La Caracas de 1836
Por: Rafael Seijas Cook (El Arquitecto Poeta)
Sor Pedro Pablo Díaz
Caracas á 17 sete 1836.
Mi apreciado amigo: la estensa y peligrosa habra de Catia está en acefalía porque según acabo de saber el Juez de paz que le nombró Palencia no solo renunció y le admitió el Gobno su renuncia, sino que há mudado de domicilio, de que resulta que las medidas de policía no vienen a ejecutarse en aquella parte, siendo el refugio de multitud de esclavos prófugos y otros facinerosos que viven extinguidos de toda persecución; en esta virtud creo indispensable que V. en el próximo consejo haga presente la necesidad de nombrar un Juez de paz, ó por lo menos uno ó dos comisarios de policía que vigilen en aquella parte formando los padrones que arreglen el vecindario, y por el que conozca la ocupación y procedencia de cada uno. Para esta función me parece indique V. al Sor José D. Gómez a quien no solo importa el buen orden como propietario de aquel lugar sino por sus cualidades cívicas.
Soy de V. afmo A y S. Tomás H. Sanan G.
(Se ha observado la ortografía del original)
“Este precioso manuscrito y cinco planos topográficos de las Parroquias de Caracas para 1836, forman, quizás, el legado más preciado de mi biblioteca, por la deferencia que ha tenido para con ella el jurista Alfredo Machado Hernández, amigo también de achaques históricos. Los tales planos marcan explícitamente las diversas y múltiples comisarías en que se subdividían las Parroquias de Candelaria, Catedral, San Pablo, Santa Rosalía y San Juan.
Candelaria para 1836 estaba limitada de oeste a este por los ríos Catuche y Anauco, desde un puente intersección de las calles de los Bravos y la de Girardot –hoy esquina de Romualda– hasta el puente de Anauco, al presente muy poco modificado. Hacia el norte, llegaba hasta la hoy llamada Plaza España, de un lado; y del otro, hacia el referido Anauco por detrás de la Fábrica de Vidrio.
Las calles marcadas en la nomenclatura Este 6, Este 4, Este 2, Este 1 y Este 3, se denominaban Orinoco, Sol, Ciencias, Bravos, Margarita y Fraternidad, y en todas sus longitudes oeste-este franco, de la ciudad de Caracas. Y las calles norte-sur que pasan por las esquinas de Romualda, Manduca, Ferrenquín, La Cruz y la Alcabala, tenían los nombres de Girardot, Rivas, Cedeño, Plaza y Campo Elías; y el callejón que delimita la Iglesia de Candelaria por el septentrión se dice Freites.
“Este precioso manuscrito y cinco planos topográficos de las Parroquias de Caracas para 1836, forman, quizás, el legado más preciado de mi biblioteca, por la deferencia que ha tenido para con ella el jurista Alfredo Machado Hernández, amigo también de achaques históricos.
Los tales planos marcan explícitamente las diversas y múltiples comisarías en que se subdividían las Parroquias de Candelaria, Catedral, San Pablo, Santa Rosalía y San Juan.
Candelaria para 1836 estaba limitada de oeste a este por los ríos Catuche y Anauco, desde un puente intersección de las calles de los Bravos y la de Girardot –hoy esquina de Romualda– hasta el puente de Anauco, al presente muy poco modificado. Hacia el norte, llegaba hasta la hoy llamada Plaza España, de un lado; y del otro, hacia el referido Anauco por detrás de la Fábrica de Vidrio.
Las calles marcadas en la nomenclatura Este 6, Este 4, Este 2, Este 1 y Este 3, se denominaban Orinoco, Sol, Ciencias, Bravos, Margarita y Fraternidad, y en todas sus longitudes oeste-este franco, de la ciudad de Caracas. Y las calles norte-sur que pasan por las esquinas de Romualda, Manduca, Ferrenquín, La Cruz y la Alcabala, tenían los nombres de Girardot, Rivas, Cedeño, Plaza y Campo Elías; y el callejón que delimita la Iglesia de Candelaria por el septentrión se dice Freites.
De Ferrenquín al norte, después de Los Desamparados, marca un Palacio Arzobispal que, por sus proporciones, ocupaba un área muy amplia. A su derecha hacen fe una Ermita y un Juego de Pelota y los camnos a Tundor y a la Quinta de Toro.
Para 1836, Caracas estaba dividida en 5 parroquias: Candelaria, Catedral, San Pablo, Santa Rosalía y San Juan.
Estaba circunscrita a 8 Comisarías de a 5 Manzanas cada una. Las esqjuinas de Piñango, Conde, Principal, Torre, Madrices, Marrón, Cují y Romualda, eran las intersecciones de la Calle de los Bravos con las de Lindo, Comercio, Leyes Patrias, Carabobo, Zea, Roscio, Uztáris y Girardot.
El Plano de la Parroquia de Santa Rosalía comienza en la Calle Este 4, y anota el Hospital de San Lázaro y La Matanza. Esta última tuvo, pues, un siglo prestando servicios en un mismo sitio; pues hace pocos años fue traslatada al Empedrado, dejando su terreno al Nuevo Circo de Caracas, en dionde se continuarán matando reses quién sabe hasta qué tiempo! Diez Comisarías constituían la Parroquia. Juncal, Fraternidad, Unión, Primavera, Agricultura y Delicias, eran las calles que atravesaban la Avenida Sur (entonces Calle de Carabobo) en las esquinas de Santa Teresa, Los Cipreses, El Hotio, Castán, Tablitas, Venados y Piedras. Esta Parroquia de Santa Rosalía llegaba hasta el mismo río Guaire, en el 1836.
La Parroquia de San Pablo la limitaban la Avenida Sur y el río Caroata y la Calle Este 6 –Puente de San Pablo, Santa Teresa– y el río Guaire.
Una apostilla de dicho plano dice: “Población. La mayor parte existe en el espacio comprendido entre la calle de Orinoco, –hoy Este 6– y la calle de la Primavera”. –Hoy Este 14, que atraviesa en la esquina de Las Tablitas. Y dice que las Comisarías pueden organizarse como se ha manifestado, pero no nombra cuántas pudieran haber sido; lo que hace suponer que, para esa fecha, San Pablo no era sino una barriada de la ciudad.
La de San Juan se aglomeraba hacia la de la gran calle del Triunfo –hoy Calle Real– muy poco poblada. La Iglesia de San Juan la marca el plano, lo mismo que El Calvario y Palo Grande, que ahí se leen con esos mismos nombres. Sus calles norte-sur se llamaban Ricaurte, Berdes. Eras; estas dos últimas hoy atraviesan el Guaire con los Puentes de El Paraíso y Ayacucho. Sus calles este-oeste, Primavera, Agricultura y Delicias. La fecha de este legajo dice: Caracas, 6 de febrero de 1836.– 7° y 26° (años de la separación de la Gran Colombia.–Constitución de la República de Venezuela–y de la firma del Acta de la Independencia). Para esa fecha gobernaba la República José María Vargas, engtre dos presidencias del general José Antonio Páez.
Calles tranquilas, cielos sin telarañas de alambres, oídos vírgenes de ruidos, así era esa Caracas de la tercera década del siglo XIX
En el cliché del plano de la ciudad para el año que corre, hay una parte sombreada que yuxtapone a la capital de 1936 . Las Parroquias de San José, Altagracia y La Pastora, eran, en esos viejos años, terrenos más o menos poblados. La de Santa Teresa fue una creación del Ilustre Americano, en el 1876, eliminando la de San Pablo y anexándole parte de la de Santa Rosalía.
Los daguerrotipos fotográficos fueron los únicos que pudieron dar fe de las indumentarias del corbatín y del chapeau Bolivár, 1830. Desgraciadamente, los pocos que existen, no se pueden reproducir por los grabados modernos. Suple esta falta las primeras fotografías hechas en Venezuela en el 1864, por el alemán Federico Carlos Lessman.
Calles tranquilas, cielos sin telarañas de alambres, oídos vírgenes de ruidos y de klaxones, noches oscuras apenas alumbradas por los parpadeantes cocuyos de aceite de coco, portones escandalosos y desproporcionados, llaves de pesos abrumadores inhábiles para complicidades en bolsillos anhelosos de libertad y de libertinaje; y otros tantos atrasos, hicieron de la vida caraqueña del 1836 una sede conventual tranquila y reposada. Se llegaba a viejo a edades caducas, provectas, con salud en el cuerpo y en el alma. Las canas eran blasón indiscutido de reverencias y de pleitesías. Hoy las canas se tiñen porque, al decir de un viejo cronista, nadie las respeta.
Pero no filosofemos; ni más malos ni más buenos que nuestros antepasados, nosotros llevamos una vida más movida, más llena de colores, más vibrante y mucho más corta. Ellos, en cien años vivían lo que nosotros en cincuenta. Pero, si la vida quisiéramos pesarla, pr la cantidad de veces que la célula cerebral se ha agitado; por la cantidad de emociones que la han sacudido, nosotros, los hijos de la Caracas de 1927, y ellos, los de la de 1836, tenemos la misma cantidad de horas vividas ante nuestras conciencias, y las mismas responsabilidades a la hora de liquidar el paso por esta tierra. Amén”.
FUENTE CONSULTADA
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Élite. Caracas, 20 de agosto de 1927.
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