Rudolf Dolge, bibliógrafo americano

Rudolf Dolge, bibliógrafo americano

El estadounidense Rudolf llegó a Venezuela a los 28 años, en 1897, y vivió en Caracas hasta su muerte, en 1950. Fue fundador de la biblioteca Henry Clay y gran coleccionista de libros, folletos y periódicos venezolanos; su colección, compuesta de más de 10.000 volúmenes se encuentra en la Biblioteca Nacional, desde 1942. Cuatro años antes de su deceso, el diario caraqueño Últimas Noticias, en su edición del enero de 1946, publicó un amplio reportaje sobre la vida de este insigne bibliógrafo estadounidense.

     “Postrado en cama, a causa de una vieja dolencia, cumple hoy su 49 aniversario de haber llegado a Venezuela el bibliófilo norteamericano, señor Rudolf Dolge, fervoroso bolivariano, quien ha dado valiosas demostraciones de aprecio y estimación a nuestras glorias patrias durante su larga convivencia entre los venezolanos.

Rudlof Dolge nació en Nueva York, el 16 de diciembre de 1869, pasando su infancia en un pueblito de Dolgeville, residencia de sus padres. Desde pequeño, y cuando sólo contaba con 14 años de edad, realizó un viaje a pie por todos los Estados de la Unión Norteamericana, siendo más tarde enviado por sus padres a concluir estudios en la Universidad de Heidelberg, en Alemania.

Rudolf Dolge llegó a reunir una rica Hemeroteca y una colección de libros antiguos de gran valor que sobrepasó los 14 mil títulos, los cuales forman parte de la colección de la Biblioteca Nacional de Venezuela, desde 1942, cuando los adquirió el Estado

Rudolf Dolge llegó a reunir una rica Hemeroteca y una colección de libros antiguos de gran valor que sobrepasó los 14 mil títulos, los cuales forman parte de la colección de la Biblioteca Nacional de Venezuela, desde 1942, cuando los adquirió el Estado.

Su viaje a Venezuela y su labor bibliográfica

     Durante su primer viaje a Venezuela, realizado el 23 de enero de 1897, al contemplar por primera vez la ciudad de Caracas desde la colina de El Calvario, le ganó de inmediato la belleza de la urbe y la paz del ambiente, radicándose definitivamente en 1902. Gran venezolanista, se dedicó a recopilar obras históricas y didácticas venezolanas que dieron origen a la Biblioteca “Henry Clay”, obtenida recientemente por la Nación.

     Desde entonces, dio comienzo a su vasta labor de bibliófilo, empezando con un ejemplar de la Gaceta de Caracas, que le donara su gran amigo, el destacado bibliófilo venezolano Don Manuel Segundo Sánchez. Poseedor de una vasta cultura, el señor Dolge llegó a reunir una rica Hemeroteca y una colección de libros antiguos de gran valor que sobrepasó el número de 14 mil títulos que se hallan incluidos en el índice de la Biblioteca Nacional, obtenidos por la Nación en el año de 1942.

     Más de siete lustros de una labor paciente y sistemática fueron el resultado de esta valiosa colección de libros y periódicos que constituyen la Biblioteca “Henry Clay”.

     La Hemeroteca está enriquecida por colecciones de El Federalista, La Opinión Nacional, El Colombiano, editado por William Johnson, por el año de 1823, La Gaceta de Venezuela y las Memorias de diversas entidades regionales, etc.; y por obras de incalculable méritos, como Novae Novi Orbi Historiae, editada en el año 1581 (incunable); Maffei Bergonalis Historians, que data del año 1590 (incunable); la Historia del Nuevo Mundo o Descripción de las Indias Occidentales, por Juan de Laet, escrita en francés, data del año 1546; etcétera.

     En el año 1935, el señor Dolge donó 700 volúmenes de su colección Bolivariana a la Academia Nacional de la Historia, de la cual es miembro honorario. Durante sus cuarenta y nueve años venezolanos ha participado en todas las grandes efemérides de la Patria.

     Dolge fue el primero en traer a Venezuela un “dry-cleaning”, conocida con el nombre de Lavandería Americana, cuyo gerente fue el doctor Rafael Arévalo González. Más tarde, desempeñó el cargo de Agente Comercial de su país en Venezuela, siendo uno de los pioneros de las compañías petroleras con la fundación de la Richmond Petroleum Co., de la cual fue su gerente.

El senador estadounidense Henry Clay fue figura de inspiración para que Rudolf Dolge creara una extraordinaria colección de libros

El senador estadounidense Henry Clay fue figura de inspiración para que Rudolf Dolge creara una extraordinaria colección de libros.

Una de las valiosas obras de la colección de Rudolf Dolge es la Historia del Nuevo Mundo o Descripción de las Indias Occidentales, escrita por Juan de Laet y publicada en francés, en 1546

Una de las valiosas obras de la colección de Rudolf Dolge es la Historia del Nuevo Mundo o Descripción de las Indias Occidentales, escrita por Juan de Laet y publicada en francés, en 1546.

     Por los años de 1930, realizó una labor de acercamiento entre los pueblos americano y venezolano, despertando un sentimiento de gratitud hacia la figura del senador Henry Clay, primero en pedir Congreso Americano el reconocimiento de la Independencia de Venezuela. Gracias a sus gestiones, los Estados Unidos hicieron donación al pueblo venezolano la estatua del gran estadista que preside la plaza que está al lado del Teatro Nacional, en Caracas.

     Últimamente el señor Dolge regresó de Estados Unidos donde fuera en viaje de salud. Su vista, cansada de tanto trabajar, comenzó a oscurecerse. Sometido a una operación, regresó luego, con su jovial espíritu dispuesto a emprender nuevamente su obra bibliográfica que aún no ha terminado.

     Hombre de una gran actividad intelectual, Rudolf Dolge continúa recopilando sus libros y catalogándolos para completar su obra bibliográfica que es un valioso aporte a la Bibliografía Venezolana. Desde su lecho de enfermo está pendiente de mejorarse para seguir su trabajo, el cual considera como un aporte personal a la cultura de Venezuela. En este día de su aniversario venezolano, estrechamos sus manos en gesto cordial y amigo, y hacemos votos por su restablecimiento.” Lamentablemente, Dolge falleció en Caracas, cuatro años más tarde, el 12 de marzo de 1950

FUENTES CONSULTADAS

Últimas Noticias. Caracas, 23 de marzo de 1946; págs. 8 y 7

Boletín – Volumen 103

Boletín – Volumen 103

BOLETINES

Boletín – Volumen 103

Sinopsis

Por: Dr. Jorge Bracho

     Este número con fecha 1 de junio de 1922 presenta en su carilla 1569 “La elección presidencial” en la que felicitan a Juan Vicente Gómez por haber sido electo para un nuevo período presidencial. Entre las páginas 1569 y 1571 se desarrolla lo contentivo a “Situación mercantil”. Se expresa en este aparte que la situación no ha mejorado de manera sustancial, “pero se ha confirmado la noticia del alza de precio de los tejidos de algodón en Inglaterra por el aumento de la demanda por China y la India”. Le siguen algunos artículos asociados con “Resoluciones en 1921 del Ministerio de Hacienda respecto al impuesto de estampillas” (Pp. 1571-1576).

     A continuación, “Rebaja de derechos de importación del café y cacao en Inglaterra” y “Respuesta a un artículo de ‘The Economist’ de Londres” (Pp. 1576-1577), en el que se aborda el derecho de Venezuela a no pagar algunos bonos de la deuda diplomática del 3% de 1905 y firmado por H. Pérez Dupuy. Luego, “La cuestión monetaria”, que es la continuación de un artículo publicado en el número 102, relacionado con el patrón oro. Esta segunda parte se dedica al papel moneda (Pp. 1577-1582).

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     De la carilla 1582 a la 1583 el espacio lo ocupa “El mercado del azúcar”, redactado por el estadounidense Dwight O. Palmer, en el que se hace referencia a la recuperación de la demanda y, por tanto, de la producción a escala mundial. Viene otra entrega del historiador C. H. Haring, “Parte segunda. Capítulo XI. Naos y navegantes” (Pp. 1583-1599). En la página 1600 se anuncia la recepción de “dos gruesos volúmenes lujosamente editados” en que se muestran el desenvolvimiento evolutivo del comercio del Reino de Italia en “L’ Italie Economique”.

     Desde la página 1600 a la 1605 se publican cuadros con distinta información acerca de la exportación de cacao y café para abril de 1922, una estadística del ganado en Mérida, los precios de diversos productos para abril de 1922 y los valores de las Bolsa de Caracas y Maracaibo en mayo de 1922 y tipos de cambio en Caracas para la misma fecha. En “Sección de correspondencia” demandan relaciones comerciales desde Barcelona, Estocolmo, Kobe y Chicago. En la misma página 1605 “Participaciones” se informa sobre dos nuevos establecimientos comerciales en Caracas.

Más boletines

Boletín – Volumen 98

Para este número con fecha enero 1 de 1922, la página 1381 abre con “1922”.

Boletín – Volumen 99

Este número 99, correspondiente a febrero de 1922, abre la edición con “Situación mercantil”.

Boletín – Volumen 85

La crisis actual

Boletín – Volumen 102

Boletín – Volumen 102

BOLETINES

Boletín – Volumen 102

Sinopsis

Por: Dr. Jorge Bracho

     De fecha 1 de mayo de 1922 es la edición 102 del Boletín. La misma abre con “Situación mercantil” (Pp. 1533-1534) en la que se expresó: “La situación propiamente no ha mejorado … el actual momento de la situación mercantil parece caracterizarse por el comienzo de un estado de normalidad … especialmente porque el factor principal, el exceso de mercancías secas ya no existe propiamente … algunas regiones del interior están en pésima situación, especialmente las de los Llanos”. Le sigue, “Resolución del ministerio de Hacienda respecto a aplicación del impuesto de estampillas a las cuentas ventas” (Pp. 1534-1535).

Entre las páginas 1535 y 1538 se editó “Consejos de sabios y de hombres de Estado de los Estados Unidos a la América Latina”. Es un artículo que hace referencia al petróleo y redactado por David White geólogo y representante de la oficina geológica estadounidense. Le sigue, “La pesca de peces en Margarita” (Pp. 1539-1540) preparado por Jacinto Escobar, representante del Banco de Venezuela en Pampatar, en donde considera los tipos de pesca denominados de chinchorro y mandinga.

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     Una información proporcionada por un agente del Banco de Venezuela, en Carúpano, “Siembra y producción de cacao en Carúpano” (Pp. 1540-1541) en que se informa acerca de la escasa cosecha del año 1921, debido a las lluvias de ese año. A continuación, “Siembra y negocios de coco en Barcelona y Cumaná” (Pp. 1541-1542), información proporcionada por el Banco de Venezuela en esos lugares. En la misma se expresó que el futuro de este fruto era promisor por la puesta en práctica de la empresa Industrial de Manzanares.

     Posteriormente, se incluyó “La cuestión monetaria” (Pp. 1542-1547), un artículo extraído del Boletín del City Bank de Nueva York, en que se explica las funciones de la moneda, la evolución de un equivalente general en oro o plata, las ventajas que estos metales revisten, el papel del patrón oro en la historia de la humanidad, la ventaja del patrón oro en la época contemporánea, la supuesta manipulación del oro por los banqueros y la ineficacia del papel moneda, entre otros asuntos. De inmediato, “La moratoria alemana” (Pp. 1547-1548) la que se concedió por las dificultades financieras que sufría el gobierno alemán y como parte de las condiciones impuestas luego de la Guerra.

     Entre las páginas 1548 y 1559 continúan las entregas de C. H. Haring, “corsarios luteranos”, en que, entre otras consideraciones, se puede leer que entre los siglos XVI y XVII “los corsarios constituyeron un peligro constante para la navegación de las Indias, como lo continuaron siendo hasta el siglo XIX”.

     En “Sección de correspondencia” (P. 1559) se proponen tratos comerciales desde Lyon, Marsella, Cienfuegos, Nueva York, París. Una información proveniente del Banco de Venezuela, “Rebaja de intereses”, dio a conocer la disminución en los intereses de cuenta corriente de un 10 a un 9% en virtud del estado de normalidad que se estaba gestando luego del período inflacionario experimentado después de la Guerra (P.1560). De seguida, “Situación mercantil en Maracaibo” (P. 1560) informa acerca del negocio comercial y su posible recuperación.

     De la carilla 1560 a la 1567 aparecen un conjunto de cuadros. “Café y cacao exportados por La Guaira en marzo de 1922”, “Comercio de café en Maracaibo en marzo de 1922”, “Tipo de cambio en Caracas en abril de 1922”, “Precios de productos en diversos lugares de Venezuela en marzo de 1922”, “Cuadro comparativo del comercio de los tres principales puertos de Venezuela de 1916 a 1920”, “Valores de las Bolsas de Caracas y Maracaibo en abril de 1922” y “Exportación de Puerto Cabello en 1921”.

Más boletines

Boletín – Volumen 124

Con fecha de 1 de marzo de 1924 se presenta, en primer lugar, “Situación mercantil”

Boletín – Volumen 104

El juramento presidencial.

Boletín – Volumen 136

El movimiento de febrero ha sido mediano.

Revista Comercio, Abril – Junio de 1984

Revista Comercio, Abril – Junio de 1984

REVISTA COMERCIO

Revista Comercio, Abril – Junio de 1984

Sinopsis

Por: Esther Mobilia

La edición está dedicada al abastecimiento y capacidad de exportación de productos agrícolas. En el marco de las XL Asamblea Anual de Fedecámaras, el presidente de la Cámara de Comercio, Luis Augusto Vegas Benedetti dio unas declaraciones sobre la pertinencia de frenar prontamente la tendencia socializante en la economía venezolana. Una propuesta para explicar las condiciones de la sociedad venezolana y el alto costo de la vida la propone Vladimir Chelminski, director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Caracas en el artículo publicado por la revista a continuación.

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     Eddo Polesel, consejero permanente de Consecomercio, desarrolla la importancia de las inversiones extranjeras en el seminario “Inversiones extranjeras y desarrollo económico”, tenido lugar en Caraballeda, el 20 de junio de 1984. En la sección “El Pensamiento empresarial” se presenta una serie de citas extraídas de diversas obras de empresarios venezolanos publicadas en otras ediciones de la Revista Comercio. Se reproduce un artículo de la revista “L’Economie Internationale”, de la Cámara de Comercio Internacional, de 54 años de antigüedad, dónde se explican las condiciones de la deuda exterior de América Latina. Gustavo Roosen explica de manera exhaustiva las condiciones de abastecimiento y capacidad de exportación de productos agrícolas en Venezuela.

Más revistas

Revista Comercio, Noviembre de 1990

Esta edición se centra en la crisis estructural que afronta Venezuela.

Revista Comercio, Enero – Marzo de 1982

La edición está dedicada a la gestión y capacitación del cuerpo de Policía Metropolitana y al proyecto de la Ley Reglamentaria de la Libertad Económica y de la Protección al Consumidor.

Revista Comercio, Abril – Junio de 1982

La edición está dedicada al informe al congreso presentado por la Contraloría General de la República en 1981.

Sensacional fuga de la Isla del Burro

Sensacional fuga de la Isla del Burro

En los días navideños de 1963, la nación fue sacudida con la noticia sobre la espectacular fuga de un grupo de procesados militares recluidos en el penal de Tacarigua, más conocido como la Isla del Burro. El presidente Rómulo Betancourt ordenó a tres Ministerios una investigación exhaustiva del caso para determinar cómo se fugaron los presos. Anotándose su primera gran exclusiva del año, la revista Élite publica este reportaje, escrito por uno de los cabecillas de la fuga –quien emplea un seudónimo para ocultar su verdadera identidad– en el cual se relata minuciosamente todo el plan de la sensacional fuga.

Por Dámaso Rojas

En los días navideños de 1963, un grupo de procesados militares logró huir del penal de Tacarigua, más conocido como la Isla del Burro, una de las cárceles más seguras del país.

En los días navideños de 1963, un grupo de procesados militares logró huir del penal de Tacarigua, más conocido como la Isla del Burro, una de las cárceles más seguras del país.

     “La Penitenciaría de la isla de Tacarigua parecía la más segura de todas las cárceles del país. Cuando se reacondicionaron sus instalaciones, nadie se preocupó en reducir el presupuesto ni en ninguna economía con tal de que fuese un presidio a prueba de fugas. El Ministerio de la Defensa ya había planteado la necesidad de un penal especial para algunos procesados militares. Las antiguas fortalezas de El Vigía, en La Guaira, y Libertador, en Puerto Cabello, ni el Cuartel San Carlos de Caracas, y menos aún las cárceles nuevas, tenían capacidad y todos los elementos de seguridad necesarios para garantizar la prisión de unos 200 civiles y militares tenidos como “peligrosos” y condenados a doce o treinta años.

     Atendiendo a tales exigencias se destinaron 14 millones de bolívares, de los cuales, trece fueron invertidos en las instalaciones de alarma y seguridad, para reacondicionar la famosa Isla del Burro. El MOP, bajo la dirección técnica de especialistas alemanes, con el asesoramiento del mayor Ernesto Pulido Tamayo, estimado en Miraflores como el más capaz de sus jefes de prisiones, construyó su obra. Era un penal modelo, con todos los adelantos modernos en materia de seguridad, especial para ´procesados militares.

     En Miraflores podían dormir tranquilos. La inversión hecha convirtió la isla del Burro en un penal seguro, a prueba de fugas. No se repetirían casos como el de la Cárcel de Trujillo, de donde se evadieron el 15 de septiembre nueve condenados civiles y militares, entre quienes figuran el capitán de corbeta Molina Villegas, el mayor Vegas Castejón, Fabricio Ojeda, Luben Petkoff y otros cinco más. De todas las otras prisiones importantes –incluido el Cuartel San Carlos– se han fugado presos políticos o militares. Pero al fin había una con el máximo de seguridad.

     La Isla del Burro tiene una doble cerca de alambres, de las cuales la interna está dotada de un sistema electrónico de alarma que permite señalar en un tablero cualquier corte o el más insignificante contacto. Sería suficiente con que uno de los detenidos tocara con sus dedos uno solo de los alambres, para que entrara en funcionamiento el sistema. Se enciende el tablero, suenan timbres, se prenden los reflectores. En el supuesto de que fallara el sistema electrónico, y algún preso traspasara esa primera cerca, tendría que atravesar un campo minado, imposible de transitar sin el riesgo de perecer. Si alguien atravesara ese campo, y lograra traspasar la cerca exterior, estaría todavía en la Isla del Burro. Muchos recordarán que “Petróleo Crudo” alcanzó una orilla a nado. Hoy es imposible. Alrededor de la isla todo está sembrado de minas. Ni se puede atravesar a nado, ni podría llegar una embarcación sin ser vista o sin chocar con una mina. La navegación es obligatoria por un canal señalado mediante bollas, por donde diariamente y a toda hora una lancha patrullera.

     Independientemente del sistema electrónico, existen 40 garitas, cada una de ellas con dos centinelas armados de automáticas, y con potentes reflectores –cada garita– cuya luz alcanza hasta las orillas más distantes.

     La vigilancia está a cargo de un Destacamento militar mixto, con 300 hombres escogidos, dotados de morteros, ametralladoras antiaéreas y armas ligeras. Además, hay 100 guardias civiles con carabinas FN y revólveres, y un sistema de comunicación permanente con los Ministerios de Justicia y Defensa y con la Base Aérea de Palo Negro, que es la instalación militar más cercana a la isla. Resultaba invulnerable.

Dos de los evadidos, el mayor Manuel Azuaje Ortega (izq.) y el doctor Germán Lairet, quien luego sería ministro del Trabajo durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez

Dos de los evadidos, el mayor Manuel Azuaje Ortega (izq.) y el doctor Germán Lairet, quien luego sería ministro del Trabajo durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez

Los procesados y condenados

     En tales condiciones, después de probar varias veces los sistemas de seguridad, se resolvió el traslado de los primeros presos, hasta completar unos 160.

     En primer término, todos los procesados por su participación en el movimiento conocido como “El Porteñazo”, el 2 de junio del 63: un Capitán de Fragata (equivalente a teniente coronel) Pedro Medina Silva; tres Capitanes de Corbeta (Mayores) Víctor Hugo Morales, Miguel Henríquez y Luis Avilán Montiel; cuatro tenientes de Fragata (tenientes) Carlos Fermín C., Wallis Medina Rojas, Antonio Picardo y Florencio Ramos y otros oficiales y suboficiales hasta completar unos 25.

     También están los civiles procesados por la misma causa: Dr. Germán Lairet, Dr. Manuel Quijada (Secretario del Consejo Supremo Electoral en 1958), Gastón Carvallo, Alberto Caricote, Julio Conde Alcalá, Oscar “Loco” Carreño y otras decenas; jóvenes acusados por sus actividades guerrilleras, detenidos en vari as regiones del país, y quienes habían estado en La Orchila, El Vigía y el Castillo de Puerto Cabello, como Eduardo Ortiz Bucarán, Rufo Antonio Meneses, Clodosvaldo Russián, Julio Valero Roa, Rafael Rondón Rivas, Ángel Suzzarini, el sindicalista Luis Felipe Ojeda, etc.; el exdiputado Eloy Torres, trasladado desde la Cárcel de Ciudad Bolívar, y otros oficiales, casi todos considerados de ideas radicales, como el mayor Manuel Azuaje Ortega, los capitanes Américo Serritiello, Julio Bonet Salas, Raúl Hernández W.; los tenientes Nicolás Hurtado Barrios (preso desde 1958) y Exio Saldivia, jefe del movimiento conocido como el “Saldiviazo”.

     Hoy casi llegan a trescientos, distribuidos en galpones que hace años utilizó el Consejo Venezolano del Niño para un retén que funcionó allí, y el cual clausuró por razones de salubridad.

Descartados 9 planes de fuga

     Ahora comienza el relato de uno de los evadidos el 25 de diciembre:

–A medida que íbamos llegando, nos dábamos cuenta de lo difícil que resultaría una evasión. Allí estábamos “veteranos” de varias prisiones, y todos coincidíamos en que esta Isla del Burro parecía imposible de burlar. Sólo un cambio en la situación política nos daría la libertad. ¡Y pensar que algunos están condenados a años! Pero no perdíamos la esperanza, estábamos seguros de encontrar algún medio de evasión. Nos organizamos para exigir mejor trato, para luchar por reivindicaciones que hicieran más llevadera nuestra vida en ese inhóspito lugar, sin dejar de pensar en que la única reivindicación que realmente tiene valor para un preso es la libertad.

–¿Cuándo comenzaron a planear la fuga?

–Desde el mismo día de nuestra llegada, a fines de octubre. Distribuimos decenas de hombres para labores de observación. Pacientemente, pues teníamos tiempo suficiente, nos fijábamos y tomábamos datos sobre todas las medidas de seguridad, cambios de guardia, distancias, los relevos, funcionamiento del sistema electrónico, rutina del personal, materiales de construcción, sistema de visitas, etc. No descuidábamos un solo detalle. Más de cuarenta de nosotros trabajábamos en esa etapa de observación.

     Con esos datos en la mano comenzaron a estudiar posibles planes. En menos de un mes descartaron nueve porque todos tenían uno o más puntos débiles que los hacían imposible de ejecutar o eran demasiado riesgosos. No se podía burlar las alambradas, ni las garitas, ni sobornar a los guardias porque no tenían contacto directo con ellos; era imposible la evasión nocturna que significara atravesar a nado la laguna. Tampoco era factible una acción de comando desde el exterior, pues ni siquiera contando con helicópteros o lanchas rápidas hubiese tenido éxito.

–De la misma manera como cada uno de esos nueve planes tenía un punto débil, sabíamos que el penal también tendría el suyo. Y lo encontramos: en la propia rutina del penal, el único lugar viable era el embarcadero que sirve para llegar a la isla.

Los días de visitas

–Teníamos que escoger el mejor momento, y cuando hubiese mayor cantidad de ´personas circulando. Tenía que ser un día de visita. Entonces procedimos a estudiar con el mayor cuidado, sin olvidar detalles, el procedimiento empleado para aceptar las visitas.

     Dos veces cada semana, los miércoles y los domingos, desde las nueve de la mañana hasta las cuatro de la tarde, los familiares de los civiles y militares presos los visitaban. Existe un riguroso control a cada visitante, a quien se le retiene la Cédula de Identidad, y a quienes se contaba, una a uno, después de concluir el período de visita.

–Teníamos que encontrar el “punto flaco” del sistema de control. Un día, uno de nosotros, observador agudo, dio con la fórmula de burlar la guardia. A partir de ese momento todos intensificamos nuestro trabajo, y nos fijamos, como meta, intentar la evasión antes del último día del año.

–¿Qué fecha era entonces?

–Faltaban pocos días. Estábamos contra el reloj, y cualquier atraso podría echar por tierra nuestro plan; así que no podíamos perder tiempo.

Aspecto de unos de los dormitorios del penal de la isla del Burro.

Aspecto de unos de los dormitorios del penal de la isla del Burro.

Escogen la fecha

     Se reúnen y resuelven intentar la fuga el domingo 22 de diciembre. Un día después, la cambian para el 25, pues pensaron que por ser día de Navidad las visitas serían más numerosas, como en efecto ocurrió.

–Nuestros enemigos eran los guardias civiles, agentes todos del SIFA y de la DIGEPOL, en contacto directo con nosotros, pues una de sus tareas era grabar bien nuestros rostros. Solo ellos, ¡y eran cien!, podían reconocernos, pues el personal militar no tenía contacto.

     Los siguientes fueron días de gran tensión, como es de suponer. Repasaban cada detalle para perfeccionar el plan. Los cuatro comprometidos aparentaban, no obstante, la mayor tranquilidad, y con los otros presos, hacían planes de Año Nuevo, cursos de estudios, torneos deportivos. Resolvieron que no debían tener contactos entre sí más de dos de ellos, y cada noche no hacían sino pensar en la fuga.

     El mayor Azuaje Ortega y Gastón Carvallo eran los más preocupados: el primero, por su estatura, y el otro, por la calva. El capitán Medina Silva y Germán Lairet también tenían un factor adverso: ambos eran delegados de los presos ante las autoridades del penal, y podían ser reconocidos.

–¿Y por qué no escogieron otros?

     No hubo ninguna respuesta. Lo cierto es que se mantuvo el secreto. Ni los familiares ni los otros presos estaban enterados de los pormenores, fecha y otros detalles de la fuga. Así al menos lo asegura nuestro entrevistado.

 

Hora “0” del día “d”

     Se acercaba el día “D”. Celebraron la Noche Buena, cenaron juntos, cantaron y charlaron. Lairet amaneció enfermo y tuvo necesidad de inyectarse hasta cinco veces para combatir una angina que pudo trastornar su “salida”. El 25, después del desayuno, los presos esperaban con entusiasmo a sus familiares. Un equipo especial había preparado un almuerzo, en el que participarían los visitantes; adornaron las instalaciones; abrían los paquetes de regalos. Entre casi 300 presos, había cuatro que no podían tener un comportamiento igual, a pesar de todos los esfuerzos que hacían.

     Se ponían más nerviosos cuando llegaba la hora “0”. Por la tarde, cada uno de ellos hizo lo previsto para cambiar de fisonomía y evitar la eventual identificación. Pelucas, bigotes rasurados, tinte para el pelo, cambio de tr5ajes, caminar distinto, cambio de voz. Termina la visita.

–Comenzamos a caminar con los otros visitantes Yo estaba nervioso, y trataba de no mirar a mis compañeros de aventura. La visita había terminado, y andábamos por los pasillos. Ni siquiera los otros compañeros nos reconocían. Sin embargo, no me despedí de nadie. Eran las seis de la tarde, porque la visita se había prolongado dos horas por tratarse de 25 de diciembre. Esa semioscuridad nos favorecía. Pudimos llegar sin inconvenientes al punto crítico de nuestro plan. . .

Entre los prófugos también se encontraba el ex diputado Eloy Torres (de boina).

Entre los prófugos también se encontraba el ex diputado Eloy Torres (de boina).

El embarcadero

–Allí, aprovechando la afluencia de visitantes, la oscuridad y el natural cansancio de la guardia, pusimos en práctica una treta.

–¿De qué se trataba?

–No pudo explicarla, por razones obvias.

     Uno a uno subió a la gabarra apretujada de gente. Gastón Carvallo fue el último en hacerlo, Hubiera sido suficiente que por cualquier circunstancia se le cayese la peluca, y todo el plan se hubiera venido abajo. Cuando Carvallo subió, buscó con la vista a sus compañeros. Estaban los cuatro. Pero la gabarra no se ponía en movimiento.

–Todos templamos cuando vimos que, a buen paso, se acercaban dos guardias. ¿Estábamos descubiertos, Medina Silva me miraba preguntándome qué pasaba? Transmitieron un breve e insignificante mensaje, y a las 6.20 minutos partimos. Un reflector mostraba la zona marcada con bollas.

–¿Usted debe ser familiar de Lairet? –preguntó una señora a uno de los evadidos.

–No, no, señora, ni lo conozco.

–Pero se le parece mucho.

     Quería seguir hablando cuando a las 6.40, la gabarra tocó la orilla. Cada uno constató que sus otros compañeros estaban en tierra. Seguros, después de esa primera etapa.

En libertad

     Todavía no estábamos a salvo. Si se daban cuenta de nuestra ausencia, hubiéramos sido detenidos nuevamente. Pensamos que antes de una hora sería imposible que se percataran de la fuga, y en ese tiempo, cada uno por su lado, pudimos trasladarnos a lugares más o menos seguros. Nuestros compañeros fueron discretos, y solo en la mañana del 27 de diciembre, las autoridades pudieron cerciorarse de la evasión. Nunca penamos que íbamos a tener tanto tiempo para completar nuestra fuga.

–¿Quién los ayudó?

–Nadie. El plan tenía esa ventaja, que podía ejecutarse sin colaboración.

–Al menos hubo complicidad. . .

-No podía haber ayuda de la custodia porque el personal civil es de la DIGEPOL y el SIFA, y los efectivos del Destacamento militar no tienen contacto con los presos y, en consecuencia, no podían identificarnos.

     Por la puerta grande, como tituló “El Mundo”, pudieron fugarse el capitán de Fragata Pedro Medina Silva, condenado a 30 años de presidio por ser uno de los tres cabecillas –Ponte Rodríguez y Víctor Hugo Morales fueron los otros– del “Porteñazo”; el mayor Manuel Azuaje Ortega, quien se fugó desde un avión cuando lo trasladaban desde Puerto Cabello; posteriormente del Hospital Militar, y había sido detenido después de gran actividad clandestina, el pasado 9 de julio en Maracay; el Dr. Germán Lairet, antiguo dirigente de la FCU, miembro del Comité Central del PCV, exdiputado, y condenado a 16 años y medio, por su participación en el “Porteñazo”; y Gastón Carvallo, también condenado a 16 años y medio por participar en el “Porteñazo”, y quien fuera torturado, según denuncias públicas hechas entonces.

     Esa es la historia contada por uno de ellos. Verdad o mentira, lo cierto es que están en libertad, aunque perseguidos por todas las policías”.

FUENTES CONSULTADAS

Élite. Caracas, 1° de febrero de 1964.

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