Boletín – Volumen 75

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Boletín – Volumen 75

Sinopsis

Por: Dr. Jorge Bracho

Para el primero de febrero del año de 1920 se dio a conocer el número 75 del Boletín, el cual se sumaba a la denominada segunda época correspondiente al año IX. Una de las novedades de esta edición fue la del aumento de anuncios publicitarios. A los ya habituales se sumaron: Santana y Compañía, encargada de la distribución de neumáticos marca Hartford, el agente de aduanas y negociante S. Plaza M., el abogado J. E. Sánchez Afanador, una distribuidora de camas: Sucre Paredes y una firma de Álamo – Ybarra.

     Uno de los avisos publicitarios habituales era “La India” cuyo despliegue ocupaba la mitad de una página. Se indicaba en él: “Acaba de recibir por vapor “Bologna” los siguientes artículos: Turrones de Jijona, Alicante, Masapán, Cádiz y Yona. Almendras cubiertas de superior calidad. Avellanas cubiertas, Piñones cubiertos, Garrapiñadas, Torrat de Anís, Peladillas de Alcoy, Frutas heladas, cristalizadas y glasadas. Bombones de Pastas de frutas y de Pasta de Almendras. Gran surtido en Cofres japoneses y cesticas propias para regalos”. En negritas y aparte se ofrecían helados de goma, de mantecado y de frutas, “Los mejores de la capital” según se anotó en el anuncio.

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     La edición abrió con informaciones recientes respecto a los nuevos miembros que se incorporaban a la Cámara. Entre ellos dos de Valencia, Eduardo Berrizbeitia y Ernesto Branger, una Compañía de Ferrocarril de Puerto Cabello, de Coro, G. M. Henriquez, García Hermanos de Barquisimeto, Lahoud y Compañía de Caracas, Eduardo Lindheimer y Compañía de Barquisimeto, Manuel L. Malaret de Cumaná, J.M. Miranda Ferrer también de esta ciudad del oriente de Venezuela y, por último, I. A. Senior e hijo de Coro.

     Entre los artículos se editó la conclusión de “Apuntes sobre la riqueza mineralógica de Venezuela” redactada por Germán Jiménez. El mismo cerró esta disertación con el examen de la minería de las sustancias no metálicas, en este caso el asfalto. En una sección posterior, titulada “Participaciones de constitución de firmas mercantiles” se dio a conocer el establecimiento de nuevas dependencias comerciales tales como: la Editorial Victoria, en Caracas, representada por Manrique y Ramírez Ángel, la Tipografía Vargas, en Caracas, bajo la responsabilidad de Aguerrevere y Guruceaga, compra y venta de frutos del país de Otero y Díaz, en Caracas, así como el establecimiento de la Trading Engineers en Venezuela.

     Un aparte titulado “Estadística” fue preparado por miembros de la Cámara para ofrecer cifras correspondientes a productos venezolanos de exportación, entre ellos los atinentes al café y el cacao, de acuerdo con información suministrada por el Ministerio de Hacienda que abarcaron desde los años 1902-1903 hasta 1917-1918. En el mismo gráfico aparecen números relacionados con los lugares de origen de las salidas de estos productos.

     En “Información sobre algunas materias primas que produce Venezuela” e importadas desde Liverpool se dio a conocer que de las conchas de nácar debían ser enviadas muestras para futuros negocios, así como que el Guano debía ser enviado en frascos cerrados herméticamente para conservar su frescura, aunque continuaba siendo enviado en sacos. También la cola de pescado desde Maracaibo, rojo seco y oscuro oleoso aparecía entre los productos ofertados e importados desde Inglaterra.

     De igual manera, en este número se presentó un informe preparado por autoridades inglesas, relacionadas con la compañía de ferrocarriles, publicado en la revista The Economist, acerca de los progresos alcanzados por “La Compañía del Ferrocarril Central de Venezuela”. Seguidamente, se hizo extensiva la invitación a quienes viajaban a Nueva York con fines comerciales a informar al diario La Prensa, editado en esta ciudad, el motivo de su visita y así facilitar información de potenciales negociantes y lugares donde pernoctar durante la visita.

     De una revista editada en Francia que llevaba como nombre L’ Exportateur Francais se reprodujo un escrito, “Distribución del comercio francés durante una parte del año 1919”. Entre otros asuntos se informó acerca de la compra y venta de productos franceses, entre los meses de enero y octubre de 1919, por parte de países como los Estados Unidos de Norteamérica, Bélgica, España, Suiza, Italia, Brasil, Argentina, Rusia, Argelia y Marruecos.

     La “Sección de correspondencia” informaba acerca de propuestas provenientes de Génova, Italia, para relacionarse con comerciantes de Venezuela, otra proveniente de Lyon, Francia, en que se ofertaba el camión C. B. A., con capacidad de cuatro toneladas y que se había utilizado durante la Primera Guerra Mundial, así como un auto, H. P., cuyo uso podría ser para hombres de negocios y actividades turísticas. De Cuba se ofrecían servicios de importación y exportación y de Estados Unidos de Norteamérica se proponían alianzas del mismo tenor, aunque no por la representación de intermediarios o comisionistas. En este mismo orden de ideas, bajo el título: “Consulado americano, La Guaira 12 de febrero de 1920” se ofrecían intercambios comerciales de bienes como efectos eléctricos, de ferretería, de quincallería, máquinas de distinto tipo apropiadas para el trabajo agrícola y para fábricas, muebles, pianos, accesorios para automóviles, bicicletas, instrumental para dentistas, una nueva clase de cepillos dentales, lámparas incandescentes, medias y calcetines, entre otros.

     Del Suplemento Comercial de The Times editado en Londres se dio a conocer algunos pormenores de las importaciones latinoamericanas por parte de fabricantes y comerciantes ingleses. En el mismo se informó acerca de la escasez de aceite comestible en muchas partes del mundo. Por tal razón, sugirieron la necesidad de extender la producción de aceites provenientes de las nueces, así como el de coco, que se cotizaban muy bien en el mercado internacional. En el mismo escrito se indicó que Colombia y Venezuela contaban con frutos generadores de aceites. No obstante, el desarrollo de una industria en este sentido había tenido dificultades tecnológicas y culturales que no se habían podido superar.

     En las últimas páginas se dio a conocer “Informe de la Oficina de Comercio Exterior de The Merchants, Association of New York” en que se explicaban algunas cuestiones relacionadas con el comercio durante el período de la Primera Guerra y varias recomendaciones para su recuperación y eludir cualquier posibilidad de colapso.

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Boletín – Volumen 74

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Sinopsis

Por: Dr. Jorge Bracho

     Para esta ocasión el Boletín ofreció otra entrega del trabajo realizado por Germán Jiménez, titulado “Apuntes sobre la riqueza mineralógica de Venezuela”. En las líneas trazadas bajo este título hizo referencia a la minería de las sustancias no metálicas, entre las que destacó las minas de carbón en los estados Anzoátegui y Falcón. También destacó lo referente a las minas de asfalto. Según la información anotada había veinte concesiones otorgadas, aunque la única en actividades era la situada en Guanoco y administrada por la New York and Bermudez Company. Estas consideraciones fueron acompañadas de datos de producción, características de los minerales e inversiones y ganancias en la minería.

     Seguidamente se insertó “Método empleado por las casas europeas para descontar en los bancos sus ventas a plazo”.En el mismo se dio a conocer el rol que cumplía el llamado comisionista o intermediario, el vendedor, el distribuidor, así como el procedimiento que debían realizar con los bancos y la empresa proveedora. En este corto escrito informativo se ofreció como ejemplo el caso de belgas, alemanes, italianos, entre otros para establecer relaciones de intercambio en América.

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     Bajo este mismo marco, se describió en “Nuestro sistema de exportación” concentrado en las modalidades de venta en Venezuela, las cuales se hacían por consignación o venta firme. De seguidas, se expuso “Sistema de nuestro comercio de importación” en que se informó, de un lado, las modalidades del cobro desde fuera del territorio y, por otro, que el comercio con Francia, Italia e Inglaterra era igual que antes de la Primera Guerra, con plazos de seis meses para cancelar e intereses entre 4 y 6 por ciento por año. A pesar de la brevedad de este escrito resulta interesante por datos que aporta en torno a las disposiciones favorables, mostradas por el comerciante venezolano, quien, al saber del texto, no contraía deudas por grandes importes. También, porque ofreció información en torno al tratamiento de los distribuidores de manufacturas europeas y exigidas por el americano. Lo que podría llamar la atención hoy es que las exportaciones o los exportadores americanos poco se preocupaban por la calidad de lo exportado en contraste con el trato de los europeos hacia el comerciante americano, según las líneas redactadas al respecto.

     En esta edición, correspondiente al primero de enero de mil novecientos veinte, se incorporó un texto nombrado como “Temas de la sección venezolana de la Alta Comisión Internacional” que, según se publicó fueron tomados de un folleto publicado por la misma Comisión. De ella se dio a conocer un fragmento del tema dos: “Aceptaciones comerciales”. En este aparte se habló en torno a los bancos y lo novedoso que para los comerciantes venezolanos resultaban las transacciones mediante entidades bancarias. De igual, manera se incorporó un tema relacionado con las medidas encaminadas a facilitar el intercambio mercantil entre las repúblicas americanas.

     Más adelante se publicó un prospecto de convenio de arbitraje. En la sección “Correspondencia” fue presentada una lista, enviada por el cónsul estadounidense, de casas comerciales asentadas en la América del Norte que tenían la intención de entablar relaciones comerciales con venezolanos dedicados a la compra y venta de manufacturas.
Al final, se publicó una reseña de una revista mensual, editada en Nueva York por Mc. Grau Hill, titulada Ingeniería internacional, en que los temas eran de interés comercial. De ella el Boletín reprodujo “El costo del oro” y “Precio del carbón en Inglaterra”. Como acompañamiento a esta información se presentó “Rápida sustitución del carbón por el petróleo en los buques mercantes americanos”. Se trató de un artículo tomado y traducido de: The Annalist. Publicación proveniente de Nueva York y de fecha noviembre 17 de 1919. Entre diversas consideraciones, se explica en él, con cierto matiz de asombro, que el 15 por ciento de las embarcaciones usaban petróleo como combustible, la disminución del uso del carbón, así como las ventajas de este cambio: se empleaban menos trabajadores.

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Boletín – Volumen 73

Sinopsis

Por: Dr. Jorge Bracho

     En esta oportunidad el Boletín con fecha 1ª de diciembre de 1919 presentó la continuación del escrito, firmado por Germán Jiménez, cuyo título fue: “Apuntes sobre la riqueza mineralógica de Venezuela”. En esta tercera entrega se dedicó a examinar la minería de los metales, en especial, lo correspondiente a las minas de cobre, de hierro, así como yacimientos de sílice y azufre, plomo y bronce. El énfasis mayor lo hizo respecto a las minas de Aroa, ubicadas en el estado Yaracuy y su traslado a Puerto Cabello por la vía de Tucacas. Además de los aspectos técnicos de la explotación se refirió a las compañías que se dedicaron a la extracción de variados minerales.

    Como se hizo usual, la presentación de la correspondencia indicaba las posibilidades de inversión económica y mercantil que se ofrecían desde el exterior. Así, desde San Luis, Estados Unidos de Norteamérica, deseaban conocer de boticas y droguerías para establecer un tipo de relación comercial. Desde España una firma, cuya casa matriz se encontraba en Alemania, buscaba contactar representantes para colocar sus productos químicos. Ofertas de comisionistas, es decir, intermediarios o vendedores por parte de una firma neoyorkina para la distribución de distintas mercaderías, formaban parte de ellas.

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     Compañías dedicadas a la fabricación de materiales de construcción y textiles estadounidenses solicitaban agentes de colocación de sus productos. Igualmente, la búsqueda de productores de azúcar y café por parte de una distribuidora inglesa, así como distribuidores de pinturas provenientes de Estados Unidos de Norteamérica procuraban encontrar importadores y desde Holanda solicitaban establecer relaciones con productores de madera.

     En páginas subsiguientes apareció una reseña en la que se informó acerca de la instalación de la Cámara de Comercio de Carúpano y de la reorganización de la de Puerto Cabello. Por otra parte, se dio a conocer la posición de la Cámara de Comercio de Caracas respecto al aumento de fletes del ferrocarril de Caracas a La Guaira. Luego de presentar consideraciones en torno a la importancia de este medio de transporte, dieron a conocer su desacuerdo frente al incremento. Para dar vigor a sus argumentaciones presentaron cifras que daban cuenta de las ganancias percibidas y lo que se esperaba de renta en un futuro inmediato. En este orden de ideas, publicaron el contrato firmado por la compañía, en 1881, cuando inició sus servicios entre Caracas y La Guaira. Le acompañó a este documento el producto líquido de la compañía desde el año de 1909.

     Acerca de la licitación para la instalación de la telegrafía inalámbrica agregaron la propuesta hecha por parte de una corporación alemana que, según los editores, no pudo ser publicada en la edición número 72. Al final de este número fue presentado un breve artículo centrado en un fenómeno natural llamado “El Turbio”, por parte de los pescadores venezolanos. Su autor, César Terrero Monagas, señaló que era un fenómeno del mar cuyo origen se debía a una actividad volcánica. Para dar fuerza a su argumentación citó al naturalista alemán Alejandro de Humboldt. Según Terrero con este fenómeno se producían erupciones marinas, junto con ondas sísmicas. De acuerdo con su examen, este fenómeno natural sería la causa de la destrucción de los ostrales de madre – perla. Este escrito se presentó con un cuadro que muestra la aparición de este fenómeno natural entre 1902 y 1919.

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Sinopsis

Por: Dr. Jorge Bracho

     El impreso con fecha 1 de noviembre de 1919 inició con una información que hizo referencia a la incorporación de nuevos miembros de la Cámara de Comercio de Caracas. Información a la que sigue de inmediato la segunda entrega de “Apuntes sobre la riqueza mineralógica de Venezuela”, suscrita por Germán Jiménez. En el mismo se da continuidad al fragmento dedicado a la minería de los metales y en referencia a las minas de oro. Jiménez destacó, en esta oportunidad, las características generales del oro que reposaba en Guayana y riberas del Yuruary. Por tal motivo, presentó cuadros de producción de las minas existentes, en especial, la mina de El Callao, los dividendos generados por esta última y las ganancias generadas por la de nombre La Increíble.

      Se debe tener presente la pluralidad informativa del Boletín, en la mayor parte de sus emisiones. Un ejemplo resulta de la inserción de un artículo firmado por César Zumeta (1860-1955), quien ejerció cargos diplomáticos en representación del gobierno de Juan Vicente Gómez, que llevó por título: “El costo de nuestra política”. En este trabajo se encargó de recordar que las ganancias obtenidas mediante el comercio exterior, por parte de Venezuela, para 1908 fueron similares a las de 1808.

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     En el mismo escrito se encargó de alabar lo que para 1919 se obtenía con el comercio exterior de Venezuela y el papel del gobierno en este sentido.

     En los apartes siguientes se presentó un esbozo de la “licitación para la construcción de una estación de telegrafía sin hilos”, así como propuestas provenientes de Francia e Inglaterra para el desarrollo de este proyecto telegráfico. Las ofertas en este orden se ofrecen, en francés, inglés e italiano. Le sigue a esta información un aparte que corresponde a “Sección de Correspondencia”. Importante destacar la variedad de propuestas comerciales provenientes de negociantes de Francia, Alemania, Italia, La Habana, Georgia, Valparaíso, Monterrey, California, Zaragoza y Buenos Aires.

     Una de las propuestas que se hacía a comerciantes o fabricantes venezolanos fue hecha desde Hamburgo, de parte de Luis Baruch. En ella se decía que la industria alemana de la lana tardaría en recuperarse, por las secuelas del conflicto bélico, y se ofrecía para procesarla en Venezuela. Una agrupación, Jáuregui y Manrique, asentada en La Habana, ofertaba embarcaciones que podían llegar a puertos venezolanos. Por ello pedían cotizaciones al precio del café, frijoles, maíz, almidón, en tiempos de cosecha, especialmente para cosecheros de Carúpano, Valencia, Barcelona, Puerto Cabello, Maracaibo y Ciudad Bolívar.

     A estas proposiciones de negocios comerciales y mercantiles le sigue un breve artículo acerca del precio del carbón en Inglaterra. En el mismo se informaba que el incremento del precio de este mineral se debía a la necesidad de ajustar el salario de los trabajadores. Otra de las causas del aumento se adjudicó a los altos precios de textiles, productos químicos, gas y electricidad colaterales al trabajo en las minas de carbón. Se asentó que, en Inglaterra se conseguían productos más baratos, provenientes de Estados Unidos de Norteamérica, frente a los producidos por las industrias y fabricantes ingleses. De igual modo, se informaba que las importaciones eran mayores en Inglaterra que las exportaciones y que la libra esterlina se vendía en Nueva York a 4,33 dólares cuando su valor en suelo inglés era de 4,87.

     Al final de este número 72 apareció “Decima Segunda Feria de París” que se llevaría a cabo entre el 10 y el 25 de mayo del año 1920, en la capital francesa. En una escueta comunicación se informó que se expondrían productos franceses y que la organización era responsabilidad de la Cámara de Comercio parisiense, el Concejo Municipal y el Consejo General del Sena.

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Da comienzo esta edición de marzo de 1927 con “Situación mercantil”.

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Al inicio de esta edición se lee “La crisis ganadera y la circular del General J. V. Gómez”.

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Sinopsis

Por: Dr. Jorge Bracho

     A partir de este número 71 se comenzó a presentar un ilustrativo artículo acerca de la minería, explotación y sus proyecciones en Venezuela, el cual seguiría apareciendo en ediciones posteriores. El artículo fue tomado de una edición presentada de una publicación correspondiente al Congreso Científico Panamericano. En esta primera entrega su autor, el doctor Germán Jiménez, examinó la minería de los metales, en este caso, la relacionada con la explotación del oro. Su disertación la inició expresando que la explotación del oro se había ralentizado durante los tiempos coloniales, en Venezuela. Luego de esbozar lo que de esta actividad se llevó a cabo en el país, aseveró que era una industria que requería de un capital para su extensión y desarrollo. Sólo su despliegue se estaba realizando en Guayana, al sur del río Yuruary.

     De acuerdo con este estudio las potencialidades de su explotación se dieron a conocer, entre los habitantes de Guayana, el año de 1845, por parte del brasileño Pedro Joaquín Ayres. Para el año de 1849 se establecieron lavadoras de arena en las riberas del río Yuruary. Las ganancias que generó para 1875 ascendieron a los 1.500.000 bolívares de la época. A raíz de la explotación se estableció una legislación que permitió, entre otras cuestiones, el ingreso de maquinaria a vapor. 

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     Un trabajo de interés vital para una aproximación a las actividades de explotación minera en Venezuela, el cual se circunscribió en la esfera de la geografía y de la mineralogía.

     Por otra parte, apareció la segunda entrega de “Resúmenes de historia comercial de Venezuela”, en que se destacó que una sola actividad mercantil, tal como sucedió en los tiempos del Antiguo Régimen, no generaba una renta atractiva para ningún tipo de economía. En el mismo se agregó que por deudas, contraídas por la Corona, con la empresa mercantil Bartolomé Welser y Compañía se le cedió parte de las costas venezolanas para enmendar lo adeudado. Sin embargo, consideró que luego de 1546 los españoles emprendieron viajes de exploración por el territorio que lleva por nombre Venezuela.

     En esta edición se intercaló la sección “Correspondencia”. En la misma se pueden leer propuestas para cosecheros de café y nombres de exportadores que podrían llevarlo para Nueva Orleans. También los nombres de vendedores o importadores de tejidos de algodón provenientes de Nueva York, así como agentes para la venta de automóviles, ciclomóviles y bicicletas desde Nueva York. Otras ofertas se hicieron para comerciantes de perlas hacia Barcelona –España.

     Entre las páginas 622 y 623 apareció “El costo del oro” texto que fue preparado a partir de un informe presentado por una comisión ad hoc, en torno a la explotación, procesamiento y comercialización del oro en Estados Unidos de Norteamérica. En el mismo se estableció que, frente a la producción de hierro, petróleo y carbón, el precioso mineral estaba en desventaja. Entre los factores que se adujeron para explicar el porqué de su declive fueron los altos costos de la fuerza de trabajo, la escasez de mano de obra desviada hacia actividades bélicas y las nuevas incursiones de inversionistas en actividades menos onerosas en cuanto a inversión y renta.

     Apareció un cuadro que complementaba a uno aparecido en la edición número 69, titulado “Distribución de la deuda pública de Venezuela el 30 de junio de 1919”. Por último, se presentó “Emisión de billetes de banco “, en que se hizo una breve reseña en lo que respecta a la regularización de producción de billetes, a partir de 1909. Esta información se acompañó con un cuadro que abarca los años de 1900 y 1918, en el que se muestra la emisión de billetes provenientes del Banco de Venezuela y el Banco Caracas.

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En esta edición del 1 de abril de 1924 se publicó, en primer lugar, “Situación mercantil”.

Boletín – Volumen 70

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Por: Dr. Jorge Bracho

     En este nuevo número toda la edición se dedicó a tratar y dar a conocer un asunto relacionado con la Corporación del Puerto de La Guaira. En el mismo se informó acerca del aumento de los gastos de funcionamiento, debido a una reciente huelga protagonizada por los obreros que laboraban en este puerto. Entre los cambios se encontraba que el cobro de impuesto de muelles sería por volumen y no por peso, tal como como se venía practicando desde hacía unos treinta años.

     Sin embargo, en un aparte titulado: “Análisis del asunto” se presentó un detallado estudio de las ganancias obtenidas por la Corporación que tenía en sus manos la administración del Puerto.

     Para dar fuerza a las argumentaciones, con las que se ponía en tela de juicio las pérdidas aducidas por los administradores, se presentaron cifras, cuadros explicativos y ganancias obtenidas por quienes proponían el aumento de los fletes.

     La presentación de este asunto la hicieron los editores dando a conocer, a los lectores, las distintas posiciones y fundamentos de lo que se convirtió en una disputa entre administradores y quienes utilizaban el puerto para el intercambio de bienes.

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     Según lo anotado en “Manifestación del Comercio de Caracas y de La Guaira” la cuestión encontró cauce de resolución por la intervención del gobierno. Es lo que se puede constatar de la lectura del “Manifiesto” al presentar satisfacción, entre los afectados, por el rechazo de aumento propuesto y que la representación del gobierno intervino para evitar su ejecución.

     En las subsiguientes páginas se presentaría, de manera pormenorizada, los costos, tarifas y modalidades a seguir para el pago del servicio que prestaba la Corporación administradora del puerto de La Guaira. Además, se reprodujo el contrato con el que la Corporación del Puerto de La Guiara se comprometía a la administración de este importante fondeadero dedicado al comercio de mercaderías y el tránsito de pasajeros, el cual fue firmado el 21 de mayo de 1885.

     En un aparte cuyo título fue “Transacción” se examinó una cuestión sobre un convenio firmado entre el gobierno nacional y la Corporación para dar finiquito a una demanda, introducida por el primero contra esta última y que tuvo que ver con la construcción de un Puerto en la rada de La Guaira. Era una demanda que se había introducido el 19 de noviembre de 1891 y que en esta oportunidad se daban a conocer las disposiciones que se debían seguir para su solución.

     Al final de esta edición se publicaron unas disposiciones provisionales en que se destacaron las condiciones y tarifas para la carga y descarga de mercancías.

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Durante el mes de marzo se sostuvo un movimiento de ventas apreciable.

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Este número apareció el 1 de agosto de 1924 en cuyas páginas iniciales se lee “Situación mercantil”.

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Situación mercantil.

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