Boletín – Volumen 97

Boletín – Volumen 97

BOLETINES

Boletín – Volumen 97

Sinopsis

Por: Dr. Jorge Bracho

     Para este número 97, fechado diciembre 1 de 1921, apareció en primer lugar “Situación mercantil” (Pp. 1333-1334) en que se reseñó acerca de una paralización entre compradores y vendedores de mercancía “seca”, debido a la disparidad de criterios en cuanto a los precios de compra y venta. Sin embargo, la producción daba muestras de recuperación y se esperaba que esta evolución continuara. Se informa, además, de la producción y exportación de café, cacao y ganado desde Venezuela, así como la cotización del dólar desde meses anteriores y su declinación en Europa. En la página 1334 se presenta una información sobre una misión belga que llegó a Venezuela y la Cámara de Comercio le dio recibimiento.      De la carilla 1334 a la 1335 se dio a conocer “Comentario sobre operaciones bancarias”. Continúa, de la página 1336 a la 1338 un escrito de un economista colombiano, J. Corredor La Torre, donde aborda la crisis en Europa y la responsabilidad en ella de países como Alemania, Francia y Rusia. Asimismo, examina las posibles medidas que Brasil, Colombia, Ecuador y Venezuela debían poner en práctica para un mejor aprovechamiento de sus bienes primarios. 

Boletín 92

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     El título de este trabajo es “Solidaridad económica de los países americanos productores de materias primas”. En carillas subsiguientes, de la 1338 a 1339 se editó “Estado actual de la cría de ganado en el estado Zamora”, suscrito por el gobernador del estado, el general Isidro Febres Cordero. A continuación, “Observaciones referentes a los Llanos de Venezuela” (Pp. 1339-1341) el que da continuidad a uno publicado con anterioridad y firmado por Rafael Ruíz. En “Sobre desinfección de cueros y pieles colombianos en Maracaibo y Ciudad Bolívar. Sección Venezolana de la Alta Comisión Interamericana” (Pp. 1341-1342) se estableció que el proceso de desinfección correspondía a la aduana de transito de Orocué y Cúcuta llevarlo a cabo y no como lo estaban practicando cónsules estadounidenses en territorio de Venezuela.

     El inspector del Banco de Venezuela, Julio Sánchez – Vegas, presentó un diagnóstico titulado “Estudio relativo al comercio e industrias del estado Táchira” (Pp. 1342-1345), donde se informa sobre el comercio con espacios territoriales de Colombia y Venezuela, la producción de café, cacao, productos provenientes de la caña de azúcar, oleaginosas, tabaco y cabezas de ganado de diversos géneros. Entre las páginas 1345 y 1346 a un comerciante de Tucupita, Oscar Engelhardt, le fue publicado “Informe sobre la situación agrícola del Territorio Delta – Amacuro”.

     De la carilla 1346 a la 1347 en “Proyecto de Banco Mundial” se consideró la salida del empobrecimiento europeo y las posibilidades de sustentar la emisión de billetes respaldados por el patrón de oro o de papel moneda y la existencia de un banco que cubriera esta necesidad. Entre la 1347 a la página 1348 la ocupa “Noticias acerca de algunas compañías anónimas de Maracaibo”. “Informe relativo a un viaje de estudio a una sección de Venezuela”, suscrito por J. W. Gonggrijp, un explorador proveniente de Surinam, describió algunos aspectos geográficos del Orinoco, entre las regiones del Yuruary y el Yuruan. Aparece entre las páginas 1348 y 1354.

     Los artículos de carácter histórico continúan como es el caso del historiador estadounidense C. H. Haring con “El comercio y navegación entre España y las Indias en época de los Habsburgo” (Pp. 1354-1365). En “Carta de la Federación de Industrias Británicas” (P. 1365), en que se informa acerca de una nueva agrupación constituida en Gran Bretaña. Luego (Pp.1365-1366) viene “Cálculo de la producción y desenvolvimiento de algunos productos venezolanos”. En la página 1366 aparece una propuesta de negocios comerciales desde Suecia.

     En “Sección de correspondencia” se ofrecen intercambios desde La Habana, Adolfstrasse, Astien, Berlín, Rhein, Shanghái, San Juan, Washington, Nueva York y Yokohama. Le sigue “Deuda exterior de algunos países de América”, “Exportación de pieles de chivo de Puerto Cabello en octubre de 1921”, un cuadro correspondiente a “Exportación de café de Puerto Cabello en octubre de 1921”. “Progresos de la Cámara de Comercio de Maracaibo”, en que se informa de la adquisición de una edificación para su funcionamiento, “Precios de productos en diversos lugares de Venezuela en noviembre de 1921”, “Movimiento de valores públicos en la Bolsa de Caracas y en la de Maracaibo en noviembre de 1921 y “Alcance al Boletín” donde se informa sobre el recibimiento de la delegación belga (Pp. 1366-1375).

     Al final de esta edición se presenta un índice de todos los números correspondientes al año 1921.

Más boletines

Boletín – Volumen 99

Este número 99, correspondiente a febrero de 1922, abre la edición con “Situación mercantil”.

Boletín – Volumen 143

En el mes de setiembre hubo mayor movimiento mercantil por causa de la proximidad de las cosechas.

Boletín – Volumen 102

De fecha 1 de mayo de 1922 es la edición 102 del Boletín.

Las torres del Centro Simón Bolívar

Las torres del Centro Simón Bolívar

Conocidas también como las Torres de El Silencio, fueron el corazón y símbolo de la Caracas de los años 50 hasta la construcción de las Torres del Parque Central, en la década de 1970. El Centro Simón Bolívar contaba con más de 300 locales comerciales, restaurantes, salas de fiestas, oficinas, garajes y muchas otras instalaciones. Era el referente comercial más importante de la época.

     Con la inauguración de las dos Torres, el domingo 5 de diciembre de 1954, que las unió con la prolongación de la Avenida Bolívar hasta conectarla con la Autopista del Este, la ciudad capital adquirió un nítido rostro de modernidad.

     Diseñadas por el arquitecto venezolano Cipriano Domínguez, sus primeros esbozos datan de 1948, cuando el entonces presidente de la República, Rómulo Gallegos, ordenó la construcción de dicha obra, contemplada en lo que se conoce como Plan Rotival, proyecto de transformación urbana de Caracas, presentado en 1938 por el arquitecto francés Maurice Rotival.  

     Tras el derrocamiento de Gallegos, en noviembre de ese año 1948, la Junta Militar de Gobierno que asumió el poder, le dio continuidad a la cimentación de dichos edificios, los cuales, finalmente, fueron concluido en el segundo año de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. 

Conocidas también como las Torres de El Silencio, fueron el corazón y símbolo de la Caracas de los años 50 hasta la construcción de las Torres del Parque Central, en la década de 1970

Conocidas también como las Torres de El Silencio, fueron el corazón y símbolo de la Caracas de los años 50 hasta la construcción de las Torres del Parque Central, en la década de 1970

Características de la obra

     “Dentro de las características esenciales del estilo moderno, las Torres del Centro Simón Bolívar ofrece un conjunto arquitectónico en el que están combinados los volúmenes y los colores, el sentido funcional y el aspecto decorativo, para fundir lo bello y lo útil en una composición equilibrada que merece parangonarse con las mejores realizaciones del urbanismo continental contemporáneo.

     Al terminarse el revestimiento de las Torres y la construcción del edificio-puente que las une, apareció en todo su valor el imponente aspecto general, que mantiene la unidad en medio de la diversidad de ángulos y perspectivas que caracteriza al conjunto. Bajo los rascacielos de 103 metros de altura, la horizontal arquitectónica del puente le da armonía y solidez a su doble silueta. Es el Centro Simón Bolívar un adorno de Caracas y al mismo tiempo un organismo funcional, con sus edificios, sus avenidas exteriores y sus vías subterráneas y con sus diversos planos de sótanos en donde ha nacido una ciudad bajo techo de intensa actividad comercial.

     Las Torres tienen 30 pisos fuera de tierra y 3 en los sótanos. El techo del piso 30 marca la cota 1.007,25. Sus estructuras de acero pesan 7.397 toneladas y, en las placas, escaleras y obras de concreto se utilizaron 14.682 metros cúbicos de material y 2.797 toneladas de cabilla. La superficie útil de la Torre Sur es de 57.122 metros cuadrados, la de la Torre Norte de 53.105, y la del puente que las une 14.193. El área total de las torres tiene capacidad para 18.000 personas.

     La obra de revestimiento de las torres se comenzó el 3 de febrero de 1954 y sus estructuras fueron cubiertas con 71.200 metros cuadrados de vermiculite. En el enchapamiento de las fachadas se invirtieron 39.919 metros cuadrados de cerámica y en el de los plafones y pisos 23.000.

     Las paredes, parte de los pisos y las columnas fueron revestidos con 26.000 metros cuadrados de mármol. Tienen sus propios depósitos de agua, uno en el sótano de cada edificio con capacidad para 230.000 litros y otro en cada piso 29–, para 130.000 litros. Las tuberías de agua y desagües alcanzan a 3.500 metros en cada Torre.

     La corriente eléctrica que consume cada Torre es de 3.000 KW., que serían suficientes para una población de 40.000 almas. Esta carga circula por 200 kilómetros de cables, mueve en cada Torre 12 ascensores y alimenta 7.000 puntos de luz.

     Los edificios Norte y Sur fueron completamente terminados, son grandes construcciones de ocho plantas, con sus juegos de ascensores, vestíbulos, pasillos y salones.

Diseñadas por el arquitecto venezolano Cipriano Domínguez, sus primeros esbozos datan de 1948, cuando el entonces presidente de la República, Rómulo Gallegos, ordenó la construcción de dicha obra

Diseñadas por el arquitecto venezolano Cipriano Domínguez, sus primeros esbozos datan de 1948, cuando el entonces presidente de la República, Rómulo Gallegos, ordenó la construcción de dicha obra.

Las Torres tienen una altura de 102 metros, con 30 pisos fuera de tierra y 3 en los sótanos. Sus estructuras de acero pesan 7.397 toneladas y, en las placas, escaleras y obras de concreto se utilizaron 14.682 metros cúbicos de material y 2.797 toneladas de cabilla.

Las Torres tienen una altura de 102 metros, con 30 pisos fuera de tierra y 3 en los sótanos. Sus estructuras de acero pesan 7.397 toneladas y, en las placas, escaleras y obras de concreto se utilizaron 14.682 metros cúbicos de material y 2.797 toneladas de cabilla.

El Centro Simón Bolívar cuenta con restaurantes, salas de fiestas, locales comerciales, oficinas, servicios de todo tipo, garajes y muchas otras instalaciones en su interior

El Centro Simón Bolívar cuenta con restaurantes, salas de fiestas, locales comerciales, oficinas, servicios de todo tipo, garajes y muchas otras instalaciones en su interior.

     La prolongación de la Avenida Bolívar, desde la calle Sur 11 hasta la calle Sur 25, en donde se conecta con la Autopista del Este a través de un trébol y dos puentes sobre el Guaire, costó Bs. 10.264.423 en sus obras estructurales, sin contar el valor de los inmuebles adquiridos para despejar la zona en el barrio de El Conde, que fue de Bs. 41.939.308. La longitud de las prolongaciones de 1.030 metros en los cuales se conserva la anchura y demás características del primer sector de la Avenida. La obra requirió puentes, muros de contención, rellenos, demoliciones, acondicionamiento de subrasantes, tuberías, pavimentos, brocales, cloacas, alcantarillas, impermeabilización e iluminación.

     Las obras, que practicaron el enlace de la Avenida Bolívar, por una parte, con la Autopista Caracas-La Guaira y con la Avenida San Martín, y por la otra con la Autopista del Este, resuelven el problema vial de Caracas a todo o largo del sinclinal del río Guaire y en el cuerpo central de la ciudad, permitiendo comunicaciones ininterrumpidas desde Petare y desde el Sur en busca de la salida hacia el Litoral. La Avenida Bolívar es, por tanto, la parte fundamental de esta red de comunicaciones urbana.

     El costo de las Torres Norte y Sur, el puente de unión entre las torres, la prolongación de los edificios Norte y Sur y el paso para peatones fue de Bs. 107.539.134,27. La prolongación de la Avenida hasta la calle 25 sur tuvo un costo de Bs. 52.614.676,05”.

     En muy poco tiempo, el Centro Simón Bolívar contó con restaurantes, salas de fiestas, locales comerciales, servicios de todo tipo, garajes y muchas otras instalaciones en su interior. Los espacios de oficinas fueron ocupados por instituciones del Estado y por algunas de las empresas de mayor prestigio en Venezuela.

FUENTES CONSULTADAS

  • El Universal. Caracas, 6 de diciembre de 1954

  • La Esfera. Caracas, 6 de diciembre de 1954

  • El Heraldo. Caracas, 4, 5, 6 y 7 de diciembre de 1954

Agosto de 1968

Agosto de 1968

REVISTA PRODUCCIÓN

Agosto de 1968

Sinopsis

Por: Esther Mobilia

     Esta edición está dedicada a los sectores transporte y turismo. Inicia con la presentación de las Gacetas Oficiales de carácter económico publicadas en la legislación venezolana. En el editorial se envían los saludos de fin de año. El editorial se centra en el proyecto de discusión del acuerdo subregional, conocido luego como Pacto Andino. Fedecámaras expone su posición con respecto a este acuerdo en una carta reproducida en la edición y dirigida al Presidente de la República. Vicencio Baez Finol, secretario ejecutivo de Fedecámaras profundiza acerca de este acuerdo y las disonancias entre la comisión de expertos y los acuerdos concretados por los cancilleres de los Estados involucrados. El director de turismo, Antonio Barrera M., expone las perspectivas favorables que tendría el desarrollo del turismo en Venezuela. Según Oscar Machado Zuloaga, presidente de Viasa, las perspectivas de la aviación mundial resultan “intrigantes”. Roberto Varsavsky y Pastor Martínez Leal publican un artículo sobre cómo la integración podría impulsar un programa de reducción de costos. Se presentan una serie de imágenes que registran el homenaje rendido a Federico Vegas, expresidente de la Cámara de Industriales. En noticias sobre el Instituto Venezolano de Seguros Sociales, se informa acerca de la culminación del curso de bibliotecarios de historias médicas. Se informa acerca de la cena de fraternidad en la Asociación Venezolana de Industrias Plásticas (AVIPLA). La jefa de la División de Transporte del ministerio de Fomento, Celia Benchimol, informa que es necesario conocer las cifras de los vehículos que operan en el país, dado que no existe un censo del sector transporte. Se presentan los avances en el empleo de tuberías de asbesto cemento en Venezuela. El periodista J. Sanjuán escribe un artículo de opinión en el que hace un balance de la economía venezolana a lo largo del mes transcurrido. Se registra la conmemoración del X aniversario de Pro-Venezuela. Según Leandro Suárez Hinojosa, la economía del transporte en Venezuela genera unos ingresos anuales por el orden de los 2.341 millones de bolívares. Nazario Villarroel escribe que el ministro de Hacienda presentó un proyecto de presupuesto fiscal para 1969 por el orden de 9.280 millones de bolívares. 

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     En noticias breves, Alejandro Rodríguez explica en la industria del transporte se libra una encarnizada competencia, mientras que, por otro lado, la Corporación Venezolana de Fomento acordó otorgar 103 millones de bolívares en financiamientos turísticos por un plazo de diez años. Narciso Pérez Núñez analiza el caso del decreto 512: “compre venezolano”, considerando que no se cumple tan como se había concebido.

     Continuando con noticias breves, se informa acerca de los diversos subsidios e inversiones que se aplicarán en el país durante 1969. Posteriormente se reseñan noticias globales sobre temas de innovación tecnológica. Richard Felver, en materia de producción, explica la importancia del diseño del producto. F. Raison escribe sobre la agrupación de empresas como medio de estabilización y aumento de la producción. Antonio González se pregunta por qué no alcanza mayor auge el turismo en Venezuela. La asociación de distribuidores de automóviles y maquinarias (ADAM) propone la aplicación de placa permanente para vehículos. Culmina la edición con las direcciones y los contactos de los asociados a la Cámara de Industriales de Caracas.

Más revistas

Octubre de 1969

El número está dedicado a la industria del calzado. En este número inicia con la presentación de las Gacetas Oficiales de carácter económico publicadas en la legislación venezolana.

Julio de 1968

Esta edición está dedicada al tema de la integración del desarrollo.

Abril – Mayo de 1992

El titular de la edición reseña el tema del contrabando y el ilícito aduanero.

Boletín – Volumen 96

Boletín – Volumen 96

BOLETINES

Boletín – Volumen 96

Sinopsis

Por: Dr. Jorge Bracho

     El Boletín fechado el primero de noviembre de 1921 abrió, en su página 1295 con “Situación mercantil” en que se hizo referencia al estado de incertidumbre existente en cuanto al escenario económico. En la página 1296 hasta la 1297 fue incluido “Alza de precios en Inglaterra”. Luego “Valoración del café en el Brasil” (Pp. 1297-1298), en que se pone de relieve el fortalecimiento de la agricultura gracias a las políticas gubernamentales.

     Sigue, de la carilla 1298 a la 1299 una suerte de informe firmado por el ingeniero civil Francisco J. Sucre en torno a las “Industrias inglesas”. Posteriormente, “Informe relativo al distrito Bolívar del estado Zamora” (P. 1300), donde se dio a conocer la diversificación del intercambio comercial de Barinitas gracias a nuevos caminos habilitados y con lo que fue posible depender menos del comercio por el río Santo Domingo. De seguida, “Estudio relativo al comercio del estado Lara” (Pp. 1300-1304) presenta un examen con cifras y cuadros relacionado con la esfera económica.

Boletín 96

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     “En el “El territorio Delta Amacuro” (P. 1304) resulta ser un breve informe sobre la situación comercial de este espacio territorial de Venezuela. Fue insertado “Informe relativo a un viaje de estudio a una sección de Venezuela” (Pp. 1305-1309), preparado por el neerlandés J. W. Gonggrijp y en el que hace referencia al balatá, el chicle y la cría de ganado. Continúa con “El comercio y la navegación entre España y las Indias en época de los Habsburgo” (Pp. 1309-1324) de C. H. Haring en que se detiene en cuestiones sobre registro y derechos de aduana. En “Sección de correspondencia” se proponen intercambios desde Montreal y Bremen.

     A partir de la carilla 1325 hasta 1329 aparecen un conjunto de cuadros estadísticos: “Éxodo de oro de Venezuela”, otro referido al cacao y el café exportado en distintos meses de 1921 por La Guaira, “Exportación de pieles de chivo de Puerto Cabello en septiembre de 1921”, dirigidas para Nueva York, exportación de café y cacao desde Puerto Cabello en septiembre de 1921, café recibido por Maracaibo de 1915 a 1920 y septiembre de 1921, “Tipos de cambio en Caracas sobre el exterior en octubre de 1921”.

     De seguida, una sucinta nota “Sobre la situación mercantil en Puerto Cabello”, “Noticias” donde se informa de la eliminación de recargos en los fletes por parte de la línea ferrocarrilera D Roja y “El azúcar en el mundo” en donde se informa de la producción en algunos lugares de Europa, las Antillas, Cuba y la estadounidense (P. 1329).

     Para finalizar, sendos cuadros: “Precios de productos en diversos lugares de Venezuela en octubre de 1921” y “Movimiento de valores públicos en la Bolsa de Caracas y en la de Maracaibo en octubre de 1921” (Pp. 1321-1322).

Más boletines

Boletín – Volumen 132

“La primera quincena de octubre presentó alguna animación que fue decayendo al fin del mes, sobre todo en lo que se refiere a la circulación de numerario.

Boletín – Volumen 146

Esta edición de enero de 1926 comienza con una salutación por el nuevo año que comienza.

Boletín – Volumen 124

Con fecha de 1 de marzo de 1924 se presenta, en primer lugar, “Situación mercantil”

Caraqueños, comerciantes, misas y fiestas

Caraqueños, comerciantes, misas y fiestas

Testimonios recogidos en la obra “La República de Colombia en los años 1822-23”, cuyo autor es el viajero estadounidense Richard Bache

El viajero estadounidense Richard Bache dejó para la posteridad la obra: “La República de Colombia en los años 1822-23”, donde relata costumbres de los caraqueños de entonces
El viajero estadounidense Richard Bache dejó para la posteridad la obra: “La República de Colombia en los años 1822-23”, donde relata costumbres de los caraqueños de entonces

     Bache describió a los hombres que vio en Caracas como personas de baja estatura, menor a la corriente según sus propias palabras. Respecto al tono de su piel la calificó como cetrina, amarillenta obscura, de pelos y ojos negros y “bien conformada contextura”.

     En lo que respecta al comercio por mayor y de quienes lo administraban, en las ciudades más pobladas e importantes, eran comerciantes provenientes de Inglaterra, Francia y Alemania.

     En las calles principales se encontraban establecidos los comercios regentados por negociantes provenientes de estos países. Eran almacenes surtidos con una variedad de artículos europeos de lujo, “y las mercancías están convenientemente colocadas para exhibirlas al público”. Las tiendas que surtían al detal eran administradas por algunos criollos, “y en ellas pueden conseguirse mercaderías extranjeras de menor precio, así como los tejidos del país”.

     En expendios de “menor categoría”, administrados por oriundos del país, se podía conseguir aguardiente, chicha y guarapo. De estas dos últimas, Bache escribió que eran de sabor agradable, “se parecen a la sidra y a la cerveza floja, y que se fabrican con maíz fermentado y papelón”. En cuanto a la chicha puso a la vista del lector que era muy común encontrarla en cualquier paraje del camino, “y constituye una bebida de sabor muy grato para el fatigado viajero”. Añadió que en estos expendios reposaban abundantes y diversos víveres, así como carnes preparadas, salchichas, frutas y legumbres. También se conseguía pan, tabaco y otros productos “en surtido tan heterogéneo como el que puede hallarse en las abacerías campestres norteamericanas”. Las horas más idóneas para los negocios, observó, eran las de la mañana, “a causa del calor que hace después del mediodía”. 

     A partir del amanecer, incluso antes, vio que los más devotos se dirigían a los templos, mientras las gestiones de compra y venta que debían hacerse en la calle eran realizadas antes de la hora del desayuno, “después la mayoría de los habitantes se dedican a las gestiones que pueden realizarse en el interior de comercios y edificios públicos hasta el mediodía, cuando se hace el almuerzo”. Luego de esta hora, comenzaba la siesta.

     Mientras las personas hacían la siesta expuso que las calles permanecían desiertas y las tiendas estaban cerradas, “sin verse alma viviente, salvo algún curioso extranjero dotado de infatigable espíritu de investigación, quien confiado en el ´vigor de sus músculos’ y en la robustez de su no debilitada constitución septentrional, se aventura a desafiar los rayos verticales del sol”.

     Indicó que esta costumbre de los “forasteros” había dado lugar a un proverbio muy usado entre los criollos, para él más caracterizado por la verdad que por la cortesía, y que decía que en las horas postmeridianas sólo se veían circular por las calles los perros y los ingleses, “denominación esta última que abarca a todos los extranjeros”. Según su indagación este uso indiscriminado de la palabra ingleses “puede atribuirse a la circunstancia de haber sido ellos los primeros que llegaron al país en número considerable, comerciantes en su mayor parte u oficiales al servicio de las armas de la República”. De acuerdo con Bache, regados “por todos los sectores sociales, no se han mostrado cortos ni perezosos para hacer uso de sus influencias”. En este sentido subrayó, no sin enfado, que constantemente se referían a Inglaterra, “poniendo por las nubes su poderío y su riqueza”, y denominando inglesa a todo producto que llegara a ultramar independientemente que fueran de origen francés, alemán u oriental, “han logrado hacer arraigar la convicción, entre los criollos mal informados, de que todo lo que no es español debe ser necesariamente británico”.

Los principales comercios de la Caracas de comienzos del siglo XIX, estaban regentados por negociantes provenientes de Inglaterra, Francia y Alemania
Los principales comercios de la Caracas de comienzos del siglo XIX, estaban regentados por negociantes provenientes de Inglaterra, Francia y Alemania

     La consecuencia de esta creencia era que cuando los originarios de “Colombia” se topaban con alguna persona que no hablara bien el español, considerada entre los nativos signo y expresión de supina ignorancia, no dudaban en ningún momento de adjetivarlo como inglés.

     Según llegó a observar, el pueblo caraqueño mostraba “gran inclinación por las formas externas de la religión. Menudean las festividades litúrgicas, con cauda de gastos, pompa y dispendio de tiempo”. De acuerdo con sus pesquisas recogió la versión según la cual, al año, ocupaban ciento cuarenta y cinco días de sus vidas, sin contar los días domingo, “de modo, que, si se incluyen los otros días de descanso, resulta que más de la mitad del año es tiempo perdido para la industria”.

     Agregó que las ceremonias religiosas, junto con los bailes y la música, formaban parte de las distracciones y diversiones públicas, de las que, para Bache, los “colombianos” mostraban gran afición y pasión. En lo que se debe leer que al hacer alusión a los colombianos era realmente a los caraqueños que se refería.

     Anotó que los días feriados se abrían las puertas de un teatro “con capacidad para ochocientos espectadores aproximadamente, y que se llena de bote en bote, a pesar de la baja calidad de la representación”. 

     En este orden hizo referencia al anterior teatro que se había derrumbado con el terremoto de 1812, y que era de un aforo mayor, para alrededor de 2000 espectadores. En lo referente al teatro que él presenció, cuya construcción se le había comunicado era provisional, los palcos estaban separados unos de otros a la usanza de estos establecimientos. Anotó que las familias que concurrían a los espectáculos debían traer sillas u otros asientos porque la edificación carecía de ellos. “El patio no tiene techo y el piso es la tierra monda y lironda”. En cuanto al costo de las entradas ascendía a veinticuatro centavos, “y la policía del espectáculo consiste en seis o siete soldados, al mando de un oficial, apostados cerca del local y armados de arcabuces”.

     Refirió que la declamación de los actores era pomposa, aparatosa, presuntuosa y afectada, “totalmente desprovistos de gracia o naturalidad”. Describió que, en el desarrollo de la función, un bufón se apoderaba prácticamente del escenario. El mismo hacía grandes esfuerzos para apoderarse de la atención total de los asistentes lo cual hacía con zafias y toscas muecas junto con chocarrerías o chistes, “y la asombrosa cantidad de pliegues que le va dando a su chambergo”.

     Puso a la vista del lector que los que deseaban divertirse concurrían, de forma mayoritaria, a los salones de billar. Agregó, en este sentido, que los “colombianos” dedicaban demasiado tiempo a los juegos y que para él no eran nada beneficiosos. De acuerdo con su percepción la inclinación lúdica ejercía “una extremada atracción sobre todas las clases sociales, y que pueden ser imparcialmente considerados como el más dañino de los vicios que poseen los colombianos, afortunadamente compensado por virtudes como la sobriedad y la templanza”.

     Le causó extrañeza que en Caracas sólo hubiese dos hoteles, “uno pertenece a un francés y el otro a un criollo de las islas”. Sus huéspedes eran en especial de origen inglés. Eran oficiales, según precisó, que ofrecían sus servicios al ejército colombiano. “Las costumbres domésticas de los españoles, y su espíritu de economía y moderación, hacen que les resulte muy ingrata la estancia en un bullicioso hotel, a los que sólo acuden en caso de extrema necesidad”.

En su obra, Bache advierte que, en raras oportunidades, a las damas se le ve en las calles caraqueñas
En su obra, Bache advierte que, en raras oportunidades, a las damas se le ve en las calles caraqueñas

     Observó la existencia de cerca de seis u ocho lugares donde se desarrollaban actividades de tipo mercantil en la ciudad de Caracas. Había unos pocos administrados por franceses y ciudadanos de otras nacionalidades. Añadió que existían dos casas comerciales regentadas por estadounidenses, quienes gozaban de alta estima en la ciudad, según pudo constatar.

     Describió la existencia de algunos históricos aristócratas que “aún continúan ennobleciendo a la sociedad de Caracas son objeto de mayores distinciones que las que pueda conferirles un simple riband, pues el amor y la confianza de sus paisanos es la mejor recompensa por su desinteresada consagración a los intereses de la patria”. De inmediato, hizo referencia a algunos de estos aristócratas. Del Conde de Tovar recordó que había votado, en la primera asamblea constituyente, por la erradicación de los títulos nobiliarios. El Marqués del Toro fue uno de los primeros en renunciar a su título en los inicios de la revolución. De este último expresó que había invertido una fortuna principesca en beneficio de la república. “podemos formarnos una idea de la regia magnitud de la heredad del Marqués del Toro antes de la revolución, con solo señalar el hecho de que en sus dehesas pastaban a un tiempo alrededor de mil corceles de raza; y en cuanto a su ilimitada generosidad de anfitrión, baste mencionar un célebre festín con que agasajó a un numeroso grupo de invitados, el cual duró veinte días, estimándose el gasto diario en un millar de pesos”.

     En lo referente a las damas advirtió que en raras oportunidades se les veía en las calles caraqueñas. Salvo a horas muy tempranas del día, cuando se dirigían a misa. Las observó que siempre iban en compañía de parientes y por criadas que cargaban con las alfombras que les servirían para arrodillarse en la iglesia. 

La chicha es una de las bebidas por excelencia de los caraqueños; su sabor es muy grato, apunta Bache en su libro
La chicha es una de las bebidas por excelencia de los caraqueños; su sabor es muy grato, apunta Bache en su libro

     “Como las iglesias carecen de bancos o reclinatorios… el elegante tapete constituye un elemento indispensable en el tren litúrgico de una delicada devota, pues sin él – aparte de la extrema incomodidad de la posición adoptada, si se prolonga en exceso – probablemente su salud podría resentirse a causa de la humedad del frío pavimento de mármol o ladrillos”.

     Acerca del traje que lucían las damas para cuando iban a la misa matutina “no contribuye ciertamente a realzar su belleza, pues consta únicamente de velo y falda negros”. Anotó que en un tiempo anterior se había hecho obligatorio que la indumentaria debía estar elaborada en “tela barata y de la misma calidad para todas las clases sociales”. Esto se hacía, según sus palabras, para recordar a las damas ricas la igualdad que tienen todas las categorías sociales “en presencia del Creador”. Pero con el pasar de los años el atuendo se había ido haciendo cada vez más costoso al ser diseñado con seda, terciopelos y encajes. 

     “También existe un vivo sentimiento de rivalidad en materia de trajes; y las que carecen de recursos para hacer el gasto respectivo se someten a toda clase de privaciones y sacrificios para igualar el magnífico atavío de quienes disfrutan de mayor prosperidad económica”.

     Dejó escrito que la belleza de las féminas resaltaba mejor en el seno de los hogares, ya lo fuese en banquetes o fiestas que se llevaban a cabo en las noches, cuando exhibían sus indumentarias a la usanza europea. “Aunque su tez no es tan blanca como en los climas septentrionales, es bastante clara para producir grata impresión en quienes las contemplan”. Admiró el color oscuro de sus cabellos y el suave y húmedo color negro de sus ojos. De seguida, adjudicó la carencia de una idónea formación cultural de las nuevas generaciones femeninas, así como de los integrantes de la comarca, a la guerra a muerte que se había presentado en el país durante períodos anteriores a su visita. No obstante, testificó haber conocido a varias mujeres “que poseen algunos conocimientos de inglés, y muchas más saben hablar francés, aunados estos méritos a los modales más amables y cautivadores y a otras prendas femeninas”.

     De acuerdo con lo que evidenció, los bailes, la música, la religión y el tocador absorbían la mayor parte del tiempo de las caraqueñas. “Su educación es completamente femenina”. Para él era evidente que las damas de otros países superaban a las caraqueñas en el cultivo de la inteligencia, “también lo es que las criollas las aventajan a su vez en las gracias y encantos que son gala típicamente de su sexo”.

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