CRÓNICAS DE LA CIUDAD
Orígenes de la palabra caimanera
El vocablo «Caimanera» forma parte del léxico coloquial del venezolano. Su origen no guarda ninguna relación con el poblado pesquero del mismo nombre que está en las adyacencias de Guantánamo, Cuba. Tampoco tiene nada que ver con el término que se utiliza en Chile para mencionar a una persona lerda.
En Venezuela la palabra «Caimanera» se relaciona con un juego de béisbol improvisado, en muchas ocasiones sin árbitros, en el que se escogen de forma espontánea a los jugadores, que por lo general se lleva a cabo en las calles, en los patios de los colegios o en algún terreno o campo deportivo. La mayoría de las veces en las caimaneras se juegan sin el número de peloteros reglamentarios (9) y con reglas adaptadas al terreno donde se vaya a realizar el partido.
El término se ha extendido a todas las disciplinas deportivas e incluso a áreas que nada tienen que ver con el deporte. Hoy día, para los venezolanos caimanera también es sinónimo de desorden.
Vidal López y Alejandro 'Patón' Carrasquel fueron dos 'fiebruos' de las caimaneras
Origen de la palabra caimanera
En las primeras dos décadas del siglo XX, los cronistas deportivos de los diarios caraqueños denominaban “caimán” a los juegos de béisbol con muchas carreras y errores. Así como también a los peloteros que jugaban muy mal. En general, el término caimán era utilizado entonces para referirse a la mala calidad de una cosa. Su significado tiene mucha relación o similitud con la palabra “chimbo” de hoy día.
En la década de 1920, había entre los jóvenes caraqueños una gran pasión por el béisbol. Por lo general se jugaban partidas de pelota en Catia, Sarría, San José, El Paraíso, El Valle, Prado de María y el Cementerio. También había un notable furor por establecer equipos de béisbol. En esos años se fundaron centenares de clubes, la mayoría de vida muy efímera.
Para entonces, Domingo Betancourt, uno de los muchachos más entusiastas del juego de los bates, guantes y pelotas, tenía gran fama dentro del mundo beisbolistico de Catia. No precisamente por sus habilidades para jugar este complicado deporte, por lo que sus compañeros lo llamaban “Caimán”, en franca alusión a lo desastroso que era fildeando y bateando. No obstante, su gran amor por el béisbol lo llevó a fundar un equipo, que según el periodista Simón B. Rodríguez (Mr Fly), saltó a la palestra el primero de enero de 1925, bajo el nombre de “La Caimanera”. Entre los organizadores de este club se encontraban, además, Jesús “Pollo Jabado” Peña y Manuel “Chivo” Capote, quien luego se convirtió en el mánager de nuestra primera selección nacional que participó en un Mundial de Beisbol Amateur (1940). También fue el primer estratega campeón del Cervecería Caracas (1942). Igualmente, dirigió al Magallanes.
El club “La Caimanera” promovería durante muchos años partidas de pelota en los terrenos de El Yunque, en Catia, donde, además, por iniciativa del propio Betancourt, se hizo tradicional realizar un encuentro de beisbol, todos los 1° de enero, para darle la bienvenida al año nuevo.
Este encuentro era animado por un conjunto musical; al concluir el cotejo, jugadores y aficionados disfrutaban de un sancocho preparado por el propio “Caimán” Betancourt. quien para el oficio de cocinero sí contaba con extraordinaria habilidad.
Con el tiempo, esas partidas fueron adquiriendo gran popularidad por la presencia de notables peloteros, vale mencionar a Marianito Bordón, conocido como el “Ángel de los Bosques” por su gran pericia para fildear la pelota, Manuel “Pollo” Malpica, Balbino Inojosa y los cubanos Lázaro Quesada, Pelayo Chacón y Manuel “Cocaína” García, entre muchos otros. Entonces la prensa se hacía eco anunciando el “Juego de Caimán” en el campo del Yunque en Los Flores de Catia.
Jugadores de Caimanera en el campo de La Araña. Allí figuran, entre otros, Manuel González, Balbino Inojosa y Chucho Ramos
El primero de enero de 1938, para celebrar los diez años de la primera “Caimanera”, “Caimán” Betancourt invitó a participar en el ya célebre juego de año nuevo a los famosos peloteros Alejandro “Patón” Carrasquel y Vidal López. Ese día, El Yunque estuvo abarrotado de aficionados como nunca.
Ya en la década de 1940, el término “Caimanera” era de uso común en el mundo del béisbol venezolano.
En esa época, el equipo La Caimanera jugó un papel de primer orden en los entrenamientos de la selección nacional que nos representaría en la IV Serie Mundial de Béisbol Amateur que se disputaría en La Habana, Cuba, entre septiembre y octubre de 1941. Entonces se reforzó con jugadores de la talla de Vidal López, Alejandro Carrasquel y Luis Aparicio padre, entre otros, y realizó varios encuentros contra la novena criolla que, finalmente, se tituló campeona de ese importantísimo evento internacional.
Desde esos años han sido numerosas las “Caimaneras” que se han jugado en Caracas y muchas otras partes del país. La “Caimanera” activa más antigua de la capital, y quizás del país, es la de los Profesores, que se juega todos los miércoles desde 1960 en el estadio Universitario. En tanto que, en Valencia, estado Carabobo, se realiza desde 1980, en el mes de diciembre, “La Caimanera de Ruyío”.
Es de interés señalar que Ramón Corro también instituyó durante muchos años en Caracas, en ese mismo mes, una “Caimanera” a la que asistían muchos exjugadores profesionales, periodistas deportivos y distinguidas personalidades de la política, la televisión, industria, etc.
Entre los grandes jugadores de “caimaneras” se recuerda a Vidal López, “Chucho” Ramos, “Patón” Carrasquel, Nicolás Berbesía, Luis Meza, César Tovar, Teodoro Obregón, Vitico Davalillo, Freddy Rivero, Víctor Colina, Ulises Urrieta, Robert Marcano, Oswaldo Blanco, “Chiquitín” Ettedgui, Joe Bikini, Francisco Gorrín, Jesús “Chuchú” Padrón y muchísimos otros amantes de la pelota.
En Caracas, además de Catia y el Universitario, fueron célebres las “Caimaneras” del estadio San Agustín, La Rinconada, La Araña, el “Chato” Candela, MOP Zona 10, San Pablo en San Martín, La Guairita y La Planta, entre otras.
Hoy día la palabra “Caimanera” tiene una connotación mucho más allá de un encuentro de béisbol o de alguna otra disciplina deportiva. Aunque para el venezolano el vocablo Caimanera continúa siendo sinónimo de una partida de béisbol, su utilización ha trascendido el terreno de juego para convertirse también en una expresión popular que simboliza desorden o improvisación.