OCURRIÓ AQUÍ

Invasiones contra Gómez

El general Juan Vicente Gómez se mantuvo en el poder, bajo una férrea dictadura, durante 27 años (1908-1935)

     Entre 1929 y 1931, un grupo de venezolanos se apoderó de tres barcos: uno alemán y dos norteamericanos. El “Falke”, el “Maracaibo” y el “Superior”. Los 3 vinieron con gente dispuesta a derrocar al general Ju¬an Vicente Gómez, dictador que gobernaba a Venezuela por aquella época

     La más espectacular del siglo. Romántica. Única. ¬La aventura del “Santa María” recibe muchos epítetos más. El capitán Enrique Galvao vuelve a recordar a los arrojados portugueses de la época de los descubrimientos: Vasco de Gama, Fernando de Magallanes.
Sobre el “Santa María” se han despachado millares de cables. Los gobiernos de todos los países occidentales han discutido el asunto. Los pormenores son apasionantes.

     De todas maneras, la toma de naves fue costumbre de otro tiempo, cuando la piratería era un negocio protegido por algunos Estados.

     El caso más famoso es la rebelión del Bounty. El buque inglés al mando de Guillermo Blight, recibió la orden de trasladarse a Tahití para recoger semillas del árbol del pan con el fin de aclimatar dicha planta en las Indias Occidentales. Pero Blight era un tirano. La tripulación se amotinó y el 28 de abril de 1787 nombró capitán al contramaestre Fletche Christian. Blight y 18 de sus marineros fueron abandonados en un bote, y medio muriéndose de hambre, debieron navegar más de 5 mil kilómetros para llegar a tierra habitada por blancos.

    Los amotinados del Bounty llegaron a Tahití y se dividieron en dos grupos: el primero fue ahorcado por los ingleses, después de haber sido apresados; el segundo se marchó a una isla deshabitada, junto a varios indígenas. La historia inspiró a Lord Byron “The Island”, y en este siglo, a Nordhoff y Hall para “Motín a bordo”, llevada al cine con Clark Gable y Charles Laughton, premiada por la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood en 1935.

Curazao y Urbina

     Pero volvamos a Venezuela y retrocedamos a 1929, un año violento. Como si la efervescencia estudiantil fuera poca, los militares también conspiraban contra Juan Vicente Gómez. Es el año de la toma de 2 barcos: “Maracaibo” y el “Falke”. El primero fue tomado el 9 de junio en Curazao, después que un grupo de venezolanos se refugió en esa colonia holandesa. El segundo vino de Alemania y después de la aventura que terminó en agosto en Cumaná, hubo un proceso sonadísimo por el rapto de la tripulación.

     La toma del “Maracaibo” no tiene un solo líder. Gustavo Machado dice haber concebido el plan, pero Rafael Simón Urbina, que cayó acribillado en noviembre de 1950, después de matar al presidente de la República, Carlos Delgado Chalbaud, alegaba toda la gloria para sí. Dos años después, en 1931, se tomaría un nuevo barco, el “Superior”, viniendo de Veracruz. En su libro “Victoria, Dolor y Tragedia” dice: “El mismo Machado, quien después en el extranjero, aparece llamándose director del movimiento, fue insinuado por Urbina para Jefe del Estado Mayor y respondió que él no servía para eso y se negó”.

La tercera toma de barcos por parte de venezolanos en este siglo, la realizó Rafael Simón Urbina en 1931

     Urbina había estado preso en Curazao y el año siguiente, cuando la toma de puerto de abastecimiento, lo hizo vengarse de los malos tratos. Había ido a Panamá, pero volvió para esa fecha. El plan estaba elaborado. Ramón Torres logró conseguir 50 machetes, 2 hachas y 2 revólveres. Para que los voluntarios no llamaran la atención, fueron llevados en grupo como si asistieran a un bautizo. Después de la arenga vino el reparto de armas y se formaron tres grupos. En el primero iban Ramón Torres, Gustavo Tejera y Gustavo Machado. Los 27 hombres debían apresar a los guardias del fuerte; el segundo grupo de 8 hombres al mando de Redondo y Marín, en la planta baja, debían apagar todas las luces del fuerte; Urbina y 4 revolucionarios iban a encargarse de la parte alta donde se hallaba el comandante y sus oficiales. A las 7 de la noche entraron en camiones al fuerte. Sorpresa. Tiros. Corto combate. Dominación. Pánico en la isla. Otros venezolanos que trabajaban allí se sumaron a los insurgentes. 300 en total. Los hombres de la fortaleza entregaron 300 fusiles, 2 ametralladoras, 2 mil cartuchos de guerra y 150 mil de fogueo.

 

Rumbo a falcón en el “Maracaibo”

     Entre los estudiantes que se presentaron estaban Gustavo Ponte, Pablo González Méndez, Guillermo Prince Lara, José Tomás Jiménez Arraiz y Miguel Otero Silva.

     El próximo paso fue tomar preso al gobernador Fruyter. El capitán Correr, el Tigre de Amsterdam, por sus horrendas carnicerías en Indonesia, ya se había entregado.

     Ahora faltaba el barco. En Aruba esperan otros descontentos que serán recogidos. En la bahía de Curazao esperaban 6 naves. Los revolucionarios le dieron órdenes al gobernador. A las 12 de la noche estaban camino al muelle.

     El “Maracaibo” fue elegido porque aún tenía las calderas al punto. Acababa de llegar de La Guaira. Machado y Urbina discutían. Pero todo fue mejor de lo que esperaban. A bordo del “Maracaibo” no había tripulación. Solo los oficiales esperaban una orden escrita por las autoridades de la isla para obedecer.

     La tripulación la formaban 150 venezolanos. Fruyter, Correr y algunos militares eran los prisioneros. La multitud que se quedaba los despedía con pañuelos blancos. A las 3 de la mañana ya estaban rumbo a Falcón. Y siguieron las sorpresas. El gobernador y el militar le dijeron al práctico que lo hiciera encallar. Sorprendido, la amenaza de ser fusilados, dejó el proyecto en nada.

     A 3 millas de la vela de Coro fue el desembarco. Comenzó pronto la batalla en tierra. El “Maracaibo” volvió con los prisioneros hacia Curazao y los enemigos de Gómez, después de matar al General Gabriel Laclé, con sus balas a fogueo, perdieron gente y posibilidades. Vino la fuga. La persecución, mientras la prensa extranjera calificaba la aventura de “una hazaña digna de los bucaneros de los siglos XVI y XVII”.

Golpe planeado en París

     Cambiemos de escenario. El general Román Delgado Chalbaud, mientras Urbina y los estudiantes perdían en Falcón, conspiraba en Paris. El cazurro Juan Vicente tenía sus espías donde quiera que hubiera opositores suyos, pero julio es el verano en Europa. Embajadores y policías venezolanos se iban a las playas. Delgado Chalbaud aprovechó los días. El coronel Samuel McGill lo puso en contacto con Kramarsky, socio de la firma Félix Prelau & Co. de Hamburgo, y los banqueros judíos suplieron los fondos necesarios para organizar la primera expedición: la del “Falke”.

     Delgado Chalbaud, que iría al frente de ésta, hipotecó sus pertenencias y las de otros venezolanos residentes en Paris. Con esos fondos compró 2 mil fusiles máuser calibre 8 mm, 2 millones de cartuchos en peines de 5 tiros; 25 carabinas de caballería; 25 pistolas Parabellum alemanas con 20 mil cartuchos, mil cartucheras y 6 ametralladoras. Cuando ya estaba por partir supo la noticia del nombramiento del general Emilio Fernández como Presidente del Estado Sucre. Era un tropezón para sus planes de desembarcar en Cumaná. Pero la suerte ya estaba echada. Después saldría una segunda expedición con mercenarios alemanes. El general Régulo Olivares sería el Jefe de Operaciones de Occidente. El primer grupo, después de largas reuniones en la Ciudad Luz, fue tomando trenes para abordar el “Falke”.

     La historia del secuestro de la tripulación la contó en Puerto España en agosto de 1929, el contramaestre del “Falke”. Delgado Chalbaud desembarcó a destiempo. El contingente de Pedro Elías Aristeguieta no llegó a tiempo y lo arruinó todo. Ambos caudillos murieron en la refriega de Cumaná.

     ¿Cuál había sido el papel del “Falke”?

La tripulación secuestrada

     En Hamburgo el proceso fue gigantesco. Se trataba nada menos que del secuestro de una tripulación. La explicación la da el contramaestre Karl Gietz, declarando al Almirantazgo:

     “A las 9 de la noche del día martes 9 de julio, el “Falke” salió de Hamburgo, Alemania, con destino a Dantzig, en el Báltico, pero no llegó allí sino a 30 millas, a Gdingen, donde esperó cargamento, el día 17 de julio éste llegó y cargadores de muelle polacos lo subieron a bordo. La tripulación descubrió que se trataba de armas y municiones. Se lo preguntaron al capitán porque no estaban en tiempos de guerra”. El capitán Zipplit replicó: “Esas no son cuentas de ustedes. Todo este cargamento está perfectamente en orden, según las declaraciones de aduanas”. El 19 de julio dos dueños del barco contestaron algo parecido a los marineros y que debían conducirlo a un puerto de Surámerica.

     Los marineros tenían recelo: el cargamento era peligroso. El capitán prometió doble paga y 500 marcos extras en bonos cuando el barco hubiese cumplido el viaje: “Esto no es peligroso, muchachos ̶̶ le advirtió ̶̶ . Tan pronto como lleguemos la gente vendrá por el cargamento y se mostrará muy contenta en recibirlo”.

     Antes de salir de Gdingen 22 hombres subieron al “Falke” como pasajeros. Cuando el buque ya estaba a la salida del canal inglés, esos pasajeros izaron la bandera venezolana en el palo mayor y se vistieron de uniforme.

     El contralmirante Kierl cuenta esto:

 ̶     Un día y vio al capitán Zipplit de pie en el comedor, llevando en la mano izquierda una bandera, mientras la derecha señalaba hacia arriba con los dedos del medio extendidos. Una carabina de caza pendía de sus hombros y una espada colgaba de su cinto. No pude entender qué habló en español, pero vi claramente que se trataba de una ceremonia.

      Después le dijo a la tripulación:

 ̶̶      Ustedes están locos si de ahora en adelante no me obedecen.
Durante 7 días los tuvo limpiando rifles.

Pedro Elías Aristeguieta, uno de los encargados del ataque por vía terrestre a Cumaná, cae muerto en Carúpano, el 27 de agosto de 1929

El “falke” llega a Cumaná

     Dos días antes de llegar a Cumaná los venezolanos hicieron que la tripulación sacara al pasadizo del puente 34 cajas de 45 rifles cada una. La noche antes de llegar a Cumaná el capitán llamó al contralmirante y le ordenó que montase una ametralladora en el castillete de proa.

     Mientras para la tripulación todo era misterioso, los venezolanos se disponían a tomar Cumaná y quitarle el gobierno a Gómez. El barco alemán se detuvo a 3 horas del puerto oriental. Unas 15 gabarras, llevando a unos 500 hombres, se acercaron entonces a recibir rifles y municiones. Unos 120 subieron a bordo pidiéndole al capitán que les diera de comer. A la mañana siguiente el barco llegó a Cumaná. El capitán les ordenó bajar. La tripulación se negó. Fueron intimidados con revólver. El contramaestre permaneció a bordo porque alegó que su puesto estaba allí. El barco siguió hasta casi 200 yardas de la playa. En tierra muy pronto y muy cerca las descargas eran cerradas. Veinte minutos después volvió el primer bote. La gente comenzó a llegar por grupos con heridos. El barco zarpó. En Puerto España, donde la tripulación amotinada se negó a seguir bajo las órdenes de Zipplit, terminó la historia del contramaestre: “Tan pronto como salimos del puerto, el capitán nos ordenó tirar al mar el resto del cargamento que no se había repartido. Tiramos al agua cerca de mil rifles y 1.500 cajas de municiones y salimos para Granada. Los dueños del barco son Félix Prelau & Co. De Hamburgo y el navío está registrado en Altona, Hamburgo.

Urbina viene de México

     La tercera toma de barcos por parte de venezolanos en este siglo, la realizó Rafael Simón Urbina en 1931. Sus ajetreos comienzan a mediados de abril en la capital mexicana, haciéndose pasar por Carlos Martínez. Su lugarteniente es el zuliano Isidro Muñoz. En julio cae preso por 2 días. Pero en ese tiempo las relaciones diplomáticas entre México y Venezuela estaban rotas. Urbina, después de pagar mil pesos de multa, puso salir en libertad y seguir contando su historia. Según ella, él era el representante de una poderosa compañía cauchera de Yucatán. Comenzó a reunir gente y planeó tomarse el “Superior” en alta mar. Comenzó a entenderse como un gran señor con los agentes navieros. Se consiguió 30 mexicanos y a los que no podía engañar con su historia, les decía que la revolución tenía muchos financiadores. Urbina, como buen golpista profesional, cuidaba los detalles. Mandó llamar a Nueva York a un italiano para que se hiciera cargo de la nave cuando llegara la hora. Pero el “Superior” demoraba. Debía zarpar el 26 de septiembre: demoró 5 días. Los mexicanos enganchados eran 300 más en ese lapso solo se quedaron 137. Ya en alta mar intimidaron al capitán y sus oficiales. Carotti se hizo cargo de la ruta y “las herramientas” embarcadas para la explotación cauchera, fueron sacadas a cubierta. El rumbo era Falcón, pero había otra orden secreta de desembarcar más allá de Paraguaná. La toma del “Superior” había sido el día 2 de octubre a la 1 de la tarde. Urbina siempre bajo su seudónimo le dijo a los mexicanos: ̶̶ Esta es la última vez que almorzaremos de pie.

     Y después de oír los 3 pitazos comenzó la operación. El capitán Prevé se encargó del capitán del “Superior”: el capitán Campos y el coronel Julio Ramón Hernández, de las máquinas; Cano y varios hombres cuidaron la proa, y el coronel Ojendis, la popa. Los ayudantes se dedicaron a comer en primera clase junto al telegrafista, esperando el momento. Cuando todo se fue cumpliendo cronométricamente, Urbina bajó al comedor con una pistola 45: ̶̶ ¡Nadie se mueva!

     Y como un árbitro de fútbol, llevándose el pito a los labios, tocó con todos sus pulmones. Los mexicanos entraron en acción. Se zarandeó el barco. Los pobres mexicanos vitoreaban la revolución y daban vivas al coriano Urbina sin saber que era el hombre que los mandaba. El coronel Torres Guerra, ex ayudante de Pancho Villa, estaba en su elemento. Para que nadie los sorprendiera, el “Superior” fue pintado de rojo y negro, en vez del amarillo y azul, bautizado con el nombre de “Elvira”, y enarbolada una bandera argentina.

El “superior” y una nueva derrota

     El programa era sacar bandera blanca si se veía otra nave y volarla cuando se acercara. Las intenciones de Urbina eran llegar a Puerto Cabello, libertar a los presos y seguir a Maracay para ofrecerle combate al ejército de Gómez.

     A los 5 días de navegación, al barco secuestrado se le descompuso una caldera y solo pudo andar a 18 millas por hora. Entonces se dirigió a la costa de Falcón. A bordo iban 60 mil pesos mexicanos en mercaderías para Yucatán, pero los improvisados combatientes tomaron únicamente los alimentos. El 11 de octubre por fin divisaron tierra venezolana. A las 4 de la tarde se le acabó el petróleo al barco y entonces avanzó penosamente, echando fuego por su chimenea. Pero ya estaban cerca de la playa y los oficiales se peleaban por ocupar la vanguardia. Como se tenían dudas de la eficiencia estuvo a punto de hundirlo. 

     Después del desembarco la gente de Urbina tuvo algún principio de victoria, pero pronto el fracaso volvió a ser suyo. La batalla comenzada en la noche prosiguió a las 4 de la madrugada del 12 de octubre a 6 kms de allí, en Capatárida. Borregales, con sus 300 hombres, retrocede a Coro en busca de auxilio.

     Los guerrilleros seguían vitoreando a Urbina y a Bolívar. Después todo terminó. Murieron los principales cabecillas y Urbina, disfrazado de mendigo, por la sierra, como lo había hecho antes, volvió a desaparecer hacia el destierro por las fronteras colombianas.

     Gómez, sin embargo, se portó magnánimo. No solo no encarceló a los mexicanos, sino que les dio un regalo en el Pabellón del Hipódromo, antes de devolverlos a México en el mismo “Superior”. Muñoz fue confinado a su tierra, Maracaibo, y la gente de Falcón rezó dos rosarios por mucho tiempo: uno por los venezolanos y otro por los mexicanos que entonces perecieron.

 

FUENTES CONSULTADAS

  • Fernández, Carlos Emilio. Hombres y sucesos de mi tierra, 1909-1929. Caracas, Tipografía Vargas, 1960
  • Reinoso, Víctor Manuel. Los venezolanos luchaban con Gómez. En: Elite. Caracas, 4 de febrero de 1961
  • Urbina, Rafael Simón. Victoria, dolor y tragedia: relación cronológica y autobiográfica de Rafael Simón Urbina. Caracas, 1946
  • Vegas, Federico. Falke. Caracas, 2005
Loading
Abrir chat
1
Contacta a nuestro equipo.
Escanea el código
Contacta a nuestro equipo para aclarar tus dudas o solicitar información.