Beisbol, cine, fútbol, carreras de caballos y otros deportes. Retretas, mar, dancing y el consabido arrocito, obligado plato dominical.
Los domingos, los caraqueños se vuelcan materialmente en los cines. Según las estadísticas, de 400.000 y pico de habitantes con que cuenta la ciudad, el 70% concurre a los cines.
“Alguna vez usted se habrá preguntado, apreciado lector, ¿qué hace la mayoría de los caraqueños el domingo?
Después de los fatigantes días de labor, cuando la tienda de la esquina cierra sus puertas voraces; cuando la ferretería acalla sus voces de metal, al mediodía en punto, del sábado; y, en fin, cuando la dependiente, joven y bonita, sometida al vaivén incesante de sus ocupaciones, cuando el hombre de trabajo, fuerte y cordial, y cuando el obrero suelta el menester hasta el lunes de la siguiente semana, para perderse en la alegre comitiva sabatina y dominical, ¿qué se hace en Caracas?
A eso nos hemos dedicado. Nos hemos incorporado como simples transeúntes, por estas calles de Dios, a la columna de deportistas, al cuerpo de cineastas, en fin, nos hemos dado a divertirnos, para saber decírtelo, lector, qué se hace en Caracas durante dos días. Caracas aparece a nuestra vista inundada de carteleras cinematográficas.
Corren y desfilan en colores, bellas coristas, estupendas y consagradas actrices, actores serios y reposados, y . . . Cantinflas, represado por milésima vez, a la altura y nivel de un cine de Barrio. Los caraqueños se vuelcan materialmente en los cines. Y aquí está la estadística: de 400.000 y pico de habitantes con que cuenta Caracas, el setenta por ciento concurre a los cines. Asombroso, ¿verdad? Pues sí, caro lector, cine y más cine, y lo que es peor a precios prohibitivos: a 4, 3, 2 y un bolívar. Las cintas de Greer Garson, suave y desvaída de belleza; Ingrid Bergman, sueca y adorable; María Félix, personal y única. etc… arrasan con la taquilla mágica de los bolívares.
Y, ¿no ha ido usted nunca al beisbol? Cuatro esquinas calientes; el stadium cervecero pleno y bordado de público, hasta el tope. Pero, ¿quiénes juegan hoy?, los turcos de don Carlos Lavaud, o sea, el Magallanes, y sus eternos rivales, Cervecería de Caracas. El strike, es la recta perenne de la emoción hacia el corazón de la multitud. La pasión se desborda con creces cuando, va amenizada por el “palito” consabido. Los ídolos populares desfilan por el cariño del público y aquí se nos viene, atrapando la pelota del recuerdo, aquel gran jardinero criollo que se llamó José Pérez Colmenares. Caracas, ama el recuerdo del pelotero, concurriendo al beisbol su deporte favorito.
¿El fútbol? El balompié ha conquistado un puesto en la pasión deportiva venezolana, a través de un largo camino. Comenzó gustando a unos pocos y hoy es deporte popular. El Stadium Nacional de El Paraíso, es marco obligado del viril deporte. Las oncenas tienen sus colores deportivos, y el color marca el ritmo desaforado del cariño fanático, cuando las mallas revientan con el gol. Unión, La Salle, Deportivo, Universidad, Loyola, Atlético, Vasco, etc… han prendido el coraje en el corazón de la hinchada venezolana. Al Paraíso, los sábados y domingos a las 4 de la tarde, se va el sentimiento de muchos caraqueños, para arropar a sus colores.
Los domingos por la tarde, el Hipódromo Nacional de El Paraíso en el lugar de encuentro preferido de los caraqueños.
El estadio Cerveza Caracas, ubicado en la popular urbanización de San Agustín del Norte, es uno de los lugares a los que los caraqueños asisten en masa las mañanas domingueras.
Compadre, el Pool llegó a los 198.000 y pico de bolívares, –¿Tú sabes quién ganó? ¿No?, pues Manuel Pérez, con un cuadro de cuatro bolívares, que pagó 72.000 bolívares. . .
El llamado deporte de los Reyes cuenta con la plena aceptación del venezolano, Si no, que lo digan las cifras. . .
Baloncesto, cumplido y valeroso amigo de unos cuantos. Volibol, hecho para el colegial atrevido de músculos y fortaleza, y en fin una cadena interminable de deportes, deportes Reyes y deportes Súbditos, todos ellos causan, o mejor dicho acaparan la atención del caraqueño durante sábados y domingos.
Las retretas de la Plaza Bolívar son motivo de atracción para grandes y chicos, jóvenes y viejos, hombres y mujeres, quienes allí se dan cita y comentan la actualidad, mientras escuchan las notas musicales.
Hay quienes emigran hacia la playa en busca de Sol, yodo y aire puro.
Pero, se me ha olvidado el más interesante y agotador de los deportes: el arrocito.
Y hasta otro día, deportista y fanáticos de estas cuartillas, porque precisamente tengo que ir a un arroz, y ahora nos toca divertirnos solos. La Caracas trasnochadora y fiestera, le limpia las aceras a los Dancing de moda donde acompasa las estridencias del ritmo moderno, el mago de la música Luis Alfonso Larrain, o el cornetín estupendo de Bisoña. . . y es que, lector, se nos viene otra diversión encima: El Carnaval. . . y a divertirse tocan”.
FUENTE CONSULTADA
Elite. Caracas, 29 de enero de 1947
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