos relacionados con la agricultura y sus potencialidades en Venezuela (Pp. 1383-1384).

     “Conferencia del doctor Georges Rouma” está referida a las palabras dirigidas por uno de los delegados de la delegación belga que visitara el país en diciembre del año anterior (Pp. 1384-1388). De seguidas, “Comercio cubano – venezolano” en el que se hace referencia a la importancia del comercio entre Cuba y Venezuela, en el mismo se argumenta esta necesidad porque el comercio con Europa “todavía no nos ha reportado ningún extraordinario bien” (Pp. 1388-1393).

Boletín 92

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     El general Pedro Ducharme, presidente constitucional del estado Monagas, presentó “Informe sobre el comercio del estado Monagas” en que su autor refiere que entre 1865 y 1870 había casas comerciales francesas, inglesas, españolas, alemanas y venezolanas en Maturín que comerciaban con el algodón. Sin embargo, para 1922 sólo sobrevivían algunas venezolanas y sirias. Adjudicó este declive a la caída del precio del algodón y las dificultades que derivaban de apropiadas vías de comunicación (Pp. 1393-1396). Le sigue, “Estudio relativo al comercio e industrias del estado Trujillo” preparado por Julio Sánchez – Vegas. Su autor anotó como de gran importancia el intercambio que mantenía Trujillo con zonas aledañas del Zulia, Mérida, Lara y Portuguesa y que la podría convertir en un lugar importante de eje comercial (Pp. 1396-1399).

     En la página 1399 se insertó “Proyecto de construcción de un ferrocarril de Cúcuta al Magdalena, en Colombia”. Más adelante, fue incluido “La Bélgica industrial” que resulta ser un comentario de un folleto relacionado con las industrias de este país europeo (P. 1399). A continuación, continúan los apartes del historiador estadounidense C. H. Haring que para esta oportunidad ofrece un capítulo titulado “Comercio. El monopolio español” (Pp. 1400-1413). En “La pandemia en Tumeremo” se da a conocer los estragos causados por ella en esta localidad del sur de Venezuela (P.1413).

     En la misma página aparece un cuadro “Entradas de cacao por La Guaira en los años de 1920 a 1921” e, igualmente, “Aumento de precio” en el que se informa que el Boletín tendrá un costo de dos bolívares en vez de 1,50, a partir del número 99. En “Sección de correspondencia” se ofrecen intercambios desde Gutenberg, Palermo, Gáldar y Asteen. Al final de la página 1413 se incluyó “Primer Congreso de agricultores, ganaderos, industriales y comerciantes”, una nota de agradecimiento para el Comité de los Concursos La Hacienda por el obsequio de un libro bajo aquella denominación y cuya edición fue comentada de manera favorable desde el Boletín.

     En la página 1414-1415 se incluyó un cuadro: “Estadística relativa a ganado vacuno del estado Anzoátegui”. A partir de la página 1416 hasta la 1419 se insertaron un conjunto de cuadros relativos a la comercialización del café, del cacao, los tipos de cambio en Caracas para diciembre de 1921 y los precios de productos en varios lugares de Venezuela para esta misma fecha. En la página 1420 fue publicado “El café” en que se advirtió la situación de su comercialización en el mundo, en especial, Brasil. En “Crónica azucarera” se presentó un balance del intercambio de este producto en varios países del mundo, en especial la producción en tierras de Europa.

     Al final, carilla 1421, el cuadro “Movimiento de valores públicos en la Bolsa de Caracas y en la de Maracaibo en diciembre de 1921”.

Más boletines

Boletín – Volumen 74

Apuntes sobre la riqueza mineralógica de Venezuela

Boletín – Volumen 125

En esta edición del 1 de abril de 1924 se publicó, en primer lugar, “Situación mercantil”.

Boletín – Volumen 131

Para esta fecha, 1 de octubre de 1924, se inicia este número con “Situación mercantil”.

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