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La generación del 28 está más vigente que nunca
La primera referencia que se conoce para erigir un monumento al Libertador data del primero de marzo de 1825, cuando la municipalidad de Caracas decidió aprobarlo luego de recibir noticias del triunfo apoteósico de Simón Bolívar en la Batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824. El monumento seria ecuestre, de bronce, sobre columna de mármol y estaría ubicado en la Plaza de San Jacinto, cuyo nombre cambiaría por el de Bolívar. Desafortunadamente este acuerdo quedó sin cumplim
A principios de 1965, ante diversos actos de violencia protagonizados en el país por el movimiento guerrillero contra el gobierno del presidente constitucional Raúl Leoni, dirigentes políticos de la vieja guardia aprovecharon para recordar la férrea lucha del movimiento estudiantil que 37 años antes, en febrero de 1928, marcó el inicio oficial de la lucha contra Juan Vicente Gómez, dictador que domó a la nación entre 1908 y 1935.
Una dama, Belén Blanco Yepes de Veloz Mancera, publicó el sábado 27 de febrero de 1965, en la página 8 del diario La Esfera, una interesantísima crónica reflexiva, sobre la acción de aquellos muchachos, conocidos como la “Generación del 28”, cuyos ideales de libertad hoy, 93 años después están más vigentes que nunca. El título del mencionado trabajo es: “Los Estudiantes del 28 pasaron el carnaval presos”, cuyo texto ofrecemos a continuación.
“En 1935 murió JUAN VICENTE GÓMEZ, dejándonos una patria analfabeta y despoblada, hermosa y campesina, una Venezuela que despertaba después de una larga noche de 27 años.
Pasaron meses, años, crecimos, formamos nuestros hogares y esta vibrante juventud del año 28, a quienes unía un ideal y marchaban compactos hacia una misma meta, se dispersó, tomaron caminos distintos, caminos opuestos, caminos errados; compañeros de una misma celda, hijos de una misma madre, hermanos de un mismo ideal, hoy van muchos por la vida rencorosos y dispersos, llenos de pasiones malsanas y de bajos pensamientos.
¡Estudiantes del 65! Venezuela hoy como hace 37 años, los necesita unidos y fraternos, sin lastres mezquinos y doctrinas extrañas, con la mente abierta y la palabra valiente, para el repudio colectivo de posibles dictaduras, con la conciencia limpia y la frente muy alta, conscientes de la responsabilidad que tienen en el destino de la Venezuela del mañana.
Mi canto es para la fuerza atolondrada.
La pupila serena
La turba mezcolanza de candor de ciencia
EL SACALAPATALAJÁ
Y la boina del estudiante,
(“La Boina” del estudiante Antonio Arráiz, 1928)iento.
Hubo otras propuestas también incumplidas, una de ellas en 1842, cuando los restos del Libertador llegaron a Caracas procedentes de Santa Marta, Colombia. En esa ocasión, al menos quedó el nombre de Bolívar para la Plaza Mayor.
Treinta años más tarde, el 18 de noviembre 1872, el entonces presidente de la República, Antonio Guzmán Blanco decretó la construcción de una estatua ecuestre al Libertador Simón Bolívar.
El gobierno encargó la ejecución del mencionado decreto a la Compañía de Crédito constituida en Junta de Fomento, bajo la responsabilidad de su presidente Juan Röhl.
La estatua fue moldeada en la fundición real de Múnich (Alemania) bajo la dirección del señor Ferdinando Von Müller y por el modelo ejecutado por el escultor italiano Adamo Tadolini en 1858, en Roma, y erigida al año siguiente en la plaza Constitución de Lima, Perú.
En la sede antigua de la UCV, en el centro de Caracas, los estudiantes de la boina azul, unidos por una misma razón, por un mismo ideal, en 1928
Corría el trágico año 1928, Venezuela desangrada y oprimida vivía sus largos años de oprobio y dolor bajo una de las dictaduras más crueles que registra la historia de América.
El optimismo y la rebeldía era una pequeña llama que vivía latente en el corazón de la juventud venezolana; se conspiraba, se hacían planes que siempre fracasaban lamentablemente, las terribles cárceles de Venezuela, la fatídica “ROTUNDA”, el Castillo LIBERTADOR y SAN CARLOS se llenaban más y más de hombres que soñaban con ser libres.
El día 6 de febrero comenzó la “SEMANA DEL ESTUDIANTE”. Beatriz Peña Arreaza fue la bella y juvenil REINA que eligieron para este efímero reinado; la consigna era ésta: “Boinas azules para todos los estudiantes, y el SIGALA y BAJALA en todos los labios juveniles”.
Desde las primeras horas de la mañana se reunió un numeroso grupo de estudiantes a las puertas de la vieja UNIVERSIDAD, desde allí portando numerosas banderas con la gloriosa insignia de la FEV se dirigieron al Panteón Nacional, donde Beatriz colocó una ofrenda al padre nuestro Simón Bolívar, eran rosas de GALIPÁN. El estudiante Jóvito Villalba habló a los presentes en cálidas y emocionadas palabras, explicando el sentido de esa fiesta estudiantil, luego la inmensa multitud se encaminó a la casa de Don Andrés Bello, donde hizo uso de la palabra el estudiante Joaquín Gabaldón Márquez, quien rememoró en bellas frases el gesto de aquellos heroicos estudiantes de 1814, al incorporarse gozosos a las filas de los derrotados patriotas, en momentos trágicos para la Patria que recién comenzaba a ser libre. . . describió en palabras viriles aquel alegre desfile de estudiantes y seminaristas, que en una madrugada de febrero marcharon heroicos hacia LA VICTORIA… y también hacia la muerte, bajo la mirada angustiada de José Félix Ribas.
En la noche se llevó a efecto la coronación de BEATRIZ I en el Teatro Municipal, el estudiante Juan Bautista Oropeza obsequió en nombre de sus compañeros a la reina la insignia en oro de la FEV. En este magnífico acto fueron dedicados a Beatriz Primera poemas de los estudiantes Jacinto Fombona Pachano y Pio Tamayo.
A las 5 de la tarde del día 7, se efectuó el recital en el Cine Rívoli, donde hablaron brillantemente los estudiantes Gonzalo Carnevali, Jacinto Fombona Pachano, Joaquín Gabaldón Márquez, Antonio Arráiz, Fernando Paz Castillo, Miguel Otero Silva y Manuel Noriega Trigo. Beatriz primera leyó alegremente su real decreto: “Único es mi real mandato y orden que todos los estudiantes universitarios, mis súbditos, lleven como emblema de su alta condición la BOINA AZUL. Dado en Caracas, a los siete días del mes de febrero de mil novecientos veinte y ocho. Yo, Beatriz Primera”.
El Castillo Libertador, en Puerto Cabello, y el Cuartel San Carlos, en Caracas, se llenaron de estudiantes presos que soñaban con ser libres, en
Luego el estudiante Rómulo Betancourt, en cálidas y vibrantes palabras, clausuró el acto. El ambiente se caldeaba por momentos, se hablaba en voz alta, nos atrevíamos a opinar sobre política y nos hacíamos la inmensa ilusión de que comenzábamos a ser libres. El presidente de la Federación de Estudiantes, Raúl Leoni, hoy Presidente de Venezuela, fue llamado por el Gobernador, el temible Rafael María Velasco, para hacerlo responsable de los actos de la semana del Estudiante.
Gómez, el Zar de Venezuela, el cruel Dictador, dueño de vidas y haciendas. Estaba alerta en Maracay. Lorenzo Carvallo y Rafael María Velasco lo mantenían informado de esas tímidas manifestaciones de libertad. Ordenó las primeras detenciones, comenzó una dolorosa agonía para las madres, hermanas y novias de estos heroicos muchachos, que estaban luchando por algo desconocido para ellos, por algo que conocían por referencias: LA LIBERTAD.
El martes de Carnaval son detenidos y encarcelados en el Cuartel El Cuño el valiente tocuyano Pío Tamayo, Jóvito Villalba, Rómulo Betancourt y el bachiller Guillermo Prince Lara.
El 23 de febrero en un valiente y hermoso gesto de protesta por la prisión de sus compañeros, se entregan a la policía un numeroso grupo de estudiantes. Fueron encarcelados en el Castillo Libertador de Puerto Cabello, en la celda N° 6, en horrible hacinamiento, el grupo más numeroso de estudiantes: Pedro Scarchiofo, Martín Valdivieso, Félix Luciani, Rafael Soto Iribarren, Cipriano Domínguez, Luis Felipe López, Héctor Garrido, Florencio Robles, Cecilio Terife, Felipe Urbaneja, Epifanio Pérez, Rafael Ángel Camejo, Antonio Domíguez, Rafael Monagas, Guillermo Prince Lara, Antonio Noguera, Jaime Ruiz, José Arcay Tortolero, Juan Pablo Pérez. En otras celdas se encontraban Jacinto Fombona Pachano, Raúl Soulés Baldó, Luis Eduardo Chataing, José Tomás Jiménez Arráiz, Carlos Pérez de la Cova, José Antonio Marturet, Ambrosio Perera, Raúl Prag, Fidel Rotondaro, Antonio Anzola Carrillo, Jóvito Villalba, Julio Mac Gill, Joaquín Gabaldón, Rafael Vegas, Carlos Eduardo Frías, Rafael E. Chirinos Larez, Armando Zuloaga Blanco, Agustín Fernández, Germán Tortosa, Humberto Arroyo Parejo y muchísimos más. Fueron puestos en libertad el día 5 de marzo, la prisión aunque corta, los convirtió en hombres que ahora sí sabían lo que querían, que ahora sí estaban conscientes de su misión.
De esta prisión en el Castillo Libertador conservo un maravilloso recuerdo, el original, muy maltrecho, por cierto, de las COPLAS DEL ESTUDIANTE PRESO, que me obsequió un estudiante amigo, son así:
COPLAS DEL ESTUDIANTE PRESO
Por Miguel Otero Silva e Israel Peña, en el Castillo de Puerto Cabello
Tengo una tristeza honda
Como nunca la sentí
Estoy pensando en mi novia
Que está rezando por mí
Mi tristeza se mitiga
Con la de aquel compañero
Como un lucero que brilla
Del brillo de otro lucero
Con alegría o con dolor
Cantar, cantar y cantar
De día cantamos nosotros
Y de noche canta el mar
No importa que tenga hambre
No importa el suelo tan duro
No importa que esté tan lejos
Siendo mi amor tan profundo
El recuerdo de la madre
Se nos despertó muy hondo
Porque el rayito de sol
Se metió por la ventana
Vuelven nuestras esperanzas
De la reja hacia la playa
Y el mar se las lleva lejos
Donde la están esperando
Y la paloma tan libre
Que en el alero se para
Cual si la hubieran mandado
Para que nos torturara
Belen Blanco Yepes de Veloz Mancera, fue una de las jóvenes activistas de la Generación del 28
Nuevas prisiones dos meses después del fracasado complot del Cuartel San Carlos, siguió una sorda lucha clandestina, y en octubre del mismo año se efectuó la prisión en masa de todos los estudiantes; en tres grupos con intervalos de pocos días, fueron enviados a “LAS COLONIAS” a setenta kilómetros de Caracas. Por la larga y polvorienta carretera, salieron una madrugada a pie para Guarenas, primera etapa del más humillante castigo planeado por Gómez, “para corregir a los muchachos”, como dijera en un corrillo de Las Delicias.
A lo largo del camino cantaban los gallos en los corrales de los ranchos y ellos alegres y optimistas entonaban el SACALAPATALAJÁ. A la mitad de la jornada ya estaban sedientos y agotados, muchos de ellos se habían quitado los zapatos y habían comprado alpargatas en las pulperías del camino, para estos fue peor la jornada no acostumbrados a usar la criolla alpargata, tenían los pies hinchados y sangrantes, bajo un sol implacable caminaban lentamente, tristemente, aquella larga columna de estudiantes, que salieron aquella mañana cantando junto con el sol. Detrás marchaban varios automóviles con las madres, hermanas y novias de los muchachos, le suplicaban al coronel Varela, que comandaba la guardia, que permitiera a los más cansados, subirse un trecho en los estribos de los carros. Corina Ruiz le pidió angustiosa, le permitiera a su sobrino Carlos Ibarra Ruiz sentarse en el automóvil solo por diez minutos para curarle los pies sangrantes y le contestó: “¿No se las estaban echando de hombres?, que lo prueben ahora, pues tienen que seguir a pie hasta que se mueran. Así entró a Guarenas a las cuatro de la tarde aquella dolorosa caravana después de un recorrido de 40 kilómetros; hambrientos, con su alegría y optimismo reducidos a su más mínima expresión; recuerdo que solo el más joven del grupo, Silvio Colimodio, “el loco Colimodio”, como le decían sus compañeros, hacía chistes para hacerlos sonreír, se había hecho afeitar la cabeza con navaja y solo tenía 17 años.
Los acuartelaron en una casona desocupada de Pueblo Arriba, que para ironía del destino, fue la casa donde durmió por una noche El Libertador. Las señoras se hospedaron en mi casa, la casa de los Blanco Yepes, mi padre, el general Manuel Blanco, recién salido del Castillo de Puerto Cabello, expuso de nuevo su libertad, al alojar en nuestra casa, a petición de mi madre, a todas estas madres, hermanas y novias desesperadas y llorosas. Lucía Olavarría, Corina Ruiz, Josefina y María Juliac, la señora Benedetti, la señora Parpacén, María Teresa Castillo, Antonia Palacios y muchas más que no recuerdo. Ellas pasaron largas horas de angustia en nuestra casa; a los muchachos les hicimos naranjada, café, sándwiches y agotamos en la botica los cepillos y pasta de dientes.
Le suplicamos a Varela nos dijera la hora en que seguirían hacia Guatire para llevarles café antes de irse, nos respondió que a las cinco de la mañana y con toda la crueldad de que él era capaz, los hizo poner en marcha las dos de la madrugada, a las cuatro nos avisaron que se los habían llevado, en un camioncito de repartir hilo, les dimos alcance cerca de la hacienda Santa Cruz, a pesar de los insultos de Valera les repartimos el café que habíamos llevado en termos, así seguimos hasta Guatire, donde les permitieron descansar en las gradas de la iglesia; Ostos, el Jefe Civil de Guatire, puso una custodia para no dejarnos acercar a los muchachos, a pesar de eso logramos repartirles comida, limonada y cigarrillos; más tarde los acompañamos a la salida del pueblo, hacia la última etapa, LAS COLONIAS.
Nunca olvidaré las tristes escenas de despedida, las lágrimas de las mujeres, la sonrisa valiente y consoladora de los muchachos, y el regreso a nuestra casa llenas de rebeldía y rencor.
También conservo las coplas que hiciera en LAS COLONIAS Pablo Rojas Guardia
NUEVAS COPLAS DEL ESTUDIANTE PRESO
Como me vine sin novia
Mis coplas van a llevar
Para la madre lejana
Lo que digo en mi cantar
Con el Sígala en los labios
Me fue metiendo en la historia
No tenía otro ideal
Que darle a mi Patria gloria
Ruidos en la carretera
Palas al sol muy brillante
Se ha hermanado con su tierra
El alma del estudiante
Copos de espuma en el cerro
Luz de luna en la prisión
Se está metiendo una pena
Dentro de mi corazón
Las rencillas que alteraron
Un momento nuestra fe
Se olvidan con el anhelo
De protestar otra vez
Pena pequeña y sincera
Que se va haciendo lejana
Pues mi madre antes de serlo
Fue mujer venezolana
Cuando se cante esta copla
Ha de cantarse en voz baja
Para que se vaya el alma
En un Sígala y Balaja
Belen Blanco Yepes de Veloz Mancera, fue una de las jóvenes activistas de la Generación del 28
A fines de noviembre, nos avisaron que trasladaban a un grupo de estudiantes para Palenque, los que consideraban más rebeldes y peligrosos. Mis hermanas y yo, regamos gran cantidad de tachuelas en un trecho de la carretera cerca de nuestra casa, nos sentimos felices cuando al pasar el autobús oímos el primer reventón de un caucho, logramos lo que deseábamos, obligamos a detenerse unos momentos mientras reparaban el caucho.
Nos acercamos al autobús y reconocimos a casi todos los del grupo, flacos, con barba, pero llenos de optimismo conversaron con nosotras, nos regalaron figuritas de madera talladas por ellos en LAS COLONIAS, recuerdo que eran 16: Rafael Enrique Chirinos Lares, Pedro Juliac, José Antonio Marturet, Inocente Palacios, Antonio Anzola Carrillo, Luis Villalba Villalba, Luis Felipe Vegas, Ricardo Razetti, Germán Stelling, Nelson Himiob, Enrique García Maldonado, Guillermo López Gallegos, Clemente Parpacén, Juan Gualberto Yánez, Eduardo Celis Sauné y Antonio Sánchez Pacheco, ya fallecidos algunos de ellos, un guardia molesto nos apartó groseramente, los pasaron a otro autobús y a poco vimos con tristeza muchas manos diciéndonos adiós y unas pequeñas luces que se alejaban en la noche. . .