El descalabro de la neutralidad de la red

El descalabro de la neutralidad de la red

El descalabro de la neutralidad de la red

La neutralidad de red y la libertad de expresión están en peligro de extinción en la internet.

 

     El asalto al Capitolio de Estados Unidos, en Washington D.C., el pasado 06 de enero, y las posteriores decisiones tomadas por empresas tecnológicas, desataron más allá de la política, una serie de consecuencias que aún están en desarrollo y son analizadas en el escenario de la conversación mundial a través de Internet, como un evento que cambiará el modo de vivir de toda la humanidad.

     Las bases de Internet han sido estremecidas, advirtió Alcides León, ingeniero experto en comunicaciones Tech, al revisar lo que está sucediendo con el principio básico que establece que todo tráfico que viaje por la Internet debe ser tratado por igual. Las repercusiones de lo ocurrido en Estados Unidos las abordó durante la primera sesión del año de nuestro Comité de Innovación y Tecnología en la videoconferencia “Neutralidad de la red y libertad de expresión: en riesgo de extinción en la internet”

     La decisión de Twitter de cerrar la cuenta de Donald Trump,  de acuerdo a sus políticas, dividió posiciones. Pero “más grave aún”  fue la suspensión de  AppleStore, Market de Android y Amazon Cloud de sus relaciones comerciales con Parler, red social a la que migró el expresidente estadounidense, quebrantando el principio básico de neutralidad de la red.

     Para entrar en contexto de lo que califica como “el descalabro de Internet”, León sigue el hilo de tuits que publicó Jack Dorsey, fundador y presidente de Twitter,  aclarando que no celebraba ni se sentía orgulloso de haber cerrado la cuenta de Trump. Dorsey destacó su preocupación porque lo sucedido con Parler pueda repetirse y habla del trabajo que está haciendo su empresa para lograr más transparencia en sus políticas de moderación.

     El especialista plantea que lo deseable es que la industria en general retome conceptos de autorregulación, porque la Internet libre no acepta censura ni condicionamientos. Aclara que el principio de neutralidad ha sido una utopía, que no se ha logrado entre otras cosas porque los proveedores de servicios si favorecen a empresas atentando el libre tráfico de otras. Una acción que termina modificando el acceso a la información del mundo en general.

     Puede ver aquí la videoconferencia “Neutralidad de la red y libertad de expresión: en riesgo de extinción en la internet”.

Empresarios comprometidos con el cumplimiento de sus obligaciones tributarias

Empresarios comprometidos con el cumplimiento de sus obligaciones tributarias

Empresarios comprometidos con el cumplimiento de sus obligaciones tributarias

Cambios e implicaciones de las nuevas ordenanzas impositivas del municipio Sucre

 

     El compromiso del sector privado de producir, generar rentabilidad y contribuir por la vía de la tributación con los recursos suficientes para financiar el gasto público, fue ratificado por nuestro presidente Leonardo Palacios, ante las autoridades tributarias del Servicio Desconcentrado de Administración Tributaria de la Alcaldía del Municipio Sucre, Sedat, en un encuentro sobre armonización tributaria realizado por nuestro Comité de Finanzas e Impuestos.

     Pero Palacios también insistió en que la recaudación tiene que hacerse bajo parámetros de racionalidad, respeto al contribuyente y al empresario “porque somos gente de bien, estamos comprometidos con el país, no hacemos guerras económicas, no propiciamos guerras económicas y siempre desarrollamos actividades que beneficien a la población”.

     Felipe Capozzolo, presidente de Consecomercio, expresó su apoyo a las iniciativas de diálogo, de entendimiento y cooperación de todos los sectores. “Yo celebro que se hagan estos ejercicios, que se abran estos espacios que nos permitan de alguna manera iniciar el camino de armonización entre el ámbito fiscal, el ámbito monetario porque no también el ámbito cambiario”. Pidió a las autoridades del Sedat, buscar mecanismos para que la fiscalización no sea un acto punitivo, sino de asesoría.

     La introducción general al tema de armonización tributaria municipal la realizó José Rafael Belisario, abogado tributarista, para quien a pesar de las divergencias sobre los intentos armonizadores, se ha avanzado en un proceso que permite al contribuyente pagar sus obligaciones de la manera que debe ser, sabiendo cómo se aplica la ley, cuales son los parámetros que rigen su obligación y a los municipios saber dónde están parados y hasta dónde pueden ir.  Planteó la importancia de facilitar al contribuyente acceso a la información sobre sus obligaciones tributarias y cómo gestionar sus pagos, evitando confusiones y retrasos como sucedió cuando el servicio de aseo urbano pasó de Corpoelec a los municipios.

     Esta videoconferencia, moderada por Rodrigo Rodríguez, presidente de nuestro Comité de Finanzas e Impuestos,  contó con la participación de Maria Francia Rojas, Superintendente del Sedat, y Javier Rodríguez, Gerente de Consultoría Jurídica de esa institución.

     Rojas aclaró que la Alcaldía de Sucre sigue trabajando con el registro de contribuyentes local, hasta tanto desde el Ministerio de Comercio se tenga la propuesta final que armonice a todos los municipios en un registro a nivel nacional.

     Los representantes de Sedat detallaron los incentivos fiscales que están dando en todos los rubros. Algunos de ellos son rebajas de dos años para nuevas empresas en el inicio de sus operaciones o para grandes empresas hasta el 2023, cambios como la inclusión del elemento de depreciación por antigüedad en el impuesto a inmueble urbanos, y la creación de un impuesto simplificado para publicidad comercial.

     En el municipio Sucre habrá prórroga hasta el 31 de marzo para el pago de impuestos de vehículos, inmuebles urbanos y publicidad comercial.

     Los invitamos a ver la videoconferencia “Armonización tributaria municipal, cambios e implicaciones de las nuevas ordenanzas del municipio Sucre”.

Independencia, guerra y ruina económica

Independencia, guerra y ruina económica

CRÓNICAS DE LA CIUDAD

Independencia, guerra y ruina económica

     La Independencia como concepto y acción de soberanía y libertad forman parte inherente del proceso que condujo a la ruptura del nexo colonial en la historiografía venezolana. No se puede dejar de lado que la declaración de Independencia del año once fue anterior a la guerra que se libró en su favor. Junto con esta generalizada percepción se tiene como una verdad revelada que, el enfrentamiento bélico absorbió de manera absoluta a todo el aparato productivo y de intercambio de bienes que servían de sustento a la economía de la antigua Capitanía General de Venezuela, en especial, la provincia de Caracas. Es una disposición historiográfica que ha estimulado una visión generalizadora de un conflicto que, si bien es cierto, tuvo resultados nefastos en cuanto a la vida de los combatientes, así como que la dimensión económica sufrió resultados adversos. En este sentido, se puede argüir que, si no hubo una paralización total de las actividades económicas, si tuvo repercusión en la disminución de la inversión, se acrecentó un mayor déficit de la fuerza de trabajo, el comercio se vio afectado en su intercambio, así como que las actividades alrededor de la ganadería y cría de animales se vieron más afectadas frente a otras actividades productivas y comerciales.

     La guerra librada entre 1811 y 1821 se presentó en algunas porciones territoriales del país y no involucró a más de treinta mil correligionarios. Las actividades agrícolas se vieron afectadas, en primer lugar, entre 1812 y 1814 en la región central de Venezuela. Luego, con el desarrollo del conflicto bélico hacia los Llanos y la región oriental la mayor afectación se concentró en las pérdidas alrededor del ganado vacuno, caballar y mular. Más que destrucción de cultivos u otras instalaciones productivas fue más dañino el secuestro y la distribución de propiedades, como recompensa para los que participaban de modo directo en el conflicto. El uso de artillería no fue generalizado y quienes luchaban lo hacían, de manera mayoritaria, con cuchillos, machetes y armamento pequeño. Si en los Llanos entre 1816 y 1820 se libraron la mayoría de los combates, los valles colindantes a las costas, desde donde se extraían bienes para la exportación, las escaramuzas fueron menos intensas y en lapsos breves. La historia patria o nacionalista ha sido la encargada de difundir la idea según la cual la guerra a favor de la emancipación estuvo signada por la destrucción total.

     Resulta sintomático que quienes visitaron la Venezuela republicana, que hablaron y escribieron acerca del estado de abandono y ruina, de esta comarca, adjudicaron estos más por los efectos del terremoto de 1812 que por la propia guerra independentista. Quienes se han dedicado a estudiar estos asuntos, como el sociólogo Yoston Ferrigni Varela (La crisis del régimen económico colonial en Venezuela, 1770-1830), proporcionan datos que bien valen la pena considerar al momento de hacer balances del impacto de la guerra de Independencia en la antigua provincia de Caracas. También resulta de gran utilidad el estudio preliminar de Materiales para el estudio de la cuestión agraria en Venezuela, redactado por Germán Carrera Damas, así como también de este autor La crisis de la sociedad colonial.

     Desde el inicio de la acción beligerante los bandos en pugna se batieron en contienda para alcanzar el control de la provincia de Caracas. El modelo colonial había impuesto una modalidad extractiva en que los puertos, ubicados en la parte central del territorio venezolano, servían para la extracción de bienes, en especial cacao y añil, y la importación de manufacturas. De igual forma, en esta provincia se concentraba la mayor cantidad de población, instituciones gubernamentales, casas de comercio y el núcleo fundamental del aparato agrícola que servía para abastecer otras provincias de Venezuela. De ahí la importancia de tenerla bajo control por parte de las fuerzas en pugna, puesto que la columna vertebral de la economía y del poder político se centralizaba en ella.

     Durante el lapso que cubre los años de 1811 y 1814, sobre todo el período de aplicación del decreto de Guerra a Muerte, se desarrollaron conflictos que hicieron temer una situación similar a lo acontecido en Haití desde 1791. Con el derrumbe de la Segunda República se restableció el poder de la monarquía española. Hasta 1821 las tropas leales al rey mantuvieron el control de la región central. Los que combatían contra la Corona lo hacían en la parte oriental, los Llanos y Guayana. Entre 1814 y 1821 no se presentaron enfrentamientos de envergadura en la provincia de Caracas, lo que permitió producir y comerciar con relativa paz.

     Fue común en los tiempos de enfrentamiento por la Independencia las expropiaciones y el saqueo entre los bandos en conflicto. Sin embargo, la historia de talante patriótico y nacionalista ha asociado estas prácticas solo con los miembros del ejército realista, siendo figuras emblemáticas Boves, Rosete y Antoñanzas. Sin embargo, desde el bando patriota fue también ejecutada porque se requería cubrir gastos de guerra que un ejercicio fiscal y un erario público exhausto no estaban en capacidad de satisfacer. Si existió un ámbito de ruina preocupante entre 1812 y 1821 fue este. El historiador Germán Carrera Damas demostró en: Boves. Aspectos socioeconómicos de la guerra de Independencia que la práctica del saqueo fue común en este lapso, tanto entre quienes combatían a favor de la Corona como entre quienes pugnaban por la república.

     Los aprietos fiscales estuvieron a la orden del día debido a la propia dinámica de una guerra. Las dificultades para llevar a cabo actividades asociadas con el comercio exterior, la devastación que acompañó al terremoto y sus efectos colindantes repercutieron para que aquella se extendiera. Fuese el bando patriota o lo fuese el realista ambos debieron sortear estos inconvenientes. Para tener una idea aproximada de la situación del gasto que implicaba mantener las fuerzas de una comisaría, que era equivalente a un 80% de renta mensual producida por la actividad tabacalera en el departamento de Caracas, unos 37.204 pesos, resulta de imponderable interés estudiar el tributo tabacalero. Esto sin contar el armamento que no era de fácil adquisición por la realidad internacional del momento (1814) y que era propicia para elevar e inflar los precios de fusiles y pistolas.

Mapa de la Provincia de Caracas

     En momentos cuando ya fenecía la Segunda República hubo la orden de retirar la plata macuquina que reposaba en la casa de la moneda, cuando los repúblicos ya emprendían su incursión hacia tierras orientales. La búsqueda de fondos se extendió por Caracas, y con la particularidad de acciones extremas para hacerse de ellos. En el mencionado estudio relacionado con la figura de Boves y los aspectos sociales y económicos de la guerra, se dan a conocer algunas de estas medidas que se desplegaron por toda la provincia de Caracas. Así, para el 14 de septiembre de 1813, Cristóbal Mendoza informó al director general de rentas que en poder de éste había treinta y un mil pesos, pertenecientes al residuo del caudal de los padres jesuitas y que, en vista de las dificultades económicas de la república, debían pasar a manos del gobierno para cubrir los gastos de guerra. El cumplimiento de esta petición no debía pasar de los treinta días para la entrega de quince mil pesos. También se recurrió a acciones con un tono distinto como el de una viuda llamada María del Carmen Yorden, a quien se le exigió la entrega de mil pesos de plata que su marido, Antonio Díaz Navarra, quien al morir no honró una deuda que tenía con la Corona debía hacerlo en este momento. Situación similar debió sortear Monteverde al acudir a auxilios monetarios y materiales de emigrados venezolanos radicados en Curazao.

     Desde 1813 se comenzaron a instrumentar fórmulas administrativas para reorganizar la casa de la moneda. Una de las acciones que se barajó para superar la falta de numerario se pensó con la plata que estaba en manos de particulares, quienes por dificultades económicas se vieron en la obligación de desembarazarse de ella. También, a corporaciones como la Iglesia se le cursaron peticiones para que entregaran la plata labrada en reliquias y objetos de adoración. El director general de rentas le comunicó, en enero de 1814, al párroco encargado de la iglesia parroquial Nuestra Señora del Carmen que, en el templo bajo su responsabilidad se hallaba un trono de plata roto y que en tales condiciones no servía para la decencia del culto. Por tales circunstancias, el director de rentas pedía que fuese entregado, junto con las demás alhajas de plata y oro, para ser convertidas en moneda y que con tal acción produciría una satisfacción a las graves penurias por las que atravesaba la república. De igual modo, con dicha satisfacción y entrega se fomentarían las artes, el comercio, la agricultura al beneficiar al Estado y la población de esta comarca.

     Aunado a estos contratiempos no dejó de estar presente las querellas de competencia administrativa, tal como se vivió en Caracas para abril de 1814 entre el gobernador militar de Caracas, Manuel Aldao, y el director general de rentas, Juan Nepomuceno Ribas. Este último le reclamó al primero su persistente injerencia en los asuntos propios que correspondían a su cargo, al haber ordenado que el cuidador del almacén de víveres entregara raciones suficientes para la subsistencia del cuerpo de artillería, pues carecía de facultades para tal acción. Aldao agregó que él había sido respetuoso a la autoridad del director del almacén. No obstante, el estado de inopia en que se encontraba la tropa por hambre y las consiguientes quejas contra el gobierno, era necesario intervenir para salvar la patria del peligro que se cernía sobre ella.

     En el campo realista no eran muy diferentes las condiciones en las que se vio envuelta la tropa. A pesar de haber tomado Caracas, las quejas por el estado de indigencia en que se encontraban los soldados, de la causa española, en lo atinente al abastecimiento de alimentos y vestimenta estuvo a la orden del día. En consecuencia, con la extensión del conflicto bélico el empobrecimiento y el bandolerismo se extendió.

     En Caracas y espacios territoriales colindantes, con la instauración realista aisló esta zona del resto del país, aunque las acciones de bandoleros y la migración de la población, por causa de las acciones de guerra, estimuló fórmulas políticas y administrativas que exigieron a la población que entregara propiedades a favor del ejército. A partir del mismo momento que se iniciaron las acciones contra de la Segunda República se decidió recurrir a prácticas que ayudaran a mantener Caracas. Esta necesidad se impuso porque en ella reposaban todos los recursos necesarios para mantener las fuerzas militares. El movimiento poblacional había provocado que Caracas recibiera el éxodo proveniente de los valles aragüeños, del Tuy y Villa de Cura.

     El aumento de la población en esta comarca estuvo acompañado del empleo de seiscientos hombres en labores de fortificación de la ciudad. Esto exigió un considerable consumo de alimentos que sólo se podría satisfacer con la importación. Importación que ingresaba por los puertos y que no resultaba ser suficiente para quienes exigían a las autoridades republicanas auxilio alimenticio. La disminución de la población caraqueña repercutió en la acumulación de renta proveniente del tabaco. A esto se sumó que el bajo consumo de tabaco estuvo acompañado de los pírricos recursos con los que contaba la población para alimentarse

     El estudio ofrecido por Ferrigni propone como referencia de recuperación económica cuatro haciendas, la de las Monjas de la Concepción, en que la producción de cacao, entre 1811 y 1822, experimentó un incremento. Sin duda, resulta de un valor imponderable, para el estudioso de este período de la historia venezolana, volcar la mirada alrededor de la guerra de Independencia porque muestra que la idea de ruina total debe ser revisada. El intercambio comercial en la provincia de Caracas, impele a suponer que tanto productividad como beneficios de las propiedades, del convento mencionado, se orientaron en un mejoramiento de las condiciones de producción, mientras una gran porción territorial era escenario de una guerra librada por dos bandos que pugnaban por imponerse.

El país espera por soluciones y el sector empresarial está obligado a conversar con quien sea

El país espera por soluciones y el sector empresarial está obligado a conversar con quien sea

El país espera por soluciones y el sector empresarial está obligado a conversar con quien sea

Por: Zuhé Rodríguez

     Eduardo Garmendia, tesorero de Fedecámaras, precisó que el sector empresarial privado está obligado a sentarse para conversar con quien sea, debido a que hay un país cansado esperando soluciones.

     Comentó que en Venezuela se ha perdido la capacidad de dialogar y se ha radicalizado, sin embargo, señaló que con todas las diferencias que se pueda tener es vital encontrar algunos puntos en común y acordar propósitos que salgan en beneficio de la sociedad.

     “Muchos han pensado que es un juego de suma cero y no lo es, si no podemos conseguir soluciones acordadas los que vamos a perder son todos”

     En entrevista para Tributos y Algo Más, Garmendia dijo que en la reunión entre Fedecámaras y la Comisión de Diálogo, Reconciliación y la Paz solicitaron más encuentros para reconstruir el diálogo social.

     “Hay que sentarnos el gobierno, los trabajadores y los empleadores porque hay que atacar el problema de la capacidad de compra que tienen los salarios y solo se puede hacer con las tres patas”

Escuche el audio completo aquí:

Intento de magnicidio contra Rómulo Betancourt – Parte I

Intento de magnicidio contra Rómulo Betancourt – Parte I

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Intento de magnicidio contra Rómulo Betancourt – Parte I

El presidente Betancourt fue atendido en el Hospital Universitario de Caracas

     Poco más de un año llevaba Rómulo Betancourt como el 34° presidente de la República de Venezuela cuando fue objeto de un intento de magnicidio en Caracas, ordenado por el dictador dominicano Rafael Leonidas “Chapita” Trujillo y sectores vinculados al tirano Marcos Pérez Jiménez, derrocado del poder en Venezuela en enero de 1958.

     La mañana del viernes 24 de junio de 1960, un año, cuatro meses y once días después de asumir el cargo como primer mandatario de la era democrática venezolana, se produjo el frustrado atentado contra la vida de Betancourt, el cual causó conmoción en toda la nación. Hubo dos muertos: el jefe de la Casa Militar, coronel Ramón Armas Pérez, y Luis Elpidio Rodríguez, un estudiante que transitaba por el lugar al momento de la repudiada acción terrorista.

     Habían pasado las nueve de la mañana cuando el presidente y su comitiva se dirigían hacia la explanada de la Academia Militar, para asistir al desfile militar en conmemoración del 139° aniversario de la Batalla de Carabobo y Día del Ejército. Cuando la caravana oficial formada por tres vehículos Cadillac transitaba metros después del cruce del puente La Nacionalidad, en el paseo de Los Próceres, hizo explosión el material colocado dentro de un vehículo Oldsmobile color verde, estacionado en la vía.

     Dicha bomba fue accionada a control remoto, en el preciso instante en que pasaba el carro que llevaba a Betancourt, al ministro de la Defensa, general Josué López Henríquez y a su señora esposa, Dora de López, y al jefe de la Casa Militar.

     En enero de 2021, a la edad de 93 años, don Manuel Pichardo, quien conducía uno de los vehículos de la caravana presidencial, rememoró interesantes detalles del atentado al primer mandatario.

     “Desde principios de junio el señor presidente guardaba reposo por recomendación médica, por lo que por esos días el equipo de seguridad y escoltas teníamos poca actividad. Para ese día estaba en agenda la parada y desfile militar, pero no se sabía si el presidente asistiría a ese acto”, afirma Pichardo en su anecdotario familiar, facilitado por su sobrino, Rafael García Pichardo, denominado Remembranzas de una vivencia.

     “A eso de las ocho y media de la mañana ordenaron que preparáramos los carros, que el presidente iba a salir y como a las nueve partimos desde la quinta Los Núñez, residencia presidencial situada en la parte alta de la urbanización Altamira. Tomamos ruta hacia el Country Club, luego bajamos por Chacaíto y de allí hacia Las Mercedes. A la altura del puente de Las Mercedes cruzamos a la derecha, bordeando el río Guaire por Bello Monte, hasta que llegamos a la tienda Sears y de allí seguimos hasta el final de la avenida principal de Santa Mónica, donde cruzamos a la derecha para conectar con la avenida Los Próceres y girar hacia la izquierda antes del puente de La Nacionalidad. Como a media cuadra después de hacer ese cruce, ocurrió la explosión de un vehículo que estaba estacionado a la derecha, exactamente cuando nosotros pasábamos”.

     “El carro que yo manejaba era un Cadillac con placas de la Casa Militar, asignado a los edecanes, que siempre iba detrás del carro presidencial. Recuerdo que la guardia de ese día correspondía al capitán Porras, de la Marina, y el capitán Alí Araque Angulo, de la Aviación, que también era uno de los pilotos del presidente. A mi lado iba el doctor Francisco Pinto Salinas, médico del presidente. La escolta estaba conformada por dos motorizados, una camioneta donde iba el comandante de patrulla con cuatro efectivos de la Guardia de Honor, detrás iba el carro presidencial. Luego venía el vehículo de los edecanes que yo conducía. Seguían dos patrullas con ocho efectivos militares y una última camioneta con cinco escoltas civiles, comandada por un hombre de confianza del presidente que se llamaba Héctor del Moral. Todos estos vehículos se comunicaban entre sí por radio transmisores”, evocó Manuel Pichardo pasado un poco más de sesenta años del atentado al presidente Betancourt.

     “Tanto el presidente como los esposos López Henríquez resultaron lesionados, así como el conductor del auto, Azael Valero, el médico personal del presidente, doctor Pinto Salinas, quien viajaba en otro vehículo, y Félix Acosta, motorizado de la comitiva”, reseñó el diario El Nacional.

     El periódico Últimas Noticias publicó en la edición del sábado 25 de junio de 1960, la versión oficial del suceso, revelada por la Oficina de Prensa de la Presidencia:

     “Hoy, a las 9:20 de la mañana, a la altura de la avenida Los Ilustres, cuando el señor Presidente de la República, don Rómulo Betancourt, acompañado del Ministro de la Defensa, General Josué López Henríquez y su esposa, y del Jefe de la Casa Militar, Coronel Ramón Armas Pérez, se dirigía al acto que se celebraba con motivo del día del Ejército, un vehículo que se hallaba estacionado a la parte derecha de la vía estalló por explosión de una carga de gran poder.

     La explosión ocurrida en el automóvil que allí se hallaba abandonado, alcanzó al vehículo donde se encontraba el señor Presidente de la República y sus acompañantes. Así mismo, los de la escolta militar del presidente y el vehículo de la Casa a Militar.

     El estallido produjo un incendio en el auto del señor Presidente, y fragmentos de granada alcanzaron al vigilante motorizado que guiaba los vehículos, y a los autos de la escolta militar y de la Casa Militar.

     La explosión y el incendio provocaron el cierre de las puertas delanteras del automóvil donde viajaba el señor Presidente, impidiendo que los que viajaban en esta parte del vehículo, Coronel Ramón Armas Pérez, Jefe de la Casa Militar, y el chofer del auto, pudieran escapar del incendio.

     Entretanto, el señor Presidente y el Ministro de la defensa y su esposa, pudieron abandonar el auto después de gran esfuerzo, debido a que también las puertas traseras habían sufrido con el impacto”.

     El presidente de la República sufrió leves quemaduras en las manos y su estado de salud se señala en el presente boletín emitido por los médicos que le atienden en el Hospital de la Ciudad Universitaria, donde se encuentra:

     “El señor Presidente de la República se encuentra hospitalizado bajo cuidados médicos por haber sufrido en la mañana de hoy quemaduras de primer grado en manos y cabeza. Sus lesiones no son de gravedad. Su estado general es satisfactorio. Caracas, 24 de junio de 1960.- Víctor Brito, Joel Valencia Parpacén, Carlos Gil Yépez, José Ochoa, Álvaro Benzecry”.

El Cadillac presidencial que transportaba al presidente Rómulo Betancourt

     En cuanto al señor Ministro de la Defensa y su esposa, sufrieron quemaduras leves y se encuentran también hospitalizados en el Hospital de la Ciudad Universitaria.

     Es de lamentar que en el atentado pereciera el coronel Ramón Armas Pérez, quien sufrió gravísimas quemaduras en todo el cuerpo, al producirse el incendio del automóvil del señor Presidente por explosión de la carga que se encontraba dentro del vehículo que estaba estacionado en la vía.

     Desde las once de esta mañana hasta las doce y cuarenta y cinco minutos del mediodía se celebró una reunión del Gabinete Ejecutivo con el Jefe del Estado Mayor Conjunto, general Régulo Pacheco Vivas; el Comandante general del Ejército, General Pedro José Quevedo, y el Contralmirante Ricardo Sosa Ríos, en representación de la Marina. No estuvieron en la reunión el general Antonio Briceño Linares, quien se encuentra en la base aérea de Maracay y el coronel Carlos Luis Araque, quien se encuentra al frente de su comando en las Fuerzas Armadas de Cooperación.

      Estuvieron además en la reunión el Procurador General de la Nación, doctor Pablo Ruggeri Parra, y el Contralor General de la Nación, doctor Luis A. Pietri; los dirigentes políticos doctor Raúl Leoni, presidente del Congreso Nacional y presidente del partido Acción Democrática; doctor Rafael Caldera, vicepresidente del Congreso Nacional y secretario general del partido Social Cristiano Copei; el doctor Jóvito Villalba, secretario general del partido Unión Republicana Democrática, y el señor José González Navarro, presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela.

     Fueron discutidos aspectos generales de la situación y se acordó que una comisión integrada por los doctores Juan Pablo Pérez Alfonso, Ministro de Minas e Hidrocarburos; Lorenzo Fernández, Ministro de Fomento e Ignacio Luis Arcaya, Ministro de Relaciones Exteriores, sostuvieran una entrevista con el señor Presidente de la República en el Hospital Clínico de la Ciudad Universitaria, para someterle a su consideración las medidas acordadas en principio en esta reunión.

     La mencionada comisión se encuentra reunida con el señor Presidente en el Hospital Clínico de la Ciudad Universitaria y dentro de poco tiempo se informará al país sobre dichas medidas.

El presidente habló con los medios de comunicación

     El presidente Betancourt fue atendido en el Hospital Universitario de Caracas y allí mismo cumplió el proceso de observación por varias horas. Antes de recibir autorización médica al final de la tarde, atendió varios periodistas, destacó El Nacional en su portada del 25 de junio.

     “Tras las curas de rigor, manifestó deseos de hablar con los periodistas. Virginia Betancourt, su hija, llamó a Miraflores y acompañados por Ramón J. Velásquez, Secretario General de la Presidencia y por el Jefe de Prensa señor Carcavale, más de veinte reporteros pasaron en dos grupos hasta la habitación ocupada por el Jefe de Estado. El presidente había recibido primero la visita de dos periodistas y sonriendo dijo:

      ̶  Así no vale. Yo quiero ver a todos los periodistas.

     El presidente tiene algo hinchada la cara y más pronunciada la hinchazón en el labio superior. Una herida cicatrizada en la mejilla derecha aparece al descubierto. En la sien derecha el pelo que fue quemado aparece cortado. Las dos manos con vendajes que le cubren hasta las muñecas. Está acostado en su cama y una sábana blanca cubre el cuerpo. A su lado permanece constantemente su esposa doña Carmen y su hija Virginia. Fuera, en el pasillo, docenas de personas, guardianes y personal del hospital.

     ̶  ¿Cómo están ustedes?, saludó el presidente antes de que los periodistas hablaran. Ya ven que yo estoy relativamente bien. No tengo afortunadamente lesión orgánica alguna y por mis propios pies salí del carro.

     Hizo una pausa y los periodistas aprovecharon para expresarle sus mejores sentimientos. Henríquez Alvarenga, en nombre de la AVP y del Sindicato de Prensa, dijo al presidente que todos los profesionales de la prensa hacían votos por su pronto restablecimiento y pidió al presidente que creyera en la sinceridad de su apoyo decidido.

     ̶  Gracias, muchas gracias. Yo sé que son sinceros y espero que pronto estaré bien. Si no hubiera sido por esto, el lunes habría vuelto a Miraflores. Pero aun después de lo sucedido pronto me recuperaré.

     El presidente había hablado tres veces con los periodistas y en las tres ocasiones manifestó que sentía mucho las lesiones sufridas por el Ministro de la Defensa y su esposa, algo más delicadas que las suyas sin ser de gravedad.

     ̶  El más grave los heridos es el jefe de mi Casa Militar, coronel Armas Pérez, pero afortunadamente y según me informan los médicos, se está recuperando satisfactoriamente.

     Todos sabían que no debía mostrarse sorpresa ante esta afirmación del presidente. Por prescripción facultativa se ha ocultado al presidente la muerte del coronel Armas Pérez. No se desea en modo alguno que pueda subirle la tensión una noticia de tal naturaleza.

     El presidente llamó por sus nombres a la mayoría de los periodistas. Tenía diferentes anteojos a los que usa normalmente y se supo que habían sido encargados dos pares mientras dormía, por haber quedado mal los que llevaba en la mañana.

     Tremendamente afectada aparecía la primera dama doña Carmen de Betancourt y con ánimo resuelto su hija Virginia.

     El presidente mueve los brazos fuera de la sábana y acciona pausadamente por efecto de los vendajes. Habla pausado, Quizás habló más de lo que habían previsto los médicos quienes esperaban que la visita de los periodistas se limitara a constatar la realidad del estado del Primer Magistrado.

     En resumen el presidente estaba anoche a las diez y cuarto, al recibir a los periodistas, bajo los efectos de la tremenda explosión, pero denotaba toda la entereza de su carácter.

     Según determinaron las experticias practicadas por la Policía Técnica Judicial (PTJ) con asesoría del famoso cuerpo de investigaciones británico Scotland Yard, en el Oldsmobile color verde con matrícula HK-6-ARI, fueron colocados poco más de sesenta kilogramos de dinamita, una mortal carga que fue accionada a control remoto, vía microonda, por Luis Cabrera Sifontes, una vez que Manuel Vicente Yánez Bustamante le transmitiera la señal para detonar, al quitarse el sombrero al momento que pasara la caravana presidencial.

     Cuatro días después del atentado el diario Últimas Noticias publicó que técnicos de PTJ y de la policía inglesa se trasladaron al lugar de los hechos la madrugada del 27 de junio y realizaron la reconstrucción del atentado.

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