Revista Comercio, Septiembre – Octubre de 1988

Revista Comercio, Septiembre – Octubre de 1988

REVISTA COMERCIO

Revista Comercio, Septiembre – Octubre de 1988

Sinopsis

Por: Esther Mobilia

     La edición del mes está dedicada al tema de la privatización y los cambios a nivel internacional con el impulso a la Perestroika. El editorial se centra en el análisis de los controles de precios y cómo este proceso afecta a la economía venezolana. Luis Fernando Sánchez se pregunta por la pertinencia de una economía de mercado. El experto petrolero, Mohammed Akacem se pregunta sobre si la internacionalización debilita la estructura de la OPEP de cara a la proyección de los diversos bloques de poder. Enrique Sánchez, expresidente de la Cámara de Comercio de Caracas analiza las reformas impulsadas en la Unión Soviética a través de la Perestroika y sus posibles efectos.

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     Vladimir Chelminski, defendiendo las políticas a favor de la privatización afirma que la industria, a nivel general, puede pasar a manos del sector privado. Luis Augusto Vegas Benedetti, expresidente de la Cámara de Comercio de Caracas, habla acerca de cómo superar los sistemas inoperantes y el ingreso de Venezuela en el Gatt. Se presenta una serie de noticias variadas sobre temas económicos venezolanos e internacionales. Sheldon L. Richman analiza el rol del Tercer Mundo en el marco del proyecto de la promoción de libre comercio. La edición cierra con un artículo de Gustavo Roosen, expresidente de la Cámara de Comercio de Caracas, en donde se plantean los retos para Venezuela en el medio del proceso de globalización: cómo superar el parroquialismo y proyectarse en el mercado internacional.

Más revistas

Revista Comercio, Febrero de 1981

Decisión 24 del Pacto Andino en Venezuela

Revista Comercio, Marzo de 1990

La edición está dedicada al tema de la fiscalidad desbordada.

Revista Comercio, Enero – Marzo de 1984

La edición plantea la idea de la gran disyuntiva que enfrentan los Estados en materia económica

Revista Comercio, Septiembre – Octubre de 1988

Revista Comercio, Noviembre – Diciembre de 1988

REVISTA COMERCIO

Revista Comercio, Noviembre – Diciembre de 1988

Sinopsis

Por: Esther Mobilia

     La edición está dedicada al análisis sobre el proyecto de Ley Orgánica del Trabajo. El editorial está dedicado al tema del control de precios y a las distorsiones presentes en la economía nacional. El expresidente de la Cámara de Comercio de Caracas, Gustavo Roosen, explica las condiciones del Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GAAT) y cómo a través de él se puede potenciar a la economía venezolana. Se plantean algunas ideas para la reflexión a propósito del Proyecto de Ley Orgánica del Trabajo, a través del empleo de algunas citas puntuales que estimulen el debate. Vladimir Chelminski escribe sobre el problema de la productividad y su relación con el proyecto de Ley del Trabajo, en su artículo se destaca cómo lo propuesto puede afectar al trabajador desde diversos frentes, situación que debe ser estudiada antes de la aprobación del texto legal.

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     Carlos Guillermo Rangel escribe sobre la vaguedad de la subordinación económica, una arista más de la crisis que se vive en Venezuela. A propósito del tema de los salarios, se hace un análisis acerca de cómo los aumentos compulsivos de los mismos contribuyen con el deterioro de la capacidad de compra del venezolano y promueven la inflación. Desde la Cámara de Comercio se presentan unas ideas sueltas y se plantea el tema de la Ley contra el acaparamiento y la especulación, vinculándola con la crisis económica que se vive en Venezuela y el debilitamiento de la libertad de comercio por parte de la clase productiva nacional. Se presentan una serie de noticias varias sobre temas económicos de actualidad nacional e internacional. Gustavo F. Galdo escribe sobre la moratoria de Brasil y cómo se puede aprender de este caso. Manuel J. Tanoira analiza el caso argentino y cómo el estatismo “arruinó” al país y cómo la industria privada puede revitalizarlo, siempre bajo las lecciones que estos casos pueden darle a Venezuela en estas etapas de crisis. Se publican algunas ideas sueltas sobre cómo potenciar el pensamiento empresarial. Eloy Anzola analiza el drama de las tasas de interés.

Más revistas

Revista Comercio, Julio de 1981

Estudio del gasto público como una alternativa ante la doble indemnización en Venezuela.

Revista Comercio, Noviembre de 1990

Esta edición se centra en la crisis estructural que afronta Venezuela.

Revista Comercio, Enero – Marzo de 1982

La edición está dedicada a la gestión y capacitación del cuerpo de Policía Metropolitana y al proyecto de la Ley Reglamentaria de la Libertad Económica y de la Protección al Consumidor.

Un alemán de visita en Venezuela (1867-1868)

Un alemán de visita en Venezuela (1867-1868)

Friedrich Gerstacker fue un novelista y viajero alemán, nacido en 1816 y fallecido en 1872. En 1868, visitó a Venezuela y dejó escritas interesantes impresiones sobre Caracas.

Friedrich Gerstacker fue un novelista y viajero alemán, nacido en 1816 y fallecido en 1872. En 1868, visitó a Venezuela y dejó escritas interesantes impresiones sobre Caracas.

     Viaje por Venezuela en el año de 1868 fue el resultado de la travesía por algunos lugares de Suramérica llevada a cabo por Friedrich Gerstacker, quien desde la edad de 21 años se dedicó a viajar y escribir acerca de su experiencia como viajante. Gerstacker fue un novelista y viajero alemán, nacido el 10 de mayo de 1816 en Hamburgo y fallecido el 31 de mayo de 1872 en Braunschweig. Era hijo de una famosa cantante de ópera y asistió a escuelas en Braunschweig y la escuela Nikolai en Leipzig. Gerstacker es conocido por sus libros de viajes personales y considerados entretenidos. Entre 1867-1868 visitó Venezuela.

     Su actividad como viajero fue una práctica que inició a partir del año de 1827 y lo hizo por varios lugares del mundo. Visitó los Estados Unidos de Norteamérica, América del Sur, Australia, las Indias Neerlandesas y algunos espacios territoriales del norte de África. Su narrativa se caracterizó por exhibir un estilo basado en la crónica y con una tesitura novelesca. Fue un prolífico escritor y escribió muchos libros durante su carrera. Algunas de sus obras más famosas incluyen: «45/die Flusspiraten des Mississippi» (Los piratas del río Mississippi) «Wild Sports in the Far West» (Deportes salvajes en el Lejano Oeste), «Die Regulatoren in Arkansas» (Los reguladores en Arkansas), «Germelshausen» «Das Wrack» (El naufragio) y «Das alte Haus» (La casa vieja). La obra literaria de Friedrich Gerstacker es muy diversa y abarca varias temáticas. Gerstacker es muy conocido por su vida aventurera y sus largas estancias en el continente americano. Sus novelas gozaron de una gran popularidad a partir de 1846.

     Sus obras literarias pertenecen a dos tradiciones, ya que Gerstacker era tal vez el escritor más representativo del período de transición entre el romanticismo alemán y el realismo. Su obra forma parte de las dos tendencias y contiene elementos literarios característicos de ambas.

     La producción literaria del novelista alemán consta de ciento cincuenta tomos en los cuales recuerda las impresiones de sus viajes por países lejanos. Su vida y arte simbolizaron para su tiempo la «Wanderlust» o el afán de viajar y la esperanza de una vida mejor en que hubiese libertad e igualdad para todos. Estos eran temas que cautivaron la imaginación del público europeo a mediados del siglo XIX
Gerstacker dejó escrito, en las primeras páginas de su texto, referido a Venezuela, que Caracas estaba edificada de “una manera particular”. Subrayó que en ella se apreciaba el antiguo estilo hispano, pero que sus habitantes le habían estampado un matiz de acuerdo con “el carácter” de sus habitantes. Llamó la atención el que las casas, “al menos las mejores”, se asientan en un “cuadrado” que bordeaba un pequeño patio cubierto de flores, al frente de cada una de ellas. Esto lo indujo a expresar que “el venezolano” amaba el verdor y los adornos florales.

     Las casas que visitó las describió como unos espacios en que los dormitorios se hallaban a los lados laterales. Cerca de la puerta de entrada se ubicaban otras partes como el salón de estar y otra para la recepción de los visitantes, con la característica de tener la misma altura de las casas. De las ventanas dejó asentado que eran de hierro “elegantemente” trabajado. De éstas subrayó que eran muy cómodas para visualizar el exterior desde dentro de las casas. Aunque resultaban un estorbo por la modalidad con la que fueron construidas en la parte de afuera de ellas.

     De los alemanes, que conoció en Caracas, dejó asentado que no había imaginado encontrar tantos de ellos en la capital de Venezuela. Los calificó como “una magnífica sociedad de todas las clases” y quienes estaban dedicados a distintas ramas comerciales. Se mostró sorprendido que tanto en La Guaira como en Caracas los provenientes de Alemania, prefiriesen contraer nupcias con damas nacidas en el país de padres o abuelos españoles y quienes llevaban la más “feliz vida matrimonial”. De la descendencia de estas coyundas agregó que no había conseguido en ningún otro país “tantos muchachos bonitos como en Venezuela”.

     Destacó que la gran mayoría de los residentes alemanes en el país fuesen notorios comerciantes, entre quienes eran evidentes los casos de artesanos y boticarios, sin embargo, se mostró sorprendido que sólo hubiese un médico. De éste recordó que residía en La Guaira y que no se reunía con otros alemanes, por ello razonó que no podía considerarse alemán porque tenía escaso trato con sus coterráneos.

     Uno de los aspectos que hizo notar su preocupación en los tratos de la sociedad, y que visualizó en su recorrido por Caracas, fue el de la vida militar y quienes la integraban. Muy parecido a lo que otros visitantes y viajeros, quienes ponderaron lugares considerados de “gran belleza”, tal como lo destacó al pasar frente a grandes cafetales y distintas haciendas, rodeadas de viejos árboles “realmente suntuosos”. Sin embargo, esto contrastaba con las acciones y actitud que observó en el “general negro Colina”, conocido bajo el remoquete de El Cólera. De éste y sus acompañantes expresó que a “el mismo le sangraba el corazón” al ver cómo un gobierno “deplorable e inconsciente” maltrataba, chupaba y pisoteaba “este bello país”. Observó que la belleza de juncos, árboles y tierras de gran fertilidad contrastara con el borde de éstas porque “todo era desolación”, como si una plaga de langostas hubiese pasado por campos de maíz.

     Relató que a lo largo del recorrido se había topado con grupos compuestos de tres o cuatro soldados dedicados al robo y la pillería. Al no obtener paga por sus servicios se dedicaban a despojar a los otros de sus escasas posesiones, a delinquir y pedir limosna que, si no eran satisfechos sus pedimentos, los compensaban con el robo y el pillaje. Los poblados por los que había transitado observó casas abandonadas y desocupadas que los mismos soldados las utilizaban como refugio y escondite. En este orden, agregó que por cada tres soldados había un general. Sin medias tintas indicó que el general Falcón había creado un ejército de cuatro mil integrantes. De ellos, dos mil rangos fueron ratificados para reconocer generales, aunque se tratase “generalmente de populacho grosero”. No obstante, concluyó que el objetivo de Falcón era sostener hombres vinculados con la vida de las armas para él mantenerse con el poder del Estado.

     Recordó que Falcón había logrado hacerse del poder cobijado en los llamados liberales, y contra los godos y aristócratas. Indicó que Falcón se hizo de una gran fortuna y consiguió una pequeña isla cerca de Curazao donde se dedicó a atesorar bienes conseguidos con un proceder poco ético. Aspectos como los mencionados le sirvieron de marco para comparar la idea de patria que él y sus coterráneos tenían como algo sagrado, frente a quienes, como en Venezuela, la utilizaban en provecho propio y de sus seguidores. La ambición personalista, convertida en revolución, servía a “los vampiros de toda república americana”, de la que no excluyó a Norteamérica y sus cazadores de cargos, que pedían cuatro años de gestión para luego, de haber recibido sueldos pírricos, retirarse como grandes rentistas, con independencia de pertenecer a algún partido de oposición o de gobierno. Nada más culminar un período de gobierno, comenzaban a tramar revoluciones para continuar con las exacciones y los abusos.

Gerstacker aseveró que Caracas estaba edificada de “una manera particular”, pues se apreciaba el antiguo estilo hispano, pero combinado con características propias de los nativos de la ciudad.

Gerstacker aseveró que Caracas estaba edificada de “una manera particular”, pues se apreciaba el antiguo estilo hispano, pero combinado con características propias de los nativos de la ciudad.

     De acuerdo con lo visto en la experiencia política de Venezuela hubo una frase que llamó su atención: “Venezuela está insurrecta”. Esta locución la asoció con lo acontecido en otras repúblicas de Suramérica e incluso España. Explicó no haber experimentado una actitud de repulsión ante tal realidad. Pero, “le duele a uno el alma” el hecho de que un país que atesoraba tantas bellezas naturales, fuese presa de unos pocos ambiciosos y ávidos de dinero que “llevan la sangre y la ruina a un paraíso”. Lo más dramático, según sus ideaciones, era que las querellas en este orden fuesen constantes, porque no había terminado un enfrentamiento cuando otro volvía a la esfera pública.

     Por tal razón, expresó: “¡Pobre país! Tan rico, tan sobreabundantemente dotado por la naturaleza, y, sin embargo, nunca en paz, nunca en calma”. Al contrario, sostuvo que cualquier ser humano encontraría en esta comarca, a cuenta de poco esfuerzo, lo necesario para llevar una “feliz existencia”. Por otro lado, acotó que el pueblo era explotado y maltratado por bribones a pesar de ser bueno y apacible, se le constreñía a incorporarse en uno de los bandos que luchaban por hacerse del poder. Con un dejo de decepción, indicó como querellas de este tenor eran frecuentes en otros lugares de la América española. La solución, para él, se hallaba en que “un día alguna otra raza tome las riendas en la mano”.

     Confesó que le provocó risa lo que en Caracas se denominaba ferrocarril. Igualmente, experimentó asombro cuando a lo lejos observó una locomotora y vagones de pasajeros estacionados en un andén. Al acercarse al lugar donde se encontraban, “descubrí algo que nunca hubiera creído posible”. Sin embargo, lo imposible dejó de serlo al constatar que uno de los vagones estaba techado con “ladrillos rojos”. Manifestó haber reído cuando vio en Arkansas algo muy parecido, pero cubierto con tejas. Para él resultó un “espectáculo” plagado de comicidad, un vagón recubierto de ladrillos rojos que, más bien, parecía un establo o un lavandero.

     Escribió que amigos de La Guaira le habían recomendado pasar por Caracas, en días de la Semana Mayor, para que apreciara las prácticas religiosas de sus habitantes. Según su testimonio sólo había estado en un evento similar en la Misión Dolores en California. La primera que vio en Suramérica fue la de Caracas. De ella dejó redactado algunas líneas que, es válido decir, coinciden con la de otros visitantes y viajeros que observaron más ostentación que misticismo en ellas. Estuvo presente en la celebración religiosa, pero sin mostrar mayor devoción porque profesaba otro culto o creencia. En este sentido, advirtió que no miraba con desdén asuntos de la fe y de un credo diferente al que él practicaba. “Déjese a cada quien su fe, siempre que se adhiera a ella con fidelidad y de todo corazón”. No obstante, se interrogó, por la forma como acá se practicaba una festividad religiosa, si era una auténtica demostración de fe “cuando sólo la pompa externa parece ser lo primordial”. Llamó su atención que las damas capitalinas estrenaran “diariamente” un vestido. En días que el cristiano debería expresar pesar y tristeza, aquí se desplegaban las mayores galas posibles. Por esto aseveró que se debería dejar a cada uno arreglárselas con su Dios y su conciencia. Acerca de los fieles que vio asistir a los tres últimos días de procesión expresó sus dudas en torno a su devoción, porque la gente parecía ir a la iglesia por razones “muy distintas a las de rezar”. En las iglesias vio a todas las “razas” representadas. Las “señoras negras” llevaban trajes más sencillos y sin mayor pomposidad, “cosa que difícilmente pueda atribuirse a devoción”. Para él ello encontraba explicación en que no contaban con medios para ataviarse con indumentarias de mayor lujo, tal como las señoras de “sociedad”.

     Gerstacker destacó en sus descripciones, una disposición que se hizo familiar dentro del género del viajero. La búsqueda de lo pintoresco lo condujo a revelar y exponer la peculiaridad de un paisaje, una escena y una costumbre. Se debe indicar que en la esfera de la estética lo pintoresco se extendió con el romanticismo en los países anglosajones. Fue una palabra reduplicada del italiano pittoresco. Su uso se amplió para describir cualquier cosa que se consideraba peculiar, interesante o atractiva.

Boletín – Volumen 121

Boletín – Volumen 121

BOLETINES

Boletín – Volumen 121

Sinopsis

Por: Dr. Jorge Bracho

     Este número de diciembre de 1923 trae en su primera página “Situación mercantil” donde se puede leer: “La animación mercantil que se inició en octubre continuó en el curso de noviembre con decadencias en la segunda quincena del mes. Debemos esperar que hasta marzo se sostenga un movimiento mercantil activo, tanto más que ya el comercio mayorista vuelve a adquirir justa elasticidad en sus transacciones, a causa de que se está saliendo del rígido propósito de ventas al contado en desacuerdo con las posibilidades de nuestro honrado y sufrido comercio del Interior” (Pp. 2203-2206).

     A continuación vienen textos de variada extensión.

     “Fletes marítimos”, “Rectificación” que resulta una enmienda a un escrito anterior relacionado con la quema de bosques, “Un contrato del Ecuador” y “Las exploraciones” en que se insiste en la necesidad de averiguar las potencialidades productivas de los países petroleros (Pp. 2206-2208).

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     “Congreso de Cafeteros” que trata de un Congreso que se tenía pautado en Colombia para el 20 de enero del próximo año, al que le acompañan algunas propuestas y una exposición de motivos, donde se denuncia que en varios países consumidores de café son los que asignan los precios y no los productores (Pp. 2208-2210).

     “El ministro del Ecuador, Gonzalo S. Córdova” que es una misiva de despedida, “La industria algodonera en los Estados Unidos” en que se trata el tema de las dificultades que atravesaba esta industria y “Proyecto de créditos hipotecarios del Banco de Venezuela” (Pp. 2210-2212).

     “El gusano de monte” en el que el médico Gonzáles Rincones contestó una petición del Boletín para explicar lo relacionado con esta plaga (Pp.2212-2214).

     En “El arrendamiento colectivo en Italia” se hizo referencia a la posibilidad de inmigración italiana para Venezuela y la mejora de la agricultura en el país (Pp. 2214-2217).

     Un estudio relacionado con una reforma monetaria en 1825 se puede leer en “Para la historia de la circulación monetaria. Reclamación que hacen los agricultores y comerciantes de esta ciudad reclamando la alteración de la moneda” (Pp. 2217-2220).

      En un artículo en que se hizo referencia al gobernador de Maracaibo, entre 1789 y 1794, se puede encontrar en “Cultivo y beneficio del trigo en Caracas. Proyecto de 1809” elaborado por Tulio Febres Cordero (Pp. 2220-2225).

     Páginas después “Referencias sobre Guasipati”, “Noticias de Colombia”, “Noticias del Ecuador” y “Sección de correspondencia”. Al final los cuadros “Exportación de café por La Guaira”, “Comercio de café en Maracaibo en octubre de 1923”, “Café y cacao exportados por La Guaira en octubre de 1923”, “Precios de productos en diversos lugares de Venezuela en octubre de 1923”, “Valores de las bolsas de Caracas y Maracaibo en noviembre de 1923” y “Tipos de cambio en Caracas en noviembre de 1923” (Pp. 2227-2231).
Para cerrar se incluyó el índice correspondiente a 1923.

Más boletines

Boletín – Volumen 111

En los primeros días del mes de enero, por causas quizás de las fiestas, hubo extremada paralización en los negocios.

Boletín – Volumen 127

Para el primero de junio de 1924 el Boletín inicia en su contenido con “Situación mercantil”.

Viejas recetas en base a maizena

Viejas recetas en base a maizena

El ingeniero venezolano Julián Churión fue el autor de tan interesante escrito sobre las propiedades alimenticias de la harina fina de maíz o maicena.

El ingeniero venezolano Julián Churión fue el autor de tan interesante escrito sobre las propiedades alimenticias de la harina fina de maíz o maicena.

La mesa nuestra conoce las propiedades alimenticias de la harina fina de maíz o maizena desde hace más de siglo y medio. El “Gran Producto Nacional”, como se conoce a la marca más famosa del país, se consume en Venezuela desde finales del siglo XIX. Prueba de ello está en las interesantes recetas de los más exquisitos postres que se pueden preparar en base a este alimento, publicadas en la edición del 6 de noviembre de 1876 del Diario de Avisos, con la firma del ingeniero guaireño Julián Churión (1822-1878) *, las cuales transcribimos a continuación.

     “MAIZENA. Sustancia alimenticia que ha figurado en la esposición (sic) universal de París, en la sección perteneciente a los Estados Unidos del Norte. Esta sustancia cuyas propiedades nutritivas son tan preciosas y tan útiles, necesario es que figure también en estos artículos.

     La maizena o harina de maíz americano, es de una fuerza y blancura sin igual, pudiéndose preparar o condimentar con leche o agua, de cuantos modos se quiera. No solo mejora considerablemente la calidad del pan de trigo, sino que también se puede preparar con ella natilla, flanes y hasta sorbetes finísimos y delicados, mereciendo, sin exajeración (sic) alguna, los elojios (sic) que hemos visto consignados en la prensa extranjera.

El “Gran Producto Nacional”, como se conoce a la marca más famosa del país, se consume en Venezuela desde finales del siglo XIX.

El “Gran Producto Nacional”, como se conoce a la marca más famosa del país, se consume en Venezuela desde finales del siglo XIX.

     Su fácil conservación sin sufrir alteración alguna es una ventaja inapreciable. Su fácil dijestión (sic) y propiedades alimenticias están reconocidas, con tal de haber sufrido un hervor en agua o leche. Si se le cuece con el jugo o sustancia de carne, se obtiene una jelatina (sic) deliciosa y alimenticia a propósito de los estómagos más delicados.

     Para preparar un pudin de maicena se hierven 80 gamos de esta harina en tres cuartas pare de un litro de buena leche con 20 gramos de azúcar y un poquito de sal fina. La harina se ha de deshacer antes en un cuarto de litro de leche fría con tres yemas de huevos. 

     El sorbete de maizena, que es mui (sic) agradable, tampoco es de difícil. En una cuarta parte de un litro de agua, hiérvanse 20 gramos de harina y 25 idem de azúcar; cuando esta mezcla esté cocida déjese enfriar y cuélese con un tamiz. Luego mézclese con una cuarta parte de un litro de leche, y bátase todo mui bien, agregando cerezas en dulce sin sus huesos, o bien la pasta desecha de las cajetillas de almendrados, y hiélese según costumbre.

     La crema que se prepara con la maicena es escelente (sic). Se compone de 40 gramos de harina por medio litro de leche, y 25 gramos de azúcar, todo mezclado, según se ha dicho, y con algún almendrado. Se baten tres claras de huevos hasta que se pongan blancas como la nieve, y se le añaden 40 gramos de azúcar en polvo o bien merengues. Todo se pone a cocer al horno con poco calor.

     Por último, esta misma harina puede servir para alimentar a los niños si se deslíe en leche o agua y se le deja hervir como las natillas”.

* Como miembro de la Sociedad de Ciencias Naturales y Científicas de Caracas, realizó importantes aportes a las ciencias en el siglo XIX

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