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El desembarco de Machurucuto (Parte I)
Por Víctor Manuel Reinoso
El viernes 12 de mayo de 1967 subió la temperatura política cuando el gobierno del presidente Raúl Leoni anunció que el lunes 8 de mayo había capturado a 2 guerrilleros cubanos, informó la muerte de un tercero y dijo que un cuarto se había ahogado. Con los cuatro cubanos vinieron 9 guerrilleros venezolanos que subieron al cerro El Bachiller, en el oriente del país. La gente de la población de Machurucuto confirmó haber visto a los dos cubanos presentados a la prensa la mañana del jueves 11 de mayo. El teniente cubano Antonio Briones Montoto fue enterrado el viernes 12 en el cementerio del pueblo de Machurucuto, a la misma hora que en Caracas se daba la rueda de prensa.
Invasión cubana a Venezuela
De querellarse internacionalmente contra Cuba, se hablaba en Venezuela desde los primeros días de marzo de 1967, al aparecer asesinado el ex director de los Seguros Sociales Julio Iribarren Borges. Pero fue el viernes 12 de mayo, cuando el gobierno reveló lo de Machurucuto. Los reporteros que cubren la fuente del Palacio de Miraflores comenzaron a oler un golpe frustrado.
La frustrada incursión cubana. Portada del diario El Nacional, mayo 1967
El ministro de Relaciones Interiores, Reinaldo Leandro Mora, el Secretario de la presidencia de la República, Manuel Mantilla, el director de política y el consultor jurídico del MRI, Faustino Pulgar Grüber y David Morales Bello, respectivamente, visitaron el edificio del Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (SIFA), que está frente al Palacio de Miraflores. Un rato después regresaron acompañados por el ministro de la Defensa, general Ramón Florencio Gómez y el director del SIFA, general Martín Márquez Añez. El grupo salió a la una de la tarde para La Casona, a reunirse con el presidente Leoni.
“¿Qué sucede, ministro? ” ¿Qué pasa, general?, preguntaron los periodistas. El general Gómez mantuvo el suspenso: “Estén pendientes”, fue lo único que dijo. Los reporteros llamaron a sus redacciones para que desde allí comenzaran las averiguaciones con los amigos importantes. Después se dirigieron a La Casona. Esperaron casi hasta las 3 de la tarde. Entonces supieron que a las 6 de la tarde habría una rueda de prensa.
El presidente Leoni se quedó un rato más dándole los últimos toques al discurso que más tarde leería en la sesión de clausura de Fedecámaras, que estaba reunida en la isla de Margarita. Tomó el avión casi a las 5 de la tarde y llegó a Porlamar cerca de las 6. Casi enseguida comenzó su discurso.
Habló de la economía y del proceso industrial del país y de las grandes perspectivas: “Y viviríamos y trabajaríamos en paz si no fuera por los continuados actos de intervención y agresión del gobierno de Cuba contra la soberanía y la paz interna de Venezuela”, dijo e hizo historia de todos los problemas que los gobiernos de Betancourt y el suyo habían tenido con el regimen de Fidel Castro. Cuando hubo leído dos cuartillas entró a la parte central de su disertación: “Esta interminable cadena de los actos de agresión del gobierno de Cuba acaba de culminar con el fracasado intento de infiltración del territorio venezolano por fuerzas pertenecientes al Ejército Regular de ese país, ocurrido el pasado lunes 8 de mayo”.
La noche del lunes 8
Los que a esa hora tenían encendidos sus televisores y radios escucharon esto: “En la noche del mencionado día, frente a las costas del estado Miranda, en el sitio denominado Machurucuto, fue apresado un bote de desembarco provisto de un motor silencioso, tipo Johnson Súper de 75 caballos de fuerza, dentro del cual se encontraron 3 completos equipos de campaña”.
“Este suceso alertó al Ministerio de la Defensa, el cual de inmediato ordenó redoblar la vigilancia e intensificar el patrullaje sobre este sector mirandino, en previsión de una infiltración de bandoleros, provenientes desde el extranjero. Como consecuencia de esta vigilancia, las patrullas militares tuvieron un encuentro y detuvieron en Mango de Ocoita, entre El Guapo y Juan Díaz, jurisdicción del Estado Miranda, al segundo teniente del ejército regular de Cuba, Manuel Gil Castellanos, y al miliciano cubano Pedro Cabrera, a los que se les decomisó un fusil de fabricación soviética, marca AK-47, calibre 7.62. ”
Los asambleístas de Fedecámaras estaban de una pieza. El presidente Leoni siguió leyendo: “De las declaraciones rendidas por uno de los detenidos se desprende que se trataba de una expedición de comando, con la misión de infiltrarse en territorio venezolano para apoyar con hombres, armas y equipos militares a los bandoleros acorralados en la zona de El Bachiller, compuesta por un número indeterminado de venezolanos y cubanos. Esta misma tarde, los ministros de Relaciones Interiores y de la Defensa, presentarán en rueda de prensa, frente a corresponsales nacionales y extranjeros, a los dos prisioneros pertenecientes al ejército regular de Cuba”.
El presidente de la República agregó que su gobierno había tomado las providencias necesarias y aceleraría los trámites para presentar una acusación en la Organización de Estados Americanos (OEA), “con la advertencia de que la paciencia nacional está llegando al límite ”. Las palabras finales del discurso fueron: “Y queda en las manos de ustedes, señores asambleístas, decir ahora la palabra responsable y patriótica del sector empresarial venezolano”.
Los delegados de Fedecámaras, que habían estado toda una semana criticando la mayoría de las veces la política económica de gobierno, y, sobre todo, la política petrolera, aplaudieron al presidente Leoni, quien asistió al coctel y al anochecer regresó a Caracas.
La Rueda de Prensa
En Caracas, mientras tanto, la anunciada conferencia de prensa se había retardado un poco. Los periodistas que comenzaron a llegar al Palacio Blanco a las 5 de la tarde tuvieron que esperar hasta las 6 y 50 minutos para saber de qué se trataba. A las 6 de la tarde los había hecho pasar Guido Grosscors, subsecretario de la Presidencia, pero no había soltado prenda. Casi a las 7 de la noche fue Faustino Pulgar Grüber, el director de política del MRI, quien dio comienzo a la esperada rueda de prensa.
― Los hemos convocado para informarles de un hecho que reviste características excepcionales ―dijo Pulgar―. Vamos a presentarles a dos efectivos del ejército cubano que han formado parte de un grupo que ha desembarcado en nuestras costas.
Agregó que por cuestiones de orden procesal solo se darían detalles que no ofrecieran peligros para la investigación.
― En otra oportunidad se dará acceso a los periodistas a las personas mencionadas, pero no ahora, éstas solo responderán preguntas que les hará un funcionario de la Oficina Central de Información (OCI).
Patrullas militares detuvieron a varios guerrilleros
Los camarógrafos se atropellaban, faltaban dos minutos para las 7 de la noche cuando se abrió la puerta N° 17 del salón y salió un hombre delgado de piel blanca que vestía una camisa deportiva de dos colores y un pantalón kaki. Una cicatriz en el cuello, como si hubiera intentado ahorcarse, fue lo que más llamó la atención en él. Tenía unos 30 años y el andar de un hombre que sufre de gran depresión. El funcionario de la OCI comenzó a interrogarlo.
― Diga para la prensa venezolana su nombre y apellido.
― Manuel Gil Castellanos ―, dijo el prisionero con acento cubano que había sido sentado frente a los periodistas.
― ¿Nacionalidad?
― Cubano
― ¿Cuál es su grado?
― Segundo teniente del ejército con cuatro años de servicio.
― ¿De donde partió y en qué misión?
― Salí de un puerto de Cuba. Vine a transportar unos ciudadanos venezolanos.
Gil Castellanos parecía hacer un gran esfuerzo para que no le bailaran de nervios sus ojos verdes. No le hicieron más preguntas, fue sacado del salón. Entonces fue cuando entró el segundo prisionero. Era un hombre grueso, trigueño que vestía una camisa deportiva por encima del pantalón verde oliva.
El funcinario de la OCI le hizo las mismas preguntas que al anterior.
― ¿Cuál es su nombre y nacionalidad?
― Pedro Cabrera Torres, cubano
― ¿Cuál es su grado?
― Soy miliciano, tengo 4 años de servicio.
― ¿De donde partió y en qué misión?
― Santiago de Cuba. Venía a traer una infiltración de guerrilleros a Venezuela.
Lo que contó el general Gómez
Los reporteros intentaronn hacer preguntas. Le hicieron señas al prisionero de que no respondiera y lo sacaron de la sala.
Para quitarle el desencanto a los reporteros, Pulgar Grüber dijo que la segunda parte de la rueda de prensa estaría a cargo de los ministros de Relaciones Interiores y de la Defensa, quienes darían detalles complementarios. La presentación de los prisioneros no había durado cinco minutos y los reporteros y camarógrafos debieron esperar otros 5 minutos para que aparecieran los ministros. El general Gómez hizo su entrada en compañía del general Soto Tamayo, director de gabinete del Ministerio de la Defensa, y el general Heraclio Anzola, jefe del departamento de logística. El secretario de la Presidencia, Manuel Mantilla, también entró con el grupo. El ministro Leandro Mora no hizo delaraciones sino que entregó un texto de 3 cuartillas.
El ministro de la Defensa dio algunos detalles, pero no tantos, porque cualquiera indiscreción podría hacer fracasar el caso que aun no había terminado de investigarse.
― Esta es una chaqueta para operación en misión, de fabricación norteamericana, cacerina para ese fusil MK―47, calibre 7.62 que ustedes están viendo es de fabricación rusa ― explicó el general Gómez, que también llevaba una lista de material capturado a los prisioneros y a los que habían logrado subir a las montañas.
Los reporteros le pidieron más detalles de la expedición.
― La expedición la formaban 4 cubanos y 9 venezolanos ― informó el ministro de la Defensa. En alta mar, frente a las costas venezolanas, la nave matriz desembarcó al grupo. En una barcaza transbordaron a los bandoleros y en la otra a los cubanos. La de los guerrilleros venezolanos logró llegar a tierra con éxito y sus ocupantes se internaron en la montaña. Pero la otra embarcación, donde venían los 4 cubanos, naufragó. Un primer teniente pereció y los tres tripulantes nadaron hasta conseguir tierra en las playas de Machurucuto.
El general Gómez continuó el relato: ― El lunes en la madrugada, cuando el Ministerio de Defensa tuvo la información del desembarco, ordenamos montar una operación. Cuando nuestros hombres hicieron contacto con los militares cubanos, en las inmediaciones de El Guapo, cerca de Juan Díaz ―que fue a las 9 y 10 de la mañana del lunes 8 de mayo― se produjo un encuentro en el que resultó muerto el primer teniente del ejército regular cubano Antonio Briones Montoto, comandante de la operación subversiva, mientras que sus compañeros se entregaron con las manos en alto.
Desembarco de Machurucuto, fallida invasión cubana
El ministro de la Defensa sacó un fajo de dólares y agregó:
― A este oficial se le encontraron estos 9.700 dólares
― Y estos 760 bolívares en billetes venezolanos ― dijo el general Anzola, mostrando otro puñado de builletes.
El ministro de la Defensa dijo después que el ejército venezolano no había sufrido bajas. Y volviendo sobre la investigación y las declaraciones de los prisioneros, informó que el naufragio se había producido por la ruptura de una guaya. El teniente cubano de apellido Pico trató de evitar el naufragio, pero cayó al mar y sus compañeros no lo vieron más. Todo indica que se ahogó.
Los objetos incautados
El general Ramón Florencio Gómez mostró una foto de la lancha capturada y entregó una lista de 55 objetos encontrados en ella y en poder de los dos prisioneros.
Esta es la lista: 1 lancha de dos tubos de goma Neupren con 4 compartimientos cada tubo; 1 motor fuera de borda marca Johnson Super Quiet; 1 salvavidas, 1 radio transmisor marca National Panasonic, 1 mono impermeable para desembarco compuesto de un par de botas, un par de cobertores para botas, un pantalón, una chaqueta, una furnitura, una brújula, una bolsa con proyectiles, un par de medias; 6 fulminantes eléctricos; 1 detonador aneléctrico; 2 cápsulas detonantes aneléctrico; 1 tanque de gasolina; 1 compresor; 3 hamacas plásticas de color verde con mosquitero; 3 bolsas del equipo color verde con sus arneses; 2 cantimploras completas con forro y tarro; 1 carga impermeable; 1 mapa de la región de El Bachiller, 1 boína, 2 cacerinas, 1 suéter color azul con cierre, 1 bota plástica color verde, 307 proyectiles calibre 7.11, una bolsa de lona estilo de campaña, un par de medias de hilo color verde, un pañuelo a rayas, un interior blanco, un pañuelo de algodón rojo, 6 bolsitas plásticas para proyectiles, 14 parchers, 7 frascos de suero antibiótico, 15 Alka-Seltzer, 8 ampollas de agua destilada de 10 ml., 10 tabletas de Percodan, 6 tabletas de pastillas antidiarréicas, 2 paquetes de gasas, 1 frasco de emulsión Scott, 1 sobre de pastillas de vitamina C, 2 paquetes de gasas, 1 estuche con cepillo y pasta dental, 1 estuche de suero antiofídico, 4 frascos de vitramina Visyneral, 2 paquetes de salchichón, 2 linternas portátiles marca McMurdo, 1 batería para linterna 1,5 v de fabricación china, 2 potes de aceite, 2 sobres de azúcar, 2 cajetillas de fósforos, 4 frascos de yodo, 3 frasco de agua oxigenada, 1 frasco de pastillas para purificar agua, 1 frasco de pastillas Pfizer, 1 frasco de pastillas Pro-Banthine, 2 frascos de ungüento, 1 rollo de mecate de nylon, 1 rollo de guaral.
―El gobierno quiere llamar la atención acerca del hecho real de la presencia de miembros del ejército de una potencia extranjera, Cuba. Quienes de alguna u otra manera colaboren con estos elementos, son traidores a la Patria.
¿Fueron detenidos el jueves 12?
Como en Caracas el gobierno no quería dejar entrevistar a los cubanos capturados para que contaran su aventura, los reporteros se dirigieron a Machurucuto, que es una población de un millar de habitantes, a 150 kilómetros al noreste de Caracas. Machurucuto es un caserío playero, que está entre la Laguna de Tacarigua y Boca de Uchire, y a unos 3 kilómetros de la carretera de Oriente
El sábado 13 de mayo, Machurucuto y sus alrededores estaban más vigilados por los soldados que de costumbre, los helicópteros sobrevolaban los cocotales y platanales, principal medio de sustento de la gente de la región.
Lo que contaron los barloventeños difiere un poco de la versión gubernamental. Según ésta, el Ministerio de la Defensa supo lo del desembarco la madrugada del lunes y entre 9 y 10 de la mañana capturó a los guerrilleros cubanos.
Lo que cuentan los trabajadores de la hacienda Miramar, donde apareció la balsa, es distinto. Santiago Rojas, Luis Medina y Luis Campos estaban entre los que vieron en la playa la mañana del lunes a la embarcación. Al comienzo no les llamó la atención porque pensaron que se trataba de alguien que pescaba, pero cuando pasaron las horas y el dueño de la lancha no se divisaba, el capataz del grupo resolvió dar aviso al destacamento antiguerrillero de Cúpira. Un campesino salió a las 11 de la mañana con ese recado y regresó a las 3 de la tarde con un camión lleno de soldados. De ahí para adelante los soldados cuidaron la embarcación varada en la playa y se la llevaron por la noche.
Por su parte, José Ribas, dueño del abasto “La Lucha”, y Bernardo Ruiz, dependiente del abasto “Santa Rosalía”, que atiende esos negocios cerca de la playa de Boca de Uchire, dijeron que habían visto a los cubanos Manuel Gil Castellanos y Pedro Cabrera Torres, presentados a la prensa la mañana del jueves 11 de mayo.
Estos cubanos habrían desembarcado cerca de Boca de Uchire, que queda a más de 20 kilómetros al este de Machurucuto. El comerciante José Ribas los vio llegar a su negocio, cerca de la playa, a las 6 de la mañana del jueves 11 y le vendió dos pares de zapatos negros con planta de goma acanalada. No le extrañó que le compraran zapatos a esa hora, pero sí el acento de sus clientes.
Bernardo Ortiz, dependiente del abasto “Santa Rosalía”, que queda no lejos del de Ribas, dijo que el teniente y el miliciano cubanos habían entrado poco después al negocio de Víctor Castellanos atendido por él. Allí adquirieron dos pantalones talla 34, dos camisas del número 28, crema de afeitar, un paquete de hojillas y un frasco de alcohol. A Ortiz le extrañó un poco que le preguntaran qué marca de hojillas tenía. Vio que uno de los hombres tenía la cara rasguñada, como si las olas lo hubieran lanzado sobre rocas o hubiera caminado entre las breñas.
Manuel Gil Castellanos fue uno de los guerrilleros cubanos apresados en Machurucuto
Después de esto los desconocidos tomaron un bus y dentro de él fueron sorprendidos por una patrulla de la Guardia Nacional.
Información tomada de: Revista Elite. Caracas, Nº 2.174, 27 de mayo de 1967; Páginas 26-31