Sir Robert Ker Porter*

8 Ago 2022 | Ocurrió aquí

Por Juan Vicente González**

“La Meseniana de Juan Vicente González (1810-1866) a la memoria de Robert Ker Porter, publicada en “La Prensa” de 2 de enero de 1847, fue una respuesta a Robert Bedford Wilson, encargado de Negocios y cónsul general de Su Majestad Británica. En nota del 17 de agosto del año anterior al secretario de Relaciones Exteriores, hacía historia de los agravios y campañas de prensa contra el buen nombre de su país y los intereses británicos, y de paso llamaba “monomaníaco” a González, para entonces editor del “Diario de la Tarde”. Wilson se quejó de nuevo por la Meseniana, en nota del 6 de enero, y de paso repetía lo de “monomaníaco”. “Manifiestamente considerado como un monomaníaco, excepto por los que pagan su pluma para vilipendiar y calumniar a sus enemigos personales y opositores políticos. Las relaciones con sir Robert Wilson se hicieron cada día más tensas. Se le acusaba de favorecer al “partido faccioso”, y el Gobierno llegó a pedir su retiro, a lo cual accedió Palmerston. El encargado de Negocios de Gran Bretaña se embarcó para su país “con licencia” en mayo de 1847 y regresó en los comienzos del año 49, ya consolidado el gobierno de José Tadeo Monagas. Wilson fue también protagonista de un incidente con un cadete de la Escuela Militar que se hallaba de centinela en el parque de artillería. Bajaba el diplomático por la calle de la “Margarita”, “en coche abierto”, cuando el cadete detuvo el coche y dirigió la bayoneta a la cabeza de uno de los caballos, a fin de “obligarlo a marchar al paso”. De la averiguación practicada resultó que el centinela, “después relevado y reducido a prisión”, obedeció a órdenes recibidas para ejecutarlas en horas de la noche, en vista de la difícil situación en que se hallaba el país. Wilson permaneció en su puesto hasta noviembre de 1852, cuando renunció y fue reemplazado por Richard Bingham.

 

En 1842, el periodista venezolano Juan Vicente González escribió un artículo en memoria del diplomático inglés Robert Ker Porter, que generó una agria polémica con el encargado de Negocios de Negocios y cónsul general de Inglaterra en Venezuela, Robert Bedford Wilson
En 1842, el periodista venezolano Juan Vicente González escribió un artículo en memoria del diplomático inglés Robert Ker Porter, que generó una agria polémica con el encargado de Negocios de Negocios y cónsul general de Inglaterra en Venezuela, Robert Bedford Wilson

“El elogio a los muertos es la sátira de los vivos

     Como el relámpago han huido los hermosos días de mi juventud. Mis cabellos, crespos a poco, marchitados hoy por el fuego de mi frente, la cubren como la ceniza que vuela fácil, a discreción del viento que la toca. ¿Con qué han volado aquellas horas, aquellos días felices, en que, ignorando las condiciones penosas de la vida, solo conmigo mismo, ese valle pacífico que el Guaire riega, con sus cascadas, sus flores y misteriosos ruidos, era toda mi delicia?.

     En ese tiempo en que yo buscaba en mi frente algo que me parecía existir allí, para reír luego de mi loca presunción, bullicioso o abatido, bajo la sombra de los naranjos o a la orilla del río entregando mi anzuelo sin cuidado ni objeto a las aguas que veía desaparecer, tú, extranjero querido a mi memoria, amigo mío; tú detenías tu caballo, que diariamente llevabas a aquellos lugares, y sonriendo dabas espuela a mi imaginación que tomaba vuelo y se perdía en el torbellino de su delirio: una breve sonrisa iluminaba de pronto tu rostro tan serio y ya te arrebataba a veces el sauce a mis miradas, cuando escuchaba los signos de tu extraña alegría.

     En la ciudad, ¡oh! ¡qué bueno fuiste conmigo! Amigo de las artes y las letras, noblemente sencillo, ante aquella imagen tan digna, imponente y severa, yo concebí lo ideal del hombre. ¿Quién en Venezuela recordará sin lágrimas su memoria? Ningún género de dolor, ninguna miseria hubo que no hallase en él un consolador generoso, un protector delicado y circunspecto. Los pobres lloraron a las puertas de su casa el día de su dolorosa ausencia.

     ¡Cuánta modestia adornaba aquel pecho hidalgo y generoso! Largos años le poseímos, breves para el amor de Venezuela, y nunca oímos de su labio la gloriosa historia de su vida: su pincel había representado la batalla de Azincourt, de tanta gloria para Inglaterra, de tan triste recuerdo para Francia; su mano, que había decorado el palacio de San Petersburgo, había empuñado la espada contra el sultán de Myzore a las órdenes del vencedor de Waterloo; viajero, sus notas habían servido para la historia poética de esa Persia, patria de otros hijos del Sol. Yo bien adivinaba al grande hombre entre la noble sencillez, la elegante afabilidad, las exquisitas maneras llenas de dignidad y buen gusto que distinguían a aquel brillante caballero.

     Él puso, él, la fuente de los más puros placeres en mi corazón: el acostumbró mi oído al nombre de los poetas de Albión, a cuyo estudio me excitaba incesantemente. Sin él acaso aun no habría escuchado la dulce voz, tan triste, de la hija de Capuleto, las querellas suavísimas de la sencilla Desdémona, ni los apasionados acentos de la ideal Ofelia. ¡Hermoso Edén del parnaso inglés! Sir Robert Porter me hizo amar tus bosques perfumados de sentimiento y armonía.

     ¡Albión! Este respeto a tu poder, esta admiración por tu historia, esta ansia de tu dicha, un hijo tuyo me la inspiró; de él supe tu gloria tan superior a la de Cartago, tu noble influjo de valor y civilización, los grandes ejemplos de tus héroes, los sublimes combates de tu tribuna, a Chatam expirando por creer desgraciado a su país, a Nelson pereciendo en Trafalgar.

Sir Robert Ker Porter, autor del “Diario de un Diplomático Británico en Venezuela 1825 a 1842”.
Sir Robert Ker Porter, autor del “Diario de un Diplomático Británico en Venezuela 1825 a 1842”.
Robert Ker Porter dejó para la posteridad algunos retratos de ilustres venezolanos, tres de ellos del Libertador Simón Bolívar
Robert Ker Porter dejó para la posteridad algunos retratos de ilustres venezolanos, tres de ellos del Libertador Simón Bolívar
El retrato que elaboró Ker Porter de José Antonio Páez, se encuentra en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela (Casa Amarilla)
El retrato que elaboró Ker Porter de José Antonio Páez, se encuentra en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela (Casa Amarilla)

     Sí, yo amo la bandera inglesa: los hijos del valeroso Ricardo tremolaron nuestros pendones y mezclaron su noble sangre con la de nuestros héroes en los campos de Carabobo. Los mares orgullosos sacuden su cabellera de espumas al conducir tus naves, y a sus riberas los pueblos atónitos asoman la cabeza para admirar tus ciudades, tus castillos, tus armadas flotando sobre la espalda del Océano.

     ¡Sir Robert Porter, amigo! ¡Qué grato es tu recuerdo a mí corazón! Por la tarde a veces, pensando en ti, me encamino lentamente al campo de los muertos consagrado por tu piedad a los difuntos de tu religión. Una ilusión me hace soñar tu tumba en medio del fúnebre cementerio: parece que todo hace silencio a tu augusto sueño… ¡ay!, tu sepulcro reposa allá lejos entre las nieves de Rusia: una hija tuya la riega con su llanto. ¡Dure allí consagrado por el respeto y cubierto de olorosas flores a la sombra de la piedad filial!

     Bien pudiera Inglaterra, que es tan pródiga de ilustres ciudadanos, para estrechar relaciones tan dulces, enviar a este país que la admira, hombres que la representaran dignamente.

     Yo lo sé, con cuidado tendría que buscar un intrigante de protervo corazón, de maneras toscas, cómplice con todos los malvados por su intención, ignorante e indigno. ¿A qué iría a buscar un MONOMANIACO en sus plazas, o entre los que gritan y arrojan todo alrededor de un pilorí? ¡Inglaterra! Cualquier hijo tuyo educado en tu seno es digno de representarte.

     ¡Quién me llevará a las orillas del Támesis, ante la augusta Soberana, en cuyas manos de Venus sienta tan bien el tridente de los mares! Yo quisiera ver esos lores, esos ministros, que gobiernan el mundo, ese poder cuya sombra cubre los Estados, cuyas colonias satisfarían la ambición de Alejandro y cuyo gobierno sabio, fuerte, misterioso, por una excepción inexplicable y para enseñarnos que hay también fragilidad en las naciones, se hace representar a veces por indignos hijos”.

EL RETRATO DE SIR ROBERT KERR PORTYER, K. C. H.

PROPOSICIONES PARA PUBLICAR POR SUSCRIPCIÓN

E L R E T R A T O DE NUESTRO MALOGRADO COMPATRIOTA, EMINENTEMENTE DISTINGUIDO EN LAS ARTES, DIPLOMACIA Y LITERATURA DE SU NACIÓN; QUE FALLECIÓ, AUN SIRVIÉNDOLA, EN SAN PETERSBURGO

El retrato será grabado en Mezzotinto,

POR W. Q. BURGESS,

Según uno perteneciente a Miss JANE PORTER, tomado del natural.

Por el finado

GEORGE HARLOWE

Tamaño de la lámina: 17 pulgadas de largo y 12 de ancho

Primeras copias (Proofs)…………………………………2 Guineas

Copias comunes (Prints)…………………………………1      ”

PUNTOS DE SUSCRIPCIÓN

En Londres: Los Sres. P. y D. Colnaghi y Ca. 14 Pall Mall East; el Sr Churchill, librero, 16, Princess Street, Soho; y los Sres Longman & Ca., Pater-noster-row

En Caracas: el Sr. J. M. de Rojas, calle del Comercio, núm. 40

(El Liberal, 2 de octubre de 1842, Caracas)

* Sir Robert Ker Porter (1777-1942), fue ministro Plenipotenciario de la Gran Bretaña en Venezuela, entre 1825 y 1842. Durante esos años, y de manera sistemática, el diplomático ingles escribió un diario en el que plasma, con una visión muy personal, el acontecer de aquel período de postguerra de la independencia de la Gran Colombia y su posterior separación. Ese diario fue publicado posteriormente bajo el título de Diario de un Diplomático Británico en Venezuela 1825 a 1842. Porter también dejó para la posteridad algunos retratos de ilustres venezolanos, con los cuales tuvo amistad, entre ellos, Simón Bolívar y José Antonio Páez

** Periodista, escritor, político y educador caraqueño (1810-1866), graduado en filosofía, fue autor de numerosas obras de carácter histórico y literario. Polémico periodista que adversó a los presidentes José Tadeo Monagas y José Antonio Páez. Fue fundador del colegio El Salvador del Mundo, donde impartió clases gramática y filosofía. Su producción escrita en el campo de la política, donde se destacan sus célebres «Mesenianas», lo sitúan como uno de los más destacados prosistas venezolanos del siglo XIX. 

FUENTES CONSULTADAS

  • Crónica de Caracas. Caracas, Nos. 37-38, jul-dic. 1958; Págs. 162-165

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