CRÓNICAS DE LA CIUDAD
La imprenta de Caracas en tiempos de emancipación
A propósito de la ocupación francesa en la península ibérica y el conflicto bélico que se derivaría desde 1808, entre España y Francia, el capitán general Juan de Casas solicitó el envío de una imprenta al gobierno de Trinidad en agosto de este año. El equipo llegó a la provincia de Caracas en septiembre de 1808 junto con los impresores británicos Mateo Gallagher y James Lamb. Ella sirvió para la publicación de la Gazeta de Caracas cuyo primer número vio la luz el 24 de octubre de aquel año. Su redactor principal fue Andrés Bello (1781-1865) hasta el año de 1810, cuando emprendió su viaje para Inglaterra como miembro de la secretaría de relaciones exteriores de la provincia.
La Gazeta de Caracas surgió bajo circunstancias críticas para el imperio español. En mayo de 1808 había estallado la disputa alrededor del trono entre Carlos IV y su hijo Fernando de Borbón, conocido luego como Fernando VII. En mayo de 1808 Napoleón obligó a este último devolver la corona a su padre.
Andrés Bello fue redactor principal de la Gazeta de Caracas, entre 1808 y 1810
Con estas abdicaciones constriñó a Carlos IV que le cediera el trono a él, quien luego lo entregaría a su hermano José Bonaparte. Las primeras informaciones de estos acontecimientos se conocieron en los iniciales días de julio de 1808, gracias a dos ejemplares del Times de Londres, que habían sido enviados por funcionarios de Cumaná al capitán general Juan de Casas, que los puso a la orden de Bello para que los tradujese. Bello hizo lo propio y extrajo noticias que con premura comunicó a Casas, quien incrédulo no dio crédito a la información. Sin embargo, Casas llamó a consulta a personas influyentes de la provincia, pero excluyó a los españoles americanos. Allí se discutió la gravedad del asunto y se decidió no divulgar la noticia.
Cuando el 15 de julio de 1808 llegó a Caracas un emisario francés, el teniente Paul de Lamanon, para informar de manera oficial lo relacionado con la incursión francesa en la península ibérica, y las nuevas autoridades que ahora regirían la administración colonial en América, la divulgación de los acontecimientos que se sucedían en la provincia ibérica se extendió. A Casas no le quedó otra que aceptar la noticia que días antes le había proporcionado Bello y que él no creyó. Lamanon confirmó lo que el gobernador se negaba a aceptar. El teniente francés, luego de haber informado al capitán general de la situación del imperio, se dedicó a divulgar la noticia con todo aquel que se topó en esta comarca. Por tal motivo en la posada El Ángel lo intentaron linchar. Por esto Casas ordenó su retiro inmediato de la provincia de Caracas, lo que pronto cumplió el oficial francés.
Entre los periódicos caraqueños que apoyaron la emancipación destaca el Semanario de Caracas
Fue bajo este marco que se introdujo la imprenta en Venezuela. Se tiene como precursor a Francisco de Miranda, quien hacia 1806, a bordo del Leander, bordeó las costas de Coro, quien traía consigo una pequeña imprenta con la que imprimió, al menos, cinco proclamas. Una, fechada en Jacmel, otra la hizo en la propia embarcación, dos fechadas en Coro y otra en Aruba. Se conoce que llegaron a manos venezolanas y que fueron quemadas, como manifestación de rechazo a aquel que pretendía la instauración de un gobierno republicano. Aunque la imprenta no llegó a ser instalada en territorio venezolano, si logró imprimir despachos y nombramientos que haría Miranda si hubiese logrado su cometido. Dos años después se instalaría la imprenta en este territorio de tierra firme, gracias al contrato conseguido por Manuel Sorzano, quien llevó a cabo las instrucciones dadas por el comerciante de La Guaira, Francisco González Linares, a quien había encargado el capitán general para las gestiones correspondientes.
El 24 de octubre de aquel año apareció el primer número de la Gazeta de Caracas, en el que se ponderó la importancia y la excelencia del nuevo arte y el valor para la provincia. En la Capitanía se instalaría otra imprenta en Cumaná. El licenciado Miguel José Sanz recomendó para que se instalara otra imprenta en Caracas. Para octubre de 1810 inició actividades de impresión la de Baillío y Delpech. Esta sociedad sólo duró un año y prosiguió sólo con Juan Baillío. Simón Bolívar y José Tovar habían traído una imprenta que se instaló en Caracas. Para febrero de 1812 se colocó un taller de impresión en Valencia, a cargo de Juan Gutiérrez Díaz.
A decir verdad, fueron muy pocos los talleres de impresión que se instalaron en territorio venezolano. La mayoría de impresos fueron de talante político. De estos talleres salieron periódicos, semanarios, hojas sueltas, folletos y libros de interés para la historia política de Venezuela. Los temas variaron en la puja por el control de la provincia de Caracas entre patriotas y realistas. También en ellos se encuentran las argumentaciones y reflexiones alrededor de la Independencia frente a las pretensiones de la corona española.
El 6 de agosto de 1811 la Gazeta de Caracas incluyó el texto de la Ley de Imprenta, sancionada por la Sección Legislativa de Caracas, en la que se subrayó que la imprenta era el instrumento más fiable para comunicar las luces del conocimiento, y la facultad individual de los ciudadanos para hacer públicas sus ideas políticas y reflexiones. Con esta aseveración se refrendaba uno de los propósitos del liberalismo político como lo era la libertad de opinión, y con la que se podría hacer frente a todo tipo de arbitrariedad de los gobernantes. Se agregó, además, que el producto de la imprenta era imprescindible para ilustrar a los pueblos en sus derechos y el único camino para alcanzar el conocimiento de la verdadera opinión pública.
Los que dirigieron los asuntos propios de la Primera República participaron de modo entusiasta en todo lo que se produjo en los talleres de Caracas, Cumaná y Valencia. Fueron varias las publicaciones en forma de libro o folleto a iniciativa de ellos. Quizá, fueron los periódicos donde aparecieron la mayor cantidad de argumentaciones políticas que sirvieron de base a las realizaciones políticas. La hoja suelta sirvió para dar a conocer información que debía circular de manera presurosa y superar demoras que con equipos de técnica deficiente retrasaban la impresión de los periódicos.
El único medio impreso que existía en el mes de abril de 1810 en la Capitanía era la Gazeta de Caracas, en cuya página principal aparecía un lema escrito en latín y que rezaba: “la salud del pueblo es la suprema ley”. La edición del 25 de abril corrió a cargo de quienes desconocieron la regencia como gestora de la política en Venezuela. Un fragmento de los razonamientos esgrimidos fue que la Gazeta de Caracas había estado destinada a propósitos que ya no estaban de acuerdo con el espíritu público de los habitantes de Caracas. Ello sirvió para indicar que el espíritu que se iba a restituir era el carácter de franqueza y sinceridad que debía tener, para que el pueblo y el gobierno lograra con ella los benéficos designios que han “producido nuestra pacífica transformación”.
Junto con este escrito apareció el primer artículo de talante doctrinal cuyo título fue: “Sin virtud no hay felicidad pública, ni individual”. En un número anterior Vicente Emparan y Orbe publicó un “Manifiesto”, con fecha 7 de abril, donde intentó calmar los ánimos de los habitantes de la comarca, en virtud de los fracasos de las tropas españolas contra los franceses, y con la exhortación de continuar bajo los auspicios de la legislación colonial. Ya en números precedentes se habían incorporado los donativos que, a instancias del marqués Casa – León, debían recabarse para ayudar a la península en su lucha contra el “usurpador universal”, tal como se calificaba a Napoleón por estas tierras.
También aparecieron las “Instrucciones para elegir diputados a las cortes de España”. Se combinaban noticias de triunfos de españoles en batallas contra las huestes napoleónicas. Sin embargo, se intercalaban con escritos de ingleses que veían con preocupación el escaso avance de los españoles contra las iniciativas de Napoleón y los suyos. También, aparecían noticias locales relacionadas con nombramiento de autoridades, resúmenes de gacetas inglesas, avisos mercantiles, ventas de artículos, huidas de esclavos y proyectos para la edición de otros impresos. El tono de la Gazeta de Caracas cambiaría con la edición número noventa y cinco y en la que anunció un tiempo otro a raíz de la declaración del 19 de abril del diez.
En efecto, un conjunto de argumentaciones se tramó respecto al consejo de regencia y sus implicancias. Así, se puede leer una proclama, firmada por José de las Llamozas y Martín Tovar Ponte, en que se informaba acerca de la penosa situación de España en los primeros meses de 1810, luego de dos años de enfrentamiento con los franceses.
Gazeta de Caracas, primer periódico de Venezuela, su primer número vio la luz el 24 de octubre de 1808
En ella se indicó que la guerra, iniciada en 1808, la venían desarrollando los españoles en defensa de su libertad e independencia para escapar del “yugo tiránico de sus conquistadores”. Con el arrollador avance de las tropas de Napoleón por el territorio español, “los honrados y valerosos Patriotas Españoles” libraban batallas para preservar la “soberanía nacional”, pero se vieron obligados a buscar refugio en Cádiz. Al lado de esta acción, la Junta Central Gubernativa del Reino, en la que se había depositado la soberanía en disputa, debió disolverse y con la que se difuminó una soberanía constituida legalmente para la conservación general del Estado.
Por esta razón, indicaron los redactores, hubo la necesidad de constituir un nuevo sistema de gobierno con el título de regencia que, no podía tener otro propósito que el de preservar la vida de los pocos españoles que habían escapado del yugo francés. La regencia no representaba los intereses de la nación porque no se constituyó con el voto general de quienes tenían la potestad de justificarla. A lo largo de 1810 en las páginas de la Gazeta de Caracas aparecieron un compuesto de argumentaciones alrededor de la ilegitimidad de la regencia, la reclusión de Fernando VII y en manos de quienes estaba la representación de la soberanía.
La cantidad de razonamientos vertidos en sus páginas, después de la edición 95, fueron afinando la necesidad de romper el nexo colonial. Unos catorce meses después, en la edición del 9 de julio de 1811, apareció en la primera página el titular: “Independencia de Venezuela”. Si se observa con atención los distintos escritos que se dieron a conocer luego del 19 de abril, se puede constatar que lo asumido en 1810 ya anunciaba la ruptura con la sociedad progenitora. Otros impresos, de corte doctrinario, en especial, conformaron argumentos a favor de la emancipación. El Semanario de Caracas, El Patriota de Venezuela, El Mercurio Venezolano y El Publicista de Venezuela confirman la actitud que se fraguó desde 1810 entre algunos caraqueños. En sus páginas, al igual que en la Gazeta de Caracas, se publicaban textos del irlandés William Burke que defendía airadamente el derecho de la América española a independizarse.
Si la intención de las autoridades coloniales fue la de establecer una imprenta en la Capitanía General de Venezuela, para contrarrestar la información de sus enemigos, como efecto no deseado ella sirvió de espacio para el convencimiento de un grupo de venezolanos a favor de la Independencia. En el mundo moderno la imprenta se convirtió en un agente de cambio y no un cambio por sí misma. Aunque se debe tomar en cuenta que no todos los individuos de este período sabían leer. La lectura colectiva fue una opción, además en tabernas, posadas, plazas, iglesias se transmitían informaciones por vía oral. Uno de los aspectos de gran relevancia en el mundo y que ayudó a la generalización de impresos fue gracias al uso del papel y la paulatina sustitución del pergamino, más bien de uso para ediciones lujosas. Es necesario dejar claro que las iniciativas de emancipación surgieron entre habitantes de la provincia de Caracas, a las que se agregarían otras provincias y que la Gazeta… se tiene como pionera en la divulgación de las informaciones a su alrededor.