Diciembre de 1968

Diciembre de 1968

REVISTA PRODUCCIÓN

Diciembre de 1968

Sinopsis

Por: Esther Mobilia

     Esta edición está dedicada a la celebración de las navidades de 1968. Inicia con la presentación de las Gacetas Oficiales de carácter económico publicadas en la legislación venezolana. En el editorial se envían los saludos de fin de año. Se informa acerca del acto de reconocimiento a Tulio Zamora Hidalgo por su trayectoria profesional. Alfredo Ramírez Torres escribe sobre el calendario laboral y la productividad.

     Álvaro García Peña explica la cómo la explosión demográfica impacta en el crecimiento de los países en desarrollo. Pablo R. González explica los avances del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, especialmente el caso de la medicina de calidad en el Hospital de San Félix, estado Bolívar. La edición salta de la página 15 a la 18. El periodista J. Sanjuán presenta un artículo relacionado con las estadísticas anuales de la economía nacional durante 1968.

     Se reseña la inauguración de diversas obras por parte del presidente Leoni en Margarita para la promoción del turismo. Las páginas 32 y 33 están digitalizadas dos veces. Se reseña la celebración del 75 aniversario de la Cámara de Comercio de Caracas. Se presenta la conmemoración de los 18 años de la empresa Manufacturas de Papel, C.A. Manpa. Culmina la edición con las direcciones y los contactos de los asociados a la Cámara de Industriales de Caracas

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Más revistas

Julio de 1968

Esta edición está dedicada al tema de la integración del desarrollo.

Septiembre de 1968

En este número inicia con la presentación de las Gacetas Oficiales de carácter económico publicadas en la legislación venezolana.

Octubre de 1969

El número está dedicado a la industria del calzado. En este número inicia con la presentación de las Gacetas Oficiales de carácter económico publicadas en la legislación venezolana.

Boletín – Volumen 94

Boletín – Volumen 94

BOLETINES

Boletín – Volumen 94

Sinopsis

Por: Dr. Jorge Bracho

.     Esta nueva edición del Boletín de fecha 1ª de septiembre de 1921 abre con “Situación mercantil” (P. 1211-1212) se informa que la quiebra y soluciones de arreglo continúan, los precios muestran una leve mejoría. A continuación “Razón porque el café de Venezuela paga menos derechos en España que el del Brasil” (P. 1212), se recuerda que por convenio con España sus antiguas colonias cuentan con prerrogativas arancelarias. De la carilla 1212 a la 1213 está “Del boletín del National City Bank” en que se informa sobre el comercio exterior y los tipos de cambio, así como de las remesas de oro que recibe Estados Unidos. Acerca de las fluctuaciones del tipo de cambio en Venezuela, durante los años 1919 y 1920, se adjudica a la oferta y demanda del oro tal como se expresa en “Apuntaciones sobre los cambios” (Pp. 1212-1213).

     En un artículo de orientación higiénica se insertó un escrito de un especialista inglés titulado “Necesidad del hábito de hervir el agua” (Pp. 1214-1215) en que se muestra la utilidad de tal requerimiento, para la salud pública y la prevención de infecciones. 

Boletín 94

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     En este orden se inserta “Los últimos progresos de la sanidad pública” y “La malaria o fiebre palúdica en los Estados Unidos”, tomados del Boletín de la Unión Panamericana, “La fiebre tifoidea: su prevención”, “Uncinariasis en relación con la salud pública” una afección anémica muy común en Latinoamérica, “Eliminación espontánea de la fiebre amarilla” (Pp. 1215-1232).

     El debate en torno al comercio y explotación de la pluma de garza continúa con “Vigilancia de la explotación de la pluma de garza en Apure” (Pp. 1232-1233). En la carilla 1234 se presenta “Informaciones de comercio e industrias relativas al Distrito Bolívar del Estado Zamora”, en que se dice que el comercio en este lugar es muy reducido, al igual lo es con la agricultura, igual sucede con las industrias, en cuanto a productos naturales existía una alta posibilidad para una industria maderera. En la misma página “Informe relativo a la región de ‘El Palmar’ en el distrito Piar del Estado Bolívar” en que se destacan las potencialidades agrícolas de la zona.

     Continúan los artículos de C. H. Haring. En esta edición “El comercio y la navegación entre España y las Indias en época de los Habsburgo” (Pp. 1234-1244). Abarca este escrito la Casa de Contratación en toda su extensión. En la página 1244 “Noticia de Alemania” se ofrece la gran posibilidad para exportar pieles a esta nación europea gracias a los depósitos establecidos en Leipzig.

     “Estadística del ganado vacuno del estado Miranda” ocupa las carillas entre 1245-1248. Sigue, página 1249, “Café importado y exportado en y desde Maracaibo en julio de 1921”, “Tipos de cambio en Caracas sobre el exterior en agosto de 1921”. En la página 1250 “Precios de productos en diversos lugares de Venezuela en agosto de 1921”. En la 1252, “Movimiento de valores públicos en la Bolsa de Caracas y en la de Maracaibo en agosto de 1921”.

Más boletines

Boletín – Volumen 77

Asamblea en la Cámara de Comercio de Caracas

Boletín – Volumen 157

Abre esta edición del mes de diciembre con “Situación mercantil”.

Boletín – Volumen 141

Aunque más animado que el pasado junio, julio tuvo aún cierta debilidad y los negocios se resintieron de presión del vendedor hacia el comprador.

Ciudad Vacacional Los Caracas

Ciudad Vacacional Los Caracas

Inaugurada en 1954, esta ciudad recreacional, ubicada frente al mar, cuenta con numerosos edificios, clubes sociales, restaurantes, hoteles, piscinas, apartamentos y casas, espacios de esparcimiento y comodidades para el disfrute de los obreros y demás trabajadores venezolanos

Para construir esta moderna ciudad recreacional, se escogió un paraje a 17 kilómetros al este del pueblo de Naiguatá, entre las vegas y valles del río Botuco, el río Grande y el río Chiquito, frente al mar Caribe
Para construir esta moderna ciudad recreacional, se escogió un paraje a 17 kilómetros al este del pueblo de Naiguatá, entre las vegas y valles del río Botuco, el río Grande y el río Chiquito, frente al mar Caribe

     Fue proyectado, en 1939, por el arquitecto Carlos Raúl Villanueva y el médico Martín Vegas, como un centro agrícola para enfermos de lepra, en la que hubiera bloques de apartamentos de 28 a 40 habitaciones con todos sus servicios. Posteriormente, en 1944, durante el gobierno del general Isaías Medina y bajo la tutela del ingeniero Armando Vegas, se pensó en convertirlo en una Ciudad Hospital. Luego, durante el mandato de Rómulo Gallegos, se planteó darle a ese espacio de la hacienda Los Caracas, ubicado a 17 kilómetros de la población guaireña de Naiguatá, un uso recreacional. No obstante, el derrocamiento de Gallegos (24/11/1948), sepultó durante algún tiempo las intenciones de construir en el mencionado terreno litoralense.

     No fue sino en 1952, cuando el entonces presidente de la Junta de Gobierno, Germán Suárez Flamerich, propuso construir en los terrenos de la Hacienda Los Caracas, una Ciudad Vacacional. Los arquitectos Miguel Salvador, José Sánchez, Pedro Riquezes, Carlos Olmos iniciaron en aquel momento los estudios. Al año siguiente, ya instalado en el poder el coronel Marcos Pérez Jiménez, le dio gran impulso a las obras, las cuales fueron culminadas casi dos años después, en diciembre de 1954.

     En febrero de este último año, se creó el Instituto de Capacitación y Recreación de los Trabajadores (INCRET), ente que asumiría la responsabilidad gerencial de la Ciudad Vacacional de Los Caracas.

     En poco más de un año, se construyó un nuevo centro de población que se uniría a los nombres de Turén, Puerto Ordaz y Ciudad Piar, pero en contraste con las tres poblaciones anteriores, fundadas como centros de trabajo, esta nueva ciudad fue hecha para el descanso y el esparcimiento de las clases trabajadoras.

 

Topografía de la Ciudad Vacacional

     “Para construir esta moderna zona residencial y veraniega, se escogió un paraje ideal. A diecisiete kilómetros al este del pueblo de Naiguatá, entre las vegas y valles del río Botuco, el río Grande y el río Chiquito (que al unirse forman el río Los Caracas), frente al mar Caribe, se levantaron numerosos edificios, clubes sociales, restaurantes, hoteles, bloques de apartamentos y casas individuales que formaron el conjunto de la Ciudad Vacacional de Los Caracas.

 

Servicios

     Todas las exigencias y servicios que el organismo moderno impone para comodidad de las ciudades, fueron cumplidas al construirse la Ciudad Vacacional. Se construyeron los edificios del mercado, de los depósitos generales, de la panadería, del matadero, al mismo tiempo que se fundaron granjas para abastecimiento de los temporadistas. Para el servicio de vigilancia que ha de mantener el orden y asegurar la tranquilidad, se levantó un edificio con capacidad para tres oficiales y doce agentes de policía; para los católicos se construyó una capilla con capacidad para 500 feligreses. Se estableció un puesto de salud para atender los casos médico-quirúrgicos de urgencia, al mismo tiempo que se extendió por todos los terrenos de la inmensa edificación la red de un moderno sistema de alumbrado y se estableció un servicio de aseo urbano dotado de modernos incineradores. Un gran centro cívico-social, con sala de cine y toda clase de comercios.

Todas las exigencias y servicios que el organismo moderno impone para comodidad de las ciudades, fueron cumplidas al construirse la Ciudad Vacacional Los Caracas
Todas las exigencias y servicios que el organismo moderno impone para comodidad de las ciudades, fueron cumplidas al construirse la Ciudad Vacacional Los Caracas

Clubes Sociales

     Cuenta la Ciudad Vacacional de Los Caracas con dos magníficos centros sociales: el club de la zona de Los Caracas y el club de la zona del río Botuco. Ambos edificados a la orilla del mar y provistos de cocinas, restaurantes, casetas y duchas, todo con el propósito de hacer agradable la permanencia de los bañistas en la playa.

 

Bloques de apartamentos

     Al pasar de la portería de la Ciudad Vacacional, en la margen izquierda del río Los Caracas se encuentra el primer grupo de edificaciones, el cual está integrado por algunos de los edificios que ya mencionamos al referirnos a los diversos servicios generales que ella ofrece a sus visitantes: el edificio de la policía; la proveeduría; la lavandería y una estación de servicio. Enfrente, en la margen derecha del río, está otro grupo compuesto por el club-restaurante, las casetas de baño, y el edificio para los huéspedes de honor.

     Siguiendo aguas arriba el curso del río Los Caracas, se llega hasta la zona denominada de los servicios comunes. Está integrada por el centro cívico-social, dos jardines de infancia con capacidad de 75 a 100 niños, la vivienda del maestro y la capilla.

     Allí mismo se levanta el primer bloque de apartamentos. Enseguida de la zona de los servicios comunes se encuentran dos edificios de dormitorios colectivos, un bloque de 28 dormitorios; el mercado; el depósito y otro edificio de once dormitorios para tres personas cada uno.

     En la margen izquierda del río Los Caracas, frente a los edificios descritos, en la zona denominada “Campo Alegre”, hay un bloque de 24 dormitorios individuales, otro de cuatro apartamentos y dos casas.

 

Casas individuales

     En la zona de “Campo Alegre” tiene lugar la confluencia de los ríos Grande y Chiquito que dan lugar al nacimiento del río Los Caracas. De allí en adelante las edificaciones de la nueva ciudad cambian, reduciéndose de manera casi exclusiva a casas individuales de dos o tres dormitorios, formando diversos grupos en los lugares más bellos y los cuales se les ha dado el nombre con que tradicionalmente se conocían dichos sitios en la región.

La Ciudad Vacacional Los Caracas cuenta con clubes sociales, restaurantes, hoteles, piscinas, apartamentos y casas, espacios de esparcimiento y comodidades para el disfrute de los obreros y demás trabajadores venezolanos
La Ciudad Vacacional Los Caracas cuenta con clubes sociales, restaurantes, hoteles, piscinas, apartamentos y casas, espacios de esparcimiento y comodidades para el disfrute de los obreros y demás trabajadores venezolanos

     Las casas de este sector fueron construidas pensando en que los trabajadores y empleados públicos y sus familiares quisieran continuar su vida hogareña lejos del hotel y del club y por eso dichas viviendas están dotadas de cocina, lavandero y de todos los servicios indispensables.

     Continuando a lo largo del Río Grande se encuentra Vega Larga. Allí hay un primer grupo de treinta y tres casas y un bloque de veinticuatro dormitorios individuales, que se pueden unir de dos en dos. En la misma Vega Larga se encuentra más adelante un grupo de cuatro casas y otro de veinte. Siguen después, en el sitio denominado “Flamenco”, dos grupos de ocho y quince casas respectivamente; más adelante han en “Vega Luna” diecisiete casas, en “Ventura”, seis, en “El Corozo”, cuatro, y por último en “Cristóbal”, seis.

     A lo largo de Río Chiquito, remontando su cauce encontramos en “El Infiernito”, doce casas, la Granja y el Matadero. Luego en “La Pradera”, hay un grupo de siete y otro de cinco casas. Por último, en “El Níspero”, ubicado entre Río Chiquito y “Vega Larga” hay diez casas y dos bloques de veinticuatro dormitorios cada uno.

Apartamentos en la zona del río Botuco

     En cambio, en la zona del rio Botuco no se construyeron casas individuales, sino bloques de apartamentos, cada uno con su cocina y comedor colectivos. Cada apartamento cuenta además con su propia cocina. Existen además en la zona del río Botuco tres bloques de 28 apartamentos cada uno, y uno de cuarenta.

     Hay también en esta zona un edificio para hotel con capacidad para cuarenta y ocho huéspedes, y a orillas del mar, el club, que cuenta con todos los servicios para la comodidad del visitante, entre otros el bloque destinado al vestuario con 56 duchas para bañistas.

     En el conjunto de realizaciones de carácter social que ofrece a las clases trabajadoras la Ciudad Vacacional de Los Caracas, ocupa junto con el programa de la vivienda obrera adelantado por el Banco Obrero, puesto de valor presente e histórico.

     El costo total de la Ciudad Vacacional de Los Caracas fue de Bs. 67.000.000,00 (sesenta y siete millones de bolívares). 

FUENTES CONSULTADAS

  • El Heraldo. Caracas, diciembre de 1954

  • La Esfera. Caracas, diciembre de 1954

  • Élite. Caracas, 4 de diciembre de 1954

Boletín – Volumen 93

Boletín – Volumen 93

BOLETINES

Boletín – Volumen 93

Sinopsis

Por: Dr. Jorge Bracho

     Para esta edición correspondiente al 1ro. de agosto de 1921 que inicia, en su página 1157, con “Situación mercantil” en que se repite que la realidad comercial continúa sin mostrar rasgos de recuperación, aunque la solución la dará el tiempo, según creían. Una pequeña nota ocupa las carillas 1157-1158, “Exportaciones de oro de Curazao a Nueva York”. Le sigue, “La oscilación de los cambios” (P.1158) donde se presenta información sobre el oro acuñado y su resguardo en Argentina y Uruguay. En la misma página “La situación en Europa” trae información sobre la reconstrucción de este continente luego del último conflicto bélico.

     En la página 1159 se ofreció una información, con cuadro incluido, acerca del café, proveniente de Holanda. En esta misma página una información desde España en: “Prohibición de introducción y comercio de deudas públicas extranjeras en España”. Luego, “Intercambio comercial anglo – hispano americano”. De seguida, “Producción de las hulleras de Naricual, Capiricual y Tocoropo” (Pp. 1160-1161).

Boletín 93

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     Entre las páginas 1161 y 1179 aparece “Disposiciones del Ministerio de Hacienda en el año den1920, reglamentarias de la ley de aduanas”. Según la Memoria del año dicho” que está constituido por algunos artículos de la ley con algunos comentarios. Continúa con “Sobre bultos postales. De la memoria de Hacienda de 1920” (Pp. 1179-1180).

     Se incluyó “Sobre plumas de garza. De la Memoria de Hacienda de 1920” (P. 1180). También fue sumado “Explotación de salinas. De la Memoria de Hacienda de 1920” (Pp.1180-1181) con cuadros demostrativos. Del historiador C. H. Haring se publicó “El comercio y la navegación entre España y las Indias en época de los Habsburgo” (Pp. 1182-1189) capítulo que hace referencia a la realidad comercial en el siglo XVII.

     En “Noticias del exterior” (P. 1189-1190) se dio a conocer una real orden emanada del gobierno español para defender los intereses de España en sus transacciones mercantiles.

     Se incluyó un cuadro “Precios de productos en julio de 1921 en diversos lugares de Venezuela” (P. 1191). Otros cuadros “Café recibido en Maracaibo en junio de 1921”, “Café exportado de Maracaibo en junio de 1921”, “Tipos de cambio en Caracas sobre el exterior en julio de 1921” (P. 1192), “Cuadros relativos al ganado caprino existente en el Estado Falcón” (Pp. 1193-1208). En la página 1208 el cuadro “Producción de ganado del Estado Guarico” y “Los concursos de La Hacienda” que reseña una exposición anual de la “industria venezolana”. Carilla 1209: “Movimiento de valores públicos en la Bolsa de Caracas y en la de Maracaibo en julio de 1921”.

Más boletines

Boletín – Volumen 149

Como es usual comienza con “Situación mercantil” en la que se expresó “Como era de esperarse, la situación en marzo estuvo débil tanto en ventas como en entradas de dinero.

Boletín – Volumen 116

Al principio unas notas de condolencias por la muerte de Juan C. Gómez, “Duelo público”.

Boletín – Volumen 96

Situación mercantil

Caracas y las ruinas del terremoto de 1812

Caracas y las ruinas del terremoto de 1812

Apreciaciones del húngaro Pal Rosti, recogidas en su obra “Memorias de un viaje por América”. Rosti fue fotógrafo, naturalista y viajero que visitó Venezuela entre 1856 y 1858.

Pal Rosti, influenciado por la obra “Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente”, de Alejandro de Humboldt, viajó a los Estados Unidos de Norteamérica, Cuba, Venezuela y México entre 1856 y 1859
Pal Rosti, influenciado por la obra “Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente”, de Alejandro de Humboldt, viajó a los Estados Unidos de Norteamérica, Cuba, Venezuela y México entre 1856 y 1859

     Quizá uno de los más citados y cuyos estudios ha sido de mayor profusión entre los analistas sociales se encuentra en el caso de lo configurado y tramado por Pal Rosti, luego de haber visitado una porción del territorio venezolano a finales de la década del cincuenta del 1800, durante los últimos años del mandato de los Monagas. Salió de Francia un cuatro de agosto de 1856. Su destino: América, en especial la visita a los lugares menos explorados por otros viajeros o cronistas que habían pasado por estas tierras.

     Existen tres temas, convertidos en hitos, que los visitantes llegados a Venezuela utilizaron como una especie de corte para la construcción de sus frases narrativas. Ellas fueron la guerra de Independencia, el terremoto de 1812 y la exuberante naturaleza que no dejaron de exaltar, al lado de la censura de actos, hábitos o costumbres que les resultaban extraños y, por tal circunstancia, mostraban repulsión al ser descritos por ellos.

     Sus Memorias de un viaje por América, las inició Rosti con una descripción sobre la situación en la época colonial, el período de la independencia y la edificación republicana, hasta alcanzar lo que experimentó en su estadía en el país en los últimos años del mandato de José Tadeo Monagas, hacia el año de 1857. Al llegar al puerto de La Guaira lo describió como una rada y que las olas del mar eran tumultuosas, donde no era propicio anclar. Los negros eran los encargados de trasladar el equipaje de los viajantes de la embarcación a la orilla, al igual que el traslado de las personas que llegaban a él.

     Es importante indicar que durante el siglo XIX aún se hacía referencia a Sudamérica como un espacio territorial cuya frontera norte comenzaba con el norte de México hasta Cabo de Hornos. 

     El concepto Mesoamérica y América Central se extendió en el 1900. América se describía a partir de una región septentrional, la parte anglosajona, y otra meridional, la española. Por eso es común que los escritos de esta época sólo hicieran referencia a Suramérica y Norteamérica.

     Luego de describir el paisaje que iba observando en su traslado desde La Guaira a Caracas, no dejó de ponderar la exótica y exuberancia de la vegetación por su belleza y variedad. Expresó que al llegar a esta ciudad sintió tristeza o más bien melancolía, cuando comenzó a cruzar “el hermoso valle” y sus largas calles que estaban cortadas en ángulo recto, “que antaño tal vez estuviesen empedradas, más ahora semejan el cauce de un arroyo de montaña”. Sin embargo, puso a la vista del lector el calor sofocante, aunque no como el experimentado en La Guaira, que concitaba a guarecerse de los rayos verticales provenientes del sol y a dormir mientras permanecía la etapa de mayor calor.

     Sus primeras impresiones las redactó así: “Parecía que hubiésemos llegado a la ciudad de los muertos; aquí y allá, cual almas errantes, algunas negras – con largos y blancos velos en sus cabezas, que destacaban más aún la negrura de sus rostros – llevaban silenciosas algunos recipientes de agua o frutas a las casas de sus amas”. Trajo a colación el profundo silencio que se experimentaba en la capital de Venezuela. A esto agregó que acá nunca podía oírse el ruido producido por un coche, “porque el coche y la carreta son allí cosas desconocidas; las personas andan a caballo o en mulas; las cargas y los equipajes los hacen transportar sobre asnos o mulas”.

Durante su estadía en Venezuela, Pal Rosti escribió notas de viaje e hizo las primeras fotografías paisajísticas que se conocen en el país.
Durante su estadía en Venezuela, Pal Rosti escribió notas de viaje e hizo las primeras fotografías paisajísticas que se conocen en el país.

     Hizo un comentario según el cual las calles eran rectas, aunque bastante anchas y que tenían una dirección, en pendiente, de occidente a oriente. Las casas que primeramente observó eran de ladrillos, de un solo piso, con techos de tejas. Agregó que todas las casas eran de reciente construcción y las viejas yacían entre ruinas. “Entre los abandonados muros destruidos de los conventos, iglesias y demás casas altas de antaño, echaron raíces cactos y enredaderas, que acentuaban más el efecto entristecedor que tuvo en mí la ciudad sin vida, recordándome aquel terrible cataclismo del cual son resultados esas ruinas”.

     Agregó a este comentario que la Caracas anterior al movimiento telúrico era suntuosa y hermosa. Puso a la vista de sus lectores que el terremoto de 1812 formaba parte de la historia reciente de la ciudad capital. En este orden de ideas citó a Alejandro von Humboldt quien en su libro Viaje a las regiones equinocciales al Nuevo Continente describió de manera pormenorizada lo acontecido un jueves santo de aquel año. Recordó que la ciudad no se había recuperado del todo de las secuelas de aquel sismo.

     La Caracas que conoció estaba apenas emergiendo de la tragedia y la destrucción urbana. A esto sumó: “las continuas guerras civiles y la triste situación del país no permiten su florecimiento, su renacimiento”. Por eso vio que no había calle que no mostrara restos de construcciones y algunas partes de la ciudad solo estaban ocupadas por ruinas. Había otras construcciones, por lo general sin techo y casi destruidas, que estaban ocupadas por negros y mulatos, “las capas más bajas de la población, en fin, en medio de la mayor miseria”.

     Abrigó un concepto favorable de la vegetación que comparó con una pintoresca vista, similar a una escena de novela. De la Silla de Caracas rememoró su presencia majestuosa. De igual modo, anotó que el río Guaire se abría camino rodeado de olorosos arbustos de Berbería y sauces. Asoció el rocío de la neblina y las sombras provocadas por la luz de la luna con un velo de hada y embrujo. De la ciudad agregó que era un valle rodeado de espléndidas montañas, con un agradable y templado clima, “comparable aproximadamente al de Hungría en el mes de junio”. Recordó que varios denominaban al clima caraqueño como el de la eterna primavera. Agregó que ofrecía condiciones favorables para el desarrollo de cafetos, palmeras, plátanos, naranjas y el cultivo de manzanas, durazno y trigo.

La obra más notable de Pal Rosti se titula “Memorias de un viaje por América”. Fue publicada originalmente en húngaro, luego se realizaron varias ediciones en español e inglés
La obra más notable de Pal Rosti se titula “Memorias de un viaje por América”. Fue publicada originalmente en húngaro, luego se realizaron varias ediciones en español e inglés

     Aunque el clima agradable y templado que experimentó no era regular, “lo que es bastante malo”. Agregó que algunos caraqueños le habían informado que en ocasiones en un mismo día la temperatura variaba de manera considerable y que los cambios eran bruscos. El clima caraqueño era favorable para la irritación del sistema nervioso. Recordó que una noche en Caracas había experimentado las alteraciones climáticas, a inicios del mes de abril, cuando el calor se hizo casi insoportable que el ánimo de él y sus acompañantes fue de tal sofoco que tuvieron que interrumpir la conversación que venían desarrollando.

     Comentó que cuando llegó a Caracas en 1857 el período de lluvias había comenzado en el mes de mayo, aunque a veces se iniciaba en abril. “Durante los tres primeros meses de ese período las lluvias y las tormentas son muy frecuentes, en ocasiones tienen lugar hasta dos o tres tormentas en un mismo día”. Comparó el cultivo de la caña de azúcar en Venezuela con respecto al de Cuba donde había estado antes de llegar a Venezuela. Del producto de ella aprovechada expresó que en Venezuela sólo preparaban azúcar morena, impregnada de una melaza de mala calidad que denominaban papelón. De este expresó que era más barato que la azúcar blanca. Del consumo preferido entre los pobladores de la ciudad era el papelón.

     El fruto de mayor producción entre los agricultores era el café, según su relato. Sumó a sus consideraciones que el viajero europeo que permanecía cierto tiempo en la zona tórrida “queda agradablemente sorprendido, cuando llegando al valle de Caracas encuentra entre la tropical vegetación los árboles frutales de su tierra”. Esto lo refrendó al poner como ejemplo cultivos de mora, melocotón y manzanas. Un dulce que le pareció de excepcional calidad fue el membrillo, golosina preferida por los caraqueños, “quienes gustan – en general – excesivamente de los dulces, pues creen que el agua sólo cae bien cuando antes se ha provocado la sed con ellos”.

     En él el clima caraqueño era muy favorable para la reproducción de la flora, pero no así para los forasteros o extranjeros que se establecían en Caracas. “Las oscilaciones bruscas de la temperatura y la fluctuación frecuente de la traspiración corporal ocasionan diversos catarros y fiebres”. Sin embargo, el europeo que se lograra adaptar a estas fluctuaciones alcanzaría un estado de salud bastante favorable, según puso en evidencia, para el caso de lugares donde la humedad atmosférica no fuese tan brusca como la de la “eterna primavera”. “Por lo que a mi persona se refiere, no puedo quejarme del clima de Caracas, pues pasé un mes en esa ciudad y no me atacó ni el menor mal”.

     Expuso ante sus lectores el caso de la fiebre amarilla. De ésta expresó que era muy común en La Guaira y que atacaba de manera muy fuerte a los europeos que recién se instalaban en Caracas. Aunque ella no atacaba de forma tan fuerte en la ciudad de Caracas y que, por lo general, los contagios se sufrían en el puerto de La Guaira.

     De acuerdo con cifras por él recopiladas Caracas contaba con 40000 habitantes para el año de 1800, 50000 en 1810, 23000 en 1823, 35000 en 1840 y para el momento de su estadía tenía cerca de 40000 personas. Una pequeña porción de lugareños era de “raza” blanca, incluidos los criollos. La mayoría de los nativos eran de “raza mezclada”, es decir, mestizos, mulatos y zambos. Indicó que además se concentraban “innúmeros cruces” de estos últimos, así como los “negros puros, esclavos antaño, libres hoy”.

     Escribió que los indios se habían extinguido “no solo en Caracas y sus alrededores – sino en general en la parte más poblada y culta de Venezuela; únicamente en el interior del país y a orillas del Orinoco y del Apure pueden encontrarse algunos poblados indígenas; y asimismo – en la inmensa selva – aquí y allá ciertas misiones o tribus todavía salvajes, que habitan en míseras chozas y – según sus costumbres ancestrales – se embadurnan el cuerpo y andan desnudos”.

     Por eso anotó que: “A Caracas sólo le quedó de su origen indígena el nombre”.
Rosti dejó una interesante obra relacionada con Caracas y otros lugares que visitó en Venezuela. Estuvo en los Llanos para conocer de cerca a los llaneros a quienes comparó con los caraqueños. Dejó una interesante colección de fotografías. Arte que había comenzado a cultivar cuando estuvo de visita en Francia, antes de su viaje por América.

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