Líderes empresariales ante el desafío de asumir la transformación digital

Líderes empresariales ante el desafío de asumir la transformación digital

Líderes empresariales ante el desafío de asumir la transformación digital

     La velocidad que tomó la transformación digital en el último año, como consecuencia principalmente de la pandemia del coronavirus, hace que algunas empresas aún no tengan claro el camino a seguir. En esos casos es importante que comiencen a estructurar un proceso de cambio ágil y flexible, para garantizarse un lugar en el mundo que la tecnología va modelando.

     Esa es una de las principales recomendaciones hechas por Esteban Reyes, Director de Accede y CEO de Academia N, en “Agilidad y transformación digital; el desafío del liderazgo empresarial”, actividad coordinada por el Comité de Innovación y Tecnología de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios Caracas. En la actualidad, asegura Reyes, muchos empresarios se cuestionan sobre si están aprendiendo realmente a crear valor en la era digital o solo están optimizando las operaciones de su negocio.

     En su exposición dejó algunas pautas que puede seguir una empresa tradicional para emprender la transformación digital. Primero debería comenzar una etapa de digitalización, incorporando tecnologías para mejorar su desempeño y optimizar sus operaciones; revisar su misión teniendo entre sus objetivos buscar “una gran oportunidad” en el mundo digital; desarrollar competencias de agilidad en sus procesos de negocios, transformando su fuerza de trabajo, formando equipos de alto desempeño; y crear iniciativas que le permitan aprender, por ejemplo desarrollando asociaciones con emprendedores que tengan capacidades que la organización no tiene.

     Toda esa evolución debe estar impulsada por los líderes empresariales conscientes de la profundidad y del esfuerzo que se requieren. “El nuevo liderazgo juega un papel fundamental en desencadenar la motivación. Si no hay una motivación intrínseca en el proceso, ya no solo es el dinero, pagar bien a la fuerza de trabajo, sino otro tipo de motivación que desencadene la creatividad de la gente, para ponerla al servicio de la organización para conseguir nuevas oportunidades”.

     Omar Hokche, presidente de nuestro Comité de Innovación y Tecnología y moderador de la videoconferencia sobre agilidad y transformación digital, coincide en que si bien las iniciativas pueden originarse en un nivel operativo, para que realmente tomen cuerpo y forma, deben ser adoptadas y puestas en práctica por el liderazgo.

     Esta videoconferencia está en nuestro canal de Youtube: Cámara de Caracas al cual te invitamos a suscribirte.

La primera revolución de Caracas no empezó el 19 de abril de 1810

La primera revolución de Caracas no empezó el 19 de abril de 1810

     En su nuevo libro, la historiadora Carole Leal Curiel se aproxima a los sucesos que forjaron la república y los analiza más allá de la épica militar, desde el lenguaje y los conceptos políticos de Juan Germán Roscio y Francisco Javier Ustáriz. Un nuevo enfoque historiográfico alejado de la visión bolivariana que condena al primer ensayo de independencia.

     No hay otra fecha más hispánica, después del 12 de octubre, que el 19 de abril de 1810. Ese día se celebra la lealtad de los colonos hispanoamericanos —particularmente la de los caraqueños y habitantes de la otrora provincia de Venezuela— hacia la madre patria española, que era invadida por las tropas francesas al mando de los hermanos Bonaparte. El legítimo rey de España requería el respaldo de sus súbditos y ellos conservarían sus derechos.

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Caracas y la dictadura de Juan Vicente Gómez (1908-1935) – Parte I

Caracas y la dictadura de Juan Vicente Gómez (1908-1935) – Parte I

CRÓNICAS DE LA CIUDAD

Caracas y la dictadura de Juan Vicente Gómez (1908-1935) – Parte I

Por Ermila Troconis

 

     El 24 de noviembre de 1908 Cipriano Castro se marcha a Europa para someterse a una intervención quirúrgica. Deja encargado del gobierno al vicepresidente y amigo Juan Vicente Gómez. Pero a los pocos días, Gómez encarcela a los castristas y comienza a ejercer el poder autoritariamente: es el inicio de 27 años de dictadura gomecista.

     Al respecto, una cita de Tomás Rourke: “A Gómez no le gustaba Caracas. No podría conquistarla. Se sentía satisfecho gobernándola y, en ocasiones, castigándola”. Y a modo de explicación de este fenómeno, nos dice lo siguiente: “Desde su primera llegada a Caracas, aquella noche en que se quedó en la plaza al lado de la estatua de Bolívar, cubierto con su ruana y en alpargatas, contemplando las luces de los coches que daban vuelta a la plaza, Gómez había quedado desconcertado de aquella ciudad. Había en ella algo que se le escapaba, algo que le irritaba. No podía dominarla, agarrarla, como podía hacerlo con cualquier otra cosa o persona que se encontraba. Era algo demasiado sutil para él. Aquellos caraqueños con su seguridad de sí mismos, con sus chistes demasiado complicados, se le escapaban como de entre las manos”.

     El 20 de diciembre de 1908 se establece el nuevo gobierno al mando personal de Juan Vicente Gómez, el cual tendrá el lema de «Paz, Unión y Trabajo». Este régimen es conocido como la Rehabilitación y fue una absoluta dictadura, bajo el poder y mandato de un hombre que durante 27 años gobernó al país con un régimen de terror político. Para ese momento, Venezuela era aún un país eminentemente agropecuario. Había grandes hatos en los llanos y prósperas haciendas de café y cacao en los Andes y en la costa. El presupuesto nacional se nutría de las aduanas por donde se exportaban los rubros agrícolas. Castro demostró un cierto nacionalismo al enfrentarse a las grandes potencias en beneficio del país. Gómez, por el contrario, favoreció al capital extranjero y suavizó la política con las naciones poderosas.

     En los primeros años de su mandato, de 1908 a 1920, intensifica su interés por el agro y la ganadería y él mismo se transforma en propietario de grandes extensiones de tierra en Maracay y sus alrededores, pues es en esa ciudad donde va a instalarse y a despachar los asuntos de gobierno. Maracay, hoy capital del estado Aragua, dista unos 110 kilómetros de Caracas y fue la ciudad venezolana que obtuvo los mayores beneficios durante el gomecismo.

     La situación geográfica, cercana a Caracas y a la entrada de los llanos, estimuló a Gómez para hacer de ella una importante ciudad: se construyeron urbanizaciones, se estableció un aeropuerto y bases militares que hoy subsisten. Gómez mandó instalar un zoológico, ya que como buen campesino, era gran admirador de los animales. En 1911 se inaugura el hipódromo y en 1912 un circo-teatro. 

     En 1917 la Asamblea Legislativa eleva a Maracay al rango de capital del Estado Aragua. En 1928 queda inaugurado el Teatro Maracay, hoy Ateneo. En 1930 se establece la Línea Aeropostal Venezolana, LAV, la cual comienza a operar en 1931 en la Base de Boca de Río. Otras obras de esa época son la plaza Bolívar y el Hotel Jardín. 

     En las Delicias vivía Juan Vicente Gómez, disfrutando de su residencia campestre. Todo esto en detrimento de Caracas, la  capital, pues, durante esos años de hecho lo fue Maracay. En 1920 Caracas tenía 90.720 habitantes y Maracay 9.311.

     De 1920 a 1935 la situación del país es otra: surge el gran apogeo petrolero y ante esta realidad se producen cambios sustanciales en la política aplicada por el gobierno, como veremos luego.

     En cuanto a la obra material realizada en Venezuela durante el gomecismo destacan el pago de la deuda pública y la construcción de carreteras.

     En 1913 fue decretada la reparación de la carretera entre Villa de Cura y San juan de los Morros y la construcción de otra entre San Juan de los Morros y Uverito.

     En 1916 se inició la construcción de la carretera occidental de los Llanos, la cual fue concluida en 1933, enlazando así a Caracas con San Cristóbal. Gómez se ocupó de hacer vías de comunicación, muchas de las cuales hoy perduran.

     A pesar de que Gómez se ocupó de hacer más obras suntuosas en Maracay que en Caracas, en 1912 se inicia la construcción de grandes colectores que bordeando las quebradas caraqueñas llegaron hasta el río Guaire. Aunque el monumento de La India en la urbanización El Paraíso fue decretado en 1904 bajo el gobierno de Castro, fue en 1911, en la época de Gómez, cuando se autorizó la instalación. La estatua de La India había sido construida con la intención de situarla en el Campo de Carabobo cercano a Valencia, pero alguien resolvió que no era apropiada para conmemorar la batalla de Carabobo la cual selló la independencia de Venezuela y se ordenó colocarla en El Paraíso. Años más tarde fue reubicada en la misma avenida Páez, a la altura de La Vega, donde se encuentra actualmente.

En la época de Gómez se logró la paz, pero con la cárcel y el destierro

     Durante el gobierno de Gómez la única zona caraqueña que recibió ciertos beneficios ornamentales es la urbanización El Paraíso. Allí manda construir la Avenida 19 de diciembre. En El Paraíso vivían los personeros del gobierno y las familias más distinguidas de Caracas.

     En 1910 el gobierno ordenó al ingeniero Alejandro Chataing la reforma y ornamentación del interior del edificio y de la fachada del Panteón Nacional. En esa oportunidad se colocó el pavimento de mármol y los plafones que adornan sus naves. La urna de madera que guardaba los restos del Libertador fue sustituida por una de bronce, fundida con trofeos de la Guerra de Independencia.

     El edificio del Archivo General de la Nación es una de las pocas obras que Gómez ordenó hacer en Caracas.

     Fue concluido en 1912 por Alejandro Chataing: es el primer edificio de más de dos pisos construido con el sistema de concreto armado. Aunque este procedimiento se estaba cumpliendo en varias otras obras, existían reservas que impedían su generalización, sobre todo si la edificación debía soportar un peso considerable. 

     Muy cerca del Archivo, que está situado entre las esquinas de Santa Capilla y Carmelitas, se construyó el edificio para Telégrafos y Teléfonos nacionales (de Santa Capilla a Principal); igualmente se realizó la construcción de la Biblioteca Nacional, respetando la fachada hecha en la época de Guzmán Blanco, en el lado oeste del Palacio de las Academias.

     En 1910 fue reconstruida la Casa de Bolívar. En 1913 la Casa Amarilla se convirtió en sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, haciéndole algunas modificaciones. Como puede observarse, la época de Gómez no fue de gran brillantez urbanística para Caracas. Más que todo, su interés se concretó en mejorar algunos edificios de la época de Guzmán y ciertas obras de carácter utilitario, aparte de la construcción de carreteras en el interior.

La tragedia de Tacoa

La tragedia de Tacoa

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La tragedia de Tacoa

En 1982 ocurrió el terrible incendio de la planta termoeléctrica “Ricardo Zuloaga” de Tacoa

     El pasado 19 de diciembre de 2020 se recordaron los 39 años del terrible incendio de la planta termoeléctrica “Ricardo Zuloaga” de Tacoa, en la localidad de Arrecife, entonces Departamento Vargas del Distrito Federal, en el cual perdieron la vida centenares de personas.

     Aquella mañana dominical el combustible ardiente que se desbordó tras la explosión de uno de los tanques (identificado con el número 9), avanzó cual lava de volcán por cuanto sendero cercano encontró, acabando a su paso con todo tipo de vida humana, animal y vegetal.

     Previamente (6:15 am) estalló el depósito número 8 cuando recibía 15 mil litros de combustible pesado (fuel oil) desde el barco tanquero “Murachí”, perteneciente a la flota de la empresa Maraven, anclado costa afuera.

     De acuerdo con el primer comunicado que dio a conocer la empresa Cadafe, “un error de operación provocó el primer estallido”. La acción del fuego arrasó con todas las personas que estaban cerca del tanque siniestrado: trabajadores, bomberos, policías, efectivos de la Guardia Nacional, personal de diarios y televisoras capitalinas y humildes viviendas que inexplicablemente permitieron construir en esa zona.

     Entre los profesionales de los medios de comunicación que llegaron primero al sitio del siniestro figuraron la reportera del diario Últimas Noticias, Miriam Morillo, junto con el fotoperiodista Román Rosales, la periodista enviada por Venezolana de Televisión, Canal 8, María Adela Russo, junto con su equipos de camarógrafos y asistentes, integrado por José Carrillo, Oscar Guerra y Oswaldo Silva; Carlos Moros y Salvatore Veneziano conformaban la dupla periodista-fotógrafo del diario El Universal y por el canal 2, RCTV, se encontraban el camarógrafo José Machado y el asistente Manuel Osorio.

     Pendientes de captar el mejor ángulo, los equipos reporteriles se acercaron demasiado al tanque que acababa de arder, sin percatarse que el depósito de al lado, totalmente lleno de combustible, estaba a punto de explotar. En total, fallecieron diez comunicadores sociales, según la lista de 160 víctimas que presentaron las autoridades en el informe de la que se considera la peor tragedia ocurrida en La Guaira antes del deslave de diciembre del año 1999.

     Ernesto Estévez sobrevivió a esta tragedia. Formaba parte del Grupo Rescate Venezuela (GRV). Junto con sus compañeros Edgar Palacios, Frank Suárez y Carlos Antolín se trasladaron desde la sede de la institución en Los Palos Grandes, Caracas, al litoral para prestar apoyo. Sus tres compañeros desaparecieron.

     En la última edición de la revista Bohemia de ese año, Estévez contó la experiencia que vivió aquel aciago domingo19 de diciembre de 1982:

     «Llegamos al cruce de la carretera que sigue a Carayaca y la que baja hacia Arrecife y Tacoa. Ya la Guardia Nacional tiene montada una alcabala pero al ver que se trata de una ambulancia nos deja pasar sin inconvenientes.

     Bajamos por la carretera hacia Tacoa. Ya cerca del lugar del incendio, pasamos frente a varios camiones de bomberos y otros vehículos de emergencia. Veo una unidad del CRE (organización voluntaria para-bomberil) y algunos vehículos de medios de comunicación. Seguimos hasta un cruce, antes de llegar abajo del todo, y que a mano derecha (este) permite llegar a la playa por una bajada bastante pronunciada. En el cruce hay buen espacio para estacionar la camioneta, hay árboles que le dan sombra y estamos relativamente cerca de la escena. Conversamos y acordamos dejar todo el equipo dentro del vehículo mientras reconocemos el área y nos ponemos a la orden de las autoridades presentes para definir lo que podemos hacer.

     Por norma interna del GRV, para garantizar la seguridad del vehículo y el equipo, instituimos que siempre alguien debe quedarse con la camioneta. Así que por haber sido el chofer, me ofrezco. 

La gigantesca columna de humo negro indicaba la magnitud del incendio

     Edgar, Carlos y Frank suben por una pequeña carretera de tierra, justo al lado del Tanque Nro. 9, hacia donde solo se ve el humo, ya bastante gris claro. Los sigo un rato con la vista y les hago un ademán. Los pierdo de vista cuando pasan al otro lado de la ladera. Debe ser muy cerca de las 12:30 p.m.

     Busco la mejor vista desde el borde del cruce. Veo hacia arriba la columna de humo que sale desde el otro lado de la ladera, hacia abajo la playa y la Planta de Tacoa. Al frente, nuestra camioneta bajo la sombra.

     Mientras observo y espero, llega un helicóptero Bell Ranger de la Policía Metropolitana (PM). Luego de hacer un corto círculo aterriza en la playa, al lado oeste de la Planta y apaga la turbina. En poco tiempo pasa ante mí un Ford Zephir blanco con placas de la PM que sube desde Arrecifes. Identificó al Cap. Díaz Santamaría (piloto del helicóptero) como uno de los ocupantes del carro.  

     Unos minutos después la columna de humo comienza a crecer, tornarse más oscura, densa y llena de llamas. Siento que la radiación comienza a calentar mis brazos y cara. Ya es inaguantable. Cruzo rápidamente la calle y me protejo con el muro de una de las casas que está un poquito más abajo. No entiendo qué está pasando pero el calor y el ruido se incrementan notablemente. No escucho ninguna explosión, solo un intenso ruido. 

     Agachado y detrás del muro no veo lo que pasa arriba, así que de alguna manera me asomo, tengo que ver qué pasa. Con horror veo como viene descendiendo por la pendiente y hacia mí una capa de líquido negro ardiendo. Parece como una erupción, una película de desastres.

     Las casas que están más arriba ya están envueltas en llamas. Rápidamente y sin dudar opto por correr carretera abajo, hacia la playa. Presiento que detrás de mí viene bajando el líquido hirviente. Pienso en la camioneta y me da mucha rabia. Si hubiera estado más cerca de ella tal vez pudiera haberla salvado.

     La calle por donde corro termina en unas casitas que están muy cerca de la playa. En ellas hay todavía mujeres, niños y hombres. Les grito que corran, que dejen todo, que corran hacia el extremo este de la playa. La gente presiente que algo malo está pasando pero están nerviosos. Algunos tratan de entrar todos en un pequeño carro rojo. Les ordeno que lo dejen y se vayan al otro lado de la playa. Un pequeño hilo de petróleo corre por el medio de la calle de tierra. 

     El petróleo ardiente que escurre por la ladera, donde yo estaba, llega a la playa. Avanza lentamente por la arena pero con llamas intensas. Finalmente alcanza el helicóptero y lo engulle. Las llamas llegan a quemar un par de peñeros que están anclados cerca de la orilla.

     Varias de las personas que están en la playa corren hacia el malecón que está del lado este de la planta.  Llegan hasta el final y varios, por el desespero, se lanzan al mar para nadar hasta el otro lado de la pequeña bahía. Algunos hombres se cansan en la mitad y piden auxilio. Gritan que se están ahogando.

     Luego de orientar a las personas de las casas, trato de ayudar a los que están en el agua. No hay tiempo para quitarse todo el uniforme. Me meto al mar y entre gritos de consternación de la gente, me quito el chaquetón amarillo -no quiero arriesgarme a que se agarren directamente a mi cuerpo y me hundan por desesperación- y entonces arrastro a tres para que lleguen a salvo a la orilla.

     Luego de ayudar a los que estaban en el mar, me voy hasta el malecón a calmar a los que todavía están ahí. Ya el petróleo no tiene llamas y junto con algunos bomberos los evacuamos hacia el lado seguro de la playa. No he dejado de pensar en mis compañeros. Regreso a la zona de las casitas, subo por entre casas y la montaña hasta la carretera principal.

     Llego al pie del «Castillo» que queda cerca de los depósitos de combustible pero que no ha sido alcanzado por la «erupción». Hay muchos bomberos, ambulancias y guardias que llegan desde la vía de Carayaca. Con ellos bajo hasta donde el baño de petróleo lo permite y luego de que apagan un poco las llamas, veo la destrucción y los vehículos calcinados que ha dejado el evento. Un tramo de carretera por donde habíamos pasado poco tiempo atrás con la camioneta del GRV.

     Busco en medio de toda la gente a mis compañeros, sigo buscando a ver si veo algún chaquetón amarillo –color de nuestro uniforme-. No los veo y presiento lo peor. La destrucción es bárbara. Bordeo la zona quemada pendiente arriba, paso por medio de los jardines de las casas. Subo hasta una terraza donde están unos tanques verdes y veo un camión de bomberos quemado desde adelante hacia atrás. Me asomo al borde del terraplén y veo una escalera que conduce a otros tanques que están más abajo. Todo está negro. Puedo apreciar los cuerpos quemados de siete personas que posiblemente trataron de subir por la escalera. No les dio tiempo. Pienso que si así quedaron estas personas, que estaban más lejos del tanque que vomitó su contenido, los que estaban más cerca deben estar muertos. Empiezo a perder las esperanzas de encontrar con vida a Carlos, Frank y Edgar.

Decenas de bomberos fallecieron en la tragedia de Tacoa

     Bajo de nuevo a la carretera principal, quiero llegar hasta donde los vi por última vez. Siguen llegando bomberos, policías, guardias, gente; pero es imposible entrar a la zona bañada de petróleo. Todos quieren hacer algo pero nadie sabe bien qué hacer. De repente alguien indica que otro tanque está a punto de explotar y se produce una estampida general. La gente y los vehículos corren carretera arriba. Dudo unos segundos y los busco en medio del gentío pero me resigno. Asumo que no sobrevivieron. Salto dentro de un Jeep blanco de los bomberos del Distrito Federal y llego hasta el cruce de la carretera que va hacia Carayaca y la que baja a Arrecife, Tacoa.

     En ese sitio se van concentrando la gente y la ayuda que llega. Se monta un centro de operaciones. Me encuentro a Manuel Santana, oficial de los Bomberos del Dtto. Federal y amigo. Aprovecho que tiene radio HF en su vehículo y le pido que llame al GRV, a través de DC, indicando que yo estoy bien y que los demás no aparecen. Me quedo ahí, esperando y viendo Tacoa desde lejos. Me encuentro a un miembro del Grupo de Rescate Vargas.

     A eso de las 6:00 p.m., alguien informa por radio que un helicóptero se cayó en Camurí Chico. Santana me pide que vaya hasta allá por conocer del asunto. Con un poco de desagrado me monto en una pick-up del Cuerpo de Transmisiones y Emergencia (CTE) y me voy. Llegamos a Camurí y luego de dar algunas vueltas y preguntar nos damos cuenta que resulta ser una falsa alarma.  De regreso nos detenemos en el cuartel de los Bomberos Aeronáuticos en Maiquetía.  Aprovecho que hay teléfono y llamo al GRV. Hablo con Gonzalo Núñez, le ratifico que estoy bien pero que no sé nada de los otros tres, que sospecho que fallecieron. A las 7:00 p.m. regreso al cruce de la carretera de Carayaca en compañía de Luís Díaz Curvelo, el Tte. López del Grupo 10 (FAV) y un bombero aeronáutico. Llevamos varias bolsas para cadáveres.

     Al llegar al cruce me encuentro a Blas González y Andrés Fernández (miembros del GRV) que habían bajado desde Caracas y nos estaban buscando. Les cuento lo ocurrido y junto a George Simon y Gerardo Della Fera, también miembros del GRV, salimos hacia un hospital de campaña que la Cruz Roja había instalado en Mamo. Preguntamos si han visto o atendido a alguien del GRV. No están. Salimos entonces hacia Caracas.

     Llego al GRV y en una reunión donde estaban bastantes miembros, cuento los detalles de lo sucedido y transmito mis conjeturas. Están preparando el plan a seguir. Creo que son cerca de las 10:00 p.m. cuando llego a mi casa. Ya mi familia sabe parte de la información. Yo me acuesto con mucha rabia y la triste sensación de que por alguna razón no fui uno de los elegidos. Los siguientes días son muy, muy duros».

El arbitraje para solucionar conflictos en la industria de la moda

El arbitraje para solucionar conflictos en la industria de la moda

El arbitraje para solucionar conflictos en la industria de la moda

     La mediación y el arbitraje son medios alternativos de resolución de conflictos que brindan a industrias, como la de la moda, herramientas para dirimir las controversias que puedan surgir en torno a las marcas, acuerdos o relaciones comerciales que se generan entre los diseñadores y terceros.  

     “Arbitraje en la Industria de la Moda” fue una videoconferencia realizada por el Centro de Arbitraje de la Cámara de Caracas. El Dr. Leonardo Palacios, presidente de nuestra institución, expresó que es un reto impulsar y dar a conocer el arbitraje y los demás medios de resolución de conflicto, como parte del sistema judicial. “En la cámara estamos orgullosos de nuestro Centro de Arbitraje, pionero en el país, reconocido a nivel internacional por su importante labor”.          

     La actividad fue presentada por la Dra. Diana Trías Bertorelli, Directora Ejecutiva del CACC, y moderada por la Dra. Euribel Canino, Subdirectora del Centro. 

     En el  encuentro sobre el arbitraje en el mundo de la moda, Nabel Martins, joven diseñadora venezolana, relató que cuando emprendió su carrera, además del proceso creativo, asumió el desafío de estructurar su empresa, comenzando por el registro de su marca. Junto a cada paso creativo ha manejado distintos procesos con personas relacionadas con su negocio, estableciendo acuerdos, que requieren información actualizada y un marco legal. “Como diseñadores tenemos que buscar orientación, porque un mal paso puede perjudicar el recorrido y el gran sueño que tenemos”. 

     En su exposición “Las marcas en el mundo de la mora, crearon, protección y desarrollo” la Dra. Jacqueline Moreau Aymard, socia fundadora de Moreau González & Asociados (MGA) y especialista en propiedad intelectual, habló de la clasificación de las marcas y de la importancia de protegerlas desde el principio, recomendando “protejan sus derechos intelectuales para poder defenderlos”.  Ofreció una serie de recomendaciones que van desde la selección de nombres atractivos hasta la optimización de registro del portafolio de marcas que el creador piense puede desarrollar. 

     El Dr. stor González Escobar, socio de GR LEX AMERICAS y especialista en propiedad intelectual, presentó la aplicación de los mecanismos alternativos de resolución de conflictos, esencialmente la mediación y arbitraje, como la respuesta idónea enfrentar las disputas locales, regionales o internacionales, que puedan surgir en las relaciones contractuales, como por ejemplo la fabricación de piezas a través de terceros, en las campañas de mercadeo o en la contratación de influencers. 

     La Dra. Trías invito a visitar la página https://arbitrajeccc.org/ para conocer las cláusulas arbitrales y los casos en que pueden ser aplicadas en la amplia cantidad de relaciones contractuales que se entretejen en la industria de la moda.

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