El ingeniero venezolano Julián Churión fue el autor de tan interesante escrito sobre las propiedades alimenticias de la harina fina de maíz o maicena.
La mesa nuestra conoce las propiedades alimenticias de la harina fina de maíz o maizena desde hace más de siglo y medio. El “Gran Producto Nacional”, como se conoce a la marca más famosa del país, se consume en Venezuela desde finales del siglo XIX. Prueba de ello está en las interesantes recetas de los más exquisitos postres que se pueden preparar en base a este alimento, publicadas en la edición del 6 de noviembre de 1876 del Diario de Avisos, con la firma del ingeniero guaireño Julián Churión (1822-1878) *, las cuales transcribimos a continuación.
“MAIZENA. Sustancia alimenticia que ha figurado en la esposición (sic) universal de París, en la sección perteneciente a los Estados Unidos del Norte. Esta sustancia cuyas propiedades nutritivas son tan preciosas y tan útiles, necesario es que figure también en estos artículos.
La maizena o harina de maíz americano, es de una fuerza y blancura sin igual, pudiéndose preparar o condimentar con leche o agua, de cuantos modos se quiera. No solo mejora considerablemente la calidad del pan de trigo, sino que también se puede preparar con ella natilla, flanes y hasta sorbetes finísimos y delicados, mereciendo, sin exajeración (sic) alguna, los elojios (sic) que hemos visto consignados en la prensa extranjera.
El “Gran Producto Nacional”, como se conoce a la marca más famosa del país, se consume en Venezuela desde finales del siglo XIX.
Su fácil conservación sin sufrir alteración alguna es una ventaja inapreciable. Su fácil dijestión (sic) y propiedades alimenticias están reconocidas, con tal de haber sufrido un hervor en agua o leche. Si se le cuece con el jugo o sustancia de carne, se obtiene una jelatina (sic) deliciosa y alimenticia a propósito de los estómagos más delicados.
Para preparar un pudin de maicena se hierven 80 gamos de esta harina en tres cuartas pare de un litro de buena leche con 20 gramos de azúcar y un poquito de sal fina. La harina se ha de deshacer antes en un cuarto de litro de leche fría con tres yemas de huevos.
El sorbete de maizena, que es mui (sic) agradable, tampoco es de difícil. En una cuarta parte de un litro de agua, hiérvanse 20 gramos de harina y 25 idem de azúcar; cuando esta mezcla esté cocida déjese enfriar y cuélese con un tamiz. Luego mézclese con una cuarta parte de un litro de leche, y bátase todo mui bien, agregando cerezas en dulce sin sus huesos, o bien la pasta desecha de las cajetillas de almendrados, y hiélese según costumbre.
La crema que se prepara con la maicena es escelente (sic). Se compone de 40 gramos de harina por medio litro de leche, y 25 gramos de azúcar, todo mezclado, según se ha dicho, y con algún almendrado. Se baten tres claras de huevos hasta que se pongan blancas como la nieve, y se le añaden 40 gramos de azúcar en polvo o bien merengues. Todo se pone a cocer al horno con poco calor.
Por último, esta misma harina puede servir para alimentar a los niños si se deslíe en leche o agua y se le deja hervir como las natillas”.
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