Junio de 1969

Junio de 1969

REVISTA PRODUCCIÓN

Junio de 1969

Sinopsis

Por: Esther Mobilia

     La edición está dedicada a la industria química y farmacéutica. Inicia con la presentación de las Gacetas Oficiales de carácter económico publicadas en la legislación venezolana. En el marco de la reunión de la Comisión Mixta en Cartagena sobre el pacto subregional andino, la Cámara de Industriales de Caracas presentó una declaración en donde avala las diversas alternativas de integración que tiene Venezuela. En el editorial de la revista se reseña el desarrollo de la XXV Asamblea Anual de Fedecámaras y los encuentros desarrollados con el gobierno nacional. En el marco del tema central de la edición, se reseña el desarrollo de la VI Conferencia latinoamericana de la industria farmacéutica. Pedro Pick, presidente de la Cámara de la Industria Química afirma que Venezuela es el país ideal para el desarrollo del sector por la presencia de capital, materias primas y vocación para hacer negocios. Oscar Novo, miembro de la firma Dow Química afirma que el gobierno debe que trabajar en alianza con los miembros del sector. Domingo Mariani, director de producción de Hoechst Remedia declara que el gobierno debe promover incentivos para el desarrollo de la industria química. Carlos Añez Anzola afirma que el desarrollo de la industria química se alcanzará cuando se tenga una política definida por parte del gobierno. El presidente de Empresa Nacional de Salinas, José Rafael Pocaterra, en una entrevista analiza la situación del sector y la relación con el gobierno venezolano. Más adelante se presenta un estudio detallado sobre la situación de la industria química en el país. El ingeniero José Ignacio Casal, gerente de la Cámara de Industriales de Caracas explica la preocupación generalizada en los empresarios venezolanos sobre la calidad de la producción. Se reseña el encuentro entre los representantes de los ministerios de Hacienda y Fomento con los miembros de la Industria Gráfica y los productores de pulpa, papel y cartón. Se presenta una nota relacionada con la celebración del VIII Congreso de Ingeniería y la presencia del presidente Rafael Caldera en el evento. El periodista J. Sanjuán escribe un artículo de opinión en el que hace un balance de la economía venezolana a lo largo del mes transcurrido. 

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    Se publica un breve trabajo acerca de las características de la nueva empresa Oxidor, perteneciente al Grupo Montana en alianza con Sherwin Williams de Venezuela y el Instituto Venezolano de Petroquímica. Héctor Esteves hijo, gerente de la Bolsa de Comercio de Caracas, afirma que las industrias no tienen la costumbre de emitir valores, perdiéndose una oportunidad para la promoción del financiamiento. Se anexa la declaración del II congreso latinoamericano de industriales en La Asunción (Paraguay), así como la resolución del Ministerio de Fomento del 3 de mayo de 1969 sobre el fomento a la importación de partes automóviles. Se presenta un estudio brece sobre la industria petroquímica y su importancia para el desarrollo nacional. En temas estadísticos, se presenta el balance de las operaciones financieras de la industria petrolera en 1968. Isaías Martínez Ch. analiza el tema de la organización industrial. Rafael Yustes F. explica el origen del aumento de precios en el año 1968. Antonio J. Fernández analiza la importancia del mantenimiento en las empresas industriales. En temas relacionados con Administración de Empresas, Bernabé Sánchez Rojas explica los tipos de dirigentes presentes en las empresas. Más adelante se presentan las interrogantes de un diagnóstico económico-administrativo de empresas. Con respecto a las industrias básicas, se informa que en materia de aluminio, Venezuela pasó de ser importador a exportador. La edición termina con la presentación de la nómina de miembros de la Cámara de Industriales.

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Septiembre de 1969

El número está dedicado a los sectores textil, confección, joyería y relojería.

Mayo-Julio 1993

Este número está dedicado al análisis de la situación de la seguridad social en Venezuela.

Mayo de 1968 – N192

Esta edición está dedicada a la Asamblea de Fedecámaras y la industria de los alimentos.

Junio de 1969

Marzo – Abril 1993

REVISTA PRODUCCIÓN

Marzo – Abril 1993

Sinopsis

Por: Esther Mobilia

     El editorial se centra en el tema de la crisis generalizada de la sociedad venezolana y en cómo superarla. En la sección Encuentros se reseñan noticias breves del mundo empresarial tanto nacional como internacional. Más adelante se desarrolla el tema de la seguridad industrial y en la importancia de la toma de conciencia de la protección en el área de trabajo. En un estudio realizado a partir de entrevistas a diversos empresarios se analiza el tema de los cambios vertiginosos que han tenido lugar tanto en Venezuela como el mundo a principios de los años 90 y el reto que representa para nuestro país el proceso de recomposición nacional. En la sección Vínculos se detallan los proyectos de alianzas importantes que se han construido entre empresas venezolanas y extranjeras. El periodista Sebastián de- la Nuez presenta un trabajo acerca de los proyectos diseñados para promover inversiones y estimular las exportaciones en el país, específicamente en la región de Guayana. En su relación con temas de carácter político, se presenta la reseña de un foro promovido por los editores de la revista Producción, en donde se analizan las condiciones actuales del país y la necesidad de construir un consenso para superar la crisis; participaron personalidades de la talla de Gustavo Márquez, Emeterio Gómez, Marisol Fuentes, Reinaldo Calcaño, Sebastián de la Nuez y Luis H. Ball Zuloaga (presidente de la Cámara de Industriales de Caracas), quien participó como moderador. Posteriormente se analiza el tema del almacenamiento financiero cómo ha sido utilizado por diversas empresas venezolanas, alcanzando una cartera, para ese momento, de 15 mil millones de bolívares. Más adelante se hace énfasis en el crecimiento de las empresas venezolanas y de su proyección en el exterior con inversiones en Europa, Estados Unidos y el Caribe. En la sección Personaje se presenta un trabajo sobre la vida del abogado José Bouza Izquierdo, presidente de la Asociación Bancaria de Venezuela y de la Sociedad Financiera Unión, y de sus proyecciones para Venezuela. René Granat, director gerente de la empresa Contipak, es retratado en un artículo sobre el papel de las empresas empacadoras y el papel de la automatización en la industria. Vladimir Chelmiski analiza el papel del proceso de privatización y su importancia para el incremento de la calidad de vida de las personas. Culmina la edición con las direcciones y los contactos de los asociados a la Cámara de Industriales de Caracas.

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Más revistas

Noviembre de 1969

El número está dedicado a la industria del mueble.

Noviembre de 1968

El número está dedicado a la industria de la joyería y relojería.

Agosto de 1968

Esta edición está dedicada a los sectores transporte y turismo.

Carta Económica de Mérida (1962)

Carta Económica de Mérida (1962)

     En el año de 1962, FEDECAMARAS presentó la «Carta Económica de Mérida» cuyo propósito estaba fundamentado en la oferta de una guía sobre las cuestiones fundamentales que requerían atención, para alcanzar el Desarrollo Nacional.

Usos sociales y espacio público en Caracas

Usos sociales y espacio público en Caracas

El primer embajador de Brasil en Venezuela, Miguel María Lisboa (1809-1881), mejor conocido como el Consejero Lisboa, se le encomendó la misión diplomática de viajar y estudiar a profundidad las características de las repúblicas fronterizas con Brasil (1843-1853). A partir de ese recorrido, Lisboa escribe un libro titulado Relación de un viaje a Venezuela, Nueva Granada y Ecuador, donde, entre muchas otras informaciones, relata su vivencia en Caracas y las costumbres de sus habitantes.

Una de las descripciones que hace el Consejero Lisboa sobre los caraqueños es que estos tenían buen gusto para las fiestas y los bailes. Dibujo de Camille Pissarro, c.1854
Una de las descripciones que hace el Consejero Lisboa sobre los caraqueños es que estos tenían buen gusto para las fiestas y los bailes. Dibujo de Camille Pissarro, c.1854

     Uno de los usos sociales que fue objeto de comparación por parte del Consejero Lisboa se relacionó con los recién llegados a alguna ciudad de América y lo que sucedía con cualquier forastero que se asentara en algún lugar de Europa. De esta última recordó que quien llegaba a ella tenía por costumbre tomar la iniciativa de visitar a amigos y conocidos. En cambio, en tierras americanas era diferente. Entre los americanos el forastero era saludado por los habitantes de una de las ciudades pertenecientes al Nuevo Mundo. Puso a la vista que esto era muy común en Brasil, Buenos Aires, Santiago, Bogotá, Quito y Lima. “Los caraqueños, sin embargo, no llevan tan lejos su amabilidad y exigen de los forasteros un término medio, esto es, que se anuncien enviando un billete a las personas con quien quieren relacionarse y recibiendo la primera visita en persona”. Acotó que tal costumbre había sido censurada, sin embargo, algunos sostenían la práctica al calificarla de actitud moderna. 

     Para dar fuerza a este argumento, tal como lo hizo con otras aseveraciones relacionadas con los caraqueños y Caracas, rememoró que cuando visitó la ciudad la primera vez, en 1843, tuvo que enviar tarjetas de presentación a algunos lugareños. 

     No obstante, durante su segunda visita, en 1852, los amigos y relacionados con los que compartió en la primera ocasión fueron quienes le dieron la bienvenida tanto los caballeros como sus señoras y sus doncellas. Ponderó el cumplimiento de los deberes sociales, al corresponder las visitas, cumplir de manera escrupulosa pésames y felicitaciones, “y hasta conocen los modernos de visitas de sobremesa, fiestas y Año Nuevo”. También destacó que, entre mujeres y hombres existía la tradición de visitar los días de su santo a amigos y parientes.

     Agregó que después de 1848 los habitantes de la comarca habían restringido fiesta y ágapes. Calificó lo acontecido este año como tumultuoso, “produjo tantas desgracias y tantas discordias entre los principales habitantes de Caracas”. De los caraqueños expresó que tenían buen gusto para las fiestas y los bailes, “nadie lo sabe hacer mejor”, dejó escrito. Contó que, el día 3 de octubre de 1852 un mantuano lo había invitado a una celebración en ocasión del doctorado en leyes de uno de sus hijos. Expresó que, a pesar de ser poco amante de Terpsícore se había retirado a sus aposentos a las tres de la mañana. Escribió que toda la casa se había adornado para el baile que se presentaría y en cuyo salón había no menos de trescientas luces y una orquesta de doce músicos que interpretaban composiciones de Strauss, Herzog y Lanner, entre otros. Sin embargo, agregó que los bailes en la ciudad no eran frecuentes. El que describió le pareció lleno de delicadeza y buen gusto y que por los manjares que se servían, “igualaba los mejores de Europa”.

     Alrededor del lujo y la elegancia de fiestas como la señalada por el Consejero Lisboa, observó un detalle de los bailes presentado en Caracas, una característica que para él los hacía especiales frente a los bailes que presenció en Europa. Expresó que, en la parte de fuera de las ventanas, así como en los patios e interior de las viviendas, donde se desarrollaban bailes llenos de esplendor, “se apiñan los criados y esclavos de ambos sexos, vestidos aseadamente, los que acompañan a las señoras al baile”. Llamó la atención acerca de esta circunstancia y a la que comparó con el trato ofrecido a los sirvientes por parte de sus amos en Europa. Para él resultaba ser otro buen ejemplo del carácter indulgente y bondadoso de los habitantes del Nuevo Mundo. Para Lisboa resultaba “una prueba de que el estado de esclavitud que los abolicionistas pintan con tan medroso corazón tiene en América, especialmente en las grandes poblaciones, ventajas que ellos les niegan”.

El Consejero Lisboa observó que los caraqueños conservaban una pasión y tendencia por las ideas religiosas
El Consejero Lisboa observó que los caraqueños conservaban una pasión y tendencia por las ideas religiosas

     Según observó, un análisis imparcial de las condiciones de vida de los esclavos urbanos se podía corroborar que ellos, en su gran proporción, estaban “considerados en América como formando parte de la familia y tratados con mucha más indulgencia que los criados europeos. En Europa, los criados forman una casta separada en todo de sus amos”. Por otra parte, su criado de nombre Simplicio le hizo notar que algunos sacerdotes fumaban en la calle. Lo que lo llevó a establecer que en Caracas era un hábito muy generalizado entre sus habitantes. En el caso de mujeres las observó, pero en sus casas frente a amigos muy cercanos y “siempre tras muchas disculpas y satisfacciones”.

     Para lo que denominó la embriaguez indicó que no vio en las mujeres caraqueñas una propensión a consumir bebidas alcohólicas. Incluso expresó que entre la “clase baja” solo se podían observar borrachos en fiestas públicas. En cuanto al juego, agregó que cuando visitó la ciudad por vez primera la recreación, con sus excesos y desgracias, no era como en Lima y Santiago de Chile. Según información obtenida por él, “desde el malhadado 1848, anulada la sociabilidad por causa de la revolución, muchos caraqueños buscaron distracción en aquel vicio fatal. Es un argumento más contra las revoluciones, especie de caja de Pandora que encierra en sí todos los males de la tierra”.

     Argumentó que, por ser descendientes de los españoles, los caraqueños conservaban una pasión y tendencia por las ideas religiosas, una característica muy propia de aquéllos según relató. Sin embargo, los caraqueños daban mayor importancia a las prácticas exteriores y no a la esencia y dogma cristianos. De estas prácticas agregó no haber presenciado nunca controversias o peleas por cuestiones religiosas. De igual modo, puso a la vista que quienes acudían con mayor frecuencia a las iglesias eran las mujeres. Agregó: “En su ignorancia de la pura doctrina y de la historia de la religión católica, se parecen mucho los venezolanos a otros pueblos de la América española”.

     De seguidas, añadió que las procesiones en Caracas eran consideradas una expresión de diversión colectiva y que eran las únicas fiestas en que el pueblo en general participaba sin distinción social alguna. Pudo comprobar que toda la sociedad se volcaba a participar y “hacen un extraordinario consumo de pólvora en petardos y cohetes”. La iglesia de las Mercedes era la más dispendiosa durante estas fiestas. Argumentó, en este orden, que la religión de un pueblo servía para medir sus virtudes caritativas. Anotó que entre los establecimientos de caridad pública que existían en la ciudad se encontraba el Hospital de la Misericordia, en donde había una sección solo para leprosos, mal que aquejaba a muchos venezolanos, en especial hacia el oriente del país.

     Indicó no haber localizado casa de expósitos en Caracas. Por otra parte, dispuso para el lector lo que denominó “las capacidades mentales de los caraqueños”. A propósito de esta denominación destacó “que tienen en la capital un grado de adelanto superior a su población, a su importancia política y a sus progresos materiales”. Sin embargo, no dejó de mostrar desasosiego por el “espíritu demagógico” que se estaba sembrando por el país. De la prensa caraqueña destacó que estaba bien dirigida y diseñada. En lo referente al uso de lenguas extranjeras puso de relieve que la lengua francesa e inglesa era muy común entre los jóvenes de la capital.

     En cuanto a la lengua y los modos usuales que ella mostraba entre los habitantes de la comarca, Lisboa puso en evidencia el ceceo que les daba una cadencia particular a los caraqueños y que se mostraba, en este sentido, diferente al español de la sociedad progenitora. De igual manera, expresó que otra “irregularidad” del idioma, que no había apreciado en España ni otro país latinoamericano, era el uso generalizado de diminutivos que eran aplicados a los gerundios, “los que dan a la conversación un sonido tierno, muy en armonía con las costumbres suaves de los americanos”. Asimismo, puso de relieve el uso, entre los habitantes de Caracas, de interjecciones como el “guá”, “que en boca de las caraqueñas suena con mucha gracia y expresión”.

En su escrito, el Consejero Lisboa señaló que el centro educativo más digno de alabanza era la Escuela de Artesanos. “Es este un hermoso establecimiento donde las clases inferiores de la sociedad adquieren una instrucción práctica y útil para sus más urgentes necesidades
En su escrito, el Consejero Lisboa señaló que el centro educativo más digno de alabanza era la Escuela de Artesanos. “Es este un hermoso establecimiento donde las clases inferiores de la sociedad adquieren una instrucción práctica y útil para sus más urgentes necesidades

      A su descripción agregó que había asistido a una colación de grados, el 3 de octubre de 1852. Añadió que los graduandos vestían un “traje apropiado”. El mismo consistía en un vestido confeccionado con seda negra, con togas parecidas a las usadas por los magistrados del Brasil, acompañadas de una muceta y un birrete con borla.

     “La muceta es parecida a la que usan nuestras hermandades en el Brasil, y el birrete es parecido a un turbante turco, coronado en lo alto con una borla de lana o, en algunos casos, por una flor de oropel, y adornado con una franja cosida en la parte alta de la copa, que cae sobre los lados y lo cubre todo. Los colgantes de esta franja tienen un tamaño de un palmo, y cuando el birrete está sobre la cabeza, tapan las orejas y parte de la cabeza del doctor”.

     Describió los actos realizados en la iglesia y los correspondientes al ofrecimiento de los títulos para los graduados, por parte de la autoridad correspondiente. En una de las fases de la ceremonia académica, el doctor en Cánones pronunció un discurso “henchido de eruditas citas de los Santos Padres, pero demasiado extenso”. 

     Luego le siguió un doctor en leyes que, según Lisboa, pronunció un discurso elegante y bien tramado, “y que hubiese merecido universal aplauso si no hubiera encerrado una frase ofensiva para el gobierno español, cuyo representante había sido invitado al acto”. Ante esta circunstancia, Lisboa agregó que esa fracción del discurso había sido reprobada por la mayoría de los asistentes al acto de graduación.

     Según contó, luego fueron invitados a degustar un “abundante refresco” por invitación de uno de los padres de los graduados en leyes. A este respecto escribió que era una mesa espléndida a la que habían sido admitidos todos los doctores, “y todos lo que no lo eran; en una palabra, todo el mundo”. Luego de haber terminado este tentempié la mesa presentaba un aspecto triste, cuyos destrozos le hicieron rememorar un campo de batalla. Sería en esta misma casa en la que, posteriormente, se ofrecería un baile plagado de buen gusto.

     Observó la existencia de otros establecimientos educativos sostenido por los gobiernos provinciales y municipales. Entre ellos destacó una escuela de música, a cargo del consejo municipal. Contó que había asistido a una exposición de los estudiantes de dibujo. En ella se presentaron setenta y cuatro trabajos, realizados al óleo y a lápiz. De éstos comentó una copia de la huida a Egipto, de Murillo, cuyo original reposaba en una iglesia de Caracas. Para él la muestra de los dibujos presentados en octubre de 1852 servía para dar fe de los progresos alcanzados por los alumnos y del estímulo para seguir demostrando sus progresos.

     En su escrito señaló que el establecimiento educativo más digno de alabanza era la Escuela de Artesanos. La misma había sido fundada por un teniente de ingenieros. Desde su establecimiento se habían ofrecido lecciones, todas las noches y los días domingo, de lectura, caligrafía, aritmética, álgebra y geometría para todos los artesanos de Caracas. Comentó que esta iniciativa merecía los mayores elogios. Por tanto, indicó “Es este un hermoso establecimiento donde las clases inferiores de la sociedad adquieren una instrucción, no metafísica y perniciosa, sino adaptada a sus más urgentes necesidades, práctica y útil, y al mismo tiempo dedican al estudio las horas que se perdían antes por las tabernas y consagraban al vicio”. Agregó que era deseable que no se entrometiera la “maldita política” y que convirtiera este establecimiento en un “club de conspiradores”. 

El Presidente de la Cámara de Caracas, Leonardo Palacios Márquez comenta acerca de las tarifas de los servicios públicos

El Presidente de la Cámara de Caracas, Leonardo Palacios Márquez comenta acerca de las tarifas de los servicios públicos

     La Cámara de Comercio de Caracas señala que el considerable aumento del costo de los servicios públicos en la ciudad capital son el resultado de una «poca continuidad» y a una fórmula «discriminada» por parte de los diferentes municipios de la entidad.

El presidente de la cámara, Leonardo Palacios, señaló que estas tarifas son fijadas por los municipios y no por las empresas prestadoras del servicio.

«La carga la fija el municipio de forma discriminada en lugar de establecer una fórmula universal y esto hace que el mayor peso se lo llevan las empresas prestadoras y no los residentes», declaró Palacios durante una entrevista para Unión Radio.

Fuente: Unión Radio

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